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Ya estábamos metidos en la primavera. La verdad que tenía muy poco tiempo para mí. Entre la universidad, que estábamos casi a final de curso, por lo que había que estudiar más que de costumbre, no se podía confiar uno y bajar el ritmo. Las clases que daba a chavales que flojeaban en matemáticas, que junto al arreglo de ordenadores, me hacían tener unos ingresos, para no tener que andar dependiendo de todo de mis padres.
Así que poco tiempo me quedaba para disfrutar. De vez en cuando tenía algún encuentro furtivo con alguna de mis amigas maduras. Pero me apetecía un montón seducir y conquistar alguna nueva, pero una vez que acabara el curso ya aprovecharía. Que a alguna ya la tenía en mi mente.
Lo único que hacia fuera de mis estudios y mis formas de ganar dinero, era hacer un poco de ejercicio en el gym. Pedro que también andaba súper liado con su nuevo trabajo, me llamaba de vez en cuando para quedar en algún momento, diciéndole siempre que en terminar todos los exámenes, nos correríamos una buena juerga.
Uno de estos días que regresaba del gym, oí como me llamaban, ya era tarde. Prácticamente había oscurecido. Quien me llamaba no era otro que mi vecino Antonio. Me acerque y me hizo pasar al bar donde estaba. Estaba con dos hombres más, los había visto alguna vez por el barrio, pero nada más, ni sabía cómo se llamaban ni nada. Eran Luis y Eduardo, Luis se marchó enseguida dejándonos a los tres.
Antonio me conto que Eduardo necesitaba alguien que le arreglara el ordenador. Pregunte que le pasaba, me dijo que él no tenía mucha idea, pero que básicamente lo que le ocurría, era que al encenderlo la pantalla se le quedaba en negro, con el cursor parpadeando. Yo le dije que con esos datos poco podía decirle. Él me dijo que no le preocupaba mucho lo que costara arreglarlo, que lo importante eran fotos y archivos que tenían metidos allí.
Yo le dije que mis precios eran asequibles y que si no lo arreglaba, no cobraba nada. Me parece muy bien, preguntándome que mañana o tarde podía ir su casa y arreglarlo. Imposible que vaya una mañana o una tarde, porque por las mañanas estoy en la universidad y por las tardes suelo estar dando clases. Por lo que los ordenadores me llevo la CPU o torre y las suelo arreglar por las noches.
Se quedó pensativo, mientras hablábamos Antonio y yo, me dijo te viene bien pasar ahora por mi casa, recogerlo y arreglarlo. Dije que sin ningún problema y una vez que nos despedimos de Antonio, nos encaminamos a su casa. Una vez llegamos a la puerta de su casa, abrió con las llaves, oyéndose una voz que decía, que ya era hora, que creía que se había perdido. Entramos en el salón y como hacía muy buen tiempo, ahí estaban… la hija de unos 14 años como máximo, ligerita de ropa, para estar cómoda en su casa, que cuando me vio salió corriendo. El hijo más pequeño que la hermana, que seguía viendo la televisión, como si no hubiera entrado nadie. Y por último la mujer, con una especia de camisón, vestido pequeño, no sé exactamente lo que era. Lo que tengo claro que era una vestimenta para estar en familia y sin visitas.
Ella cuando me vio, lo primero que él dijo a su marido con voz de disgustada… EDUARDO, TE TENGO DICHO QUE SI VIENES ACOMPAÑADO QUE AVISES.
Ella rápidamente se puso de pie, (viéndose unos muslos que estaban para comérselos. Se notaba que no llevaba sujetador y se podían intuir dos buenas tetas) pidiéndome disculpas por estar como estaba. Yo para calmarla la dije que también me disculpara ella a mí, que venía del gym y estaba todo sudado, nos dimos la mano y parece que la tensión se rebajó un poco.
El marido la explico que yo era Carlos, el que les había dicho Antonio y Carmen. Ella dijo… Ah, es el vecino que arreglas ordenadores, ya sé quién eres. Yo la verdad que a ella no la vi nunca. Explícale lo que le sucede al ordenador. Nos fuimos a un cuarto de estar o de estudio, donde había dos ordenadores. Uno nada más entrar que se veía la pantalla, que era el de los críos y lo tenían puesto así, me imagino que para saber lo que hacían y otro ordenador, puesto más discretamente.
Empezó a explicarme y aunque me podía sentar yo para encenderlo, la dije que lo encendiera y me explicara. De esa manera seguro que podría observar mejor esas piernas. Encendió el ordenador y yo no perdía de vista esos muslos, que al estar sentada se veían más de la cuenta y lo que no me esperaba, lo bien que se veía estando yo de pie, la parte de arriba, que entre lo que se veía y lo que yo imaginaba, hacían que el pulso se me acelerara.
