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Ya había pasado una semana desde el loco fin de semana con mi sobrino. Habíamos hablado unas cuantas veces a través del Whatsapp, algunas conversaciones un poco más subidas de tono que otras, pero nada especialmente escandaloso, hasta aquella tarde del martes.
- Hola tita P (apodo "cariñoso" que había cogido por costumbre, "tita putilla"), m vas a matar.
- Que has hecho pequeño diablillo?
- Se q t prometí no decir absolutamnt nada d lo q pasó hace 2 sábados, pero....
- No me jodas, como empiece a enterarse la gente, primero te mato y luego tendré que mudarme.
- Perdona, perdona..... Sólo se lo he dicho a José, q es mi mejor amigo.
- Tu estas loco? Sabes el lío en el que me puedo meter si empieza a hacerse público?
- No tienes q preocupart, m ha jurado q no se lo dirá a nadie, d todos modos..... No le he dicho q fueses mi tía, sólo q m he follado a una madurita.
- Y me puedes explicar como se supone que un niño de 17 años se lo monta con una mujer de 36? Sólo faltaría!
- Es q.... T vas a enfadar + tdvía.
- Bien, esto mejora por momentos. A ver, dime.
- Le he dicho q m cobrast 150 euros. :(
- Toma el niño!! Mejor no pregunto de donde sacas tu 150 euros, verdad?
- Es que .... Aún hay más.
- Hay Dios mío! Que más le has dicho? Qué soy yonqui?
- No, es lo q m ha dicho él. Est sábado es su cumpleaños...... y quiere contratar tus servicios. Dice q eres 1 poco cara, pero q con el culo q tienes merece la pena.
- Como? Ahora eres mi chulo? Qué te crees que soy una puta? Y encima dice que soy cara! Por cierto! Dónde diablos ha visto mi culo? No le habrás enseñado alguna de las fotos, verdad?
- Si, cuando le conté q había estado con 1 puta no m creía, y s las enseñe. Pero dice q seguro q las he encontrado x internt y no he follado con nadie. Por fa, es buen chaval, y es por su cumpleaños, q todas las chicas pasan d nosotros, dicen q somos feos.
- Te has vuelto loco? Cómo me lo voy a montar con tu amigo? Bastante locura cometí contigo, como para ahora convertirme en el regalo de cumpleaños de un niño de 17 años. Además, mucho interés pones tu, ni que quisieras verme follar con otro!
- Es q..... Bueno.... Quizás si q m gustaría.
- Toma! Toma! Y toma! Esto mejora por momentos.....
- Por fa......
Con las mismas lancé el móvil encima de la mesa, aquello estaba pasando de castaño a oscuro. Tenía encima un cabreo monumental, así que me puse mi ropa de deporte y me fui a correr un rato. Haciendo ejercicio no paraba de darle vueltas al asunto, y para mi propia sorpresa empecé a pensar en cómo podría llevarlo a cabo, las consecuencias, que se fueran de la lengua y lo contasen a más amigos, que el pobre chaval estaría pasando el pavo y las ganas que tendría de echar un polvo.... Una locura.
Cuando llegué a casa miré mi móvil y mi sobrino no había escrito nada más, tan sólo había puesto un montón de emoticonos de esos tristes del Whatsapp. Me fui directa a la ducha y seguí dándole vueltas al asunto. Mientras lo estaba haciendo empecé a calentarme pensando en ello y terminé masturbándome con la esponja hasta que me quedé completamente relajada, salí y me sequé.
Me senté en el sofá, cogí el móvil y, antes de arrepentirme y echarme atrás, escribí:
- Esta bien, lo haré, pero con varias condiciones: primera, tendrá que ser en un sitio donde nadie nos pueda molestar; segundo, él deberá tener los ojos vendados y no podrá verme en ningún momento; tercero, tú le darás todas las indicaciones, yo no voy a hablar.... y por cierto, los 150 euros por adelantado.
No había terminado de escribir cuando apareció el "escribiendo..." en la pantalla.
