En una galería de arte está la cuidadora y el adolescente de síndrome de dawn en donde son atendidos y haciendo un recorrido en compañía de la dictora de la galería, en que es amigable y familiar con el adolescente de síndrome de dawn en que le habla clarito de lo que muestran cada una de las obras de arte que están exhibiendose. Donde la cuidadora se percata y se da de cuenta completa, práctica, propia y personalmente en que nuevamente hace de las suyas la pinga al ponerse gigantesca, enorme, dura y asimismo colosal junto a la directora de la misma galería que lo lleva abrazado de la cintura al mismo adolescente de síndrome de dawn.

En el salón de monumentos del museo de arte, viendo unas estatuas al desnudo el adolescente de síndrome de dawn le señala a la cuidadora con pelos y señales que es la pinga en que otra vez, se le pone hata muestra físicamente gigantesco, dura y enorme estando en presencia y compañía de una promotora de museo haciendoles el recorrido a la cuidadora y al mismo adolescente de síndrome de dawn abrazandolo propiamente de la cintura este le pone y acaricia un gluteo en sus propias narices cómo ojos de la cuidadora al quedarse atonita cómo sorprendida también inmóvil y repentinamente sin habla al respeto.