UN DIA DE CANCHA
Eugenio, para todos Euge, solía ir a la cancha cada quince días cuando el equipo del cual era fanático jugaba de local Era solitario por lo general, aunque tenía algunos amigos.
Era joven, delgado, no muy alto y de mirada seria aunque no desagradable.
Miraba a la gente de frente era un rasgo que a la mayoría de la gente le gustaba.
Ojos claros de color indefinido. Le gustaba ir al gimnasio para mantenerse en forma pero no era un loquito de los fierros. La boca de Euge dibujaba unos labios sencillos y sedientos de besos y caricias. Dientes blancos aunque era fumador empedernido en sus dieciocho años. Y más cuando estaba en la cancha
Cabellos lacios medianamente largos en un época en que la mayoría lo usaba corto y con esos cortes tipo militar aunque los de las barberías, antiguas peluquerías, le ponían otros nombres. Eran de claros colores, tal vez un castaño. Los brazos del muchacho eran más bien largos, aunque no de un jugador de básquet. Y su altura tampoco era baja, unos metro setenta. Espalda fuerte al igual que el pecho, cuello fuerte y muslos potentes de quien hace gimnasio.
Las manos del chico eran de dedos largos. Huesudas, flacas, pero se notaban fuertes.
Siempre iba al mismo lugar de la tribuna. Allí siempre o casi siempre, iban los hermanos Nacho y Pepe, se conocían de verse allí en esa tribuna donde en las tardes pegaba el sol, pero en las nochecitas pegaba el rocío, la humedad y el frio.
Se hablaban y comentaban los partidos, a veces tristes en la derrota y a veces contentos cuando el equipo triunfaba. Que eran las más de las veces, porque en este torneo el equipo andaba muy bien.
Los dos tipos maduros eran hermanos, eso lo sabia Euge ya que siempre charlaban animadamente durante los partidos y compartían cigarrillos, cervezas y algún que otro choripan.
Los maduros hermanos eran cincuentones. Se llevarían entre uno o dos años. Los dos eran solterones. Alguna vez le contaron que nunca se casaron ni estuvieron en parejas.
Nacho tenía cabello abundante y prolijo. Todos sus dientes eran blancos y cuidados, se notaba. Un bigote ancho, grueso, abundante y también prolijo, se notaba la coquetería de Nacho. No era alto pero sus hombros eran anchos y los brazos se notaban fuertes.
Pepe era un poco mas regordete, de cara aglobada pero agradable, siempre andaba bien afeitado, dientes no muy blancos, con las típicas manchas del tabaco.
Le gustaba hablar bastante, estaba quedando pelado, y para el eso era acongojante, cada vez que podía lo ponía en escena. Le costaba resignarse, así que con los pocos pelos que le quedaban hacia malabares para que pareciera que tenía más cabellera.
Más de una vez había pensado en colocarse una peluca, era algo que siempre pensaba y masticaba, pero que no se animaba a realizar.
El partido comenzó sin mayores sobresaltos, el día no estaba muy lindo y poco a poco se fue poniendo más feo. Las nubes empezaron a cubrir del todo el cielo que se volvió gris y muy nublado.
__Se irá a largar…__ comento riendo Nacho
__Parece no…y yo no me traje nada…__ dijo Euge
__Sera para tanto…__ comento Pepe mirando largamente al cielo.
El partido termino cuando un tierral y viento se levanto en grandes ráfagas y una lluvia lenta, y luego fuerte empezó a caer a baldes. Euge, Nacho y Pepe quedaron hechos sopas en minutos, antes de abandonar las gradas, se cobijaron bajo un techito antes de salir a la calle. El agua caía de forma abundante.