Me agache y trate de hacer varias cosas con el teclado, pero no había manera, estaba como muerto, parecía fundido. No respondía a nada de lo que yo hacía. Entonces ella me sorprendió con términos técnicos de informática. No era como el marido ella algo si sabía. Quería saber cuánto y la tantee, al final supe que trabajaba en un banco y que algún compañero de trabajo la informo, pero también me dijo que la habían vuelto loca porque cada vez que preguntaban, le decían cosas distintas.
-¿Qué crees que puede ser?
-No tengo ni idea en este momento, podrían ser varias cosas. Hasta que no me lo lleve y lo trastee, no podré decir nada.
-Ah, ¿Es necesario que te lo lleves?
-Sí, porque lo hago por la noche, que por el día ya le dije a tu marido que me es imposible y porque en mi casa tengo todo el material para poder examinar el ordenador.
-Bueno, si no queda más remedio… (Dijo con cara rara)
-Yo creo que en dos o tres días, sabré algo.
-Mira si puede ser antes, que tengo mucha documentación que me hace falta.
-A todo esto que antivirus tenéis puesto.
-Me dijo uno, pero que llevaría caducado como cinco meses, que por dejadez no lo actualizo.
-Vale, tratare de decirte algo lo antes posible. Intentare meterle mano esta noche. Ha sonado un poco… vamos que lo mirare esta noche. (Ella se sonrió) Y discúlpame, a todo esto cómo te llamas, porque nadie me lo ha dicho.
-Es que así es mi marido, me llamo Marita.
Desenchufe la torre y me la lleve a mi casa. De camino a casa iba pensando en ella, menuda mujer. Hacía mucho tiempo que no ponía en práctica mis dotes de seducción. Había que tomarse el tiempo necesario, las prisas no son buenas. También pensé de donde venía Marita, que me daba la impresión que era un diminutivo de un nombre.
Cuando llegue a casa enchufe la torre, deja todo preparado, pero antes de iniciar el trabajo, me prepare un par de sándwich y me fui al ordenador. Encendí el mío y consulte el nombre de Marita, no era un diminutivo, era simplemente María, de origen hebreo. Seguí leyendo y me hizo gracia, “reservada pero ardiente y apasionada”.
Puse uno de mis discos de arranque y el ordenador arranco a la primera. Luego con un antivirus que coloque, lo analice vi lo que le sucedía. Era un poco complicado pero lo mismo iba todo bien, no teniendo que formatearlo. Antes de cumplirse una hora, ya estaba todo funcionando perfecto. Al final no era tan grave como pensé. Fui a llamar a Eduardo y Marita, para decirles que mañana mismo lo tendrían ahí. Pero pensé lo que pensé y me volví a mi sitio.
Empecé a escudriñar lo que había en el ordenador. Había una carpeta de “fotos-1997”. Abrí la carpeta y dentro había otras. La primera que abrí fue la que ponía verano. No me equivoque. Era toda la familia en la playa. Fui pasándolas y me entretuve viéndolas, bueno más que viéndolas, deleitándome en las que se veía a ella en bikini. No me había equivocado esta explosiva. Solo tenían un fallo las fotos, era que la parte de abajo estaba en todas con pareo.
Luego fui abriendo archivos, que eran desde cuentas de gastos de la familia, hasta cartas de reclamaciones, copias de los d.n.i., también cosas laborales, como dijo ella. Poco interesante. Luego vi dos carpetas denominadas como “Eduardo-personal” y “Marita-personal”. Fui primero a la de Eduardo, me reservaría para el final, la que yo creía más interesante. Pero sorpresa me pedía una clave.
Empecé con las claves típicas, de dígitos iguales, que mucha gente coloca para que no se le olviden. Pero nada. Luego empecé a combinar los nombres. Has que combinando de una manera concreta el nombre del hijo y de la hija, se abrió la carpeta. Tenía varios archivos, pero la verdad que tendría su importancia para él, pero eran un rollo.
Ahora fui al de Marita. Hice lo mismo pero no había manera. Me gustaba probar mi inteligencia, pero como la curiosidad era mayor, me fui por un programa que tenía yo para averiguar claves. Lo puse a trabajar y mientras me fui a cambiar, para estar más cómodo. Me iba asomando de vez en cuando, pero todo seguía igual.
Me puse a estudiar, cuando llevaba ya un rato, salto el aviso. Ya estaba la clave. He de reconocer que era una clave complicada y nada tenía que ver con sus datos personales o familiares. Y bastante más larga que la de Eduardo.
Vi bastantes archivos. Eran conversaciones de chat guardadas. Muchas de las conversaciones eran muy subidas de tono. Por lo que iba deduciendo, eran con gente que no se conocían. Lo deje y me fui a otro archivo. Era muy interesante porque, venían dos direcciones de correo, con sus respectivas claves. Las mire y vi los dos nicks que utilizaba, viendo también la página de contactos donde tenía colocado su anuncio.
El anuncio decía…
Mujer próxima a los 40. Físicamente del montón. Con ganas de conocer gente, sin compromisos. Casada y “cansada”, que me hagan primero reír y luego ya se verá. Que me logren entender y averigüen lo que necesito, quien lo logre… P.D.: Abstenerse menores de 35 años y mayores de 45.
