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Categoría: Maduras

Una jefa bastante arrogante. Pero una madura bastante excitante.

Por varios motivos deje de trabajar con Maikel, pero fundamentalmente por separar un poco nuestra relación, por las mañanas trabaja con su mujer y por las tardes con los dos, mucha tela. Fue importante también, que lo que me pagaban iba en función del trabajo que tuviera él y como me ofrecieron algo más seguro, como era impartir clases por las tardes en una academia que preparaba a personas que querían opositar. Nunca había dado clases a nadie, de ningún tipo ni clases particulares como habían hecho algunos compañeros míos. Pero como no me asustan los retos acepte acudir a la entrevista con los dueños de la academia.

Era un centro más grande de lo que me había pensado, porque creí que sería algo pequeño. Lo llevaba una familia al completo. Me lo había ofrecido el hermano de la dueña y era el que concertó la entrevista. El día de la entrevista estaban presentes el matrimonio, la directora oficial, Pilar de 55 años, delgada y rubia, supongo que de bote. Un poco menos de 1.70, muy agradable en el trato y físicamente estaba bastante bien, salvo la cara que no era muy agraciada, pero sabía sacar partido con el maquillaje y su marido que lleva la administración del centro, se llamaba Tristán 58 años, delgado, 1.75 y lo más llamativo de él, que el pelo era teñido de un negro bastante llamativo. Los dos además impartían clases.

Estuvimos casi una hora de entrevista, el marido solo me hizo dos preguntas y el resto del tiempo estuvimos hablando ella y yo. Una vez finalizada, me pregunto que cuando podría empezar y le dije que en cuanto quisieran. Me paso unas carpetas con el temario, para que me lo fuera preparando y el lunes siguiente empezaría. Le dije, “quiero que quede claro, que como he dicho antes, nunca he dado clases a nadie” y ella con una sonrisa me respondió, “para todo hay una primera vez”, lo dijo de tal manera que me dio un escalofrió por tola la columna vertebral. Si el marido no hubiera estado presente hubiera pensado muchas cosas. En ese momento solo me presentaron al hijo mayor y que se veía que era el gallo del gallinero. Jaime 28 años, igual que el padre, un poco más alto y con 30 años menos. Estuvo distante conmigo, marco su territorio y la impresión que no le caí bien a primera vista.

Ese fin de semana decidí no salir y dedicarme de pleno a preparar el temario que tenía que dar. El primer vistazo me hizo exhalar un suspiro, porque vi que sería más fácil de lo que había intuido. Estaba todo muy planificado. Se me había pasado la mañana y como no tenía comida, me baje a comprar un pollo asado o algo para comer. En el portal me encontré a Francisco que venía con el carrito del niño, que venían de pasear. Se me enrollo a hablar y para quitármelo de encima le dije que me disculpara que iba a comprar comida y el muy amable me invito a comer a su casa. En estos casos pasa siempre lo mismo, uno que dice que no quiere molestar, el otro que dice que no es una molestia, le vuelves a decir que lo mismo a su mujer no le hace gracia por no haberla avisado, él te contesta que seguro que no. Al final acepte pero le pregunte que le gustaba a su mujer y me dijo que le volvían loca los buñuelos de calabaza. Le dije que no era época de buñuelos y me dijo un sitio donde los hacían, pero había que coger el coche e insistió que no hacía falta que llevara nada. Me negué y le dije que ahora regresaba.

Tarde un poco pero compre los buñuelos de zanahoria y unos pasteles. Cuando llegue a su casa, estaba la mesa ya puesta y esperándome. Alicia me saludo de mala gana, iba vestida espectacular, con un gran escote, no habitual en ella. Era la segunda vez que la veía de esa manera, estaba explosiva. Cogió las dos bandejas que llevaba y las dejo de malas maneras en una mesa aparte. Saque mi vena graciosa y ella aguantaba el reírse, no quería ceder en su cara de mala leche. Al final no pudo y empezó a reírse, fue hacerlo y su cara, su mirada cambiaron y se metió en la conversación, al punto que hablaba más que nosotros. Hasta que salió el tema de conversación de lo mandones que eran los padres de Francisco. Focalizando las críticas más en la madre, en Beatriz.

