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Categoría: Maduras

Una amiga de mamá (1)

Llegaba del trabajo a casa un viernes por la tarde en la antesala de una noche tormentosa. Previamente había parado en el kiosco para comprar cigarrillos y preservativos. Imaginaba que podía ser mi noche, tenía planes de descansar un buen rato y luego salir con mis amigos para ver si enganchaba algo. A pesar de que vivía con mis padres y mi hermana, ese fin de semana disponía de mi casa entera para mi solito (más bien para mí y alguien más), ya que la familia había partido temprano a una casa que unos parientes tienen en la costa y no volverían hasta el domingo a la tarde.



Al rato de haber llegado me di una ducha y a los pocos minutos de haber salido sonó el timbre. Me llamó la atención que alguien viniera y contesté buscando saber quién era.



-Quién es?



-Nico?



-Sí



-Mari, la mamá de Claudia, la amiga de Mónica.



"Mari, la mamá de Claudia, la amiga de Mónica"? me pregunté. Y rápidamente me acordé de ella. Era la madre una amiga de mi hermana. "Ya voy", contesté.



Me vestí con la ropa que traía antes de bañarme para no demorar y abrí la puerta.



Que regalo de Dios, pensar que casi ni me acordaba de ella. Era una señora con todas las letras. Cerca del metro setenta, tirando a flaca, pelo negro, tez clara y de porte fino y elegante, a pesar de sus cincuenta largos. "Pasá", le dije después de haberla estudiado a pleno.



Traía un sacón negro y largo que se veía algo mojado, había empezado a llover.



-Cómo estás, te acordás de mi no?, dijo al darse vuelta después de entrar al comedor de mi casa.



-Si, tanto tiempo, cómo te va.



-Bien, todo bien vos?



-Bien, acá andamos. Típica conversación de dos seres que hace tiempo no se ven.



- Pasá, pasá. Insistí.



Dio unos pasos más y me preguntó: "No llegó tu mamá todavía no?"



Me sorprendió la pregunta, no entendía muy bien la situación. Años sin verse y de repente caía en casa preguntando por mi vieja. Sonreí inocentemente y le contesté: "No llegó ni va a llegar, está viajando a la costa a pasar el fin de semana."



-Uy no me digas, sabía que no se iba a acordar, tenía que haber llamado antes de venir.



-Acordarse?



-Si, nos encontramos el otro día y me invitó a tomar un café para charlar un rato.



-No dijo nada, se olvidó por completo seguro.



-Bueno, otra vez será, mejor me voy y te dejo tranquilo.



-Está lloviendo mucho ahora, no querés "el café"? Ya que te viniste hasta acá. Le dije.



-Además, tenés el saco mojado, aprovechamos y te lo pongo a secar, te parece?



-Seguro?, no quiero molestarte.



-Dale, qué me vas a molestar, al contrario, nunca viene mal algo de compañía, y menos de una dama.



-Bueeeno…. Exclamó. Qué piropo… gracias.



Y se sacó el saco alcanzándomelo al tiempo que yo le extendía mi mano.



No me había equivocado con el piropo. Sin el saco se podía apreciar que tenía delante de mí a una auténtica dama. Un sweater delgado de hilo color rojo mangas largas. Arriba de una camiseta tipo polera con cuello negro de puntillas y pegado a sus piernas un pantalón de cuero que le quedaba ajustado. Rematando con unas botas con punta y tacos altos de gamuza. Guau, que mujer, Dios. Creo que se dio cuenta que de nuevo la miré de arriba abajo.



Pasé a la cocina y le dije vení pasá. Acerque una silla a la cocina y prendí una hornalla para colgar el saco a secarse al calor del fuego. Giré y la repasé una vez más rápidamente. Encendí la cafetera y le pregunté.



-Qué te hago, café, te…..



-Un cafecito.



Un cafecito y todo lo que me pidas, pensé.



-Me agarraste recién salido de la ducha, llegabas un par de minutos antes y te empapabas con la lluvia.



-Si, igual me mojé bastante. Dijo riendose tirando hacia delante su sweater también húmedo como separándolo de su silueta.



-Querés que lo ponga un ratito a secar con el sweater?



-Podría ser no?



Y se sacó el sweater. Ahora sí. Estaba delante de mí sólo con una especie de camiseta, con ese detalle sexy de la puntilla en el cuello, metida en el pantalón de cuero ajustado por un cinturón ancho a su cintura.



Otra vez me la quedé mirando. Y ante la mirada de ella se me escapó.



-Ves que no me equivoque con el piropo. Estás para el infarto.



-Bueno, a vos no te queda nada mal ese look empresario.



-Empresario?, siempre voy a laburar así.



Estaba vestido normal, camisa y pantalón de vestir, pero le había llamado la atención parece.



-Sentate, estás en tu casa.



-Gracias.



Antes de sentarse volvió al comedor mientras yo hacía el café. Regresó con cartera y se sentó al tiempo que yo traía el café a la mesa.



-Qué le pones? Pregunté



-Azúcar y un poquito de leche… Si tenés… añadió con mirada pícara.



