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Categoría: Infidelidad

Una cita real con alguien que creí que no podría gustarme

Hace unos 6 o 7 años viví una época de soltería y relaciones esporádicas que tuvo algunos momentos simplemente anecdóticos y otros en los que experimenté situaciones sexualmente tan agradables que las quiero transmitir. Ya transmití una de esas relaciones en otro relato en el que contaba que estuve con una chica que estaba casada y que quizá sea la persona más libre en su sexualidad que haya conocido. Si alguien quiere que se lo envío.



En la actualidad estoy casado con alguien por quien siento infinito cariño, pero que sexualmente no hemos cuajado. A mi me encanta jugar sexualmente, prolongar esos momentos con imaginación, no poner tabúes a lo que se desea y tomar todo con la mayor normalidad. Para ella el sexo es casi un pecado que solo se practica para tener descendencia. Llevamos unos años y creía que el resto de cosas que me aporta podrían suplir ese deseo sexual, pero cada vez es más complicado hasta el punto de que quiero volver a vivir alguna situación como las que viví en mi pasado, aunque ahora con la discreción que requiere mi situación.



Creo que empecé a escribir este par de relatos por esa falta de sexo que trae a mi cabeza experiencias vividas anteriormente y eso me ha hecho desearlo muchísimo de nuevo.



Hace casi 7 años, terminé una relación que había durado algo más de 4 años y que recuerdo como una de las épocas en las que tuve el mejor sexo en pareja de toda mi vida. Fueron 4 años de sexo prácticamente a diario y lo más difícil… sin entrar en la rutina…



Cuando nos separamos eché de menos muchísimo el sexo y comencé a meterme en páginas de contactos a intentar quedar con alguna chica que quisiera simplemente vivir alguna aventura íntima, pero se hace difícil encontrar la confianza para tener esto. Quede con algunas personas con las que tuve sexo en mi casa. Vivo en un chalet que da mucha privacidad, sobre todo cuando quedaba con mujeres casadas. No puedo hablar mal de ninguna de esas citas, porque en todas disfrutamos, pero es verdad que una cosa es disfrutar y otra sentir que encajas plenamente con alguien, que las cosas fluyen y que no quieres que esa cita termine nunca. Ese tipo de citas no son las más frecuentes, pero sí que hubo varias de ese tipo. Una de ellas, quizá la más especial es la que ya relaté anteriormente y que si alguien no la encuentra, se la enviare de nuevo a su correo.



Era un día como otro cualquiera. Mi rutina por aquel entonces era entrenar (atletismo) hasta las 9 de la noche, duchita, y mientras cenaba conectarme a las páginas en las que tenía mi perfil para ver si alguien me había escrito. En esta ocasión alguien me había escrito e incluso me había mandado algunas fotos intimas en las que no aparecía su rostro. Se veía que eran reales y bueno… no puedo decir que su físico me atrajera en aquel momento, pero si que me dio mucho morbo ver o directa que había sido. Aún conservo su correo de aquel entonces.



Hasta entonces había salido siempre con chicas muy delgaditas, sin embargo en esa época he de decir que aprendí que el físico es importante, pero lo es mucho más la imaginación, las ganas y el deseo de entregarse por completo a disfrutar y a hacer disfrutar.



En el correo entre otras cosas (a que se dedicaba, zona por la que vivía, disponibilidad…) me decía:



“soy una mujer casada, que no quiere terminar su relación, pero sí que quiere vivir otras experiencias que ya no siento en pareja. No voy a arriesgarme en ningún momento, por lo que necesito total discreción, que esto sea algo solo entre tú y yo si al final nos queremos conocer”



“He visto tus fotos, y si eres el de las imágenes me ha atraído lo que he visto”



“Me encanta el sexo, pero me cuesta encontrar a otra persona que no parezca un robot que solo quiere meter su polla en mi. Como digo, estoy casada, y no estoy dispuesta a engañar a mi marido solo para que me metan la polla para desahogarse. Para eso ya tengo un dado”



