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La luz del sol estaba por ocultarse y dejar por completo la habitación a oscuras del cuarto del departamento que alquilaba con mi esposa y un amigo.
Mi amigo con quien tengo amistad desde siempre, Rentaba con nosotros para poder estar cerca de la oficina en donde trabajaba.
Yo estaba sentado a los pies de la cama y delante de mí, de pie, se encontraba mi esposa. Quien llevaba puesto un pequeño corpiño de diminutos hilos y pequeños triángulos que le cubrían apenas el pezón un liguero y un tanga negra igual de hilo diminuta y que recientemente le había comprado.
Le había hecho a un lado uno de los triángulos del sostén, lo suficiente para desnudar su pecho, pecho que estaba saboreando, como si fuese mi desayuno.
A ella le encantaba que le chupase y lamiese durante tiempo sus pechos, sus pezones. En definitiva le encantaban que jugase con ella antes de consumar el acto.
Cuando de manera inesperada y sorpresiva, mi amigo a quien me referiré como Orión entró a la habitación.
-Oye carnalito, hoy nos quedamos aquí o vamos a salir de fiesta. – su cara mostro suma sorpresa al ver la escena que encontró.
-perdón no quería….- se excuso Orión
-Tranquilo no pasa nada, que decías? - dije yo, mientras mi mujer se tapaba con sus manos los senos e intentaba cubrir su sexo al mismo tiempo.
-Si vamos a ir de fiesta o nos quedamos aquí
-Ah no solo iremos a cenar tu gustas – respondí al tiempo que invitaba a Orión a pasar y acercarse a donde estábamos nosotros.
Orión en el tema de mujeres, tenía una clara debilidad y estaba seguro que no le desagradaría mi mujer.
-Acércate, quieres ver?- le pregunté
- mi mujer quedo perpleja – mostrando su cara de reprobación.
- tú sabes que es una de mis fantasías - le dije
Orión se acercó a la cama y sin dejar de mirarme se sentó a mi lado.
-Tú déjate ir, ya verás cómo te va a encantar.-
Con delicadez le retiré las manos que ocultaba sus pechos, quedando casi totalmente desnudos a nuestros ojos. Tenía el pezón duro y erecto, como desafiándonos.
Acerque mi boca hacia él, al tiempo que con un gesto invitaba a Orión que hiciese lo mismo. Comencé a saborearlo, a degustar, era dulce y caliente, delicioso para mi boca.
De verdad puedo le pregunto Orión a mi esposa?-
Ella asintió con la cabeza y rápidamente una mano de él deslizó el tirante izquierdo de su bra quedando desnudo su pecho lo acarició con los dedos, deteniéndose con entusiasmo en el pezón. Acercó su boca y comenzó a saborear su seno mientras yo hacía lo mío con el otro.
Pude ver como los ojos de ella se cerraron, supongo que para disfrutar más del momento. Allí estábamos Orión y yo, como dos recién nacidos pegados a las tetas de esa exquisita hembra llevando la lengua de un lado hacia otro del pecho, siempre deteniéndose en sus pezones.
Me separé, al tiempo que me levantaba.
Mi mujer me miró a la cara y yo le devolví una sonrisa cómplice. Nuevamente llevó su mirada hacia Orión, para comprobar que iba a hacer él con sus dos majestuosos pechos. Los miró absorto y esta vez llevó su boca a su pecho izquierdo, mientras con su mano derecha sobaba el otro, su boca iba saltando de uno al otro chupándolos y lamiéndolos con fuerza, de vez en cuando separaba su cabeza del busto de ella y colocando sus manos en cada uno de ello los apretaba, uno contra el otro.
Mi mujer volvía a tener los ojos cerrados y sudaba abundantemente. Me acerqué a ella y pude escuchar como su respiración era más profunda y acelerada, Orión seguía pegado a los senos de ella y seguía empapándolos en saliva.