- Genial, q pasada, no s lo va a creer cndo s lo diga. Q t parec si lo hacemos est find en mi casa? Mis padres s habrán marchado d vacances y tenemos la casa vacía.
No acababa de decirlo y ya empezaba a tener dudas, pero a lo hecho.... Para rizar el rizo un poco más, me fuí a mi habitación, me quité la toalla, quedando completamente desnuda, cogí un sujetador push-up que casi deja mis pezones a la vista, me lo puse y con un lápiz de labios escribí en mis tetas: "Reservadas para José". Me hice una foto, desde la cintura hasta el cuello y se la envié a mi sobrino.
- Vale, que sea el sábado, y si quieres puedes mandarle la foto, para que tengas una prueba de que las fotos no te las has bajado de internet.
- Guuuuuuuaaaaauuuu. Tengo 1 tía fenomenal!
- Fenomenal no se, pero tonta un rato.
Había llegado el sábado por la mañana, estuve toda la semana, a ratos, pensando en la locura que estaba cometiendo y en como cometerla, a partes iguales. No sabría cual de las dos opciones prevalecía. Entonces empecé a prepararme exhaustivamente, depilarme todo el cuerpo, ducharme y peinarme. La selección de ropa fue sencilla, el chico no me vería, así que unos vaqueros y una camiseta fueron más que suficientes.
En media hora había llegado el chalet, donde me esperaba mi sobrino. Parecía que él estaba más nervioso que yo.
- Hola tita, qué tal? José llegará en una hora más o menos, cómo hacemos? - preguntó.
- Hola nene. Pues yo me subo a la habitación de tus padres, cuando él llegue, le dices que se desnude, que se ponga en una silla en medio del salón y le vendas los ojos. Cuando todo esté preparado mándame un mensaje y bajaré yo. - respondí.
Sin esperar a que respondiese, ni siquiera, subí a la habitación con la mochila y me senté en la cama un rato, tenía las piernas temblando. Cuando conseguí tranquilizarme un poco, acabé de prepararme. Me desnudé por completo, me puse unas medias, unos zapatos de tacón y una gabardina encima. Empecé a dar vueltas por la habitación, como una leona enjaulada, hasta que oí un ruido lejano de moto, miré por la ventana y vi un scooter que se acercaba a lo lejos. Después mi sobrino salio a recibirle y lo último que vi fue que ambos entraban en casa. Quince minutos después me llegó un mensaje: “Ya está todo preparado”. No había vuelta atrás.
Respiré profundamente, me cerré la gabardina y me dirigí al salón. Cuando llegué al piso de abajo, caminé dando pasos firmes y pausados, para que se escuchase bien el taconeo. Entré en el salón y carraspeé un poco, como saludo. Ahí estaba José, con sus 17 años recién cumplidos, completamente desnudo, sentado en la silla en medio del salón con toda la cabeza, desde la nariz para arriba, vendada, con las piernas pegadas y los brazos descansando sobre ellas, tapándose. A su izquierda, en la mesita, estaban los tres billetes de cincuenta euros acordados.
Mi sobrino estaba a su derecha, sentado en el sofá. Me coloqué delante de José, le guiñé un ojo a Pablo, y desabroché lentamente la gabardina, dejando que cayese al suelo, recreándome. Si mi sobrino quería espectáculo, se lo iba a dar.
Agarrando a José de los brazos, se los puse a los lados, y me situé a horcajadas sobre él, y colocando mis manos en las tetas, puse su cabeza entre ellas. Rápidamente empezó a usar la lengua, y a besarlas. Sus manos fueron a parar a mi culo, que amasaba con ganas, como si nunca hubiese tocado uno. De pronto me dio un fuerte azote, que sonó como un trueno y dolió como tal. Subió sus manos por mi cadera, cintura, barriga, hasta que llegó a las tetas, así que retiré las mías y le dejé a su antojo. Tan pronto me mordisqueaba un pezón, como trataba de meterse todo el pecho en la boca, siendo incapaz de hacerlo. Le dejé disfrutar un par de minutos, y luego empecé a retirarme hacia atrás.