-Si, ahí traigo. (tengo toda la que quieras pensé)



Volví con la leche y me pidió si tenía fuego mientras sacaba un cigarrillo. Fui a mi cuarto y volví con mis cigarrillos, encendí el suyo y encendí uno yo.



-Así que habías quedado con mi vieja para tomar un café? Pregunté.



-Sí, y de paso charlar un rato de cosas de viejas, jaja.



-Mucho no iban a poder charlar….. segunda indirecta que le mandaba.



-Che, no me gastes tampoco, que los años no vienen solos.



-No, y en tu caso parece que no vienen.



-Así que andás laburando?



-Sí, en una empresa, en administración.



-Que bueno.



-Y vos?



-En el negocio de siempre.



-Puedo pasar al baño. Preguntó



-Más bien, es aquella puerta.



No pude evitar ojearla de atrás mientras iba al baño.



Me quedé pensando en la situación y el material que tenía para hechar a volar la imaginación si por la noche no ganaba nada. Mi cabeza daba vueltas en mil y una imaginaciones.



Volvió y seguimos conversando.



-Así que se fueron a la costa che?



-Sí, unos parientes tienen una casita allá.



-Y vos no fuiste?



-No, la verdad que para ir por un fin de semana prefiero quedarme acá.



-Sí, además aprovechás que te queda la casa vacía, no?



-Si, no se, por?



-Digo, por esto…



Y sacó del bolsillo de su pantalón la cajita de preservativos (la misma que había comprado un rato antes)y me la acercó tirándola sobre la mesa.



Qué vergüenza. Creo que me puse de mil colores y no reaccioné. Seguramente se me habían caído en el baño cuando me desvestí para ducharme, o al salir después del baño para ir a mi pieza con la ropa colgando en la mano.



-Deben ser tuyos, - me dijo otra voz con tono pícaro y algo de malicia en la expresión del rostro – no creo que tus viejos a su edad anden con estas cosas.



-Sí, disculpame, que vergüenza, si, son míos.



-Ahora entiendo, porque no viajas a la costa. Está bien, aprovechá, es la edad. Además, me parece bien que se cuiden con tu novia. Tenés novia no?



-Mmmm, va a sonar ridículo, pero no.



-Rídiculo por qué?



-Porque es medio…, que se yo, andar con eso y no tener novia. Podés pensar cualquier cosa.



-¿Cómo qué?



-Que se yo. Que ando con eso para ir a cualquier lado y usarlo con cualquiera.



-No, me imagino que no andarás en eso, no hace falta poner guita para poner otra cosa…. Y se río de nuevo.



-No, no, no es lo mío.



-Bueno, siete y cuarto, es medio tarde, te dejo tranqui y ojo con lo que hacés con eso.- señalando los preservativos.



-No, esperá, primero sacáme una duda.



-A ver…



-Porqué eso de que pensás que mis viejos no andarían con eso a su edad.



-Jajá, porque es así, a nuestra edad, ya no pensamos en eso prácticamente, además, antes no se usaban esas cosas.



Se había puesto bueno, ya estabamos hablando en serio de sexo.



-No, no se usaban?



-No, es más te confieso algo, nunca usé uno, bah, nunca mi marido usó preservativos.



-No me digas



-Sí y ya te dije mucho, mejor me voy.



-Que mal loco, ahora que la cosa se había puesto buena.



-Nicolás –puso cara de seria- en serio, estará seca la ropa?, me parece que nos estamos embalando demasiado…



-"Nos" estamos embalando? Le pregunté remarcando el uso del plural, creyendo que sólo yo me estaba poniendo cachondo con su modelito y con la conversación.



-Sí, no sé que estoy haciendo hablando de estas cosas con vos.



-Cuál es el problema.



-Cómo cuál es el problema, podría ser tu mamá.



-Si fueras mi mamá no te habría dicho las cosas que te dije.



-Bueno, por eso, entre los piropos y la conversación…



-Qué?



-Nada, dejémoslo ahí.



-Qué pasa?



Dije mientras me levantaba, encendí un cigarrillo y caminaba para situarme, detrás de ella.



-No digas que te está poniendo nerviosa la situación. Le dije casi al oído al tiempo que le pasaba el cigarrillo y acariciaba sus hombros.



-Porque el que debería estar nervioso soy yo. Es más, estoy nervioso, nunca me pasó algo así, y vos, como con tu experiencia deberías calmarme …



-No seas tonto, querés?



-Sería un tonto si me guardara todo lo que me provocás. Me gustás Mari, estás divina, y además me dejaste piropearte y me respondiste con coqueteos.



Ya mis manos sobaban sus hobros y recorrían sus brazos.



-Nunca una mujer me puso así, y si no te gustara me estarías dando un cachetazo, pero no, te estás poniendo cachonda, porque en el fondo te excita saber que podés calentar a un chico 30 años menor, o no?



-Bueno, no sé puede ser…….



-Ves, dejame hacer realidad mi sueño más íntimo.



Ahí se corrió atrás con la silla y se levanto. Giró y quedamos frente a frente. Creí que se terminaba todo, que podía ser un escándalo, que me llenaría la cara de dedos.



CONTINUARÁ….



Se que es extenso, pero me pasó, y no lo voy a olvidar jamás. Acepto comentarios, críticas y sugerencias.


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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