“Es muy muy importante para mi la LIMPIEZA (lo pongo en mayúsculas porque desgraciadamente los guarros no son casos aislados). No soporto que alguien no se duche antes de estar conmigo. Me encanta hacer una mamada en una polla limpita, lamer un buen culito bien aseado, morder y lamer pellizcar los pezones, recorrer un cuerpo desnudo, explorarlo, acariciarlo y jugar con todo el (¿han jugado alguna vez con tu culito? Con el mío podrás jugar siempre y cuando seas muay cuidadoso y vayas poco a poco, sino será territorio prohibido para ti). Todo esto que te he contado también me gusta que me lo hagan a mi. Yo doy pero también pido lo mismo, y estoy abierta para otras sugerencias”



“Si me gustas, repetirás. Yo sé que si tenemos sexo, yo te gustaré y estarás deseando que volvamos a vernos.”



“A veces me gusta dominar, y tendrás que someterte a mi, dejarme hacer todo lo que desee contigo ¿Cuáles son tus límites? Otras seré yo la que quiera sentirse como una verdadera esclava sexual ¿podrás?”



“Creo que para un primer mensaje ya te he dado bastante información. Tengo un buen presentimiento y espero no equivocarme contigo”



Después de leer esto, deje de comer. Mi imaginación estaba a mil por hora. Me acosté en cama un rato pensando en ella y situaciones que me gustaría que se produjeran entre ella y yo mientras me tocaba. Estaba tan excitado como si estuviera ya haciéndolo. Mi pene estaba empapado y completamente empalmado desde el principio. Hacia movimientos muy muy lentos en mi pene que me provocaban espasmos porque notaba que estaba a punto para correrme a cada movimiento pero quería prolongar todo eso algo más para seguir fantaseando con las cosas que íbamos a hacer cuando estuviéramos juntos. Imaginar como sabe su coño, sus flujos, sus pezones, el agujerito de su culo, su saliva. No pude aguantar mucho más y deje que saliera mi semen sin dejar de acariciarme hasta que el simple tacto me hacía retorcerme de lo sensible que había quedado.



Me duché de nuevo, porque estaba bastante manchado de semen, y después respondí a su correo. Básicamente estaba de acuerdo en todo con ella. Le conté un poco más sobre mi, sobre mi día a día, sobre cómo me imaginaba que podríamos hacerlo para evitar cualquier tipo de problema de privacidad para ella… (Quedaban prohibidos los móviles y solo nos comunicaríamos por correos). (Si alguien quiere ponerse en contacto conmigo me encantaría experimentar algo similar aunque ahora soy yo quien está casado y necesito discreción, mi correo es harmontp arroba Hotmail punto com). Esto tenía que ser algo entre ella y yo con la mayor tranquilidad para así poderse llevar, para no tener vergüenza de decirle a la otra persona hasta las cosas más íntimas, saber que cuando esa relación termine eso solo quedaría en nuestra memoria. Esta es la primera vez que voy a hablar de ello y no sé si contaré todo o casi todo.



Su marido era médico y trabajaba algunas tardes y algunas noches en los que hacia guardias. Me dijo que me avisaría con unos días para ver si a mi me venía bien quedar.



Finalmente llegó el día en el que quedamos. Vino hasta mi casa en su coche y lo dejo en mi garaje.



Subimos al salón para sentarnos en el sofá y charlar un rato. Ella venía muy recatada. Me gustó que viniera así. Surgió la conversación de forma natural y la verdad es que recuerdo que estaba relajado, como si fuera consciente de que ambos estábamos a gusto y si vergüenza ninguna. Yo había preparado un juego por si le apetecía para ir acercándonos poco a poco sin tener que dar ese primer paso, algo incómodo de tan solo decir… vamos a desnudarnos y al lio…



Yo tenía unas fichas en cada una de las cuales ponía una acción:



Quítate la parte de arriba de la ropa



Da un beso en la boca con lengua.



Quédate en ropa interior.



Quítate toda la ropa



Come durante un minuto la parte intima que te diga tu pareja.



