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Un trio con las maduras tetonas María y Diana

~ Un trio con las maduras María y Diana

Esta es la historia de como un día sin esperármelo utilicé sexualmente a dos mujeres en todo el sentido de la palabra. Se trata de dos clientas asiduas a mi negocio y amigas entre ellas. Diana rondará los 45, es muy alta y grande con algún kilo de mas que gracias a su estatura disimula bastante bien, pelo a media melena castaña, orejas pequeñas, boca grande (mejor que mejor) y ojos verdes que empequeñecían detrás de unas gafas de secretaria; para ser sinceros es un tanto fea pero su poderoso y moldeable par de tetas y su culo grande y redondo hace que no te fijes demasiado en su cara, además ella lo potencia con ocasionales escotes pronunciados y mallas ajustadas. No tiene marido conocido, es un tanto especial en el trato, cuando coge confianza es agradable pero de vez en cuando tiene contestaciones bordes que te gustaría interrumpir metiéndole la polla en la boca.

María estará cerca de los 50, es también alta aunque menos, también con algún kilo de más y con unas tetas enormes y redondas que no suele esconder ya que siempre aparece con escotes que solo de verlos apetece bajarse los pantalones y meter la polla en medio, su culo es también enorme y redondo además lo realza con tacones que la convierten en una mujer explosiva. Es rubia con el pelo largo, redondos ojazos azules y boca grande, es muy guapa y se le nota que de joven era un auténtico pivón, además (al menos conmigo) tiene una actitud sexy y pillina de la que se sabe altamente erótica. Ella si tiene marido, un hombrecillo pequeño, bajito y muy hablador que debe estar forrado porque sino no se entiende como ha acabado con el, ya que por trato y por apariencia física se le ve incapaz de satisfacer a su mujer. "Yo la dejaría bien satisfecha las veces que ella quisiera" pensaba yo cada vez que la veía contonearse.

Pues un día mis deseos se hicieron realidad por partida doble. Diana tiene una tienda de ropa bastante cara, y resultó que el hijo de María cumplía años a los pocos días y ella le quería regalar un traje , y casualmente ella se dio cuenta de que su hijo y yo compartíamos mas o menos altura y corpulencia así que me pidió si me molestaría hacer de maniquí. Aquel día por la noche no tenía plan así que accedí aunque solo fuera por ver esos portentos de la naturaleza fuera del trabajo. Al plegar por la noche me dirigí a la tienda de Diana que tal y como habíamos quedado me estaría esperando para tomar medidas. Piqué a la puerta que parecía cerrada ya que tenía bajada esterilla.

-! Está abierto Javi¡- escuché la voz de Diana dentro del almacén.

Entré cerré la puerta a mi paso y me dirigí al origen de la voz de Diana, allí estaba ella apoyada sobre una larga mesa de madera donde tenía varios rollos de tela y un metro, vestía una camisa sin mangas y con los botones bastante abiertos que debido a la pose que tenía dejaba ver un larguísimo escote donde sus tetas parecían luchar la una con la otra por mostrarse mas, llevaba una falda negra por las rodillas y unas bailarinas. yo me quede hipnotizado con aquella imagen mientras mi subconsciente conseguía decir:

-Buenas noches Diana!

- Hola Javi!- dijo ella levantando la vista y pillándome totalmente embobado mirándole las tetas.- Ya casi tengo lista la camisa y los pantalones para que te los pruebes-.

Se incorporó cerrándose un poco la camisa y cogió de un maniquí una camisa con raya diplomática azul y unos pantalones de pinza grises oscuro.

- Me cambio aquí mismo?- pregunté mirando alrededor sin ver ningún sitio donde tener intimidad.

- Si no te importa que te vea en calzoncillos...- dijo Diana mirándome por encima de sus gafas de una forma que nunca había hecho y mordiéndose ligeramente el labio.

- A mi me da igual- dije yo sorprendido- mientras no te importe a ti...

- Como me va importar ver un chico joven y guapo como tú en calzoncillos- dijo ella con tono de broma .