__Hacia rato que no llovía así__ comentaba acurrucado bajo el techito de lata Nacho
__¿Y vos querido, vivís lejos?__ pregunto con un tono que nunca había usado con él, Pepe
__Y si…ando en colectivo así que me voy a hacer pato…__ contesto Euge
__Pero eso no hace falta…__ dijo Nacho
__¿Cómo?¿Porque?__ preguntó inquieto Euge
__Porque nosotros vivimos acá al lado… tres, cuatro casas en la otra cuadra…__dijo Pepe
__Si de la esquina ahí nomas, vamos…__ completó Nacho tomando por los hombros al chico que ya empezaba a tiritar de frío. Rodeándolo. Casi abrazándolo.
__Vamos…__ invito Nacho, ya la lluvia había menguando y era una constante llovizna que mojaba mucho de igual manera. Caminaron pegados a la pared riéndose e intentando encender un cigarrillo.
Llegaron a la casa y Pepe abrió, entraron y encendieron las luces.
Nacho se empezó a quitar la camisa, mientras Pepe su hermano, hacia lo mismo
__Escucha jovencito, ¿quieres pasar al baño y tomar una ducha caliente?__ preguntó Pepe
__Si no es molestia…tengo un frío…
__Como va a ser molestia…ven por aquí…__ el chico lo siguió al maduro. Le encendió la luz del baño que era de tamaño medio, cómodo, con una cortina que separaba la ducha de los otros elementos del mismo.
Euge empezó a quitarse la ropa, tiritaba de veras de frío. No era la primera vez que estaba con hombres en algún lugar, pensó, si esa noche tendría jaleo. Abrió el grifo y se metió bajo el agua caliente que lo recibió cálidamente.
Se metió de una vez y encontrando el jabón, empezó a pasarlo por su cuerpo desnudo, cuando llego a los genitales sintió una leve erección, un pequeño deseo alumbrando en su ser. Este se agito mucho más cuando metió sus dedos en el culito, abriendo hasta lo más profundo, limpiándoselo de manera delicada y cuidadosa. Prestando mucha atención a lo que hacía, con conciencia, le gustaba estar limpito, no sabía que vendría, pero lo sospechaba.
Había notado ciertas miradas entre los maduros hermanos y eso lo había puesto en estado de alerta, pero también en estado de excitación. Después de todo pensó, dos hombres solos, sin familia ni nada, en algo tendrían que gastar su tiempo. Tal vez, le gustaban los jovencitos como él, y bueno el no perdería la oportunidad de hacerlos sentir bien y a la vez disfrutar el mismo.
Se dio cuenta mientras eso pensaba, que no tenía toallas para secar su cuerpo, se quedo un rato pensativo, en tanto, buscaba por los rincones con la mirada y no encontraba nada.
Salió de la ducha, notaba como el agua se escurría por su delicado y excitado cuerpo joven. Se dio cuenta que no tendría mas remedio que llamar a alguno de los hombres para que le alcanzaran una toalla, aunque se sentía muy bien con aquel baño, el frio había desaparecido por completo, se secaba rápidamente pero aun sentía la humedad del cuerpo.
__Nachooo…__ llamo con cierta timidez. Al cabo de un momento apareció Nacho en la puerta y le pregunto que necesitaba y al instante apareció entrando en el baño en calzoncillos con toalla en mano.
__Disculpa no nos habíamos dado cuenta…uhhh mírate…tienes un cuerpo bellísimo…pero ya te lo habían dicho seguramente…__ dijo sin ningún rodeo el maduro que lo observaba con cara de deseo y calentura. Sus ojos brillaban de manera perversa, lujuriosa, deseando cada centímetro de aquel cuerpo. Euge no pudo evitar que su erección creciera un poco más.
__Vaya veo que estas un poco excitado…no creo que haya sido por lo que dije…__ dijo Nacho mientras hacía girar al chico y le pasaba suavemente la toalla por las nalgas abundantes, blancas, sedosas, rellenas, dignas de pellizcar y morder y besar. Casi jadeaba en su oreja, cosa que hizo envolver de deseo a Euge, con las manos traviesas Nacho seguía secando y acariciando un poco la espalda baja, un poco las nalgas, un poco los pezones, siempre desde el lado de atrás del chico que movía su cuello como en un sueño.