Otras fichas tenían una postura sexual a la que había que dedicar un tiempo



Otras tenían tiempo de esclavitud o de dominación



Otras de hacer un rol… jefe empleado, entrevista de trabajo, policía…



Cada una de esas fichas las numeré. (Los números más pequeños las cosas menos atrevidas y los mayores las más atrevidas). Después simplemente sería jugar al juego de la oca pero cuando se caía en algún número que correspondiera a una ficha, había que habría eso.



Se lo propuse y le encantó la idea. Antes fuimos a darnos una ducha por separado. Queríamos reservarnos para el juego antes de desnudarnos frente a frente.



Empezó el juego y fue genial. Estábamos súper relajados. Tanto es así que recuerdo que cuando cayó en la ficha “Come durante un minuto la parte intima que te diga tu pareja” me dijo ni corta ni perezosa, quiero que me comas el agujerito del culo y que si puedes metas un poco tu lengua. No te preocupes, viene muy preparadito, y me sonrió. Que ganas tenia de hacerlo, aunque no podía evitar desviarme hacia su coño cuando veía que se mojaba para comerme su flujo.



Cuando yo caí en esa casilla también hubiera deseado que ella me hiciera lo mismo, pero en esa ocasión me corté en decírselo, por lo que se dedicó a chupar mi pene.



Así llegamos hasta que me tocó ser su esclavo. Me dijo… has perdido. Aquí va a acabar el juego porque te voy a exprimir hasta que me plazca y no tendrás fuerzas para nada más. Yo asumiendo el papel que me había tocado ya para ese día le respondí… “si mi ama”, y me puse a su disposición.



Me ordeno que le diera, unas gomas y un antifaz y que subiera. Me puso el antifaz, me ató a la barandilla de la escalera las manos quedando yo con el torso inclinado hacia delante y mi culo expuesto hacia ella. Hizo abrir mis piernas abiertas. Era extraño, no podía ver nada y estaba completamente expuesto. Empezó a azotarme el culo y a decirme, como no te portes bien los azotes irán siendo cada vez mayores. Si mi ama. Notaba que estaba mojando con saliva mi culo y su sal iba se iba deslizando hacia mi ano. Con una mano masajeaba mi ano y con la otra me pajeaba mientras yo estaba completamente sin poder hacer nada. Llegó un momento en que le rogué que parara porque de lo contrario me iba a correr. Ella me azotó bastante más fuerte el culo y me dijo, nunca le digas a tu ama lo que tiene que hacer. Si te corres sin que yo te lo diga tendré que castigarte mucho, con lo que prosiguió ahora lamiendo mi culo mientras me pajeaba, y yo aguantando mi semen como podía. Paró antes de que ya no pudiera más, me quitó las cuerdas y me dijo, ahora vete a cama.



Se tumbó y me ordenó… cómeme el coño hasta que yo te diga. Y así lo hice.



Un rato después se dio la vuelta, se puso de rodillas y me dijo, moja bien mi culo con tu sal iba. Deje caer mi saliva en su ano hasta que se iba deslizando por el coño que ya de por si estaba empapado. Ahora métemela en mi coño y fóllame mientras me metes un dedo en el culo despacito. Quiero que lo vayas abriendo para después recibir tu polla. Así lo hice, pero no pude aguantar y me corrí. Me castigó con unos azotes y diciendo que se lo debía. Por el momento dijo, haz que me corra de nuevo con tus dedos y con tu boca. Estuve un rato hasta que noté sus espasmos, gritos y jadeos.



Nos quedamos abrazados y tras descansar un rato, lo primero que nos salió decir es: “espero con mucho deseo la próxima vez”. Acordamos que en la siguiente ella sería mi esclava, y que ganas tenía…



Quedamos muchas veces y entre ellas hubo cosas muy agradables que ya os contaré si a alguien le interesa…



Me gustaría volver a tener una cita en la que pueda volver a sentir cosas parecidas…


Datos del Relato
  • Categoría: Infidelidad
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