Se hizo un silencio incómodo y los dos empezamos a reír. Me quité la camiseta e hice lo propio con los pantalones y calcetines, me quedé en boxers y me disponía a vestir cuando noté que Susana me miraba de arriba abajo.

- Hijo mío como se te nota el gimnasio, debes triunfar bastante con las chicas no?- dijo ella retirando la vista de mi cuerpo.

- Bueno no me puedo quejar, aunque a mi me gustan más las mujeres mayores que yo- dije yo aprovechando la coyuntura.

Ella me miró sorprendida y parecía apunto de hacer algo cuando sonó el timbre de la tienda, era María que llegaba tarde.

- Está abierto María- dijo Diana apartando de nuevo la mirada de mi.

La recién llegada entró y me miró de arriba a abajo. Vestía una blusa blanca de tirantes que apenas podía esconder sus tetazas, y un tejano ajustado que remarcaba sus curvas hasta el infinito.

- Uy Diana que bien acompañada te veo

- Ya lo creo, ya lo podría tener así siempre- dijo ella sonriéndome pícaramente

- Pobre Javi, se pensará que queremos abusar de él- dijo María dulcemente mientras me plantaba dos besazos

Entre su olor, la visión de aquellos dos cuerpazos y lo subidito de tono que se había convertido la conversación mi polla empezó a despertar y yo que estaba en calzoncillos empecé a notar como ellas también se daban cuenta de aquello.

- Bueno voy a probarme la ropa que si no cogeré frio- dije yo cogiendo los pantalones

- ¿Que prisa tienes cariño?- dijo María- por nosotras no lo hagas que así estamos muy bien

- Y por lo que veo tu también- dijo Diana señalándome el bulto de mis calzoncillos

- Hombre es que dos mujeres como vosotras me estén mirando con esos ojos pues...- conseguí decir yo un poco cortado-

- ¿Pues que?- dijo María sonriendo

-Pues que excita a cualquier hombre heterosexual que no esté ciego.

- Podríamos hacer un trato con este chico tan guapo no Diana?- dijo María acercándose a su compañera.

- Que propones?- dijo Diana un tanto descolocada.

- Pues muy simple, si nos enseña como de excitado está nosotros le ayudaremos a que se desexcite.- dijo María enfatizando sus palabras con una lamida de sus gordos labios.

- Lo dices en serio María?- preguntó Diana no tan segura.

-¿ Porque no ? A él no creo que le importe, y yo estoy deseando comerme una polla bien dura desde hace mucho tiempo.

Yo lo observaba todo callado y completamente alucinado, Tenía sospechas de que María era una guarra, pero aquello me lo confirmaba totalmente, pero es que además estaba convenciendo a Diana para que entre las dos me comieran la polla.

- Hombre... yo me ofrezco voluntario las veces que desees María, mi polla es tuya- y dicho eso y sin esperar un segundo me bajé los calzoncillos y los aparté de una patada, mi polla ya erecta rebotó de arriba abajo, movimiento que las dos señoras acompañaron con la vista.

-Guau!- dijo María acercándose a mí y plantándome un morreo mientras me apretaba el culo con las dos manos, yo hice lo propio con ella palmeando uno de sus glúteos con una mano, cuando dejó de besarme empecé a sobarle las tetas con las dos manos las cuales salieron rápidamente de su cárcel de seda, eran mas grandes y firmes de lo que creía, y sus pezones duros parecía decirme "muérdeme" así que obedecí sin problemas. Hundí mi cabeza entre aquellas joyas y empecé a lamer y sobar con todo lo que podía, hubiera dado mis dos piernas por tener dos brazos más, ella no paraba de gemir y de acariciar mi cabeza. Diana no se había movido y debía de estar flipando.

- Chúpamela María- dije yo completamente fuera de mí.

- A ver a que sabe esta polla dura- dijo ella agachándose sin dejar de mirarme y con las tetas fuera.

