Esta es la historia real (sí, real) de una "práctica" de artes marciales, donde yo voy para ponerme en forma. En algún tiempo después conseguí pasar tres cinturones además de un físico decente. Ya no era el guatón del grupo, sino uno de los más atléticos. Y junto a esos cambios, las miradas de las chicas cambiaron bastante con respecto a mí. Una chica nueva que llegó a la academia, que era la que me gustaba de verdad, Gisselle, a quien yo le echaba como 18 años, morenita, como de un metro 60, y ella siempre me observaba como levantaba yo mi pierna cuando pateaba el saco (viendo mi paquete, obvio), y yo observaba como se le notaba su calzoncito bajo el blanco traje de karate que se usa en la academia, cuando el saco lo pateaba ella. Notaba yo también cómo ella se ponía a mil cuando la miraba, se ponía media rosadita, y yo creo que notó varias veces mi pene erecto bajo el traje. Se notaba su acción para provocarme. Se ponía un bikini azul bajo el traje, donde se notaba su rajita y su curvilíneo trasero, junto a unos bellos glúteos. incluso una vez no se puso ropa interior y sus pelitos negros me llamaban, pidiendo a gritos ser poseídos. A pesar de eso, nunca me acerqué. Aunque yo ya no era virgen, ni soy tímido, tenía el complejo de que antes era gordolfo, y por eso no me acercaba a una mujer , menos a una tan bonita, pues me daba temor. Encontraba como que era mucha mujer para mí. Hasta que en una ocasión, el sensei nos llevó de campamento a practicar a los cerros y al bosque, y nos dijo en el primer entrenamiento "trabajen en parejas los bloqueos que practicamos ayer" cosa de suerte, y enfrente mío, justo se coloca Gisselle y yo lo primero que noto, es su bikini pequeñito y azul bajo el traje de karate, que me gustaba tanto, anunciando que podría pasar algo hoy. El trabajo que hacíamos era patear casi pegado al compañero, a la cara, luego alejarse y golpear al estómago avanzando al frente. Yo veía sus pechos y ella mi paquete y tenernos así de cerca nos hizo arder y ponernos más atrevidos. Como el ejercicio se trataba de bloquear un golpe al estómago, por naturaleza, se acercaba, y cuando lo hacía, tocaba de pasada con su manito mi paquete erecto y tragó saliva en un gesto de calentura, mirándome, y yo noté que estaba apareciendo una manchita incolora en su vagina. Se estaba mojando y en eso, me da la calentura de tocar su vagina, de pasadita, cuando se acercara, como lo hizo ella con mi paquete. Ella se estremeció disimuladamente cuando la toqué, lanzando un suave gemidito, y miró a los lados si alguien lo notó, pero todos estaban metidos en el ejercicio. Con esa pasada, yo había comprobado en verdad que estaba muy húmeda y su pantalón de karate estaba pegado al bikini azul, notándose sus pelitos un poco y me dio por hablarle, con voz suave y de un éxtasis con cierta impotencia inexplicable, para indicarle "junta tus brazos y mueve más tus hombros, te dará más fuerza al lanzar el puño" y me dijo al oído, con una voz suavecita y caliente, algo que me dejó tieso: "no me hables así tan sensualmente, te lo ruego, que harás que me masturbe todo el día..." yo le dije más caliente que antes: " mejor conversemos a solas después" y me responde: " creí que nunca me lo pedirías, José" yo ya había perdido todo temor y pensaba en algunos besos por lo menos, pero la verdad, es que tenía unos deseos locos de comérmela...
Termina la clase matinal, nos pusimos ropas deportivas e hicimos las tiendas. el resto del grupo a eso de las 12 p.m.(como 40) fueron a jugar futbol y nosotros nos fuimos cerca de unos árboles, pero bastante lejos del campamento, yo estaba con polera y buzo, y ella venía con un short y el peto del bikini azul, de triángulo, que era pequeñísimo, dejando ver sus pechos un poco y nunca había visto su abdomen plano y con "caluguitas" esa maravillosa vista y la situación aparentemente impredecible me ponía nervioso, igual que ella, se notaba, pues era la primera vez que conversábamos, me empieza a decir con mucho temor tartamudeando un poco y ruborizada: " me gu-gustas mucho, te veo, y mojo mi ca-calzón, y me excita la forma en que me miras en clase, e-eres a-atractivo, no sabía como atraerte a... mí." Yo a 300 por mil y calientititísimo le digo, acariciándole el cabello: " es lo mismo que me pasa a mí cuando te veo, preciosura, quién te manda a ser tan boni..." y un beso calientísimo que me dio ella apagó mi última palabra, las lenguas se cruzaban. Mis manos volaron prestas a sobar su vagina y ella metió la mano por dentro de mi buzo para tocar mi pene, me comenzó a masturbar, yo noté que había mucho líquido escurriendo de su vagina, y una mancha apareció en su short , de esos como de explorador, pero pequeñito y apretado, se le notaban los glúteos y su rajita. me dice, jadeando: " te confieso que desde la primera vez que vi tu pene erecto y tú mirándome, me masturbaba seis veces al día , y ahora lo hago diez veces o más mirando la foto que te sacaron en el examen... y que yo compré..." (Claro, esa fue una foto que nunca la encontré en la exposición, donde salía con el torso descubierto y sudado.) y le digo: " no soy la excepción, pues yo también tengo una foto carné que se te cayó y, y, ..." y de nuevo no pude terminar de hablar y los dos nos besamos, como rayo empezaron a volar las ropas nuestras, le quité la parte de arriba del bikini azul que trae siempre, donde se notaban sus pezones