Hoy es jueves, mi día preferido. Trabajo en la tarde y me quedo en casa asicalandome con calma. Mi esposa se va a trabajar desde temprano y yo me dedico un rato a mi, tranquilo y sin prisa.

Me afeito la cara, me cortó el cabello, me afeito el pecho, el pubis y todo lo demás. Hoy he quedado perfecto. Tomo una dilatada ducha y me perfumo con calma.

Los hombres tenemos que cuidar los detalles, más si tienes que enamorar a tu mujer que ya poco se fija en ti ni en tus actos.a Creo que a mi mujer le da igual que me arregle o no.

Me coloco la toalla en la cintura y me voy a ver el televisor. Algo de noticias para comenzar informado el día.

Mientrastanto, admiro mi esfuerzo y acaricio mi pecho, he quedado perfecto. Acaricio mi pene y me sobreviene una rica erección, la cual va desplazando poco a poco la toalla hasta que aparece triunfante mi duro y grueso falo.

Sigo acariciándolo y teniendo imágenes divinas de mi mujer y de otras nenas. Cuando comienzo a darme rico, suena el timbre del intercomunicador… Dios quien será? Que inoportuno!

– Si, quien es?
– Hola, soy Sofía, la amiga de tu esposa, vengo a lavar mi ropa, Antonia me dijo que podía.
– Ok. Sube.

Molesto por la interrupción me dirigí a la puerta, no me detuve a ponerme algo y seguí en toalla. Al abrir ví una nena hermosa, que enfoco sus ojos en mi cuerpo y quedó algo impresionada…

– Javier, Dios mío. Que guapazo!
– Hola amiga, no te conocía, pasa.

La seguí por el corredor, la ayudaba con una gran bolsa de ropa, ella llevaba una cesta pero el punto es que pude ver un culazo lindo y grande que se movía en una falda larga y transparente. Debajo un hilo casi inexistente por lo diminuto. Llevaba una franela que escondía algo grande, pero que no podía ver con claridad.

– Antonia tiene amigas hermosas…
– Gracias Javier. Ella siempre habla de ti.
– Pero cosas buenas o malas?
– Que estás bueno… Perdón, que son cosas buenas!!!

Quieres un café? Pregunté mientras la seguía admirando.

– Si, por favor.

A través del vidrio de la cocina veía como me detallaba la chica, y como se acomodaba para verse mejor…

Me estaba entusiasmando.

Le di su café y le dije que podía estar con confianza, que aún cuando no la conocía, era amiga de Antonia y eso bastaba. Yo me fui a mi habitación a seguir lo que estaba haciendo.

Me acosté, retire la toalla y estaba desnudo en mi cama. Viendo la tele y curioseando mi móvil.

Por picardía deje entreabierta la puerta, tenía la sospecha que Sofía intentaría algo… Y así fue.

– Javier, una…

Entro a la habitación y me encontró totalmente desnudo, no pudo pronunciar palabra alguna.

Le guiñe un ojo y con el dedo índice la llamé, di dos toques con la palma de mi mano sobre la cama y ella inicio su aproximación.

En el avance se desprendió de la playera que traía y de la falda. Solo bikini y sandalias bajas… Pero al fin podía ver esas tetas enormes que me tenían tan curioso. Sofia estaba de película.

Se recostó a mi lado y comenzó a acariciar mi cuerpo, acercó su rostro al mío y comenzó a besar mi boca.

No lo podía creer. Está hermosa hembra me estaba haciendo el día. Bajo a mi falo y se lo llevó a la boca, lo acaricio con su lengua húmeda y caliente y se lo trago… Divinamente lo hacía, disfrutandolo y estremeciendo mi cuerpo con cada mamada que me daba.

La retire de encima de mi, la puse de panza sobre la cama y comence a lamer su culo. Ella lo presionaba contra mi rostro hasta que logre meter mi lengua totalmente en su ano. La giraba a mi antojo y ella gritaba de placer. Levantó las nalgas buscando que hiciera lo mismo con su vagina… Y lo logro. Una vagina depilada, rosadita, jugosa y bien apetitosa. Le comí ese coño hasta que tubo un gran orgasmo. Se estremecio, se contorneó, gritó y aflojó todo su bello cuerpo.

Pense que necesitaba recuperarse pero no, quería que la montará. Se puso en perrito, me encanta una hembra que se acomoda para que la folle. Apreté sus grandes pechos, le gire su cabeza para besarla y forcejeamos para lograrlo.

– Metermelo anda, por favor, hazme tuya Javi.

Ella dirigió con su mano la punta de mi verga y la coloco en la entrada de su vagina, y de pronto empujó hacia atrás. Ella misma se lo metió todito.

Comence a follar a ese ángel, ambos gritábamos de placer y ya envueltos en sudor volvieron a apetecer sus orgasmos, uno tras otro, me mostraban de lo que era capaz.

Se safo de mi y se colocó boca arriba, la bese con furor y se lo metí de nuevo. Se movía con fuerza y ritmo.

– Tiras divino bebé.
– Soy tuya, aprovecharme. No pares.

No quería acabar, deseaba alargar este espectáculo. Salí de ella cuando advertí que estaba cansada. Me pare de la cama con la finalidad de contemplar la belleza de esa mujer.

– Que divina estás nena.

La puse de lado en la cama. Quería comerme ese culo. Estaba tentador. Ella comprendió mis intenciones y me dijo al oído…

– Anda papi, cómetelo, te lo ganaste. Dame duro que quiero que lo pruebes…

Busque su culito, lo acomode y presione… Entro suave y fácil. Ella gimió de placer y mostró un enorme agrado.

Comence a follarla duro, con todo el deseo de dejar mi huella en sus entrañas.

– Acabame papito, adentro. Con fuerza. Quiero sentirte acabar en mi. Por favor acaba en mi

Cuando estaba en la cumbre me deje caer… Sentí como toda mi leche comenzaba a fluir y a vaciarse en su culote. Grite con fuerza y libere todo ese eros acumulado. Caí tendido sobre su espalda y no dejaba los espasmos de placer y ella no paraba de vibrar con sus repetidos y prolongados orgasmos.

Nos vestimos y ella siguió haciendo lo que venía. Me acerque dos veces y nos morreamos rico. Luego debí salir a mi trabajo y la despedida fue de lo más cómplice. Me pidió que no contará nada a mi esposa y acordamos que este sería nuestro secreto.

Esa chica me devolvió el alma al cuerpo. Sigo trabajando y no puedo dejar de recordar esa tirada de película que nos dimos.