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Hola como están, hoy vengo a contarles una muy buena anécdota de hace unos meses, antes de la cuarentena.
Tengo una amiga que se llama Rocío y se volvió mi amiga después de que contrato en varias ocasiones mis servicios, una gordita caliente que le encanta el sexo, casada pero insaciable, la verdad me cae muy bien.
A mediados de febrero me mandó un mensaje solicitándome que le ayudara con una amiga, lo primero que s eme vino a la cabeza fue una treta, pero ella quería ayudar a su amiga Mónica a salir de la depresión en que andaba.
“Yo no necesito tu servicio para mí, lo quiero para mi amiga Mónica, es casada con hijos y anda con la idea de divorciarse, ha caído en una monotonía que la deprime y la hace pensar en caliente, por eso quiero que te la ejecutes y si después de eso aun quiere separarse, ni hablar”.
Al principio creí que era broma, ¡pero conforme platicamos más del tema me di cuenta que Rocío en verdad quería que me cogiera a su amiga!
CA: ¿Pero, por qué yo? si esta tan buena como dices hay miles que ni les cobrarían!
R: Por eso mismo, ella los batea muy rápido, pero tal vez un tipo así tan rico como tú, ¡la haga caer en sus instintos y la haga olvidarse de sus broncas!
Se me hizo coherente lo que decía, después de unos mensajes más termine aceptando el “trabajo”, además cogerme mujeres casadas es mi estilo y mi marca.
Me dijo que ella la llevaría a un abr cerca del centro, que yo llegaría como su amigo sorpresivo para que así ella no se negara, lo cual me pareció muy bien.
El día llego, me arregle y salí a la cita, cuando llegue pregunte por ella y una mesera me las señalo, mi amiga andaba como siempre, sonriendo y tomando así que me acerque y cuando vi a Mónica, ¡honestamente me encanto!
R: ¡Hola! ¡Mira amiga es mi amigo!
CA: Mucho gusto, ¡qué guapa eres!
M: ¡Hola! ¡Gracias!
Mónica estaba buenísima, tenía una boca carnosa, piel blanca, tetas pequeñas, pero mordibles, unas piernas de ensueño que se marcaban en aquel mallón color negro y unas nalgas de campeonato, grandes, paradas, tenía cintura y una espalda hermosa, la verdad ni de loco crees que era madre y casada y que ya casi tenía 35 años, todo un manjar.
Rocío me invito a quedarme y Mónica no tuvo ningún problema, saqué mis mejores dotes y comencé a hacerlas reír y comencé a platicar mucho con Mónica, ella al principio fue distante, pero conforme pasaba el tiempo me permitió acerca a ella, brindábamos y bailábamos muy pegaditos, notaba como me miraba la entrepierna y yo respondía acribándomela haciéndome el disimulado.
Ya en la batucada, Rocío me dejo solo con ella, que ya más abierta me comenzó a contar que no la andaba pasando bien con su esposo, que tenía dudas, que ya ni sabía lo que quería, esa fue la señal para lanzarme a ella.
CA: ¡Pues eres muy hermosa y lo que daría por tenerte diario!
M: Que lindo, ¡pero no sabes lo que dices!
CA: Tal vez, ¡pero de que eres una mujer que hay que disfrutar el tiempo que la tengas, eso sí!
M: ¡Me estas proponiendo algo!
CA: ¡Pensaba que yo te podría ayudar a distraerte un poco!
M: ¿Así? ¿Y cómo? ¡Jajá!
CA: Que te parece si nos escapamos, dejamos a tu amiga aquí y te llevo aun hotel, ¡para tratarte como mereces!
Mónica me miro seria, yo confiado y sonriendo le agarre la mano y sin decirle más le robe un beso, al principio me rechazo, pero después ella se lanzó a besarme, besaba riquísimo, sus carnosos labios se sentían tan bien, puse mis manos en sus muslos que estaban riquísimos y luego agarre una de sus nalgas, de re ojo mire como Rocío se iba y nos dejaba haciéndome la señal de aprobación.
M: ¡Dios mío! Yo no hago esto, ¡pero es que tú me pones así!
C: ¡No sabes cómo quisiera ponerte aparte de así!
M: ¡Pero soy casada esto no está bien!
CA: Nadie lo sabrá, ven vamos, ¡no te arrepentirás!
La tomé de la cintura y comenzamos a besarnos apasionadamente, de la, me abrazaba aferrando sea mi cuello, yo le acariciaba las nalgas, las piernas la verdad esa mujer me tenía excitadísimo, le susurre al oído que ya nos fuéramos y ella acento con su cabeza y así nos subimos a un taxi y la lleva a un hotel muy cercano.