FRANCISCO.- Reconozco que mi madre es un poco metomentodo. Pero lo hace de buena fe. Que es muy maja.

ALICIA.- ¡¡JA!!

YO.- Yo si la veo maja.

A.- Como no, ya me extrañaría que no la vieses ¡TU! Maja.

F.- ¿Qué quieres decir con eso?

Y.- Supongo que se referirá a un comentario que hice sobre tu madre. Y no te mosquees que lo hice sin ninguna maldad, dije que estaba de muy buen ver. ¿Era por ese comentario Alicia? (No hice ese comentario exactamente)

A.- Si lo decía por eso.

F.- No me molesta, es que es verdad mi madre se cuida mucho.

A.- Claro, ella nunca ha cuidado de nadie, siempre ha tenido alguien que lo hiciera, no como otras y tampoco es que este tan bien.

Y.- Pues que quieres que te diga Alicia, tu suegra está mucho mejor que muchas jovencitas y ya sabes en eso de que la experiencia es un grado. Tu suegra es de las que si pusiera el ojo en algún hombre, lo conseguiría y eso no todas pueden hacerlo.

A.- Eso lo dirás tú. Que eso es muy fácil, porque los hombres sois muy simples, veis un mocho con falda y vais detrás.

Y.- Eso serán los hombres que tú conoces no generalices.

F.- Os estáis yendo por los cerros de Úbeda.

Cambiamos de conversación y volvieron las risas, además de miradas muy particulares entre Alicia y yo. Francisco fue a hacer los cafés mientras Alicia atendía a su hijo que se despertó. Francisco trajo el café para él y para mí, ya que su mujer no tomaba. se puso a abrir una de las bandejas, la que abrió primero la de los pasteles, como el niño se puso a llorar, que era hambre lo que tenía, probo un pastel y dijo que le daba de mamar y ya comía alguno más. Francisco le dijo, “ahora cuando vuelvas los comemos” y ella mirando a su marido le pregunto, “¿Cuándo vuelva de dónde?” el sorprendió le dijo, “pues de la habitación, después de darle pecho al niño” ella se echó a reír y dijo, “qué más da, hay confianza, no creo que Pelayo se escandalice por ver mamar a un bebe y además ya me vio otra vez” y a continuación me comprometido a mí, “si te molesta me voy a otro sitio” y como no podía ser de otra manera mi respuesta fue que a mí me daba igual.

Le dio él bebe a su marido, siguio hablando como si no pasara nada, abrió su blusa completamente, el sujetador tenía como un clip, que lo quitabas y se bajaba una parte del sujetador quedando el pecho fuera, cogió al niño sin quitarme la mirada y el niño se enganchó raudo y veloz. Ella le dijo a su marido que le trajera las toallitas que se le habían olvidado y mientras él iba a por ellas, seguía mirándome con descaro y descruzo las piernas dejándome ver todo como un flash. Una vez que termino de darle el pecho, le paso de nuevo él bebe a su marido y con mucha parsimonia se limpió el inmenso pezón oscuro, lo hizo con cierta lujuria y no eran imaginaciones. Mi duda era si me estaba provocando para hacer algo o me estaba dando un calentón por lo de su suegra. Ahora inicio el mismo “rito” con el otro pecho. Le pedí otro café a Francisco que se fue a la cocina a prepararlo y cuando nos quedamos solos, susurrando le dije, “te estas librando de que esta tu marido, que si no cuando acabara el niño empezaba yo” se agito llenándosele la cara de excitación y su mirada llena de deseo, pero me respondió con mucha solemnidad, “uy me pareces que te equivocas, me parece que te han llegado mal algunas señales, no te confundas que no ¡TODAS! somos iguales”