Pasados unos minutos Orión agarró las piernas de ella con sus manos, a la altura de los muslos, y comenzó a aplicarles unas suaves caricias.
Ella seguía sumamente concentrada y casi podría asegurar que ni cuenta se había dado de que ahora las manos de él, se ocupaban de otra parte de su cuerpo.
Introdujo sus manos por sobre las piernas, siendo su destino su trasero, podía observar a la perfección, por debajo de la fina tela, como sus dedos recorrían por completo su culo. La verdad es que yo también estaba sumamente excitado viendo tan de cerca aquella escena.
Orión seguía saboreando las estupendas tetas de ella, mientras sus dedos seguían inspeccionando su trasero.
De repente ella abrió los ojos y dando un paso hacia atrás se deshizo de Orión
-para, para, adonde crees que vas. - Dijo ella.
-creo que por hoy ya está bien y tenemos que ir a cenar
Salimos de la habitación y le besé un hombro.
-qué tal?.- pregunté
No está mal. Puede pasar.
-no lo hace mal Tiene lengua experta.
Mas al rato salimos los tres a cenar, Durante la cena Orión y mi mujer se cruzaron varias veces la mirada, charlando y ya de regreso, mi mujer se detuvo en un escaparate de de una tienda
Orión se le acercó y colocando la boca muy cerca de ella le dijo:
-quieres algo? , te gusta te lo regalo.
-y eso.- preguntó mi mujer
-después de lo de hace rato creo que es justo.-
-no te preocupes fue interesante.-
Ella sonrió y empezó a caminar.
En el departamento tenemos dos baños. Mi mujer se dirigió al de la habitación para bañare, pasados unos minutos me asome. Se escuchaba el ruido del agua cayendo. Tras la cortina ella se podía ver la silueta de mi esposa, con buenas piernas y lindos pechos.
Fui a buscar a Orión y los dos llegamos hasta la puerta del baño.
Le indique a Orión que se desnudara al tiempo que yo lo hacía. Orión tenía una erección tremenda. Nos acercamos y corrí la cortina, visualizando el cuerpo desnudo de mi esposa.
Ella intentó taparse sin embargo la mirada natural al vernos desnudos y ante ella la erección de Orión no pudo evitar que sus ojos se dirigieron a su miembro erecto un miembro dispuesto a todo así que se quedo muda y aprovechando este instante decidí avanzar y meternos a la regadera con ella. Orión recorría todo su cuerpo con la mirada, Ella lo miraba a la cara, como queriendo evitar encontrarse con el trozo de carne que presionaba ya su entrepierna. Incliné su cabeza desde atrás para dejar caer el agua por ella. El agua recorría su cuerpo hasta desaparecer por entre sus dos nalgas. Tenía los pezones duros y firmes.
La tocábamos suavemente acompañados de el correr del agua sobre su cuerpo su vientre e inmediatamente la parte más deseada de ella su sexo, mientras ella comenzaba a gemir separó las piernas todo lo que el ancho de la bañera le permitió y Orión entendió a la perfección el mensaje y dirigió su pene a la vagina y le empezó a dar ligeros golpes con su verga erecta, arrancándole a mi mujer un grito de placer.
Mientras yo había comenzado a enjabona a mi amada por la espalda. Orión recorría ya su cuerpo con las manos enjabonadas paso por su cuello, luego el pecho y a continuación sus senos. Ahí se detuvo un buen rato para así poder jugar con ellos, acariciarlos y sobarlos sus manos se deslizaron hasta llegar al vientre par de ahí pasar a su sexo. Orión intento acariciar su parte más preciada, más deseada pero ella no le dejó volteándose frente a mí, Orión la abrazo y tomo entre sus manos sus dos pechos y la llevó hacia él mientas ella tenía los ojos cerrados disfrutando de mi amigo. Orión acercó su miembro a sus nalgas clavándolo ligeramente entre su culo. Ella volteo para ver la verga de mi amigo deseoso de entrar en acción. Abrió los ojos y con su mano agarro la verga de Orión.