- Pablo, esto empieza bien, parece que tenías razón con que merecería la pena. - soltó José.
Me arrodillé delante del chaval, quedando a cuatro patas, y poniendo las manos en sus piernas se las abrí. Tenía la polla morcillona ya, aunque tenía un tamaño bastante respetable. Gateando, me situé entre sus piernas y, ronroneando, comencé a darle lametones en la polla, recorriendo cada milímetro de ella. Poco a poco fue cogiendo más dureza, hasta que quedó paralela al suelo. Una buena sorpresa me llevé entonces, no estaba mal de larga, pero era gruesa como mi muñeca, iba a tener problemas para metérmela en la boca, y para comprobarlo, me puse a ello.
Cerré la boca, y posé los labios sobre el glande. Fue el pistoletazo de salida, José puso sus manos sobre mi cabeza y empezó a presionar. Quise jugar un poco, mostrando resistencia, mientras él insistía con más fuerza.
- Venga puta, seguro que estás deseando meterte este pollón en la boca, ábrela. - dijo con desprecio.
Después de unos segundos de supuesto forcejeo, abrí la boca, metiéndome casi la mitad de su pene de golpe. Atragantándome, me la saqué y tosí. Él no me dió respiro, después de un momento para tomar aire, volvió a dirigirme con sus manos. Jugando, decidí cooperar, y comencé a hacerle una mamada lenta, tratando de tragarme cada vez más cantidad.
- Muy bien zorrón, ya sabía yo que en cuanto la probases, no te ibas a poder resistir. - dijo riéndose.
Había conseguido llegar hasta tres cuartas partes de su aparato, pero la mandíbula ya no me daba para más. Empezaron entonces mis labores de succión y de cubrir su polla de saliva, que llegaba a chorrearme por la barbilla. Vi a mi sobrino que se cambiaba de sitio, quedando perpendicular a nosotros, en el otro sofá. Para que se pudiese divertir, movía todo mi cuerpo adelante y atrás, para que disfrutase de mis tetas colgando y mi culo en movimiento. José mientras tanto no dejaba de bufar y de decirme groserías, a la vez que sus manos ya solo acompañaban mi movimiento de mi cabeza, agarrándome del pelo.
- Que boquita tiene esta zorra. - dijo José.
- Ya te lo había dicho, ya verás cuando se abra de piernas, es indescriptible. - respondió Pablo.
- Venga zorra, ya has escuchado a mi amigo, déjame probar ese chochito. - pidió José.
Como despedida, le dediqué tres mamadas lo más profundas que pude, quedándome en la última con todo lo que pude de su polla en la boca durante unos cuantos segundos y jugando con mi lengua, como podía. Sus gruñidos eran como los de un toro. Finalmente, gateando, me fui retirando hacia detrás, dejando que su pene saliese lentamente de mi boca.
Según me separé de él, echó sus brazos hacia adelante, como buscándome.
- Dónde estás putita? Ven aquí, que te la voy a meter en el coño hasta que te salga por la boca. - anunció.
Mirando a mi sobrino, que ya tenía su polla en la mano y se pajeaba lentamente, me coloqué de nuevo, a horcajadas, sobre José. Me apoyé en sus hombros, mientras él me agarraba del culo, y fui descendiendo hasta que tu polla quedó apoyada en mis labios, momento que aproveché para moverme en círculos, haciéndome de rogar. Notaba sus manos presionándome para que bajase más, así que seguí bajando y sintiendo como iba entrando en mi poco a poco, hasta que el cabrón de él, de un golpe de cadera, me la metió entera, de una sola vez hasta el fondo.
- Ahhhhh! - gemí.
- Por resistirte zorra! - exclamó con rabia.
A partir de ahí, empezó a follarme frenéticamente, rodeé su cuello con mis brazos y pegué mi boca a su oreja. Me dediqué a jadear y suspirar cuanto más alto pude, mordiéndole la oreja de vez en cuando. Empezaba a tener mis dudas de que este niño fuese virgen, porque vaya polvo que me estaba echando, podía sentir mis fluidos resbalando por su polla y cayendo en la silla. Pronto su ritmo disminuyó un poco y puso sus manos sobre mis tetas. Para facilitarle el trabajo me eché un poco hacia atrás, dejando mi pecho completamente expuesto para su disfrute.