__¿Te gusta eh?
__Ohh si, continua, no pares…__ ahí fue cuando Nacho con la toalla de por medio atrapo la creciente erección de Euge y suave, la secaba, pasando por los huevos hinchados. Volvió a las nalgas jóvenes, pero esta vez se hundió entre las manzanas, buscando el oscurito objeto del deseo, donde finalmente terminan las aventuras, y las relaciones, en ese agujero deseado por siglos.
Paso un momento por allí la toalla, siempre sin tocar la carne con la piel. Deposito un beso pequeño y casi inocente en el hombro derecho del chico que se retorció largando su primer gemido al aire, siempre de pie. Con una mano, el joven, busco la poronga del maduro que casi rozaba su cuerpo, la encontró dura como estaca y la movió por sobre la tela del calzoncillo.
__¿Y ustedes que están haciendo?__ pregunto Pepe parado en la puerta y observando la escena
__Me parecía que estaban tardando demasiado…__ volvió a decir para acercarse de frente al chico y sin muchas vueltas acariciar la pija que estaba ya volando de calentura. La rozo de manera muy suave, con la punta de sus gordos dedos, dedos trabajadores.
Euge gimió y cerró los ojos envuelto en una atmosfera de placer totalmente impensada unas horas antes.
__Ohh tienes una verga muy linda sabes…__ dijo el travieso Pepe agarrándola y comenzando a pajear.
__Y la cola que tiene no sabes el manjar que es, es tan divina, hacía rato que no acariciaba una colita como esta…ahhh…__comentaba Nacho dejando caer la toalla al piso y ya con sus dedos tocar y pellizcar las nalgas de Euge, que suspiraba y gemía apretando el garrote de Nacho que estaba muy duro, muy firme a estas alturas.
__Porque no vamos al cuarto…allí estaremos más cómodos, quieren…__ propuso Pepe con una evidente erección que se notaba largamente en sus calzoncillos.
Uno cada uno de los hermanos tomo de la mano a Euge y en medio de ellos camino hasta el cuarto.
Entraron al amplio lugar, donde la luz era cálida y confortable, algunos relámpagos se notaban a través de los vidrios grandes. La lluvia parecía haber menguado bastante aunque aun llovía.
El chico estaba desnudo y se sentó en la cama. Pepe se recostó sobre el respaldo e indico que el joven se tendiera sobre él y abriera las piernas. Pepe tomo entonces la verga de Euge y comenzó a pajear de manera dulce y mientras besaba el lóbulo de la oreja derecha y luego el izquierdo. Nacho se masturbaba mirando la escena de pie. Su grueso garrote iba y venía entre sus manos, Euge gemía y resoplaba.
De vez en cuando Pepe besaba el cuello del muchacho y lo mordía suave con sus dientes feroces de padrillo alzado.
De pronto Euge estiraba una de sus manos, atrapaba el garrote venoso y lo sacudía, lo apretaba, lo masturbaba, arrancando gruñidos del maduro Nacho. Que acariciaba sus tetillas gordas y marrones oscuras.
Pepe también pellizcaba pero los pezones del chico que se retorcía de placer. La tranca gorda y no tan larga de Pepe rozaba la espalda del chico, que segundo a segundo se calentaba más y más.
La mano iba y venía, amasando, masturbando, el chico gemía apoyado en el pecho del hombre maduro.
Una mano del chico recorría el garrote de Nacho que gruñía, tragando saliva, sudando, sentía el hilo del sudor por la espalda y se perdía en la raja de su culo.
Nacho tomo el mando de su vergota y la empezó a magrear mucho más rápidamente. Pepe arengaba.
__Anda hermanito, danos ya tu crema, la necesitamos, anda, lárgalo ya tu puedes…
__Ahhh ya viene, y les daré la crema, ahhh, ya viene….__ diciendo así se masturbaba cada vez más rápido. Dura la poronga. Los pezones duros, a los cuales les daba caricias con sus dedos. Erguidos y erectos.