La mirada era profunda con mucha intensidad, puse la misma sonrisa y le respondí con sorna y provocación, “ves en eso tienes razón, hay mujeres y MUJERES y tú conoces a una que es muy MUJER” se mordió la lengua para no replicarme, pero no desapareció su mirada lujuriosa. Estando ya Francisco ella acabo de dar de mamar al niño y les pedí poder coger al bebe. Me dijeron que tuviera cuidado no soltara algún eructo y me manchara. Me dio igual me acerque y al coger el niño, aproveche para tocar la teta de Alicia, que se le escapo un “ay” muy contenido. El pezón lo tenía durísimo. Mientras su marido miraba atentamente que el niño no soltara nada, ella se limpiaba con más descaro.

Luego recogió varias cosas y se fue a la cocina dejándonos solos, él bebe se puso a lloriquear y él lo cogió, se paseó un momento acunándolo y diciéndole cosas, cuando se tranquilizó se sentó y siguio acunándolo y cantándole algo. Recogí un par de tazas y le hice una seña de que lo llevaba a la cocina. Asintió y me fui. Allí estaba Alicia limpiando lo que había llevado en el fregadero. Me acerque a dejarle las tazas y me quede pegada detrás de ella. Se quedo parada al sentirme le dije, “toma te dejaste estas tazas” y me agarré de sus caderas y me apreté lo más que pude, mi rabo creció rápidamente y se lo hice notar. Ella muy “enfadada” me dijo en voz baja, “no te pases, sal de la cocina y no te muevas más o llamare a Francisco” ahora agarre sus tetas, donde podía notar la dureza de sus grandes pezones y trate de besarla el cuello, pero el pelo largo me impedía hacerlo como quería y le dije, “a que esperas, llama a tu marido” baje una de mis manos la metí por debajo de la falda y su coño estaba ardiendo y muy mojado, por lo que le dije, “si llámale no esperes, hazlo y le diré lo cachonda que esta su mujer”

Ahora si ronroneaba mientras le comía el cuello, le di la vuelta y la pegué un buen beso, que al principio no quiso corresponder pero luego me comió como yo a ella. Cogí una de sus manos, que estaban mojadas y la puse sobre mi rabo, quiso quitarla, pero se lo impedí, la moví a lo largo de mi rabo y cuando note que no era necesario que la guiara, quite mi mano y sentí como me lo tocaba y como lo apretaba. Cuando la vi de lo más animada con mi rabo, fui yo quien le quito la mano y me fui a donde Francisco. Seguía con él bebe en sus brazos y me hablaba en voz baja, nada más aparecer Alicia les dije que era el momento de marcharme y Francisco le dijo que me acompañase a la puerta. En la misma puerta la volví a morrear y le dije, “si te ha gustado lo que has tocado y si eres la mitad de puta y cachonda que tu suegra, vendrás a verme” ella colérica me dijo, “eres un chulo, pues ni lo sueñes, ¿Qué es lo que te has creído? Con mi marido me basta y me sobra” la interrumpí diciéndole, “pues lo que acabas de decir te supondrá también que te dé una buena zurra en el culo” se me quedo mirando no creyéndose lo que oía y me fui sin decir nada más y sin dejar que ella me pudiera decir nada.

Estaba a punto de meterme en la cama cuando me llamaron por teléfono, era Alicia, para decirme que los buñuelos de zanahoria estaba muy buenos, de los mejores que había comido y que sentía mucho no haberlos abierto antes para que los probara. No me equivoque al no pasarme en previsión a que tuviera puesto el altavoz y menos mal, porque Francisco dijo, “es que es una avariciosa, los quiere todos para ella, jeje” y quise ser malo diciendo, “pues una pena, porque soy de los que cuando empiezo a hacer algo o a comerme algo, no paro hasta darme el gustazo, ¿no os pasa a vosotros?” el sí contesto pero su mujer se hizo la loca.