inflamados de esperar y le empecé a besar sus senitos por encima de la parte de arriba del bikini, quitándoselo con los dientes y gemía ¡mmm! ¡mmmmhhhhh! hasta que con el éxtasis, dejó de masturbarme y me abrazó, me decidí a meterle mi pene, ya no tenía duda, pero tenía que prepararla, le fui sacando su short con suavidad... con cariño, no la tocaba, y ella se pasaba las manos por sus tetas alternándolas con su vagina, por encima de su bikini... estaba ella muy caliente, le quito la mano de ella de su vagina y empiezo a lamer sus jugos por encima de su bikini, que estaba rebalsado de tanto jugo, y se lo fui sacando con mis dientes, y para dejarla más preparada iba dejando con mi lengua sus jugos que había lamido sobre sus piernas, lamiéndolas suave y lentamente, y para calentarla más, me incorporé pasando mi lubricado pene por sus piernas, y me iba aproximando poco a poco a su vagina, y ella gemía de placer, mucho más fuerte, hasta que le digo, "llegó el momento amorcito" y me dice "hazlo ya, me tienes a mil, amor" esto me encendió mucho más, cuando lo hice, el pene hizo unas carambolitas y unos zig-zag con sus labios y entró y ella tragó saliva, en un gesto de placer, apoyado con un ¡uuhhhhhmhhh!" sonaba como una primera vez, yo sentía suavecita su vagina, parecían a simple tacto del pene, que eran juguitos vírgenes, y justamente, siento que choco con su himen, y me dice mirándome fijamente, como diciéndome "ten cuidado": " sí, José, soy virgen" y sobándole las tetas y dándole un beso, le digo: " será un honor entonces, relájate, el dolor, si lo hay, pasará pronto, lo haré suavecito" ella me dice "claro, amor, vale la ¡penaaaaahhhh! y en ese momento, ya había empujado mi pene en su vagina, y gritó luego en un ¡ammghmmm! porque le tapé la boca, pues no estaba ni ahí con que los demás escucharan todo esto. Me detuve, estando dentro de ella para que se calmara, sintiendo un chorrito de sangre calentita y haciendo latir mi pene dentro de ella, y me dijo sobándose las tetas: " ya se me pasó, sigue, sigue, mmmmhg" y parece que encontré su punto g, porque empezó a gemir de una forma maravillosa, y yo sentía un poderoso y delicioso ardor en mi glande, y más encima, ella diciéndome, " se siente súper ricoooo, ahhhh" y yo aceleré el ritmo de las penetraciones, llegaba a sonar su vagina... a ratos parecían pedos, y era donde había tanto jugo, hasta que con la calentura, me dio por meterle el dedo del guante de karate por el ano, me puse el guante, y se sintió tan rico en mi dedo, que decidí acelerar mis penetraciones, además que sus gemidos aumentaban, en un ¡ahhhhh!, ¡ahhhhh!, y acelero mucho mas y me dice: " ¡viene, vieneee, vieneeeeee! ¡aaauuuuufhaaa!, ¡ayyaaah!, aaahhh, aahh, ah" y un suspiro ardiente ¡uuuuufhh! había explotado en un orgasmo donde su estómago marcado saltaba y su vagina latía con tal potencia, que hizo que yo descargara casi al tiro toda mi leche dentro de ella, gimiendo acelerando mucho más" Giselle, maravillosooo uuuuhggg! y ella se preparó para otro, y lo terminé con mi lengua, y ella vibró poderosamente "¡ayyaaahhhh!, aaahhh, aahh, ah" y agotados nos tumbamos... ella se puso encima mío, cerró los ojos pasando su lengua por sus labios placenteramente, diciéndome "mi sueño, mi sueño dorado..." y yo le dije: "yo también soñaba con esto, mi Gisselle" nos mirábamos, cerramos los ojos y descansamos, desnudos, suspirando todavía del placer anterior, con las caras hacia el cielo cubierto por las verdes hojas de los pimientos que hacían de techo, y oíamos a los pajaritos, que eran ya testigos de este maravilloso momento que estábamos viviendo, cuando nos incorporamos al escuchar la voz del sensei con otros tres chicos, y saltamos de nuestro verde lecho muy asustados con las pocas energías que nos quedaban, y yo miraba como a ella le goteaba todavía el jugo de su vagina, igual que a mí de mi pene y escuchamos la plática, abrazados: " dónde estarán estos dos, pero no creo que juntos, si ni se hablan" y un compañero dice "pero se miran... y harto" " ¿ah si.. ? pero según el registro ella solo tiene 18 años y él 20" dijo el sensei, y el otro le dice: " si pesa mas de 30 kilos, se come..." todos saltaron en carcajadas, y el sensei responde sonriendo tranquilo" ellos son introvertidos, deben estar meditando, ya volverán, vamos chicos, los esperaremos allá" nosotros, detrás de dos pimientos, desnudos, nos matábamos de la risa, cuando ya se fueron y decíamos "vaya manera de meditar de estos introvertidos...ja, jaaa" y nos miramos. Eres increíble" ella me dice "pero fue fantástico, ¿no crees?" yo le respondo "sí mi amor" nos vestimos calmadamente y planeando otra ocasión, en la tienda de ella, que se ubicaba más alejada de la del sensei. Al rato, tomados de la mano, nos fuimos al campamento y llegamos, donde todos nos miraron extrañados, pues éramos los alumnos más silenciosos y serios del grupo, y veníamos felices y nos gritaron "¡uuuy, grande tío juliooo¡" (una expresión popular chilena, de un programa de tv, usada como piropo u otro) notaron que ella todavía tenía el short manchado y nos preguntaban cosas, que dónde estábamos y eso y les dije que ella se sentó en una planta con mucho rocío y se manchó justo ahí. Ella me miró picara y me dijo " sí, estaba muy mojada, muchachos, no piensen mal..." Y ahí quedó todos, pero no quedaron conformes con esa historia, pero que importaba a esas alturas...