Apenas entramos a la habitación el intercambio de besos y caricias estaban a tope, su lengua y la mía estaban entrelazadas, me arrimaba su concha y yo con la verga parada le daba tremendos arrimones.
Comenzamos a desnudarnos, no queríamos perder más el tiempo, ella deseaba tenerme dentro y la verdad yo también quería cogerme a esa riquísima casada.
Mónica se quitó todo menos el cachetero rojo de encaje, las nalgas y sus muslos se le veían magníficos, la acosté en la cama y comencé a recorrer con mi lengua de sus pies a su cuello, el color de su piel me encanastaba, su suavidad me al ponían más dura, ella cerraba los ojos y solo salían gemidos de su boca.
CA: Esta buenísima, ¡que rico cuerpo!
M: ¿De verdad? ¡Uhm!
CA: Que hermoso coño, ¡seguro que no lo comen como se debe!
Le quite su hermoso cachetero y me lance a lamerle su conchita, era peluda pero deliciosa, sus labios, me encantaba besarle y lamerle de los muslos a su vagina, ella comenzó a sacar muchos fluidos con sabor a limón y mientras me comía su panocha, sus etas eran apretadas pro mis manos.
Mi lengua en taco entraba y salía con fuerza, ella se retorcía cual, si fuese un gusano, sus fluidos me empapaban la cara, le daba ligeras mordidas a su clítoris, que magnifico orla le daba a esta casada.
M: ¡Agh!! ¡Ya, uhm, que rico!
CA: ¡Uhm! ¡Te hacía falta mantenimiento mami!
Una vez que sacié mi sed con sus fluidos me puse de rodillas y me acerque a su cara, ella abrió los ojos y miro mis 24 cm parados a mas no poder, la tome de la cabeza y la guie a mi verga, Mónica abrió la boca y comenzó a mamármela rico.
Su lengua recorría todo mi mástil y luego me daba unos lengüetazos de ensueño, abrió su boca y la metía hasta casi ahogarse, yo acariciaba sus tetas y sus piernas, era una mujer tan sexy que mi verga se paraba más y más.
CA: ¡Que rico chupas Mónica, uhm!
M: ¡Uhm!! ¿Te gusta?
CA: Me encanta, ¡qué suerte tiene tu marido!
M: El no aguanta que se la chupe mucho, ¡no me deja estar ahí!
CA: ¡Pues que idiota, con razón estás conmigo!
Deje que se diera gusto con mi verga, la mordía, la lamía como desesperada, me mordía el abdomen y luego me pido me diera la vuelta, me lamia las nalgas, me mordía los testículos e incluso me dio unas ricas chupadas en mi culo, ¡qué mujer!
Ya estaba tan excitado que quería partirla, la acosté en la cama y le abrí las piernas, ella me tomo del cuerpo y me empujo y empecé a metérsela suave, su vagina estaba mojadísima que mi verga resbalaba riquísimo, Mónica gemía fuerte rico, ¡de eso gemidos que te incitan a coger más y más!
M: ¡Que dura, uhm!
CA: ¡Mamacita, tómala, uhm!!
Una y otra vez me aventaba metiéndosela rico, me hacía para arriba un poco y me movía a máxima velocidad, luego solo con la pura puntita le daba placer.
M: ¡Dios, que rico!
CA: ¿Estas gozando mamacita? ¡uhm!
M: ¡Si, que rico me coges, uhm!
CA: ¡Ponte en cuatro, uhm!
Mónica se puso en cuatro a orillas de la cama, s ele veía enorme y riquísimo sus nalgas, le di un par de nalgadas mientras coloqué mi verga en medio de su rico par de glúteos y comencé a masajearme, ella solo lanzaba pequeños suspiros acompañados de gemidos.
Tomándola de su cintura comencé a meterle mi verga, la metía despacio mientras sobaba su rica espalda.
M: ¡Que rico uhm!
CA: ¡Que ricas nalgas tienes, uhm!
Comencé a embestirla rápido, subía un pie a la cama para metérsela hasta el fondo, la sensual casada solo gemía, en un momento la solté y ella solita se meneaba ensartándose delicioso, la imagen de sus nalgas rebotando en mi era gloriosa.
CA: Así muévete chiquita, uhm, que nalguitas más ricas, ¡uhm!
M: ¡Oh! que duro, así, cógeme, ah, ¡ah!!!