El lunes por la mañana mientras trabajaba me puse a pensar en la tarde y me vino a la cabeza Pilar la directora, era una mujer madura e interesante o más bien enigmática. Al llegar por la tarde lo hice antes de la hora como me pidieron, no me dio tiempo a comer, salvo un bocadillo. Pilar me presento al resto de la gente. Gloria mujer de Jaime de 30 años, voluptuosa, atractiva y junto a su marido marcando distancias, los dos iguales. Luego me presentaron a Nuria hija de Pilar y Tristán, 26 años, profesora, más alta que la madre, castaña, una mujer del montón y la madre se cuidaba más, eso sí, más amable y simpática que su hermano. Salvador de 33 años era su marido, un tío guaperas, de 1.80 un poquito de tripa y super simpático. Al final la más pequeña de la familia Erica de 20 años, que era la única que no daba clases y que junto a su padre se dedicaba a la administración y secretaria de la academia. No se parecía ni a la madre, ni al padre, ni a nadie. Muy buen cuerpo, se debía de machacar en el gym, pelo cortísimo, ropa muy ajustada, donde se le marcaba todo y el pantalón, parecía una segunda piel, resaltando un culo alto, empinado. No muy grande pero en forma de una pera perfecta. Los ojos se me fueron a ella.

Tenía todas las tardes cuatro clases y en teoría las clases eran de 25 personas. Al entrar en mi primera clase, vi que alguien no sabía contar porque había 35 personas, la mayoría eran mujeres y eran de mi edad o mayores. Hicimos las presentaciones y nos pusimos manos a la obra. La primera clase fue bastante bien y en las otras tres que me quedaron, fue más o menos igual. Al final de 25 en clase nada, entre 30 y 35. La proporción de mujeres era 72% mujeres. Habían metido al zorro en el gallinero. Debería tener cuidado en no meter la pata y no mezclar trabajo con sexo. Sabía que me costaría porque algunas estaban de miedo. El resumen que había caído muy bien y algún comentario graciosos, porque a quien sustituía era a un profesor que ya estaba jubilado, que se había puesto muy mal. Antes de empezar las clases y después de las presentaciones, como no había tiempo, Pilar me había dicho que después de clase teníamos que hablar de algunos flecos.

Termine mi última clase y como me enrolle un poco con los alumnos, Sali un poco más tarde. La única que quedaba era Erica y su madre que no había terminado su clase. Los demás ya habían salido corriendo. Nos enrollamos a hablar y era una chica simpática y abierta, lo primero que me dijo que no hiciera mucho caso a su hermano Jaime y mucho menos a su cuñada, que eran muy estirados y se creían los reyes del mundo, pero que eran pura fachada que luego eran muy buenas personas. Empezó a salir la gente de la clase de Pilar y ella salió hablando con dos alumnas, cuando le dijo a su hija que se podía marchar que ya cerraba ella. Erica cogió una mochila y antes de irse me dijo, “mi madre es de echar muchos discursitos, no le hagas mucho caso y sobre todo no le lleves la contraria, que te sea leve, ah eso sí, mucha paciencia cuando se ponga en plan madre, jejeje”

Me quedé sentado en una silla de las que había en la recepción y vi que acompañaba a sus alumnas a la puerta, echo el cierre y me dijo que fuéramos mejor a su despacho. Estaba muy solemne, al ir delante no podía quitar ojo del movimiento de su culo, que fijándome bien lo tenía muy bien puesto. Me hizo acompañarla hasta un office que era como una cocina pequeña sin cocina, pero si con microondas, nevera y una pila. Seguía como me dijo Érica dándome más que un discurso un sermón, de que todos allí se llevaban muy bien, que eran una familia, un rollo. Saco hielo y nos fuimos a su despacho de nuevo. Abrió un mueble y vi que sacaba una botella de lo que pude ver que era ron, de una marca que no conocía.