Los dedos de Pepe jugueteaban con la pija del chico, que se estiraba contra el pecho del hombre, la lengua de Pepe alcanzo los labios del joven y los lamía, los repasaba con gusto. Pasaba los dedos largamente por la cabeza de la verga de Euge, esto lo hacía estremecer al joven.
La lengua de Nacho apareció fuera de su boca, su cuerpo fue contorneándose, temblando para que las primeras gotas de semen cayeran hasta la verga cada vez más dura del joven Euge.
__Eso es hermano larga, larga todo tu semen, haz la crema natural, ahhh, eres un perverso…__ decía Pepe apretando aquella pija del chico, sacudiéndola más fuerte, el chico gemía agitado, su cuerpo se revolucionaba, sintiendo que moriría en ese instante. La crema que se había formado en su pija era asombrosamente lujuriosa, caliente, morbosa, no tardo mucho en largar su leche abundante, tan abundante como la del propio Nacho que se había agachado y sorbía los chorros que el chico lanzaba al exterior.
__Ahhh que rico sabor tienes nenito__ exclamaba lamiendo Nacho, el maduro que había regado los genitales de Euge y ahora comía la mezcla sabrosa que se había formado. Besaba las bolas del joven que se retorcía de placer, sacado, gimiendo, sintiendo el fuego que lo consumía.
Pepe en tanto lo corrió de lugar, para que el chico le comiera la vergota, Euge le daba chupadas magnificas, tenía experiencia, y además le gustaba mucho chupar vergas. Era casi un experto.
__Ahhhh que bocota tienes puta…me encanta…comete mi verga, así, así ahhh este chico me encanta Nacho…__ Nacho en tanto y para no perder tiempo, se había corrido a la parte trasera del joven que estaba casi de costado abrazando con sus labios y sus dientes, la hermosa poronga de Pepe, que se retorcía de gusto y lujuria.
Abrió con sus manazas los cachetes del chico que sacaba su cola un poco más para atrás.
Llegó al objeto de su búsqueda. Lo lamio, estaba perfumado por el reciente baño, se abrió velozmente. La lengua del macho dibujo en su entorno. Euge gimió, y sintió un latigazo en su cerebro. Abrió más la boca y la engullo a la víbora sedienta de Pepe que se hincho un poco más. El macho que era fagocitado gruñó y supo que ya venía su leche, en una catarata inmensa. Como un torrente imparable.
__Ahhh ya viene mi leche…ohhh si tómala toda putita, tómala, ahhh no aguanto más….ohhh siii___ inundo la boca de Euge que hizo lo imposible por tragar todo el jugo, aunque inevitablemente fue inundado y la comisura de su boca empezó a desbordar de semen pegajoso y blanco.
A todo aquello Nacho jugaba con uno de sus dedos dentro del pequeño agujero que se agrandaba poco a poco, haciendo que su poronga reviviera lentamente y la de Euge se pusiera como roca casi al instante.
La lengua generosa de Nacho penetra, conmueve al muchachito que se retuerce. Entregado a aquellos morbosos machos. Pepe suspira recuperándose de la acabada reciente, mira a su hermano juguetear con el sabroso chico. Se acerca y come la boca de Euge, sus lenguas juguetean en círculos. Mientras, Nacho hunde más y más su fogosa lengua. Escarbando y preparando la entrada para su machete gordo y cada vez más duro.
__Quien iba a decir que eras tan puta…__ decía Pepe ardiendo
__Si resultaste una hermosa putita, ahhh como me calientas…
___Ahhh y ustedes a mi…me vuelven loco…me gustan mucho los machos maduros…__ susurraba entre gemidos Euge, sintiendo que Nacho ya le metía dos o tres dedos, abriendo su flor de ojete cada vez mas.