La admiró un segundo y la engulló al momento, noté su garganta en mi capullo y como éste se despegaba lentamente mientras ella se la retiraba de la boca, estaba de rodillas delante mío con las manos entre las piernas juntándose las tetas con los brazos.

-Mmmmm- fue lo único que dijo

Yo la cogí suave pero firme por la cabeza y acompañaba su movimiento lento pero constante, mi polla crecía y crecía dentro de su garganta, en esas que recordé que Diana seguía allí, parecía haber desaparecido cuando empezó todo, María pareció darse cuenta también.

-Diana no sabes lo que te estás perdiendo- dijo al quitarse mi polla de su boca y apoyársela en la mejilla.- no te hagas la estrecha que hemos hablado de esto muchas veces y se que estas deseando amorrarte a esta polla tanto como yo- dijo María sin soltármela ni un momento.

- Si pero de ahí a hacerlo... va a pensar que somos unas guarras.

- No estoy para nada de acuerdo,- dije yo- la verdad es que tengo mejor opinión de vosotras ahora, vamos Diana ponte aquí y comparte mi polla con tu amiga como buenas hermanas.

Se me quedó mirando unos instantes eternos y luego como avergonzada bajó la mirada y se arrodilló al lado de María. Yo la cogí por el brazo y la levanté para besarla mientras le estrujaba las tetas a dos manos, a diferencia de las de María la suyas eran más blandas y parecían más grandes a través de un cada vez más tenso sujetador. Me volví loco haciéndolas temblar y apretando mi cara entre ellas, mientras María no dejaba de tragarse mi polla intentando sin éxito comérsela entera.

-Ni sabéis las veces que me he imaginado esto, comiéndole las tetas a Diana mientras tú María me comes la polla- dije yo disfrutando el momento como un enano.

- Si tú mucho sobarme a mí pero yo no puedo hacer nada- dijo Diana en uno de sus ataques de bordería.

- Tranquila Diana que ahora os follaré como nunca os han follado- dije yo agarrándole del culo.

-No si yo lo digo porque quiero comerte la polla- dijo agachándose y quitándole a María mi miembro.

- Para follarnos ya tendrás tiempo, si te lo ganas, ahora queremos ver a que sabes- dijo relamiéndose los labios.

- Ah hoy solo me la chupareis?

- Entre otras cosas- dijo ella agachándose más y metiéndose mi huevo izquierdo en la boca.

Diana gemía cada vez que engullía mi polla, a ella sí que le cabía entera y se estaba empezando a dar cuenta, entraba por sus labios y recorría esa enorme boca hasta que mi capullo entraba en su garganta. Alargué mi brazo y acabé de abrirle la camisa para que esas tetazas tuvieran mas libertad apenas cogidas por un sujetador en apuros el cual acabé de quitar. María seguía amorrada a mis huevos mientras Diana no dejaba de darme golpes de garganta en mi capullo. PLAS! Con mi mano izquierda golpee las tetas de la rubia. PLAS! Con la derecha hice lo propio en las de la morena, ellas no paraban de gemir y de tocar sus chochitos húmedos, "otro día me las follaré" pensé ahora tocaba disfrutar de aquellos regalos del cielo.

Me cogí el instrumento y empecé a restregárselo a Diana por los labios y por toda la cara golpeando sus mejillas, con mi otra mano cogí a María por la nuca y la subí hasta mi polla.

Aquella imagen era brutal, mi pene totalmente erecto desafiando a dos mujeronas con los labios y bocas llenas de sus babas y con sendos pares de tetas. Las tenía a las dos cogidas por la nuca, suavemente las junté para que empezaran a besarse, al principio parecían incómodas pero rápidamente le cogieron el gusto, yo introduje mi polla en medio de su beso notando las lenguas y los labios de las dos, lenta y suavemente empecé a follarme la boca de las dos ala vez, la unión de sus labios recorría desde la base hasta el glande de mi cada vez mas dura polla, haciendo unos ruidos morbosísimos. Podía notar las dos lenguas recorrer cada centímetro de mi polla, si seguía así mucho tiempo me iba a correr y eso no podía suceder sin disfrutar más de esas cuatro tetazas que tenía delante.