Ni me pregunto me puso en un vaso bastante y ella lo mismo. Al probarlo me di cuenta de que era fortísimo, era de color ámbar y como pegaba. Pilar se zumbo el primer vaso de un viaje y ni pestañeo. Después la conversación cambio de sentido, hasta entonces fue más un monologo, porque me limite a escuchar y de vez en cuando a decir algo con monosílabos. Empecé a pensar que me estaba tirando los tejos y de una forma tal vez descarada, no quise darme por aludido, no fuera a ser que me equivocara, aunque ya tenida un sexto y séptimo sentido, con parejas y casadas.

+ Ahora cambiando de asunto. Ya me han dicho que das muy bien las clases y sobre todo, has causado un gran impacto en las féminas y aquí es donde quiero ahondar, no hay que mezclar trabajo con, como decírtelo y que no suene mal, como soy muy directa no me andaré con rodeos, no hay que mezclar el dar clase con sexo con las alumnas o alumnos, que no sé lo que te gusta y con esto no quiere decir que te pregunte que me da igual. No quiero que nos acusen de nada, ya me entiendes, ¿verdad? (Mis sensaciones de sus intenciones cada vez eran más grandes, era muy inteligente y sabia tantear el terreno)

+ Pilar conmigo no tendrás problemas y aunque no me lo ha preguntado soy hetero.

+ Me gusta que me entiendas y ahora como has visto tu primer día y como has visto al resto. Puedes hablar con sinceridad. (Rellenó nuestros vasos y me extrañaba que no tuviera prisa en irse a su casa)

+ Pues las clases han ido muy bien, los nervios se me pasaron enseguida y mejor de lo que pensaba. Tu familia muy bien. La más simpática para mi Erica y Salvador atento y muy majo. Los demás ya iré conociéndolos poco a poco, es pronto para decir nada más. (No paraba de jugar con el cruce de piernas, con sus labios cuando bebía o con el movimiento de su mano con el vaso, que parecía que estaba haciendo una paja al vaso de tubo, eso sí muy lenta)

+ Te veo muy cauteloso, me gusta más la gente audaz, atrevida, que dicen lo que piensan. Aunque no has dicho lo que piensas de mí, ya sé que es pronto, pero es bueno saber la primera impresión, que lo mismo dentro de un mes, cuando volvamos a mantener otra conversación similar habrás cambiado. Ahora no seas un cobarde y dime que piensas de mí. (No creo que fuera el alcohol, pero me provocaba con lo de cobarde y le daría su debida contestación)

+ No es ser cobarde, es que todavía no tengo una opinión formada y seguro que me equivocaría. (Me miro intensamente)

+ Has respondido con miedo, como diría mi hija Erica, te has hecho caquita. (Si lo que quería era mosquearme, lo había logrado)

+ No te equivoques, no me he hecho caquita. No tienes que confundir eso con la prudencia, porque si dijera lo que pienso en estos momentos, sería el profesor que menos te duro y porque tu hermano, que ha sido quien me ha recomendado quedaría muy defraudado conmigo.

+ Olvídate de mi hermano y de la prudencia, estamos hablando libremente y tienes mi compromiso de que no pasara nada. Siempre que nos hablemos dentro del respeto debido. (Ese trabajo me venía bien, pero si lo perdía no me suponía un gran trastorno)

+ Pues como insistes te lo diré. De ti pienso que además de ser una mujer interesante eres una mujer intrigante. Que me has estado tanteando y me da que tienes algunas “necesidades” muy particulares. Que estas de muy buen ver y que eres una tentación. Podría detallarlo más pero a buena entendedora con pocas palabras basta.

+ ¿A qué necesidades te refieres y por qué?

+ Esta visto que sigues provocándome. Pues en buen castellano, a que necesitas follar a gusto y el porqué, porque no has parado de provocarme toda la noche con gestos y demás. ¿O no?

+ Solo te has equivocado en una cosa, en lo de que necesito follar, es erróneo lo que necesito es que me follen bien follada y con alguien muy bien dotado y con aguante. ¿Y ahora qué pasa?

