Wilda de espalda mirando fijamente cautivante y con suma atención dedicada a una vidriera de un comercio en entonces, se le aproxima sin que se percata de la presencia de un hombre en que comienza acariciarle sus hombros y sus brazos diciendole que hace tan solita y tan apagada esta preciosura de sol de mujer, sin voltearse sonriente Wilda le contesta estoy esperando a que llegue y me alcance aqui mi queridisimo esposo que es algo celoso que no quiero tener problemas en absoluto con el con su presencia aqui. Dandole un merecido beso de bienvenida en que le entrelaza sus dos manos alrededor de su cuello mirandolo con esos ojos negros con tal naturalidad reflejandose la imagen de la cara del amigo enamorador.
Caminando con las manos agarradas paseando por el recorrido que hacen felices olvidandose por un momento de el ambiente que circunda a su alrededor como de su entorno solamente entregandose mutuamente, llegando a casa al meterse rapidamente a la cama para hacer el amor como el sexo consabido que tanto los aflora como los compagina a pedir de boca, en que se sucita exploraciones corporales muy cercanas de sus cuerpos al desnudo en que se deleitan concretamente a quererse disfrutarse y compartirse gratamente uno por el otro, escenificandose en vivo con el físico portentoso de los dos co ntal naturalidad dejandose llevar por las pasiones enumerantes que son propias de una pareja que se quieren y están verdaderamente enamorados desde siempre.