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Un trabajo especial con mi jefe

~~El ambiente estaba muy, muy caldeado, habian tenido un encontronazo por la mañana, y a pesar de querer ambos salir lo antes posible, era ya de noche y seguian discutiendo. Habia una planificacion y aunque estaban de acuerdo en el fondo, no lo estaban en la manera de realizarlo, llevaban toda la tarde discutiendo sobre ello y Ali estaba ya harta y enfadada, asi que antes de decir algo que pudiera herir a su jefe, o que dañara su buena relacion como compañeros, prefirio levantarse, disculparse y comentar:
 Mañana lo veremos con mas claridad y mas serenamente. Vamos a dejarlo, es tarde y nos conviene irnos o acabaremos mal.
 ?lvaro se incorporo apresuradamente de su sillon en un intento de calmarla, la alcanzo en la puerta del despacho y tambien se disculpo, ambos tenian mucho caracter y no queria que ella se fuera asi a casa. La sujeto de un brazo y le rogo que le perdonara, tambien estaba nervioso y enfadado. A pesar de todo, Ali se echo a llorar en silencio y ?lvaro la abrazo sin saber muy bien porque lloraba, en cualquier caso, percibio que aun estaba enfurecida y tampoco sabia que tenia que hacer. Ella separo la cara y le miro a los ojos. Aunque estaba enojada no podia dejar de sentir el olor de ese hombre, mezcla de colonia cara y tabaco, era un hombre muy atractivo, moreno, ya peinaba canas, pero era delgado y parecia en buena forma. Lo consideraba inteligente, y con sentido del humor, cercano con los suyos y nada arrogante y en el sentido puramente fisico, era un ejemplar magnifico. En ese preciso instante, se apartaron un poco y ?lvaro enlazandola de la cintura le pregunto si estaba mejor, a lo que ella contesto que seguia cabreada pero mas tranquila.
 Sentia sus manos en la cintura, y eso era algo que no podia ignorar, era como un interruptor en su cuerpo, su punto mas debil pero tambien el mas fuerte por lo muy eficaz que le resulta a la hora de relacionarse. ?lvaro la volvio a mirar y descubrio algo mas en la dureza de su mirada. La apreso de la nuca y la beso con tanta rabia que ella le correspondio igual. Casi a tropezones llegaron al sillon de el, y con un empujon lo sento. Desbrocho su pantalon y se arrodillo frente a el y manos, sin previo aviso y, sin decir ni media palabra, arremetio contra su miembro, introduciendolo dentro de su boca, apresandolo febrilmente con sus labios; se acoplaba de forma magnifica entre su lengua y su paladar, deslizandose de manera deliciosa de afuera a adentro y viceversa. Era obvio que Ali era una experta en esta faena pues sabia con exactitud cuales eran los puntos del organo que debia mamar y lamer para producir mas placer.
 En tanto hacia esto empezo a quitarse la ropa, aunque no se desnudo por completo. Ali era una hembra de lo mas normal. Era blanca, muy blanca. Su piel, impecable... bueno, a excepcion de unas pecas diseminadas en sus hombros que le daban un toque de mayor sensualidad. Lo primero que llamaba la atencion en ella eran sus muslos rollizos y muy bien formados, y luego sus pechos redondos, tentadores y erguidos, con pezones pequeños, sonrosados, enhiestos y desafiantes. ?lvaro andaba tan embelesado en las caricias que, cuando volvio en si de repente, Ali trepaba sobre el, abriendo sus piernas y absorbiendo su pene con su vulva. La verga se hundio con toda libertad lubricada por la excitacion que sentia. Ali gimio con un quejido casi apagado. En esta pose le resulto muy facil colocar sus pechos cerca de la boca de ?lvaro, tanto que podia apoderarse de ellos, con apenas inclinarse un poco, eso le produjo algo asi como una descarga electrica en todo el cuerpo porque comenzo a revolverse como una serpiente acorralada mientras, sus manos blancas se aferraban a su cabeza en un desesperado intento por no irse de espaldas. Ali se estaba encargando de todo: era ella quien agitaba sus caderas en un intento de llevar el organo carnoso hasta lo mas hondo de su pelvis; era ella quien aplastaba sus pechos contra su boca para que fueran mordidos por sus dientes.
 ?lvaro no estaba dispuesto a ser un mero sujeto pasivo, la detuvo y la hizo levantarse. Hasta ese momento no se habia percatado ello, no estaba para esas cosas, la verdad. Ali llevaba un sujetador y un tanga de encaje fino, de un color negro que resaltaba su piel blanca y vestia medias, algo que a ?lvaro le parecio lo mas excitante del mundo, maldiciendose por no haberse fijado antes. Sin ningun miramiento, la hizo darse la vuelta y apoyarse sobre la mesa, abrazandola por detras y aprisionandola. Mas que un simple revolcon, aquello parecia una pela entre ambos y competian para ver quien ganaba ?ingenuos... ambos saldrian vencedores y vencidos! ?lvaro paso por delante una de sus manos y alcanzo el clitoris de Ali, pensaba hacerla disfrutar hasta que le pidiera que la penetrase. Sus dedos eran enormemente habiles y consiguieron que ella se corriera enseguida, pero el no se quedo ahi, la dejaba respirar unos segundos y volvia a masturbarla una y otra vez; no llevaba la cuenta, pero estaba seguro de que le habia procurado mas de diez orgasmos seguidos. De hecho, Ali se removia intentando darse la vuelta pero ?lvaro la tenia bien sujeta con su cuerpo.
 Entre un sentimiento de placer y de venganza, el se sintio satisfecho cuando ella le suplico que parara, y que se la tirara de una vez. Su cuerpo se acoplo de nuevo perfectamente a la anatomia de esa mujer, enterrandole todos sus centimetros hasta hacer que Ali exhalara un suspiro de alivio al sentirse llena de el. Se movia demasiado, asi que la inmovilizo firmemente por las caderas para controlarla mejor, aunque ella intentaba zafarse de el. Ali se sentia humillada y, a la vez, complacida por ese sometimiento; mientras su verga se sumergia una y otra vez en la abertura humeda y caliente de Ali, esta gemia e intentaba acariciar al macho que la doblegaba. Sus gemidos fueron en aumento y su respiracion cada vez mas entrecortada, lo que no le impedia decirle a ?lvaro verdaderas obscenidades que hicieron que el acelerara el ritmo y la potencia de sus embestidas Cuando Ali llego al climax y ahogo un grito de voluptuosidad mientras arrugaba los papeles a los que estaba aferrada en la mesa, ?lvaro, agarrandola de los pechos, hundio al maximo su miembro en ella dejandose llevar por un enajenamiento propio de una eyaculacion, desmoronandose sobre su espalda.
 Una vez hundidos y vencidos, el la abrazo de nuevo y la hizo girarse hacia el. En la mirada de ella no habia enfado, pero si una chispa de ironia y sarcasmo, algo que pudo comprobar cuando le pregunto, arqueando una ceja: ?Deseas algo mas, jefe? .

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