+ Pues si tu marido no te va a echar de menos. Mira y me dices. (Me desabroche el pantalón y deje que viera mi rabo, que estaba a medias)

Nos sonreímos y ella estiro los brazos invitándome a que me acercara, me gustaba una mujer tan directa y mientras me acercaba me dijo, “por mi marido no te preocupes que le he dicho que me quedaría un poco más haciendo papeles y me ha dicho que me espera en un bingo cercano” cuando llegue a su altura, cogió mi rabo y me dijo que eso prometía, lo acaricio un poco y cada vez tomaba mas forma, me dijo que eso no se lo perdía, que le gustaba notar en su boca como crecía y se lo metió en la boca, segundos después estaba al máximo.

Los ruidos y sonidos guturales que hacía, me parecían más a una peli porno, me parecía un poco sobreactuada, pero me daba igual me gustaba. Se quito el rabo de la boca, miraba hacia arriba y sin dejar de mover su mano, me dijo, “no aguanto más, otro día lo hacemos entero pero ahora necesito todo esto dentro y ver si sabes darme lo que necesito, no esperemos mas que no tenemos mucho tiempo” se levantó metió sus manos debajo de su falda y se sacó las bragas, las lanzo al asiento y se apoyó en su mesa, dejando el culo en pompa. Saque un condón y me lo puse, me acerque, le levante la falda y vi su culo muy blanco, tenía las marcas del bañador. Le pase el rabo a lo largo de su abultado coño, que se veía con unos labios grandísimos. Los gemidos que soltaba eran igual de escandalosos que los de antes, pero ahora me daba cuenta que le salían de forma natural, no exageraba nada. Eso me puso más cachondo.

Ella estaba apoyada con sus manos en la mesa, esperaba que la penetrara, después de hacerla “sufrir” un rato, empecé a follarla y mi rabo entro muy bien hasta el fondo, sacándole varios gemidos escandalosos y seguidos. Fui viendo como le gustaba, según aceleraba mis movimientos y literalmente al empotraba, más escandalosa se volvía y me decía constantemente, “si mi niño, sigue, no tengas miedo, no te preocupes por mí, que me estás dando lo que quiero, sigue así, campeón” no era normal ni como se corría ni las veces tan seguidas, era bárbara. Hasta que me dijo que parara un momento, que necesitaba reponerse, me iba a salir cuando me dijo, “NO, NO, no te salgas, es solo un momento y me encanta sentir eso tan duro dentro de mí, que es un gustazo”

Al mirar el reloj que había en la pared, me di cuenta de que el tiempo había volado y se lo dije a ella, que lo miro con desgana y volvió a poner su cabeza sobre sus brazos apoyados en la mesa. Respiraba de manera fuerte e iba recuperando la respiración. Quiso que me saliera y me hizo sentarme, decía que la quería sentir aún mejor. Insistí en que se le iba a ver tarde y ella me dijo con cierto tono solemne, “eres muy joven y no lo entenderías, pero no te preocupes por mi marido, él es muy compresivo” mientras agarraba mi rabo y lo colocaba bien, para sentarse sobre él, le dije, “te entiendo muy bien, no es la primera vez que me pasa, lo entiendo perfectamente, me da igual como si estuviera aquí mirando” me sonrió y se la clavo del todo.

Me cabalgaba con mucha tranquilidad, sin ninguna prisa, hasta que sonó su móvil. Sin quitarse se estiro lo que pudo hasta coger su bolso por un asa, tiro de él y cogió el móvil, me enseño quien llamaba y ponía Tristán. Cuando contesto a la llamada lo hizo con una voz frívola y sin dejar de mirarme y moverse con mucha suavidad, no queriendo moverme más deprisa, por no meter la pata. Escuchaba perfectamente lo que él decía, por tener el móvil tan cerca.

+ Hola cariño, ¿Cómo va la suerte? ¿Has cantado algo?

+ Lo comido por lo servido. Alguna línea y nada más. Y ¿Cómo te ha ido todo a ti?

+ Como me ha ido no, como me va. Me va de fábula.

+ Entonces, ¿Crees que le gustas al nuevo? ¿Le has tanteado?