La tomaba de las manos levantándola y moviéndola a mi ritmo, luego la abrazaba moviéndome rápido y metiendo mis dedos en su coño para apretar su clítoris, Mónica estaba sudada, gemía y me pedía más.
Se quedó boca abajo en la cama y yo arriba de ella masajeando sus nalgas y metiéndosela suave y hasta el fondo, sentía que tocaba algo, la tenía hasta dentro, la casada solo gemía y se retorcía, ¡qué momento!
M: ¡Agh! ¡Qué rico, uhm!
CA: ¡Uhm! ¿Te gusta nena?
M: ¡Me encanta, agh, me vengo, uhm, me vengo!!
Mónica empezó a mojarse teniendo un segundo orgasmo, yo se lo alargue penetrándola con fuerza, aplastando su cabeza en la almohada y empujándole mi verga hasta empalarla por completo, mis 24 cm estaban dentro de ella.
La tomé de la mano y la levante besándola apasionadamente, ambos estábamos de pie y me fui a morder sus tetas, ella tomo mi verga con su mano y comenzó a metérsela solita, estaba tan hambreada, ¡quería mi verga sin cesar!
Ahí parado se la metía mirándonos fijamente, ella se mordía el labio, me arañaba a la espalda, me mordía el cuello y se empujaba al máximo, miraba abajo y se veía magnifico como mi verga se perdía en medio de sus piernas, me senté en la cama y ella subió de frente, comenzó a dejarse caer deliciosamente dándose ¡tremendos sentones!
CA: ¡Uhm, que rico!
M: Que verga más grande y rica, ¡jamás me había metido una así!
CA: ¡Y yo jamás había cogido con una diosa como tú!
Ahí la tenía moviéndose majestuosamente, besándonos riquísimo, el acariciaba sus nalgas, sus rodillas sus muslos, ¡esa mujer me tenía en el éxtasis!
Me acote y ella subió a cabalgar majestuosamente, movía su cadera deliciosa, de adelante para atrás y de arriba abajo, rápido y lento y luego en círculos, mi verga estaba bien adentro de ella.
CA: Que rico te mueves, ¡uhm!
M: ¿Me volteo? quieres que te lo haga al revés!
CA: Como quieras nena, ¡soy tuyo!
Mónica se dio vuelta y comenzó a moverse riquísimo, yo acariciaba su deliciosa espalda y también me empujaba a ella, se agachaba a acariciarme los pies y se dejaba hacer riquísimo sobre mi verga, yo jadeaba, que rico sentía.
CA: ¡Que rico, uhm, no pares!
M: Agh, te siento duro, ¡te siento al fondo!
CA: ¡Oh!! ¡Qué rico las meneas!
M: ¡Uhm, agh, uf!
Mónica se movía rápido y fuerte, yo estaba en el éxtasis, jamás una mujer me había tenido gimiendo como loco y ella lo había logrado, esa mujer era una diosa sexual limitada y yo creo que eso la deprimía y más porque su marido era muy limitado, pero yo estaba decidido a hacerla venir por tercera vez, así que abrazándola de su cintura me moví a su velocidad dándonos un tremendo placer.
M: ¡Agh!, ¡papi, que rico, agh!
CA: ¡Me voy a venir, uhm!
M: Vente, lléname de ti, no la saques, agh, ¡que rico se siente!
CA: Eres la mejor, uhm, me vengo, ¡me vengo!!!
Mi verga se endureció como una piedra, mis huevos se inflaron como globos con agua y finalmente comencé a eyacular con mucha presión dentro de ella, Mónica disfrutaba sentir mi semen, se movía en círculos y también ella se corrió riquísimo, ¡el orgasmo era fenomenal!
CA: ¡Mónica!!! uhm, ¡me dejas seco!
M: ¡Que rico, uhm, agh!
Terminamos acostados besándonos, todos sudados y llenos de fluidos, Mónica callada pero satisfecha se sentía culpable, yo trate de hacerle ver que no pasaba nada y que solo fue un delicioso momento de placer.
Una vez recuperado me la volví a coger más normal, ahora con patitas al hombro lamiendo sus pies y luego de cuchara acariciando sus piernas y besándonos llenándola nuevamente de semen.
Salimos al amanecer del hotel y ella decidió que se iría sola, yo la deje ya que no tenía por qué hacer más ya que mi trabajo fue cumplido, pero honestamente esa mujer me había impactado, me dio su número y quedamos de vernos otra vez, ¡lo cual les contare después!
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