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Categoría: Confesiones

Un dia de suerte y excelente polvo parte 2

Había quedado de llegar el día anterior a la casa de Camila, que así es el nombre de la mujer, a quién había cogido en un soberbio polvo cuando le dí un aventón. Como recordarán en la primera parte del relato el auto que llevaba ese día de recalentó por lo empinado y mal estado del camino de terracería. En el poblado al cual me dirijía había un taller de mecánica y me indicaron que una manguera del radiador tenía unas perforaciones, por lo que era necesario cambiarla, ya que el mecánico no pude hacer nada por repararla. Como tenía que regresar ocho días después el amigo con quién tenía negocios me ofreció un jeep, para regresar y luego que llevara la refracción se lo devolvería. Salí como a las siete del día siguiente, y las nueve de la mañana ya estaba en la aldea donde vivía Camila, por la indicaciones que me dió llegué a una tienda, que en verdad era ferretería, panadería, farmacia, comedor, etc. Me bajé para tomar un refresco observando a un grupo de mujeres que llegaban a el lugar con sus recipientes llenos de maíz cocido para procesar su masa en el molino de nixtamal qu estaba en el lugar. Al apagar el motor el señor me preguntó si buscaba a alguién y le pregunté por el domicilio de Camila, muy amablemente me informó que al final de la aldea por el camino de la bifurcación había una casa de madera y que allí vivía Camila, pero que por la mañana la había visto tomar un colectivo hacia el poblado cercano, pero que no hacia mucho tiempo su hermana Débora había comprado unas cosas en la tienda. Me dirijí hacia las casa indicada era una casa de madera de dos niveles, imitación de una casa tipo canandiense en pequeño, pedía a gritos una mano de pintura, estaba en medio de un terreno como de media manzana, le daba la sombra de unos árboles de almendro, no había nadie en casa y, me quedé un rato fumando un cigarillo, y me puse a pensar de cómo sería Débora, la hermana de Camila, y empezé a imaginarme a las dos cogiendo con el exmarido de Camila, y recordando al mismo tiempo el comentario de ella al decirme que siempre habían fantasiado con una verga hermosa, grande y gruesa.

Pasaron como diez minutos, y pensando que como no había llegado la tarde anterior, se habían marchado a sus que haceres, y lamentando el no poder estar con ambas,porque si la hermana que no vivía en esa aldea había llegado, era porque las posibilidades de estar los tres juntos eran gramdes. Estaba por irme cuando me sorprendió una voz a mis espaldas, era una mujer como de 35 años de edad, alta, delgada, muy atractiva, de rasgos muy bonitos, cabello largo negro, pechos medianos, cintura fina y culito pequeño, redondo y paradito, sus piernas delgadas torneadas se veían apatecibles por las sandalias que daban un aspecto sexi. Me dijo que el día anterior me habían estado esperando y que había visto el jeep enla aldea pero no se imagino que fuera yo, ya que las indicaciones del vehiculo eran otras. pero por las descripciones de mi persona estuvo a punto de preguntarme,pero le había dado pena. Me invitó a pasar y me dijo que si quería darme un baño, podía hacerlo lo único que tenían problema con el abastecimiento de agua entubada, pero que se podía extraer de un pozo que estaba en la parte de atrás de la casa, y me ofrecí a sacar agua para llenar una pila, ya que ella se bañaría también. Me quedé em la casa mientras ella se bañaba, por la ventana observaba la mitad de su cuerpo, estaba en brassiere y calzón, y se veía un cuerpo exquisito, ella con pena me dijo que ya se había bañado pero que había olvidado toalla, le llevé una, yo ya estaba con una pantaloneta y me acerqué a la pila ella con su braxo y mano cubría sus senos que se transparentaban en su brassiere y con otra mano se cubría su vagina en la cual se notaba la mancha negra de sus vellos púbicos a través de su calzón. No le dí la toalla, y como me daba su espalda, suavemente empezé a secarla ella no me dijo nada, sequé todo su dorso y luego le dí vuelta para secarla de frente, limpié el agua de su rostro y su pecho, ella se quedó quieta mientras quitaba su sostén, y sequé sus pechos, erectos y duros, me acerqué a ella y tomandola de la cintura acerqué mi boca a sus labios, no correpondió al beso, besé su mejilla y bajé a su cuello, sentí su piel eriza, bajé a uno de sus pechos y empezé a lamerlo y chuparlo, sentí su pezón duro y erecto en mi boca, la besé de nuevo y ahora fuí correpondido, nuestras lenguas se unieron, ella me dijo que me bañara y proseguiamos dentro de la casa, empezé a echarme agua y ella enjabonó mi espalda, me saqué la pantaloneta para que me aplicara jabón, la verga salió disparada como por resorte, bien parada, gruesa y larga, hinchada, con sus venas bién marcadas, mientras pasaba su mano con jabon a todo lo largo de la pija, me decía que era inmensa, se arrodilló y empezó a darme una mamada exquisita, ella misma me echaba agua para quitarme el jabón, me pidió que entraramos para evitar ser vistos por alguien, ya en la cama en un 69 se vino como loca, era una vagina pequeñita, rojita, peludita, de clítoris chico pero delicioso, paracia un piquete de zancudo. Ella tomó un poco de crema y me embarró la pija y se le acercó a su entrada, me costó un poco metersela, estaba super estrecha,y a pesar de su exagerada humedad no podía, instantes después entró la cabeza, sentí ensancharse su canal, apretado, y caliente, metí una y otra vez la cabeza, llegué a meterle unas dos pulgadas y entraba y salía, ya caliente ella abrió más sus piernas, se relajó y logré meterle la mitad, entraba y salía, ella gemía de placer, su cuca cada vez estaba más humeda, ya había tenido un par de orgasmos, logré penetrarla toda, sus paredes apretabam mi pija, me tenía loco, se puso sobre mí y empezó a cabalgarme con rapidéz se corrió entre sollozos, gemidos y gritos y yo la llené de leche, así nos quedamos por largo rato, cuando terminó de salir la pija de su cavidad, su flujo sanguineo fué intenso y el caracteristico olor de su regla, le había venido en plena cogida, nos fuimos de nuevo a bañar, y luego nos fuimos a comprar carne para preparar comida, ya que su hermana Camila llegaría más tarde, y a finjir que no había pasado nada, ya que Débora no sabía nada de los planes de Camila de coger los tres juntos, según lo que ella me dijo. Al rededor de las cinco de la tarde apareció Camila, y mientras cenabamos explicó a su hermana lo de cumplir la fantasía de que ellas cogieran con un hombre de pija grande, reviviendo así el recuerdo de cuando cogieron con si difunto esposo, aunque con pija pequeña, pero eso lo relataré en otra oportunidad.
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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