Ya pasaba los 40, porque tenía 44. Físicamente del montón, mentira, no podía ser que se viera así. Tome nota de todo. Seguí leyendo todo lo que había, tomando algunas notas. Ya era bastante tarde, pero no podía dejarlo, estaba inspirado y con un montón de ideas bullendo en mi cabeza. Por lo que me puse a preparar un mensaje para el perfil de ella en esa página. Había un poco de todo en el mensaje, una dosis de misterio, otra de gracia, otra más seria, pero todo en su justa medida sin excesos. Ya veríamos si resultaba o no.
Cuando ya iba a cerrar todo me fije en un archivo y lo abrí. Era muy interesante porque era lo que opinaba de cada persona con las que había chateado. Los fallos que les encontraba y lo que le gustaba. De todas maneras después de tranquilamente pensar en todo, me dio la impresión de que podía ser un simple juego, que podía ser que no buscara nada más que un pequeño desahogo, consiguiéndolo con ese anonimato que daba el chat.
Porque era raro que no le hubiera cuadrado ninguno. Al día siguiente había que pegar otro vistazo para tratar de saber si era un simple desahogo.
Cuando al día siguiente llegue a casa, después de comer me acerque a casa de los vecinos. Le pedí el número de teléfono de sus amigos para llamarlos. Aproveche y metí mi mano por debajo de su falda, ella rápidamente me agarro la mano, avisándome de que Antonio esta en casa, durmiendo la siesta y que estaba con el periodo.
La pregunte por su amiga, se sonrió y me dijo… como sabía que te gustaría. Pero te lo resumiré, es como una estufa, calienta pero no quema. Oír eso me desanimo un poco, porque confirmaban mis temores del día anterior. Pero que sepas que esta mañana me llamo por teléfono y me dijo que cuando Antonio y yo hablamos de ti, pensó que serias como los chavalines de 18 años, que no se imaginó nunca, que fueras como eres.
También me conto que la pillaste a medio vestir como quien dice. Y que la diste un buen repaso, que la llegaste a poner nerviosa. Tuvo que cortar la conversación porque apareció Antonio y entonces ella me facilito el número de teléfono.
Me fui a mi casa y llame a Marita, pero me cogió la llamada Eduardo, quise explicarle lo que le pasaba al ordenador y él me dijo que me esperara, que lo mejor sería que se lo contase a su mujer, que entendía más de esas cosas. Hable con ella y después de explicarle todo, dije que ya estaba arreglado, que cuando quisiesen se lo llevaba. Ella me dijo que cuando quisiese, que estaría en casa. Le dije que en un rato estaría allí.
Fui a su casa y abrió la puerta Eduardo, que me acompaño a donde tenía que colocar el ordenador. Me dijo que ahora avisaría a su mujer. Cuando ya lo tenía casi enchufado, apareció ella, con un pantalón ajustado y una camiseta con un escote monumental. Ya me puso nervioso. La hice sentarse y la fui explicando todo, esto lo hacía con una visión mejor que la última vez.
Quise ver su cara, como reaccionaba. La comente que por lo que pude ver los archivos no los había perdido. Ella con cara de susto me pregunto si había visto los archivos, para tranquilizarla la dije que no abrí ninguno, que no hacía falta abrirlos para saber que tenían datos. Pero que sería bueno que los abriera por si se había perdido algo, para tratar de recuperarlos.
Abrió los archivos, diciendo que estaba todo. Entonces la indique su archivo. Pero ella dijo que no hacía falta que seguro que estaba todo, que de todas maneras si faltara algo ya me lo diría. Zanjando la conversación. Me pagaron y me fui.
Una vez que regrese a mi casa, encendí mi ordenador lo deje preparado, por si recibía contestación. Mientras tanto me puse a estudiar, que tenía bastantes cosas por hacer. Cuando me quise dar cuenta habían pasado cerca de 5 horas, me paso el tiempo volando. Me prepare algo de cenar y para despejarme me puse en el ordenador.
Mientras curioseaba la página web donde estaba Marita, recibí un mensaje de respuesta. En el que decía que le había gustado el mensaje y que la dejo intrigada. Poniéndome el nick que usaría en el chat.
Me conecte al chat y una vez que contacte con ella, nos metimos en una sala privada. Estuvimos chateando cerca de una hora, para un primer contacto no estaba mal, me había caído muy bien y la conversación fue muy amena. Cuando me fui a despedir, ella como si le extrañara, me dijo que como me iba ahora, contestándola que pensaba que era buen momento para dejarlo, que otro día más.
Ella me replico que era la primera vez que no era ella la que se iba, diciéndola yo, que siempre había una primera vez para todo. Volvió a insistir para que siguiéramos chateando, pero como vio que no había nada que hacer, me dijo que ella solía conectarse a las 12 de la noche. La dije que muy bien y que se me había olvidado preguntarla una cosa. Pero que ya se la preguntaría otro día.
