"...fue tanto que no resistí mas y me metí tu pingona… en la boca, hasta donde me ahogaba la garganta dándote un mamada rica..."

Esta historia la narra completamente mi esposa.

Me gusto mucho el día en que subimos los cuatro a la terraza de la casa de nuestros vecinos, los cuatros, y nos besamos muy rico, yo tenía un short blanco bien corto. Nos sentamos muy junticos los tres ella tú y yo, con él de frente a mí. Mientras yo no dejaba descansar mis manos, pajeando tú pingona y la de él, al mismo tiempo o una y luego otra, él y ella me toqueteaban por todos lados, desabrochándome el short y sobándome las tetas, era rico sentir tantos dedos recorriendo todos mis rincones, abriéndome las piernas, masturbándome y endureciéndome los pezones, fue tanto que no resistí mas y me metí tu pingona… en la boca, hasta donde me ahogaba la garganta dándote un mamada rica que te hizo venir con tanta fuerza que me casi me ahogaba con toda tu leche dentro de mi boca… “para no hacer embarrazon –les dije…”, jejejeje…, él sintió mucha envidia porque a su esposa no le gustaba tragar toda la leche que caía en su boca.

Al parecer ese día él se quedo con ganas de sentir lo mismo, pues luego en otra ocasión los tres solitos......