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Categoría: Maduras

Una madurita muy colegiala I

UNA MADURITA MUY COLEGIALA.
Le metí el huevo en su dulce cuca, ella gritó de placer, yo le decía que había sido una alumna muy mala, que debía ser castigada con mi dura y larga vara.

La historia que les voy a relatar a continuaciones trata de la aventurilla que tuve con una compañera de trabajo. Ella es mayor que yo unos diez años más ¡pero qué diez años!!, igualita a mi cuñada. En fin que esto me sucedió en la típica cena de Navbidad de la empresa.

Aquí el setenta por ciento de la oficina son mujeres, yo me había fijado una que otra vez en esta compañera que voy a describir.

Ani así se llama mi compañera, de esas maduritas con dos hijos y marido que se cuida y le gusta vestir bastante modernita, suele llevar botas y zapatos de tacón alto, minifaldas, tejanos ajustaditos en fin que da gusto mirarla.

Físicamente es una mujer de unos cuarenta y dos años de 1,70 de alto, constitución delgada pero fuerte, piernas fuertes y delgadas de tobillo fino, culito respingado, cintura de avispa y pechos pequeños, yo diría 90 de talla de sostén; cara fina y alargada, con una melena rubia lisa y larga hasta un poco más abajo de sus hombros y con un precioso cuello esbelto visible cuando lleva el pelo recogido y, finalmente, de ojos azul claro: definitivamente, una rubia en condiciones.

Bueno, ya se las describí y ahora les voy a contar mi experiencia con ella esa noche de cena de empresa.

Este año la empresa había organizado una cena en vez de una comida como los años anteriores, ese día dio la casualidad de que llegué tarde y temía por que solo quedara sitio al lado de los jefes, nadie quería sentarse allí con ellos.

Grata fue mi sorpresa que al entrar vi un sitio libre que no era al lado de los jefazos, miré quien estaba al lado y ¡miren por donde estaba Ani la madurita buenorra!!, me dije a mi mismo, por lo menos la compañía será grata para la vista, ya que con ella no había tratado mucho y no habíamos entablado muchas conversaciones, a no ser que fuera de algún pedido que me hiciese.

Según me acercaba a mi sitio, iba fijándome en Ani ver que modelito llevaba para la ocasión, realmente no me defraudó: llevaba unos pantalones tejanos piratas que se le ajustaban a su cuerpo con una botas negras de tacón de fino y alto, la parte de arriba una blusa de seda negra con los últimos botones desabrochados, dejando entre ver sus dos pechitos firmes y así luciendo un colgante de perlas, que junto con el recogido de su melena rubia hacia que uno se volviera vampiro para poder saborear ese bonito cuello perfumado con chanel, ya que ese olor lo reconocería en cualquier lado.

Una vez sentado a su lado la salude y le di dos besos mientras íbamos cenando yo no hacia más que de reojo controlar ese bonito cuello y lo que se lucia debajo de este. Por primera vez entablamos los dos una conversación que no fuese de trabajo, ella no hacia más que reírse de mis chistes y bromas beber vino, no se cuantas copas le llené esa noche.

Una vez acabada la cena nos abrieron una especie de barra y nos pusieron música. Yo me fui con Ani a la barra a pedirnos unos pelotazos mientras los demás estaban en la pista bailando, allí no se por que nos quedamos un rato hablando de cosas sin importancia, pero eso si, muy encima de la oreja de cada uno, cuando ella se aproximaba para hablarme mi cuerpo sentía un escalofrio que me hacia poner nervioso.

Después de pusieron las ultimas canciones de moda que sonaban en la radio, “Bájame la papaya” , “Tu lo que quieres es que me coma el tigre”, Ani al escucharla me agarró de la mano y me sacó a la pista, ese mismo instante me vino el recuerdo del verano con mi cuñada y como acabamos esa noche. Mi cuerpo empezó a descontrolarse y ya no era acto de mis acciones, me agarré a su cintura y comenzamos a bailar, estaba vez en el estribillo del toma, no esperé a que ella hiciese algo, si no que fui yo mismo la pegué a mi miembro que quería salir del pantalón hacia su redondito culito respingón, y se lo frotaba de lado a lado.

Ella por el contrario intentó separarse y al ver su reacción continué magreando mi huevo con su culo prieto durante la canción. Una vez terminada esta, volvimos a la barra. Yo tenia una calentura que me iban a estallar los pantalones mientras ella me hablaba sonriente como si no hubiera pasado nada en la pista de baile.