Ella rápidamente me escribió diciéndome que la preguntara. La pregunte que quería decir con lo de casada y “cansada”. Ella Me dijo que casada porque estaba casada y “cansada”, que no se interpretara mal, que amaba muchísimo a su marido, que se llevaba muy bien con él, pero que una se cansaba de comer todos los días lo mismo. Poniéndome también si lo entendía. Yo conteste que la entendía perfectamente, la desee buenas noches y que hasta la próxima vez. Desconectándome a continuación.
Todo lo hice premeditadamente. Veríamos como funcionaria la cosa. Porque recordé que en las conversaciones guardadas por ella, todos se ponían muy pesados diciéndola de continuar con la conversación, siendo ella la que cortaba las mismas.
Estuvimos chateando prácticamente un mes, no todas las noches, pero si el noventa por ciento. Era yo el que fallaba muchas noches. Termine todos los exámenes y ya tenía todo el tiempo del mundo. Ahora mi táctica cambiaria. Hasta el momento no fui muy directo, todo era con frases con doble sentido, muchos temas graciosos y tratando de averiguar cómo era exactamente.
Llegando a la conclusión de que ella era la que mandaba siempre. En su casa por lo que contaba ella, era la que mandaba y ordenaba, como en el trabajo. Que su marido era un buen hombre, pero conformista y con poco carácter. En el trabajo más o menos lo mismo, (porque me entere por la vecina que ella era la directora de la sucursal. Y por lo que se veía no la tenían mucho cariño los que trabajaban allí)
Estos días atrás yo entraba con otro nick y observaba como ella no hablaba con nadie, estaba esperando y esta noche era igual. Me sali y entre con el nick que ella conocía. Empecé como siempre, pero según avanzaba la conversación, empecé a ser más directo. Ella respondía bien, parecía que le gustaba.
Cuando la note más animada y seguro que con cierto grado de excitación, la dije que quería verla, por lo menos en foto, si no quería poner la cara, por lo menos el cuerpo. No recibí ningún tipo de contestación. Imagino que estaría pensando. Al rato la contestación fue un simple “No puedo”, automáticamente yo dije “Querer es poder”. Otra vez sin contestación.
-De verdad no sé cómo hacerlo.
-Tienes dos formas, seguro que tienes alguna foto guardada en el ordenador. Y si no encendiendo la CAM.
-No, es mucho pedir.
-Tranquila no pasa nada. Buenas noches y que descanses bien.
-¿Te has enfadado?
-No, no me he enfadado.
-Entonces porque te despides, es el día que menos hemos hablado.
-Si después de un mes, que seguro que en este tiempo has hablado más conmigo que con tu marido, que nos hemos contado cosas muy privadas e íntimas, no puede ser una imagen, creo que perdemos el tiempo.
-Déjame pensarlo un poquito.
-Es que lo único que se de tu físico, es que según tú, no llegas a los 40 años y que eres del montón. Lo de la edad como que me da igual.
-¿Qué quieres saber de mí que te lo cuento?
-Lo que tú quieras contar, pero que sea verdad.
-Pues tengo casi 44 años, falta poco para cumplirlos. Mido 1,70. Como dirían por ahí, soy pechugona. Buen trasero y las piernas aunque me dicen que son bonitas, yo me veo muy muslona. Me cuesta pero estoy en mi peso.
-¿Qué es lo que más te gusta y no me preguntes que a que me refiero que lo sabes? (Esperaba que fuera igual de sincera que en la respuesta anterior, porque no mintió en nada)
-Me gusta sentirme deseada, eso me excita un montón. Me gusta cuando llevo escotes, que cueste no mirarme a ellos, la resistencia que ponen, para que no se note. Dime tú como eres.
-(Me describí exactamente, exceptuando la edad) ¿Por qué te “cansa” tu marido?
-Me parece que ya te lo conté. Pero es muy buena persona, buen padre y buen marido. Pero nos falta la “chispa”, creo que necesito algo que él no me da. Es difícil de explicar.
-No te creas, te he entendido. Las relaciones sexuales cada vez las tenéis más distanciadas. Normalmente tú te quedaras a medias e incluso fingirás algún orgasmo. Habrás oído o te habrán contando, alguna amiga algún rollo que han tenido y los detalles te hacen pensar, ¿Por qué tu no?
-Tienes buen ojo, más o menos has acertado. Pero están los temores.
-¿Nunca tuviste ni un pequeño escarceo?
-Cerca de tenerlo muchas veces. Pero lo más atrevido, fue hace mucho, en un cursillo, una compañera que me beso. Me gusto, pero no llegamos a más. ¿Y tú como eres en el sexo, como te gustan las mujeres?
-No tener prisa. Disfrutar de unos buenos preliminares y después dominar la situación. También me gusta decir todo lo que pienso y siento, en cada momento, sin adornarlo. Como me salga. Las mujeres me gustan mayores que yo, a poder ser. Como dices tú si son pechugonas mejor. Atrevidas y dispuestas a gozar.