- No me puedo correr sin follarme vuestras tetas chicas!- dije yo

- No lo harás, pero tu polla está demasiado buena para dejar de mamarla tan fácilmente- dijo Diana volviendo como una posesa a su parte que le pertocaba de mi instrumento.

No la dejaban un momento sin chupar, mientras una subía la otra bajaba lamiendo y succionando cada centímetro, había veces que no me la conseguía ver tapada por sus bocas y sus caras lascivas. María me la cogía por la base para mantenerla fija y las dos disfrutaban como quien comparte un helado en un día caluroso, llegaban hasta mi glande y fundían sus lenguas en una para lamer y acariciar la punta de mi nabo. María empezó a acariciarse la mejilla con su parte de mi polla que ya estaba muy mojada por su saliva y se deslizaba deliciosamente por su cara, a Diana pareció darle envidia y copió a su amiga, yo aprovechando el momento las volví a coger por la nuca y a follarme la unión de sus mejillas, las dos gemían como guarras al notar mi dura polla restregarse por sus caras las cuales se amoldaban perfectamente a mi miembro. Más abajo sus tetas caían majestuosas y se rozaban entre si. Definitivamente iba a correrme pronto.

- Se acabó- dije yo levantándome- necesito follarme vuestras tetas antes de correrme.

Ellas obedecieron, María cogió mi polla y empezó a restregarla con su pezón a la vez que me hacía una paja, Diana se levantó cogiéndome por la cabeza y aplastándomela en sus tetas, yo se las cogía con las dos manos y le juntaba aquellos pezones enorme y duros para comérmelos los dos a la vez mientras María ya se la había puesto bien cerquita de su corazón en medio de aquellas dos maravillas de la naturaleza, se las juntaba solo por los lados dejándome ver, las veces que las tetas de Diana me dejaban, como sus pezones rebotaban con cada embestida de mi polla y como mi glande asomaba con dificultad y era rápidamente lamido por su viciosa lengua que completaba su cara de guarra mirándome fijamente a los ojos. Era el turno de Diana.

La bajé para que se pusiera de rodillas y le indiqué que se juntara las tetas con los antebrazos, cogí a María por la nuca y le dije que escupiera y lamiera el canalillo enorme que creaban las tetas de Diana al juntarse, yo estaba fuera de mi y eso parecía encantarles a ellas, María obedeció y empezó a sobar y lamer las tetas de Diana, yo cogía mi polla y la metía en medio de sus lametazos hasta que vi que estaba bien lubricado, sin pensármelo dos veces metí mi polla en aquel canalillo del placer y me lo follé como jamás me he follado nada, sus tetas bien aprisionadas entre sus brazos parecían a punto de explotar al tener que aguantar las embestidas de mi polla,de vez en cuando metía la cabeza de María entre su canalillo para que me lamiera lo que pudiera ver de mi polla. La corrida estaba cerca así que las puse una al lado de la otra y yo en medio a sus espaldas pajeándome entre sus cabezas y viendo colgar aquellas tetas que me acababan de llevar al éxtasis, no se hizo de esperar y el primer chorro le cerró un ojo a Diana dejando su rastro por su nariz y su mejilla, el segundo le entró en la boca abierta de María y colgó desde su labio a su pezon derecho el resto lo repartí como buenamente puede entre sus caras y sus tetas intentando que las dos quedaran bien cubiertas de mi semen el cual ellas querían lamer como locas.

- Y bien, ¿soy apto para follaros?- dije yo triunfante de pié y con mi nabo morcillón colgando

- Por mi como si me follas cada día el resto de mi vida- dijo Diana con un ojo entrecerrado.

- Y por mi, ahora te lo voy a demostrar- Dijo María con mi semen aún colgando y abalanzándose a comerme la polla de nuevo.

Datos del Relato
  • Categoría: Varios
  • Media: 10
  • Votos: 1
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