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Categoría: Confesiones

Un masaje a mi suegra

Lo que voy a contarles a continuación, es algo que me sucedió este anño, hace unos meses atrás... Sé que muchos de los lectores han leído cosas difíciles de creer, cuentos, fantasías, y realmente a veces hay cosas que al leerlas son muy difíciles de creer, a veces he estado en esa situación en la que leo algo y pienso: ¿será que es verdad? Y esto que hoy me sucedió es una de esas cosas de las cuales creo que pensaría así. 
A eso de la hora del almuerzo estaba en casa de mi suegra, ella es una señora de unos 55 años, es agradable, no tengo nada malo que decir de ella, a excepción de que regularmente sufre de dolores de espalda, entonces ofrecí como en otras ocasiones darle un masaje en la parte alta de su espalda, para que se aliviara un poco. Ella dijo que si, que de verdad me lo agradecía, fue así que después de almorzar, subimos a la habitación, mi suegra, mi esposa y yo. Estábamos echando cuento allí mientras ella se colocaba de espaldas y mi esposa le desabotonó su brassier para que la espalda le quedara descubierta, la verdad es que, no sentía ningún tipo de morbo por esa situación, así que comencé a darle el masaje, le dije que si quería al terminar le daba un masaje en los pies a lo cual ella dijo que sí. Mi esposa que estaba al lado de ella también le ofrecí un masaje y dijo que si, que también quería que le masajeara sus pies, entonces le dijo que se colocara igual que su mamá boca abajo. Comencé con los pies de mi suegra, esos pies si que son bonitos, pequeños y suaves, a pesar de tener esa edad no tienen cayos ni nada feo, yo estaba parado al borde de la cama y tenía uno de sus pies en mis dos manos llenas de crema los masajeaba de arriba abajo, yo cargaba puesto un mono deportivo, y en un momento, rocé el pie de mi suegra levemente a la altura de mi pene, es increíble, pero fue apenas un roce y ese condenado miembro animal, se empezó a levantar, mi esposa estaba también boca abajo y ninguna de las dos miraba hacia atrás. Mi corazón se aceleró pues me dio un poco de nervios que mi suegra se fuese dado cuenta que su piececito rozo mi pene, pero ella, ni miro hacia atrás ni dijo nada. Así que, como a modo de prueba, volví a rozarlo pero esta vez bien a propósito, conchale manooo! No voy a decir que tengo un mega pene de tamaño mounstroso, pero ¿será que ella sintió la punta entre sus dedos? Esa pregunta estaba en mi cabeza y mi corazón latía a mil por segundo. Entonces, ella echó los dedos un poco así como hacia atrás, así como cuando una persona se afinca en sus dedos y su pie se arquea más de lo normal, marcándose más el puente. Por esta razón pensé que si se había dado cuenta que su pie se apoyó en algo extraño. Como les dije, nada más de rozarlo se me había empezado a poner duro el miembro, ahora que ya lo tocaba con más firmeza con ese pie, se me había puesto duro como una roca, parado casi en su totalidad, yo estaba casi que temblando literalmente y pendiente de que mi esposa no se le ocurriera voltear o que mi suegra mirara hacia atrás. Entonces en un rápido movimiento, metí mi mano bajo mi mono y mi bóxer y deje que mi pene saliera por el borde de la liga de ambas ropas de vestir. Me que dos dedos y medio de pene afuera, yo cargaba una franela por fuera, así que la levanté para ver cuánto de mi pene estaba asomado y tome el pie de mi suegra y lo acerque y con su dedo pulgar recostándolo a mi pene, woww! Que suave y delicioso se sentía ese pie rozando mi pene que ahora estaba babeando, sé que no es una cosa del otro mundo pero fue repentino y no sé si mi suegra lo sintió, pero quería sacármelo todo y restregárselo en la planta del pie. Así seguí masajeándole el pie con mis manos y con la punta de mi pene en sus dedos, por un momento separe su dedo pulgar e índice del pie y entre ellos metí la parte baja del glande de mi pene……! No puedo describir lo excitante que fue eso. Asi hice también con el siguiente pie y mi suegra no llego a voltear ni una vez. En el segundo pie, no pude resistirme, pensé que se daría cuenta porque fue tanta la excitación que lo roce con bastante ímpetu, hasta que no resistí mas y acabé, tomé en mi mano el semen que salió, no se lo lancé directamente al pie, no vaya a ser que se diera cuenta y luego con ese semen que estaba en mi mano le masajee el pie. Mi pecho de broma no estalló. Y no sé, ni sabré nunca si mi suegra se daría cuenta. Esa es mi historia de hoy. ¿Que les parece?

Datos del Relato
  • Autor: Aitor
  • Código: 46332
  • Fecha: 21-10-2017
  • Categoría: Confesiones
  • Media: 7.33
  • Votos: 3
  • Envios: 0
  • Lecturas: 5783
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
thor
invitado-thor 22-10-2017 01:48:26

jajaj esto no puede ser verdad!!

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