Continuamos hablando un buen rato más y en eso que sale el tema del marido y los niños y me comenta que su marido se había llevado a sus dos hijos al apartamento y que ella tenia previsto subir al día siguiente. No se por que, pero esa respuesta tal como me la pronunció, de su boca, parecía que me quería decir que iba estar sola esa noche, así que me armé de valor y sin perder un segundo me acerqué a su oreja y le dije que si no estaba cansada de tanto ruido y gente y si no prefería algo mas solitario y menos ruidoso.

Ella me contestó que si, así que cogimos nuestras cosas y nos salimos del recinto, en dirección a donde estaba estacionado mi carro; ella me comenta de que por que no nos íbamos a su casa a tomar la última, yo le dije que si y nos fuimos dirección a su casa.

Una vez en su casa me invitó a un último trago y mientras me lo servia yo solo hacia que comérmela con los ojos. Después que me sirvió ella me dice que quiere ponerse cómoda y se metió su dormitorio dejándome allí en el comedor. Yo comencé a imaginarme que tipo de ropa llevaría para estar cómoda, y la respuesta llegó muy pronto, porque salió de su habitación con una camisa blanca ajustada y desabrochada de arriba enseñándome parte de su sujetador y con una mini falda a cuadros rojos y negros que alguna vez le había visto, acompañado de sus largas piernas embutidas en unos pantis y zapatos de tacón alto, parecía una colegiala y de mientras se acerba a mi se deshacía el moño y dejaba su melena rubia suelta.

Yo me quedé sin respiración, ¡menuda pedazo de mujer!, mi excitación se aceleró por segundos mientras ella se posaba encima de mi huevo como si de un taburete fuese.

Se retiró un poco hacia mis rodillas y mirándome como una ninfomanía, comenzó a desabrocharme el pantalón y con sus manos de dedos delgados y uñas largas agarrándome el huevo comenzó a meneármelo de arriba abajo mientras su boca besaba mi pecho. Luego se arrodilló delante mí y me separó las piernas y comenzó a mamármelo. Yo estaba en el séptimo cielo, a los cinco minutos de la felación la levanté y acerqué hacia mi, dejado su tesoro a la altura de mi boca, y sin remediarlo metí mis manos bajo su falda y fui bajándole la tanga que llevaba puesta. Una vez caído al suelo le levanté la falda y comencé a comerle esa panocha, que no lo tenia como mi cuñada, ella tenia vello en toda la cuca pero con forma de un triangulo bien definido.

Me sujetó la cabeza con sus manos mientras mi boca se lo comía todo entero; ella gemía como un animal en celo y me iba repitiendo: sigue comiendo, sigue, ¿no querías follarte a una colegiala?

Esas palabras saliendo de su boca he hicieron que me pusiera más cachondo, así que dejé de comerle su exquisito y húmedo coño y la puse de espaldas a mi, le arranqué la blusa que llevaba dejándola solo con uno de esos sujetadores que te enseñan todo el pecho por que solo soportan por la parte de abajo y volviéndola a sentar encima mío, le metí el huevo en su dulce cuca, ella exclamó un Ahhhhhyy de placer, mientras yo le decía que había sido una alumna muy mala, que tenia que ser castigada con mi dura y larga vara, así que una vez la tenia encima mío, de espaldas a mi, y yo sentado en ese cómodo sofá con mi huevo metido dentro de ella: comenzó a moverse y a gritar más de placer mientras yo con mis manos me entretenía acariciando sus pechos firmes y con la otra mano el clítoris de su coño.

Después la puse en cuatro patas sujetándose al sofá y comencé a darle por el culo ya que con mi cuñada ya le había cogido el gusto. Del comedor pasamos a su habitación donde practicamos el 69 y luego más tarde en la postura del misionero acabé acabándole dentro de su cuchara, y ella gritando de placer como una desesperada. Después de llegar al orgasmo nos metimos en la ducha donde acabamos la faena con otro polvo y luego recogí mis cosas y me fui.

Desde ese día, en el trabajo tengo más relación con Ani, no se si volveremos a quedar para repetir aquel polvo, seguro que si, se le nota que esta deseosa de mi huevo.

FIN
Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 4.91
  • Votos: 55
  • Envios: 1
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