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Categoría: Confesiones

UN MAMADING INEXPERADO.

"Esta historia que os voy a contar me ocurrió hace un tiempo, un fin de semana. Trabajo de camarero en un local nocturno, aunque alguna vez he visto alguna experiencia similar, en esta ocasión el tema del mamanding creo que se a sobrepasado un poco, lo he vivido en primera persona."

 

La noche había sido bastante normal, hasta la hora de cerrar. Me tocó invitar a algunos clientes a abandonar el local para poder cerrar. Justamente quedaba solo un grupo de tres chicas de unos 30 años. Las cuales no debería ser muy complicado el despacharlas porque ya no son unas veinteañeras locas que vayan de desfase total. Según les digo de irse, como a todo el mundo, se hacen las remolonas y se intentan quedar más rato. Sin más preámbulo, son ellas las que me proponen jugar al mamanding. Como yo estaba solo en el local y a nadie le amarga un dulce, acepté. (tampoco pensaba que se fueran a lanzar a hacerlo de verdad) Salí de la barra y me quede en medio. Según me fui a desabrochar el pantalón ellas me dijeron que no, que yo no hiciera nada, que ellas lo hacían todo.

 

La que parecía la más lanzada miró a sus amigas y les dio un beso en la boca de forma muy pasional, a continuación se acercó a mi y sin dejar de mirarme a la cara con ojos de deseo, me desabrochó los pantalones y me los bajó. Cogió mi pene con suavidad y empezó a darle pequeños besos a modo de caricias. Rápidamente mi pene cogió forma y dureza. Ella pasó de los dulces besos a lamer todo lo largo de mi miembro.

 

Después de esto, invitó a sus amigas a probarla mientras ellas estaban mirando desde unos pasos más atrás.

 

Esta primera chica, me agarró la polla con su mano y se la ofreció primero a una de sus amigas. Una rubia que ciertamente tenia pinta de ser una chica fácil. Esta rubia no se anduvo con tonterías y se introdujo todo mi miembro en la boca. Lentamente se lo fue sacando poco a poco mientras ponía morritos. Tal cual terminó, le pasó mi polla a la otra chica que hizo exactamente lo mismo.

 

Entonces cogió la iniciativa la rubia. Acerco su cara mi polla y empezó a jugar con su lengua por la base de mi pene sin llegar a los testículos. Las otras dos chicas la miraban con ansias y deseos a la vez que no paraban de salivar. En cuanto la rubia se paso a meterse mis testículos en la boca, la primera chica se puso a pasar su lengua por mi glande.

 

El juego de tener dos bocas a la vez dándome placer era todo una cascada de sensaciones, no podía identificar exactamente que me daba más placer, pero la suma era tremendamente excitante.

 

El siguiente paso de tener las tres chicas disfrutando a la vez de mi polla, fue todo una experiencia. Juntaron sus bocas lo más que pudieron y yo simplemente movía mi polla de un lado para otro. Ellas como si de serpientes se tratasen, sacan sus lenguas para buscar mi polla. Uno de los momentos más excitantes y de mayor placer fue cuando se colocaron una a cada lado y otra en frente. La de los lados abrían sus bocas y yo introducía mi miembro entre sus bocas. Era como si cada una me comiera media polla. Cada una su lado y con su propia técnica. A la vez que la tercera chica se quedaba con la punta de la polla y que también se la comía. Yo no me pude resistir a eso y dejé que ellas hicieran todo. Era un mundo de placer indescriptible, por la base del pene notaba como por un lado me la chupaban mientras que por el otro eran simples caricias con la punta de la lengua y todo esto aderezado con repertorio de besos, mordidas, caricias y succiones en el glande. El mamanding a tres bandas es de la mejores cosas que he probado.

 

Como estaba muy excitado, les dije que mejor un ratito cada una, porque las tres a la vez era una cosa insoportable de placer. Ellas no tuvieron problemas en cambiar y pasaron a comérmela en solitario. Empezó la primera chica de todas aprovechando que ya tenía la punta en la boca. Me agarró por el culo y sin más, empezó a mover la cabeza de forma salvaje para autofollarse la boca con mi polla. Era toda una experta en eso. Las otras dos chicas la miraban y luego me miraban a mi mientras dejaban escapar parte de su saliva por la boca. En cuanto se cansó entró la rubia en acción. Esta directamente fue a por la garganta profunda. Se fue metiendo mi polla en la boca poco a poco hasta que le hizo tope su cara con mis abdominales. Esta se la veía muy viciosa, con toda mi polla en su boca, no dejaba de mirarme con ojitos un poco hinchados y con alguna que otra lágrima. A la vez que hacía ruidos intentando hablar, aunque no se entendiera nada. La tercera chica era más sosa y aunque también consiguió la garganta profunda, no fue nada así especial respecto a las otras dos que eran unas auténticas diosas del mamanding.

 

Muy a mi pesar, noté que llegaba mi momento de la corrida. Así que las avisé y la que parecía más sosita dijo que soltase mi leche por su escote. Se abrió la camiseta que llevaba y se apretó las tetas para recibir todo mi semen caliente. A la segunda sacudida salió toda la leche y descargué sobre sus tetas mientras la rubia y la otra se relamían con esa imagen. De hecho, una vez soltada toda la leche, limpiaron a su amiga con sus propias lenguas.

 

Después de esto, el próximo día que vengan les invito a alguna copa por si vuelve a caer la breva o hay algo más.

Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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