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~Aquella noche me convertí en la peor puta de todas las putas por rabia y por despecho yo me entregue a un chico sin conocerlo, que apenas vi y me hizo suya. Nunca jamás imaginaria que en un momento de mi vida llegaría a ser tan zorra como para hacerlo con un desconocido pero la rabia me cegó y paso lo que tenía que pasar, tengo apenas dieciocho años recién cumplidos. Había iniciado una relación linda con un chico que creía que me era fiel, me inicie en la sexualidad con él y con él perdí mi virginidad convirtiéndome en mujer pues nunca había estado tan enamorada como lo estuve de mi ex novio, un chico guapo y romántico que pensé que me amaba, me lo presento una prima, las cosas iban tan bien entre nosotros pero el maldito me engañaba sin que me diera cuenta. Un día mis amigas me empezaban a decir que lo veían en el antro con otra chava y no lo creía para nada, estaba segura de sus sentimientos pues era ingenua e ilusa y siempre supo ocultarme bien sus engaños.
Lo amaba tanto que yo daba mi vida por él, deje ir a otros chicos que les interesaba yo todo por él ¿y para qué? Esa tarde que lo descubrí con otra fue la peor de mi vida, no había quedado de verlo pero quise ir a visitarlo de sorpresa a su departamento, yo misma le compre un oso de peluche hermoso que le llevaba, pero no cabe duda que me dio la peor de las puñaladas en esos momentos cuando lo vi besuqueándose con otra a fuera de su departamento, luego entraron y pues obviamente no a ver caricaturas verdad. Sentía que mi corazón se partía en dos, llore en silencio fuera de su departamento, sentía morirme, deseaba tocar y entrar para reclamarle pero que caso hubiera tenido, sólo me sentiría peor, así que hui de ese lugar bañada en lágrimas, salí corriendo rumbo al parque donde estuve llorando como loca por mucho tiempo, la gente sólo me veía y me pasaban de largo. No tengo idea de cuánto me hice en el parque pero fue mucho tiempo porque se me hizo de noche, tras cansarme de llorar ya no me quedaron más lagrimas, ahora lo único que sentía era rabia, despecho y deseos inmensos de venganza. Me retire del parque y tome el autobús en camino a casa, en el vi un chico guapo, tenía una camiseta que marcaba perfectamente su cuerpo varonil musculoso, era poco más grande que yo.
Fue en esos momentos cuando quise experimentar algo nuevo, dejándome llevar los deseos de venganza me le insinué a este chico, yo tenía puesta solo una blusa rosa y una falda blanca corta. El estaba sentado en el asiento junto al mío, yo cruce mis piernas subiéndome la falda y me tocaba en mi intimidad, esto de inmediato llamo su atención y comenzó a verme excitado, yo correspondía su mirada.
En la primera parada que hizo el autobús nos bajamos, me tomo de la mano y hasta pago mi pasaje, reconocí las calles, ya estaba cerca de mi casa. Ambos caminamos hacia un callejón de la ciudad, nos internamos lo más que pudimos para no ser vistos. Entonces me dijo –Así que… ¿Cuánto cobras muñeca? ¡No me estoy vendiendo, sólo tómame si quieres! Siempre tendré en mente la mirada de lujuria y morbo que puso en esos momentos. Ni me beso, sólo violentamente me puso detrás, subió mi falda con sus manos y me bajo mis pantis hasta mis pies, como loco me tocaba mi intimidad y me chupaba el cuello. Yo cerré mis ojos tratándome de relajar, escuche como se bajo sus pantalones, bien que sentí la dureza de su miembro entre mis piernas, empujo y me penetro por mi vagina, mis labios vaginales se abrieron más puesto que lo tenía más grande que la de mi novio. Me agarro los pechos y con fuerza se movía dentro de mí, llegó un momento en el que quiso penetrarme analmente pero le dije que ¡No! Tajantemente pues era virgen por ahí y no deseaba perder mi virginidad anal de esa forma y gracias al cielo que me hizo caso, así que de nuevo volvió a metérmela por mi vagina, estaba vez me golpeaba más duro, quizá porque se enojo de que no le di permiso el anal, sentía sus embestidas bien fuertes y apretaba bastante para llegar muy al fondo de mi vagina. Instantes después cuando ya iba a terminar retiro su miembro de dentro de mí y eyaculo fuera, aunque creo que si me hecho un poco de semen porque me sentía mojada. Tan pronto hubo terminado me dio las gracias y me dijo que esperaba que me hubiera gustado, se vistió y se fue dejándome ahí sola, por unos minutos estuve así arrepentida y preguntándome a mi misma ¿Por qué lo hice? Pero ya estaba hecho, me arregle y de inmediato me fui a una farmacia a comprar el post-day para no correr riesgos, nunca lo conocí, nunca supe su nombre pero esa noche fui penetrada por un completo desconocido.
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