Quisiera empezar mi relato diciendoos que soy una mujer joven, casada, madre de familia y aparentemente heterosexual ( o eso pensaba yo).
Todo comenzó por internet, pasaba por una época mala en mi matrimonio y me refugié en chats, juegos on-line y demás variantes. Allí conocí a muchisima gente, toda diversa y su vez interesantisima tanto para bien como para mal.
Andabamos por el mes de Julio, las tardes de calor eran insoportables y como muchas otras veces estaba conectada a mi ordenador con el aire acondicionado puesto y hablando con una serie interminable de conocidos de la red, algo llamó mi atención y provocó que dejara la común conversación que teniamos todos, un nick nada sugerente en lo que pueda referirse a sexo pero si interesante al máximo me llamó la atención, de tal forma que pregunté por privados a mis amigas hasta conseguir saber de quien se trataba. Según me informaron era un chico Sevillano de 24 años,(tengo que reconocer que esperaba que hubiese sido mayor).
Esta persona me embriago de una forma casi indescriptible, debo de reconocer que desde ese primer día hizo con mí persona lo que quiso, me sentía sumisa, enamorada, dolida, celosa y hasta poseida por él, el hecho de pensar que no iba a verle una noche hacía que me desesperase e incluso que dejase de lado mis obligaciones por estar con él, por sentir que era mio y que con nadie más tendría que compartirle. Resumiendo, os diré que fué una relación tumultuosa, que no conseguía hablar con él nunca por teléfono ya que siempre se negaba o me ponía pretextos absurdos y esto llegaba a volverme loca, sabía que me engañaba en algo ... pero en qué?.
A finales de Noviembre no pude más, le dije que sabía que me engañaba y que tenía que decirme la verdad o me volvería loca, armandome de valor le puse en la disyuntiva de .: U oia su voz o lo dejabamos para siempre. Cuál fué mi sorpresa una noche que me dice que tiene que hablar conmigo, que hay algo importante que no me ha contado y que ya no puede soportar más el engaño. Era una mujer.
En ese momento no sabía si apagar el ordenador,insultarla o simplemente dejarme llevar. Yo, heterosexual por convicción había estado masturbandome con una mujer pensando que era un hombre y la verdad, me había encantado.
Después de los diez minutos de rigor para reaccionar en los que ella intentó explicarme el motivo de su engaño decidió llamarme por teléfono, la espera hasta que descolgué fué interminable, eso si, mereció la pena su voz era preciosa y por razones que aún no sé me enamoró más, esa noche nos masturbamos por teléfono ( siempre con muchisimo cuidado, en la habitación contigua dormia mi marido) y fué algo increible, estaba llegando a un orgasmo tan increible como los que había tenido con "ella" pero ahora escuchaba sus gemidos.
Fueron pasando los dias y a los dos meses de esto decidimos vernos en persona, no soportaba más la ídea de no verla ( aunque dudaba de mi reacción a tenerla en persona, nunca me había visto en esa situación). Y llegó ese día, las dos horas de viaje hasta que llegué a mi destino fueron interminables pero tuvo su recompensa, me encontré a una mujer preciosa, sensual hasta cuando estaba sentada y no hacía nada más que respirar, recuerdo que me dió un tímido beso al vernos, fuimos a comer ( imagino que para que yo me relajara) y seguidamente fuimos al Hotel, aquello fué increible, algo maravilloso. Al entrar en la habitación me hizo soltar la maleta, me tumbó sobre la cama y empezó a desnudarme con sutileza y gran maestria, dejó mi blusa abierta quedando al descubierto mi ropa interior y bajó el sujetador por debajo de mi pecho. Sentía sus manos recorriendo mi cuello, acariciando mi pecho y pellizcando dulcemente mis pezones que se endurecieron con una gran rapidez, sus piernas acariciaban mis muslos y apretaba su pelvis contra la mia. empecé a notar su lengua por mi pecho mientras ella recorría mis caderas con sus manos y fué bajando tanto con su lengua como con sus manos hasta que llegó a mi ombligo. Sobra decir que yo estaba excitadisima, que no sabía que hacer y que ella al verme tan inquieta me dijo dulcemente " cielo, déjame hacer".
Su lengua fué recorriendo todo mi vientre, sus manos acariciando mis ingles, estaba totalmente húmeda y notaba como mi flujo empezaba a mojarme los muslos cuando noté como su cálida lengua empezaba a entretenerse en mi vello púbico, un escalofrio recorrió mi espalda que quedó arqueada, con las piernas abiertas y esperando a que ella me hiciese lo que quisiera. Su lengua rodeó mi clitoris, con sus labios cogió los mios, sorbió despació como si saboreara el mejor manjar y noté como conseguí el mejor orgasmo de mi vida.
No hay que decir que no acabó todo allí, fueron tres dias maravillosos, de pasión, sexo y deseo hasta no poder más. Aquello se repitió durante seis meses con viajes de tres dias al mes, pero todo acaba, mi situación no era la más adecuada, seguía viviendo con mi marido y aunque he de reconocer que hubiese dejado todo por ella, hubiese sido una locura.
Aunque os diré algo ahora que no nos oye nadie, sigo totalmente enamorada de esa mujer, de su persona, de su pasión y de esos inolvidables viajes que jamás olvidaré.
fantástico,hasta me dieron ganas des ser lesbiana...ja ja