-¿Qué es lo más atrevido que has podido hacer?
-Hasta ahora tríos.
-Ah, mira tú. Cuales te gustan más, hombre mujer hombre, o mujer mujer hombre.
-Me gustan los dos tipos. Pero el más morboso es cuando lo haces con un matrimonio.
-¿Por?
-Es algo difícil de explicar, pero normalmente la mujer está más excitada cuando ve como su marido la mira.
-Espera un momento, no te vayas.
Al rato me invitaron a conectar la cam. Tape la mía y acepte. Se la veía a ella, no la cara, solo la parte del pecho, con un sujetador de encaje muy bonito. Imagine que la tardanza fue por ponérselo.
-¿Te vale así?
-No sé para qué me lo preguntas si sabes la respuesta. Así que estas tardando en quitártelo. Lo estas deseando.
-Eres, eres…
-Un cabrón ya lo sé. Pero soy así.
Vi cómo se quitaba el sujetador, lentamente. Al final se veían unas tetas más que formidables, con unos pezones de buen tamaño y parecían excitados.
-Es una pena no estar ahí, para poder besarlos y mordisquearlos. Son una tentación.
-Ahora te toca a ti que te vea.
Rápidamente me quite la camiseta que llevaba, oriente bien la cam para que no se me viera la cara y deje que me viera, de cuello para abajo.
-No mentiste, como otros por aquí, es cierto que te cuidas y muy bien. Pero ya podías enseñar algo más, que enseñe yo más que tú.
-Has enseñado lo mismo que yo, pero mira… (Me levante y me quite el pantalón que llevaba dejando ver mi polla totalmente empalmada)
-¡Madre mía! ¿Qué te mide eso?
-Para saberlo, tendrías que medirlo tú en persona.
-Jajaja, ya quisiera yo.
-¿Cuándo fue tu ultimo calentón?
-No lo quiero ni recordar.
-¿Por?
-Porque fue con un chaval. Muy jovencito para mí.
-Cuéntame.
-Con un vecino que no conocía y que me lo presentaron para arreglarme el ordenador.
-Y eso te calentó, pues sí que te calientas fácil.
-Es que el primer día me pillo por el idiota de mi marido, con un micro vestido de andar por casa. Me excito como me miraba. Luego en el ordenador, notaba su mirada clavándose en mi escote, mis piernas. Me gusto hasta el olor y eso que iba sudado, que venía del gimnasio.
Después de quedarnos los dos bien calientes, nos despedimos. Durante los siguientes días, seguíamos hablando de intimidades sobre todo. Yo además la recordaba a su joven vecino, para que se calentara, cosa que se notaba que le pasaba cuando se hablaba de él. Cada vez hacia más fácilmente las cosas que yo le decía. Desde desnudarse completamente a tocarse… eso sí, no quería que me enseñara su cara. Primero porque en mis planes no entraba y segundo, para no tener que enseñar la mía de momento.
Siguiendo mis planes, la dije que al día siguiente tendría que ir con falda y escote, o con una camisa que se pudiese desabotonar. Ella no puso ninguna pega y dijo que sí. A lo que yo la replique, que aunque no podría verla me lo tenía que prometer. Ella me lo juro, lo prometió. Para quedarme más tranquilo, la dije que se hiciera una foto antes de salir y me la mandase.
Había hablado con mis padres, para cambiar la cuenta de banco y ya lo tenía todo previsto. Solo tenía que mandarles la nueva cuenta para hacerme los ingresos ahí. Me levante por la mañana, mire mi correo del chat y tenía la foto. No se veía muy bien, pero iba como quedamos.
Me acerque a la sucursal y justo cuando llegue, ella se despedía de unos clientes y me vio. Se me acerco y me saludo, preguntándome si necesitaba algo, la dije lo que quería, diciéndome ella que un segundo que atendía a otra persona y luego me veía.
Iba con un traje de falda y chaqueta. Pero no podía verse ningún escote. Se la veían unas piernas estupendas y era verdad, ahora me fije mejor y si era muslona, pero eso la hacía más deseable.
Al rato salió la mujer que había estado con ella y yo esperaba que saliera a llamarme. Pero no salía, hasta que una del banco me dijo que pasase. Cuando lo hice me recibió con una sonrisa preciosa. Dándome cuenta de que se había desabrochado la chaqueta, no llevaba escote, pero si un botón desabrochado de más. Todo salió como yo esperaba. Me despedí y me fui, ahora era cuestión de esperar a la noche.
Por la noche me conecte un poco más tarde a propósito. Nada más conectarme y saludarla…
-Tengo novedades.
-¿Te toco la lotería?
-Jajaja, me ha visitado el mozalbete en el trabajo.
-Te estas quedando conmigo.
-Que va, vino a abrir una cuenta porque estaba mosqueado con su otro banco.
-¿Y? ¿Te lo follaste?
-Que bruto. No.
-Pero te dejo calentorrilla total.
