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Categoría: Confesiones

Un delicioso bomboncito de regalo

Esto pasó el año pasado, por julio o agosto, no recuerdo exactamente. A las oficinas de mi trabajo llegaron dos jóvenes, uno de 26 y otro de 29 años, este último iba a realizar un trámite. Le hice la entrevista y me enteré de muchos detalles personales involuntariamente... por alguna extraña razón me sentí fascinada con su trato y sin darme cuenta nuestra plática se tornó muy personal y en mi mente cruzaban imágenes donde me chupaban todo mi cuerpo y nos dábamos un gusto delicioso los tres... al parecer ellos tenían la misma idea. En fin, culminamos el trámite, se despidieron, los vi dos ocasiones más y se acabó. No creí volver a verlos pues yo estaba de apoyo temporal.

Por un documento faltante, tuve que llamar por mi celular al que hizo su trámite y me quedó guardado su número, por lo que unas “nochecitas” después tuve el impulso de enviarle un mensaje de “buenas noches” y conversamos un poco. De vez en cuando lo hacíamos, más no imaginaba lo que pasaría más adelante. Llegó septiembre, el mes de mi cumpleaños, y con tanto trabajo no organicé nada, y llego el día, en mi trabajo estuvo maravilloso y bueno… que me da la “depre” por la noche. No tenía ánimos para festejos, corrí a casa. Ya en mi cama, le escribí a una amiga que vive lejos, que me felicitó por la mañana que estaba yo triste, y como que quería “perderme”, y yo sin novio. Cuando me contesta... ¡Oh cielos! Le había escrito al chico del que les hablo. Bruce me contestó y, bueno, casi me da el “patatús”: por un lado, me sonroje de la pena y, por otro, sentí una gran excitación.

Me preguntó qué quería yo hacer, que él con gusto me apoyaba… y jugamos con lo de “perderme”, y le dije que era en serio que quería festejar de manera diferente, excitante y espléndidamente, ¿A qué obedecía su complacencia? No quise saberlo pues, solo con pensar que era mucho más joven que yo, me preocupaba y me excitaba, mi “puchita” estaba ya húmeda por la expectación... ¡Ahhhhh, que emoción tan rica! Quedamos en vernos cerca de mi casa.

Inmediatamente, me preparé, me puse una tanguita y una sexy maya de red en todo mi cuerpo, tomé una botella de vino tinto y me fui feliz al encuentro.

Pasó a por mí y, bueno, no sabíamos exactamente cómo actuar; no hablamos mucho el uno del otro y se enfiló a buscar un lugar más íntimo. Llegamos y fue muy extraño porque no quería que me viera con luz, y él, a su vez, se sentía incómodo, pero no nos echábamos para atrás, queríamos estar ahí… Saqué el vino y ya, muy dispuestos, encendimos la pantalla y ¡oh, no! No había señal para ver películas XXX que, bueno, realmente yo no las necesitaba, ya estaba muy caliente. Los dos nos cubríamos y no queríamos vernos el uno al otro. ¿Se lo pueden creer? Nos daba pena… y bueno, aun así, podía ver su erección que estaba a lo que daba y se cubría. Cuando nos dijeron como activar la señal y se logró ver en la pantalla la imagen de un negro con una rubia calentona penetrándola con todo. Eso es lo único que recuerdo porque, en ese momento, nos empezamos a besar y luego comenzó a chupar mis tetas, alternándolas, mientras yo lo acariciaba la espalda y agarraba sus deliciosas pompas, tan ricas, tan sabrosas, y sentía como me paseaba su deliciosa verga por la vagina. ¡Cielos!, se sentía tan dura, tan húmeda, y que bueno, yo ya “escurría”.

Me acarició, me besó, me dio un trato tan hermoso, tan tierno, tan sensual, que cuando me penetró yo ya estaba más que lista. Me dijo al oído “Feliz Cumpleaños”. Bueno, tuve un gran orgasmo, me fascinó su estilo de seducción tan sutil, tan exquisito, y cuando me penetraba era tan sublime, tan emotivo, que mi cuerpo le respondía con una sincronía perfecta. Sabe tratar a una mujer.

Caímos rendidos y comenzamos a platicar el uno del otro. Me encantó su alma: es un ser tan bello, tan transparente, que no solo es bello por fuera, sino también por dentro, y tocó a la mujer protectora que llevo dentro. Bueno, otra vez el deseo se apoderó de los dos, lo acaricié sugestivamente y pude sentir cómo su erección avistaba otro encuentro con todo… ¡Cómo lo disfruté!... ¡Fue maravilloso!

Solo nos vimos esa vez, y les confieso que me quedé con ganas de más, es un chico tan precioso, sexy y tan sabroso. Me acordé de él y le he escrito hoy diciéndole que estoy escribiendo nuestra aventura, y me dice que desea que nos encontremos de nuevo mañana…

Estoy ansiosa por verle y sentirle.

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