Como a las 4 p.m. nos pusimos a entrenar, en las formas o katas, y todos balbuceaban cosas y nos miraban y nosotros colorados, como tomates. Cuando terminó el entrenamiento, como a las 10 pm y nos fuimos a dormir. yo, estando el campamento completo en oscuras ya, me fui a su tienda como lo planeamos y ella, agotada con el entrenamiento y lo demás, no se había quitado el traje de karate y se había quedado dormida, y aprovechando el momento, yo le bajo suavemente el pantalón, veo, poniéndome a mil que no tenía ropa interior y le empiezo a lamer su vagina, y ella despierta y me mira, y luego sonrió mostrando una pícara mueca de placer y complicidad, le metía su cinturón de karate en su vagina a ratos y mi dedo en su ano, y gemía mucho diciendo ¡rrrricccoooo! ¡ahhhhh! y le enseñé a chupar mi pene, a hacer la rusa, etc. y como su tienda era grande, empezamos a hacerlo de nuevo, a sacar chispas, y sonaban tan bonito las penetradas, que nos dio tal calentura, que nos pusimos a hacer posiciones de todo tipo, las cuales echaron a volar nuestra imaginación, lo hicimos con un ritmo frenético, hicimos como 12 posiciones, todas acompañadas con un candente orgasmo cada uno, y cuando terminamos la última, muy agotados, como a las 3 de la mañana, nos dormimos y como a eso de las nueve de la mañana, el sensei abre la tienda y nos despierta. Yo me tapé con el saco de dormir y el sensei le dice a ella, que estaba desnuda " Oye Gisselle, en cinco minutos te necesito... hey¿quién está contigo?" y salgo con harta plancha diciéndole " yo, sensei" y el gentil sensei, nos sorprende y nos pone cara de picardía " vaya, vaya, disfrútenlo muchachos, yo no diré ni he visto nada, tienen los días restantes libres, los dos han sido buenos alumnos, y merecen un descanso" y nosotros nos miramos, extrañados por la respuesta del sensei y cuando el sensei se llevó a los otros chicos, empezamos a hacerlo de nuevo "como desayuno " dijimos y para variar, fue maravilloso, mucho más expertos. Lo hicimos tres veces y cuando terminamos, nos vestimos y nos fuimos al río, en las orillas, a disfrutar del paisaje, y a conversar de los momentos que vendrían, riéndonos y también conversando de cosas triviales, para conocernos y teníamos un libro de horóscopos y decía allí que su signo, virgo, tenía de zona erógena todo el cuerpo y el mío, tauro, toda la piel. Eso nos calentó, y de repente nos empezamos a sobar los genitales uno al otro casi de forma espontánea, muy tiernamente "José, te quiero" "yo también te quiero mi Gisselita" y lo volvimos a hacer. Los cinco días restantes no entrenamos. Nos dedicamos a hacer el amor, con frecuencia de 4 veces al día, como mínimo. Lo hicimos hasta dentro del río, lavándonos el pelo, uno al otro, e incluso en las duchas de esas de acampar. Pasó el campamento y después, nos íbamos a cualquier motel, y lo hacíamos. Llevamos hoy cuatro meses de pololeo después del afortunado suceso en el campamento y lo seguimos haciendo todos los días con igual o mejor intensidad que ese día, acomodando nuestros deberes, sin perder la cabeza, pues la vida nuestra ahora es estudiar. Después está hacer el amor y practicar karate... esas son nuestras prioridades como pareja. Obviamente, cuando tenemos relaciones, lo hacemos cuatro o cinco veces, no nos aburrimos, sabemos variar, pero dígame, cualquiera que lea esto, si no será mucha la cantidad de sexo...