Claudia estaba tumbada en el colchón de agua de su habitación. Sus padres hacía dos días que se habían ido de viaje a Londres, de bodas de plata, y estaría una semana sola.
Aquella tarde había puesto una película del digital, una típica película de amor pastelera. no quiso ni tan siquiera terminarla y empezó a cambiar los canales. Sin querer entró en la página de las películas de estreno de pago, sus padres nunca le dejaban coger ninguna película de pago, ya que eran bastante caras, pero estaba sola y aburrida, y sabía que sus padres la entenderían. Así que empezó a ver las películas que habían para elegir, sin querer entró en la sección X e intentó cambiar enseguida los canales pero prefirió ver los títulos para reírse un rato, pero empezó a ponerse húmeda. Eligió para ver una tal llamada Porno Duro, y esperó a que cargase la película. En la pantalla se iluminó una brutal orgía, donde también había una china atrapada entre dos negros, con una gran tranca, y ella llorando del dolor y gusto. Claudia se empezó a tocar su dulce almeja, mientras soltaba pequeños sollozos y gemidos. Se metió un dedo en su coño húmedo, después dos, y tres...
Cuando empezó a entrar en un mundo de fantasía se acordó de el juguetito que le había regalado su amiga Helena el verano pasado. Era un gran consolador de treinta centímetros y seis de perímetro. Lo sacó de su armario, dónde lo escondió para que no lo descubriesen sus padres. Ella no lo había utilizado nunca, excepto una vez que lo probó metiéndoselo por la boca(simple curiosidad).
Volvió a tumbarse en la cama, se quitó el sosten liberando sus enormes tetas. Se quitó la minifalda y se bajó el tanga, una corriente pasó entre sus piernas, abrió un poco las piernas. Aquello no sería como haberse metido sus dedos. Dio un suspiro mientras entraba su consolador, y empezó a gemir. Empezó a meter y sacar su juguete hasta el fondo, como una desesperada, ella misma se gritaba, pegaba, y humillaba llamándose puta, furcia, sucia. Su coño empezó a mojarse con sus jugos, enrojeció muchísimo y incluso llegó a hacerse sangre por meter aquél objeto gigante en su concha. Imaginó que era ella la que estaba atrapada entre los grandes pollones de aquellos negros, sufriendo, llorando, gimiendo y pensando que iba a petar y ser reventada entre el dolor y placer de aquella orgía. Cuando salió de sus fantasías jadeando como una loca, con su jugo en su coño, barriga y tetas, su consolador lleno también de él escurriéndose por su coño y de vez en cuando llevándoselo a la boca. Su concha estaba irritada y muy roja, un hilillo de sangre mojaba sus sábanas, aquello le había gustado y querría hacerlo más a menudo. Sonrió mientras soltaba un último gemido. Se apróximo el consolador a su cara y le dijo:
- Me ha gustado mucho, Action-Man...

(Si a alguien le ha gustado la narración, se ha puesto cachondo/a, o quiere decirme que es muy bestia o que me dedique a otra cosa, por favor, mandarme un e-mail, poned vuestros comentarios y votad. Gracias)