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UNA DE MIS CONFESIONES SEXUALES
Mi esposo y yo nos volvimos lo más de cómplices en el sexo cuando le confesé algunas escenas de mi pasado sexual. Una vez toda borracha no me aguanté y me desahogué.
Pero en vez de enojarse, mi esposo se excitó y se sigue excitando mucho sobre todo con las historias que le sigo contando sobre un jefe mío negro que era como descaradito pues todas las mañanas me empujaba hacia su baño donde me obligaba a chupárselo y me echaba aceite de coco, vaselina o analsex, para darme duro y rápido por la rajita y el huequito. Me revolcaba lo más de rico en la alfombra que tenía en su baño, y supuestamente nadie nunca se dio cuenta… (Eso creo…).
Mi jefe negro y musculoso me cargaba y me decía: ¿quieres ya mismo tu café con lechita? Y se aprovechaba de mí porque supo desde el principio que era multiorgásmica (me lo preguntó en la primera cita de trabajo) y entonces para torturarme no me dejaba gritar, se quitaba su camisa y me amordazaba con ella, yo me excitaba con el olor a loción y a sudor mezclados y porque me jalaba duro del pelo, me pelaba y después me chupaba y me mordía las nalgas y me lamía el clítoris con mera lengua rapidísima y me escupía el ano lo más de rico, mientras yo lo masturbaba deliciosamente, preparando el martillo que me iba a castigar inmediatamente.
El juego era el mismo todos los días: más o menos a las 10, me llamaba a su oficina con un tono muy normal, pero una vez allí prendía un radio a todo volumen con una emisora de reguetón y me encerraba con seguro en su baño. El juego era el mismo siempre, comerme muy rápido, sacarme por ahí cinco orgasmos y luego echarme un polvo, siempre en un lugar distinto de mi cuerpo... (Les dejo a la imaginación donde me gusta más que me lo echen).
Les cuento que yo no me podía lavar porque él tenía un fetiche y era marcarme con su semen, y como hacía tanto calor, yo olía a pura pasión todo el día. El tipo era bacano y yo me estaba enamorando de él porque me sentía protegida y saciada, o porque su semen cayendo calientico sobre mí todos los días me tenía confundida, pero entonces conocí al que se volvió mi esposo, que me empezó a clavar muchísimo mejor y durante más tiempo y me ha dejado hasta ahora seguir siendo tan arrecha como soy y en verdad lo amo más que a nadie.
Pero mi esposo sabe que todavía no olvido a mi jefe, yo se lo recuerdo borracha en muchas pichadas y a él le gusta que lo haga, porque ese man me volvió más arrecha de lo que era y porque gracias a él pude valorarme más como mujer y como amante. Mejor dicho me sacó esa puta que todas llevamos dentro…
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