-Pues más o menos.
-¿Entonces me quieres decir que si tuviera 15 o 20 años más, te lo tirarías?
-No lo sé, pero si existiría alguna posibilidad.
-Qué tontería. Seguro que has fantaseado con el chaval y seguro que te habrás masturbado pensando en él.
-Una cosa son las fantasías y otra cosa la realidad.
-Quiero que hagas algo sin ponerme pegas y que luego me lo contaras con total detalle.
-Dime el que y luego te digo.
-¿Lo harás o no lo harás? ¿Confías o no confías? Tu misma…
-Vale dime.
-Como no sé cómo se llama el chaval. Llamaras al chaval y con la excusa del ordenador por ejemplo, le llamaras para que vaya a tu casa cuando estés totalmente sola o vas a la suya. Pero eso sí, elijas la que elijas, tendrás que estar sin ropa interior y ponerlo cachondo perdido como mínimo. (Tardo en contestar)
-Pero lo mismo tardo unos días, déjame estudiar cómo hacerlo.
La seguí poniendo cachonda a costa del jovencito. Y luego nos despedimos. Las siguientes tres noches igual y me dijo como sorpresas que mañana sábado lo intentaría, que ya lo había planeado todo, que su marido se llevaba al cine y a merendar a sus hijos que habían quedado con ella luego para cenar. Que ahora todo dependería de la otra parte. Yo la anime diciéndola que seguro que lo hacia todo muy bien.
Ya era sábado, según pasaba la mañana, me empezaba a poner nervioso, no sabía nada de Marita. Mi teléfono estaba mudo. Hasta que siendo la una de la tarde, recibo una llamada, el número no lo conocía. Era Marita…
-Discúlpame que te moleste Carlos. Pero es que se me ha bloqueado el ordenador y me causa un trastorno muy grande, que lo necesitaba con urgencia.
-No te preocupes, ahora mismo voy. (Sabiendo que me diría que ahora no)
-Mejor a partir de las cuatro y media, que ahora no estoy en casa que tuve que salir.
-Ok, ahí estaré.
Mi alegría fue inmensa. Ahora era cuestión de esperar y ver cómo me recibiría. Si me recibía como habíamos quedado, las posibilidades serian muchas. De lo contrario… ya veríamos. A las 16.30 llamaba a la puerta de Marita. Oí el ruido de unos tacones acercarse y se abrió la puerta. Ella se hizo la sorprendida, porque no llame al portero automático, al estar la puerta abierta.
Cuando abrió y la vi, casi me deja sin respiración. Estaba con una falda corta y una blusa abrochada normalmente. Por el movimiento se notaba que no llevaba sujetador. Me invito a pasar y me indico que me esperara en el salón. Al rato regreso con una bandeja con tazas y café, sentándose frente a mí, pudiendo observar como “misteriosamente” dos botones se habían desabrochado, dejando ver además de un canalillo perfecto, parte de sus pechos. Diciéndome que a esas horas siempre toma un café.
-¿Y el resto de tu familia?
-Edu se los llevó al cine y luego por la noche tengo que ir a cenar con ellos, ahora no fui, entre otras cosas porque me duele bastante la cabeza. (Tocándose las sienes)
-Lo siento mucho. ¿Qué le pasa al ordenador?
-Que se bloquea a veces. Antes se ha conectado bien, pero estaba escribiendo un informe y se bloqueó nuevamente. (Mientras decía esto, yo podía ver como tenia medio abiertas las piernas)
-Ahora lo vemos sobre la marcha. (Las piernas las tenía más abiertas, como si fuera accidental, lo que se veía me ponía más cachondo)
La conversación derivo hacia mi persona, yo la contestaba tranquilamente. Como sabia por alguna de mis “amigas” que cuando me rio, suelo sacar la lengua jugando con ella, al verla las ponía calentitas. Así que jugaba con mi lengua, como quien no quiere la cosa. Ella me sonreía y jugaba con sus piernas. A lo tonto nos estábamos poniendo cachondos perdidos. Porque sus pezones ahora se marcaban un montón.
Lo tenía claro, intentaría algo, aunque por lo dicho por las noches, lo mismo por mi edad no quería nada. Todo sería cuestión de hacer las cosas bien.
-¿Empezamos a revisar el ordenador?
-Sí, vamos. Acompáñame. (Entrando en la habitación donde estaba el ordenador)
-Si te parece siéntate tu mejor. Haz lo que estabas haciendo cuando se bloqueó y lo vemos.
Se sentó y yo me puse justo detrás, diciéndola que así lo vería mejor. Ella se sentó encendió el ordenador, que se encendió a la primera. Yo apoyado en el respaldo, tenía una buena visión de sus muslos y de su escote. La dije que abriera el archivo con el que estaba trabajando cuando se bloqueó. Había sido lista, tenía un archivo a medio escribir.