+ No sé si le gustare pero ha hecho que me corriera tres veces como una perra y ahora estoy sentado sobre él y me está volviendo loca.

+ No jodas, ¿En serio? Eso no es en lo que habíamos quedado, era tirarle los tejos y luego hablarlo entre tú y yo. ¿Es una broma verdad?

+ Así lo hice pero cuando vi su verga no me pude contener, que es un vergón lo que tiene y sabe para que la tiene, te lo puedo asegurar.

+ Eres una zorra de campeonato, no sé qué decirte.

+ Pues que me lo pase bien y luego te cuento con más detalle y que sepas que me ha dicho que no le importaría que nos vieras, que más quieres.

+ Pues continua y no cuelgues el teléfono.

Ahora si se puso como una fiera y empezamos a follar más duro, a ella se la oía de forma escandalosa y me pedía que la dijera cosas fuertes. No tuvo que insistir mucho. Le decía en voz alta lo puta que era y mientras subía y bajaba sobre mi rabo, la azotaba diciéndole que era muy puta, que me la follaría cuando quisiera y ella solo decía que sí y de vez en cuando repetía, “vamos fóllame bien que el cabrón de mi marido nos oiga” y con voz “inocente” provocando me preguntaba, “¿Y qué me vas a hacer?”y provocándola yo más le decía, pellizcando duramente sus pezones, “mañana te hare venir con faldas y sin nada debajo, en algún descanso iré a tu despacho y hare que el cabrón de tu marido sea nuestro cómplice, nos ayudara y yo te echare un polvo rápido”ella gritaba según se lo decía y decía, “Tristán me parece que hemos dado con un gran pervertido, que suerte mi amor” y nos corrimos los dos a la vez y no sé si es que me contagio, pero lo hicimos de una forma exagerada los dos, quedándonos luego como rendidos. Una vez que nos relajamos del todo, ella sirvió un par de copas más.

+ Me ha sentado extraordinariamente bien. No sé si porque no lo tenía planeado, pero ha sido una gloria.

+ ¿No lo tenías pensado?

+ No, tenía que tantearte y ver como respirabas.

+ ¿Y ahora qué?

+ Pues que si sabes ser discreto lo pasaremos bien y si lo dices también por Tristán, no te preocupes. Seguro que se habrá ido a un aseo a cascársela. Ahí donde lo ves es un vicioso pervertido, lo que pasa que hasta ahora no había encontrado a otro igual y creo que tu estarás a su nivel.

+ Espero que sea así.

+ Mira ten clara una cosa. En la academia, en la parte finanzas manda Tristán, en todo lo demás yo y en el sexo, aunque él se cree que es quien manda, mando yo. Como en el resto de la familia, pueden piar lo que quieran, pero la última palabra es la mía.

Nos terminamos las copas y nos fuimos. Ella se ofreció a acercarme en su coche y acepte. Durante todo el camino y aunque era incomodo, empecé a meterle la mano por debajo de la falda y ella me decía riéndose que si teníamos un accidente el responsable seria yo. Me gustaba lo rápido que se ponía cachonda. Me iba a bajar cuando me dijo, “hay una cosa que me cabrea mucho y es que una buena corrida se pierda, como se ha perdido la tuya me gusta llevarla dentro de mi” se encaramo sobre su asiento, me desabrocho atropelladamente el pantalón y se puso a hacerme una mamada escandalosa. Me costaba correrme y ella ni se quejaba ni se desesperaba por eso, estaba haciendo la mamada de su vida y de la mía, por lo menos me sentía así. Ni me molesté en avisarla, me corrí llenándola la boca. Ella no hizo ningún ademan de quitarse, todo lo contrario, cambio la forma de hacer la mamada y me dejo “destrozado” que bien dormiría esa noche. Si así fue el primer día de trabajo, ¿Cómo serían los siguientes?

Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
  • Media: 7
  • Votos: 1
  • Envios: 0
  • Lecturas: 2001
  • Valoración:
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