-era esto lo que querías? Me dijo ella mirándome a los ojos.
Ella me miraba fijamente mientras masturbaba con sus nalgas a aquel enorme y duro trozo de carne, mi amigo intentó atraerla quería sentir más la tremenda masturbación que le estaba dando mi esposa con sus nalgas y cerrando los ojos se centro en el momento de placer.
Mientras ella clavaba sus ojos en mí con un aire de lujuria, placer, y incitación yo por mi parte regrese la mirada a mi esposa, ella al verla se volteo resuelta ya y comenzó a sobar los huevos de mi amigo suave, delicadamente sus gemidos aumentaron de volumen estaba a punto de venirse. Apunto hacia el sexo de mi esposa y disparó todo su semen hacia el cuerpo de ella Orión quedo exhausto de placer, mientras ella me pidió que la limpiara, yo le enjabone y comencé a lavar la zona donde habían impactado el semen de mi amigo.
Mi esposa se envolvió en una toalla salió de la ducha y cruzando su mirada picara y traviesa con la mía, y abandonó el baño y nosotros tras ella.
Llego mi esposa a la cama y se recostó de lado entre abriendo las piernas ligeramente Orión se abalanzo sobre ella y metiendo la mano comenzó a acariciar sus muslos y separo la toalla para dejar a la vista su enorme trasero. Él me miró y dijo “que culo “. Mientras se lo sobaba, y fue descendiendo hasta posar su mano derecha en su panocha. Mientras mi mujer soltó un gemido ante los toqueteos de Orión y sus ligeras metidas de dedo ya en su vagina.
-Que rico. Dijo mi esposa
-te gusta le pregunté a mi mujer, disfruta. Le dije.
Ella alzaba el culo para facilitar la entrada y salida de los dedos, animando a Orión a hundir su lengua en el sexo de ella aplicándole una mamada perfecta, y hacia que ella gimiera de placer mientras ella comenzó a jugar con el grueso miembro de el
-está muy gruesa, te va a reventar.
-Si, estoy muy excitado, y en que te puedo ayudar. Dijo ella burlonamente y provocativa pues veras dijo el al tiempo que acercaba la cabeza de su verga a la panocha de mi esposa. Y de un golpe él, la clavo. Me estás llenando, puedo sentir lo enorme de tu pene dentro de mí. Dijo ella, mientras aguantaba las embestidas de Orión, por lo que se veía a ella le estaba encantando Tenía la cabeza en la almohada, y no dejaba de jadear yo mientras susurraba a su oído, si le gustaba. Ella abrió los y me miró y me dijo “mi amor me encanto esto de ser tu puta” en seguida volteo a ver como la poseyendo. Y observó como Orión la embestía.
-que rico, como coges, que rica cola tienes princesa.
Ella me miró, tomo mi mano y entre gemidos de placer recibía a Orión que estaba tremendo. No dejaba insultarla La puso de a perrito le metió la verga y dejo caer su pecho sobre la espalda de ella, mientras que con sus manos se aferraban a sus tetas.
-que rico coge tu esposa.
-No pares, dame más. Decía ella.
De repente empezaron a acelerar el ritmo el éxtasis en que lo hacían era fabuloso, crecían los ruidos de sus bocas de sus sexo chocando el uno contra el otro hasta que a ella sus piernas les temblaron y callo a la cama, estaba a punto de llegar al orgasmo, y cuando lo hizo fue tan intenso de una manera brutal y excitante, ambos quedaron tumbados en la cama mientras yo con aires e triunfo atine a decirle a mi esposa
“ahora eres mía de hoy en adelante serás una puta en mi cama y con quien lo deseemos”.
Orión me daba las gracias entre rizas y contento por dejar que mi esposa fura de él, y nos pedía que jamás lo sacáramos e nuestras vidas para poder seguir disfrutando de ese culo tan hermoso y diestro de mi ESPOSA.
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