La dije que siguiera con él, que mientras escribía estaría pendiente. Se la notaba nerviosa, pero empezó a teclear. De vez en cuando movía el cuello, por lo que la pregunte si seguía doliéndole la cabeza. Ella dijo que sí. Sin preguntar ni pedir permiso, puse mis manos en su cabeza y un dedo a cada lado de sus sienes, suavemente empecé a acariciar, masajear la cabeza y las sienes.
Ella fue a decir algo, pero antes de que pudiera hacerlo, la dije que siguiera escribiendo, que ya vería como le quitaba el dolor de cabeza. Al final no dijo nada y siguió escribiendo, pero la velocidad con la que antes tecleaba, bajo de ritmo. No tenía ninguna prisa, me daba igual el tiempo que me llevara.
Cuando creí que ya la cosa iba bien, pase a masajear su cuello y sus hombros. Esta vez ya no intento decir nada, se había quedado muda. Según daba el masaje, veía como abría y cerraba las piernas, lo hacía inconscientemente. Los pezones si seguían creciendo romperían su blusa. Gire un poco mi cabeza y la agache, para tratar de ver su cara sin que ella se diera cuenta. Veía como de vez en cuando se mordía los labios.
Era una jabata, estaba aguantando más de lo que yo pensaba. De vez en cuando le hacía alguna pregunta sobre el ordenador, contestándome las últimas veces con monosílabos o con pocas palabras. Eso me hizo tomar la siguiente decisión, que no fue otra que bajar mis manos sin dejar de dar el masaje, hasta sus tetas, masajeándolas con suma suavidad y sin tocar los pezones, lo hacía por la parte exterior.
Sus manos se quedaron encima del teclado sin moverse. Como no vi ninguna reacción negativa. Ahora si agarre sus pezones, que estaban que estallaban. Me agache para lamer y mordisquear su cuello, sus hombros. Se aceleraba su respiración muchísimo. Quito las manos del teclado y termino de desabrocharse la blusa. Se giró un poco y mi boca se encontró con la suya, besándonos apasionadamente.
-¿Se te paso ya el dolor de cabeza?
-Jajaja, vamos demonio ven conmigo. (Llevándome a su habitación)
Ella iba delante y metí mi mano por detrás de su falda, no llevaba nada. Estaba como a mí me gusta bien mojada. Ella se iba desabrochando la falda por el pasillo, se giró me miro y me dijo que me sobraba ropa. Cuando llegamos a la habitación estábamos completamente desnudos los dos. La luz de la habitación estaba encendida, algo tenue. Vi como ella se acercó a su mesilla y cogió algo, que no alcance a ver.
Se quedó mirando de frente, tenía un cuerpo fascinante, una mano la tenía a su espalda ocultando algo. Cuando me acerque, ella con una sonrisa de las más maliciosas que vi nunca y sacando la mano de la espalda, me enseñó una cinta métrica.
-Como me dijiste que la tendría que medir en persona… es lo que voy a hacer.
-¿Desde cuándo lo sabes? (me costó que me salieran las palabras)
-Desde el día que fuiste al banco. Tus manos te delataron. Era lo que más se te veía siempre en la cam. Eso sumado a que me gusta fijarme en las manos…
-¿Y…?
-Al principio me enfade mucho. Pero después de todo lo que hemos hablado antes de eso. De lo que hicimos esas noches… y de los calentones que me he cogido contigo, decidí aprovecharlo. Ya era hora de hacer algo con alguien. Ahora solo queda averiguar si me vas a dar lo que necesito o no.
-No lo dudes.
Me acerque la quiete la cinta métrica y la coloque en la cama. La empecé a comer los pies, al principio le entraron como cosquillas, pero luego estaba encantada. Iba mordisqueándola todo el pie, el tobillo se lo lamia, para al rato pasar a la pantorrilla. Ella se retorcía. Veía como mientras hacía yo eso, ella se acariciaba un pecho y se acariciaba suavemente sus labios vaginales.
Note como se medió levantaba y me agarraba del pelo, quería llevarme más arriba. Pero no estaba dispuesto a ello, de momento. Seguí comiéndola las piernas con tranquilidad, ya llegue a esos muslazos que tenía, abrió bien las piernas, por lo que me puse a lamer el interior de sus muslos.
Se podía oler la excitación que tenía, se podía ver también, porque sus labios estaban brillantes del flujo que despedía. Ahora sí, empecé a lamer sus labios, pero sin meter mi lengua ni tan siquiera rozar su clítoris. Ella levantaba su cintura, tratando de que mi lengua diera de lleno donde ella quería, pero yo la esquivaba, con una voz de súplica ella solo decía… “por favor… por favor… lo necesito”, era muy suave.
Pero no me “apiadaba”, quería sacar la puta que había en ella, como intuía cuando chateábamos. Ella ahora con voz de desesperación, me preguntaba… ¿Por qué? ¿Por qué?... dámelo…
-Porque quiero sacar la fiera que hay dentro de ti.
-Querrás decir la zorra que hay en mí. Pues bien mamonazo haz lo que quieras conmigo, pero joder hazlo ya.