El cabrón me mordía y estrujaba las tetas con ganas, llegando en algunos momentos a hacerme un poco de daño. Me dediqué a mirar como mi sobrino se pajeaba viéndome cabalgar sobre su mejor amigo, sacándole la lengua provocativamente. El ritmo de su mano iba subiendo, parecía que estaba disfrutando casi tanto como su amigo.
Me levanté y me di la vuelta, empezaba a estar cansada de la posición, junté sus piernas con mis manos y separando las mías pasé mi mano entre ellas, sujeté su polla, y me senté sobre ella. Un suspiro salió de mi boca, aunque es verdad que lo exageré un poco.
- Te gusta, verdad putita? - me dijo al oído, mientras me agarraba las tetas y jugaba con ellas.
- Empieza a botar, quiero que Pablito vea como se bambolean estos pechotes. - ordenó.
Y así lo hice, comencé a moverme de manera ostentosa, para que mi pecho se balancease bien. José posó mis manos en mi culo, como marcándome el ritmo, dándome azotes en él, la mayoría suaves, aunque algunos seguro que me dejarían marca un par de días. Entre las palmadas en mi culo y mis gemidos, el salón parecía un concierto. De bote en bote, vi como mi sobrino se corría, aunque no pude disfrutarlo en condiciones, bastante tenía con controlar mis saltos sobre el pollón de su amigo. Éste pegó un fuerte tirón de mi pelo, haciendo que cayese hacia atrás.
- Sigue así, y conseguirás que me corra, zorra.
No quería que se corriese en mi interior, por ello me levanté, y tirando de sus brazos, le invité a que hiciese lo mismo. En cuanto estuvo erguido me arrodillé delante de él, y poniendo mi boca sobre su glande, sujeté el resto de la polla con las dos manos. Empecé a hacerle una paja a la vez que jugaba con mi lengua en su glande, primero con un ritmo lento, dejando que se acostumbrase, y fui incrementándolo, hasta que llegó a ser frenético.
- Eso es! Sigue puta! Que me voy a correr. - exclamó.
- Me corro, zorra, me corroooooo. - gritó.
Saqué la polla de mi boca y la apunté a mis tetas, sin parar de hacerle la paja. El primer chorro casi me hace daño de la fuerza con la que salió, todos ellos fueron a mi pecho, dejándolo completamente perdido. Fui poco a poco fui bajando el ritmo de la paja, hasta que le saqué toda la leche. Su polla ya había perdido fuerza, pero seguía teniendo un buen tamaño. Me la llevé a la boca, sus manos automáticamente se posaron en mi cabeza, en cuatro intentos todo su pene estaba dentro de mi boca.
- Ves cómo podías tragártela entera? Pablo tenía razón, eres una puta de primera, te has ganado los 150 euros.
Me levanté, mientras él volvía a sentarse, fui hacia mi sobrino y le susurré al oído:
- Saca el móvil, y hazme una foto a las tetas, que José y tu tengáis una, bien cubiertas de su leche.
Así lo hizo rápidamente, de paso aprovechó e hizo un par de ellas a mis tetas y otras tantas a mi culo rojo, con las manazas de su amigo marcadas en él. Con mis manos esparcí su corrida mientras me relamía. Después me dirigí a la mesa, cogí los 150 euros y me marché, taconeando, al dormitorio.
- Espero poder contratar tus servicios de nuevo, zorra. - se despidió José.
Me tumbé en la cama, a descansar un poco y esperar que Pablo subiese, cuando su amigo se hubiese marchado. Al abrir la puerta me encontró, echada en la cama, apoyada en los codos, con los tres billetes de 50 euros tapando mis tetas, todavía manchadas de semen, y mi pubis.
- Qué vienes a por tu parte, cariño? - pregunté pícaramente…
Cuando me quise dar cuenta, le tenía sobre mi, besándome ansiosamente.
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