Hola, les voy a contar una de las experiencias mas ricas y calientes que he pasado ultimamente, era la noche del 28 de diciembre y mi novio y yo estábamos planeando como lo pasaríamos el fin de año ya que queríamos estar juntos, el plan que decidimos fue pasarlo en la playa a la luz de la luna (o de algun faro segun se diera), vimos a cuanto ascendía nuestro presupuesto y nos fuimos a Cancún, nos las pasamos el día 30 haciendo compras y planeando nuestra noche perfecta. El 31 en la tarde, como a eso de las 7 de la noche salimos para playa virgen y nos metimos en una cueva, ahi pusimos velas y servimos las copas con el vino que compramos para esa ocasión, de repente el me preguntó si quería casarme con el y yo emocionada le contesté que si, me desnudó lentamente besando mi cuerpo y después de desnudó el, saco una navaja e hicimos un ritual indio que el conocía, nos cortamos en los antebrazos e hicimos una oración, despues el me empezó a tocar, sus manos recorrian todo mi cuerpo y lo besaban sin dejar espacio sin explorar, me puso un pañuelo negro en la cabeza de modo que yo no podía ver nada, cada que sentía su lengua en mis pezones yo gemía de placer, de repente sentí algo helado abrirse paso en mi vulva, el lamía mientras esa cosa entraba, yo sentía que me moría del placer, de repente sacó su lengua de mi conchita y me habló al oido:
- te gusta verdad perra?, ahora mismo me vas a demostrar que tan puta eres.
Sacó el consolador que me había metido y lo volvió a meter en la hielera entonces me quitó el pañuelo de los ojos y me dió un antifáz, yo me lo puse y sentí muchas ganas de pegarle, como si algo de maldad se me metiera, entonces lo monté y me comencé a mover como poseída;
yo- quieres ver como te coje tu puta mi amor?
el- si chiquita, cojeme muy rico como tu sabes, hazme todo lo que tu quieras porque ya soy tuyo.
le di una cachetada mientras me movía muy rápido, el quiso tocarme y no lo dejé, le dije que se había portado mal y no iba a tocarme, solo yo podía hacerlo, me acaricié las tetas y las chupé, agarré su mano y la herida que se había hecho comenzó a sangrar, yo me excité al máximo y comenzé a embarrarme su sangre en mi cuerpo y la lamía como si fuera vino, el se calentó mas y ahora era el el que se movía, se corrió tan fuerte que hizo que yo terminara también, pero no me detuve, exprimí hasta la ultima gota disfrutando de como se retorcía, su verga no sisminuyó y siguió cogiendome, cuando estaba de perrito sacó el consolador de la hielera y me lo metió por el culo sin sacar su verga de mi vagina, nunca habíamos hecho eso y me encantó sentir mis dos agujeros ocupados al máximo, cojimos de todas las posiciones que pudimos, esa noche nos aventamos nueve palos de lo mas delicioso.
Al día siguiente recojimos todo en cuanto nos despertamos y nos fuimos al hotel, fue una de las noches mas ricas. ¿o tu que crees?