No era todo lo que yo quería, pero para empezar no estaba mal. Ahora si metí mi lengua dentro de su coñito y con mi dedo pulgar “castigaba” su clítoris. Vaya manera de menear sus caderas, era formidable. Se estaba corriendo sin apenas hacerle nada. Una vez que se corrió quiso que me quitara, que estaba muy sensible. Pero no la hice caso y la follaba ahora con los dedos. Al momento ella acompasaba su cuerpo con mis dedos.
Volví a agacharme y ahora comía y succionaba su clítoris, que cuando lo atrapaba con mis labios, notaba como ella se volvía “loca”. Era un auténtico placer notarlo. Mientras la follaba con mis dedos, aproveche para acariciar un poco su ano, tonta no era, solo me dijo que con cuidado.
Cuando se quiso dar cuenta tenía dos dedos dentro de su culito. Nos movimos los dos, de tal manera que quedamos haciendo un 69 y yo sin dejar de follarla el culo. Ella nuevamente estaba a punto, pero se quitó, dijo que se quería correr con ese nabazo dentro. Se tumbó boca arriba y abrió las piernas invitándome, no es la postura que más me gusta, pero si era la que ella prefería…
Agarre mi polla y la di unos golpecitos sobre su clítoris. Para luego pasarla por él, ella se removía de gusto. Levante sus piernas, las puse sobre mi pecho y hombros. Se me quedo mirando, como preguntándose qué iba a hacer. Y en esa posición se la fui metiendo lentamente, para que lo notara mejor. Solo se oía uuuhhhmmmmmm si, si siiiiiii.
Una vez toda dentro, movimientos suaves, rítmicos. Ver su cara disfrutando era lo más excitante. Me pidió que la besara, por lo que baje sus piernas y me agache, lo que aprovecho ella para cruzar sus piernas por cintura. Mientras la besaba iba moviéndome con más fuerza, la pregunte si quería que me corriera dentro, la respuesta fue morderme el labio y diciendo Siiiiii. Prácticamente nos corrimos a la vez.
Se quedó agarrada a mi cuello, con la respiración agitada y un movimiento suave, me decía al oído… eres, eres… lo que necesitaba… uuuhhhmmmmmm.
Con ese movimiento suave y mi acompañamiento, poco a poco la cosa se fue poniendo otra vez candente. Sus movimientos cada vez eran más fuertes, como los míos, estábamos plenamente sincronizados. Pero para de follarla, lo que la contrario y protesto. No la hice caso. La di la vuelta y se la metí desde atrás, ella levanto su culo, dejando, con la cara pegada en el colchón.
Fui aumentando el ritmo, yo sabía que después de haberme corrido, me costaría hacerlo de nuevo. Por lo que buscaba su placer, mi ritmo era ya muy fuerte, ella solo entre suspiros y gemidos, me decía… semental más fuerte, vamos… no te arrugues ahora, empótrame… Pero la realidad que ya era imposible penetrarla con más fuerza.
Yo la decía las ganas que tenia de tenerla así, desde el primer día que la vi. Que esa cara de puta me engancho desde el primer momento. Eso a ella la ponía más cachonda e hizo que se corriera brutalmente. Se quedó tumbada y agotada.
En ese momento sonó el teléfono. Era el marido. Ella con voz cansada contesto. Solo podía oír lo que ella decía.
Me quede dormida.
No, no. Esperarme que me arreglo y voy, que así no hago cena.
No, de verdad que me tome una aspirina y la siesta me sentó muy bien, esperarme en el puerto que voy.
Una vez que colgó se levantó y me pidió que me levantara. Quito rápidamente las sabanas, se las llevo trayendo unas nuevas, me pidió que la ayudara y a toda velocidad hicimos la cama. Luego dijo duchémonos que se me ha pasado el tiempo sin darme cuenta. Era cierto, cuando estás bien, como corre el tiempo.
Nos metimos juntos en la ducha, ella me pidió que cuidado y que no mojara su pelo, que si no, no lo podría secar. Aproveche y estando detrás de ella, la acariciaba y ella me decía, que no, que no daba tiempo, pero no se quitaba. La agarre de la cintura y se la clave hasta el fondo, oyéndose un… NOOOOOOOOOO, pero su cuerpo decía que sí.
Este estaba siendo un polvo rápido, un aquí te pillo. Y se corrió rápido. La hice agacharse y lo entendió perfectamente, se metió la polla hasta el fondo, más que una mamar, era follara su boca. Hasta que sin avisar me corrí dentro de su boca. Ella se lo trago todo mientras me miraba. Era excitante. Cuando acabo solo dijo… “chiquillo es increíble que después de haberte corrido una vez, puedas seguir echando tanta cantidad.”
Nos terminamos de vestir muy rápidos. Dije de irme antes que ella y dijo que tranquilo que saliéramos con total normalidad. Haciéndolo como ella dijo. En el ascensor antes de salir, me dio un buen morreo y me dijo que ya hablaríamos.
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