Pepe volvía a introducir su lengua en la boca del chico, y con sus dedos jugueteaba con la verga ya bien dura de Euge, que se movía apenas atrapado en medio de aquellos dos fogosos machos.
Nacho se tomó entonces de las caderas fuertes del joven y acerco su pedazo al agujero, que lo fue recibiendo con gusto, con calentura, chorreando, la crema abundante que previamente había esparcido por toda la zona.
Hundió su bravo machete hasta el fondo provocando un breve lloriqueo del joven que se tiraba hacia atrás para clavar más hondo aquella daga. Empezó a ir y venir, Pepe mordía los labios del joven, que suspiraba caliente, gemía, recibiendo aquella poronga en su culito, que se abría gozando, emputecido de aquella carne potente.
__Ohhh si…que bien se siente, dame tu verga ahhh si dámela toda, la quiero toda, ahhh siii que bien se siente___ gemía el explosivo joven con la poronga de Nacho clavada hasta los huevos. El macho se agarraba placenteramente de las caderas del joven que sacaba bien su culo hacía atrás para que lo clavaran profundamente. La lengua de Pepe insistía con meterse dentro de la boca del joven y luego bajó un poco mas hasta los pezones duros del chico, allí se entretuvo un buen rato, sintiendo que su poronga crecía nuevamente, se ponía dura otra vez de a poco.
__Que buen culo tienes nene, eres hermoso, ahhh me gusta tanto, quiero seguir cogiéndote, ahhh…__ gemía el macho yendo y viniendo dentro el ojete del joven.
Pepe siguió bajando un poco más y se adueño de la pija dura de Euge que sentía mil espinas clavadas en su cuerpo de tanta calentura, de tanta excitación, Pepe lo mamaba sin piedad, aprovechando la verga dura del chico, besando y lamiendo los huevos de este joven. Nacho observaba la escena y su morbo se acrecentaba y hacia que acelerara sus embestidas, haciendo lloriquear a Euge.
Las chupadas de Pepe hacían que Euge se retorciera más y más de placer. Con la vergota de Nacho en el ojete, se fueron moviendo y quedo en cuatro patas. Pepe debajo de el, chupando y mamando, y pellizcando sus pezones erectos como piedras. A su vez el chico fue tragando el animal de Pepe que finalmente se puso duro como roca nuevamente, las bolas de Pepe también sabían muy rico pensaba el jovencito mientras las metía a la boca de a una.
__Ohhh si, están llenas de leche otra vez para ti, nene, ahhh que puta resultaste, ahhh siii, que locura…__ gemía Pepe sintiendo como el chico se tragaba su pedazo de carne y jugaba con sus bolas.
Nacho besaba la espalda de Euge y sacaba su pedazo. Golpeaba con él las fibrosas nalgas del chico. Lo volvía a clavar, el agujero estaba muy dilatado, muy agrandado, muy caliente y suplicante.
__Hermano…me parece que esta puta necesita dos vergas…con una sola no le alcanza…
__Tú dices hermano…__ dijo Pepe dejando la pija del chico
__Si, pide a gritos que le entremos los dos...
__Nos dará permiso este nenito tan putoncito…__ exclamo risueño Pepe sudando largamente.
__Siii, métanme sus vergas viejos degenerados, quiero a los dos dentro mío, siii___ gimió caliente y alzado por completo Euge.
Nacho entonces rego con un poco mas de crema su propio pedazo, el de su hermano y la cola abierta de Euge, que deseaba tener a los dos machos dentro de una buena vez, así entonces Pepe metió su pedazo de carne, vibrando y gruñendo al instante, sintiendo ráfagas de fuego en su interior. Luego muy despacio Nacho fue estirando y estirando el pliegue de piel y tejido hasta penetrar en el ojete del chico que gritaba como marrano, solo unos momentos, para después dejar paso a la calma y al goce, de los tres.
Los pedazos se fueron acomodando en el túnel de Euge que gozaba como perra. Lloriqueaba, gemía y pedía más y más, Nacho y Pepe sonreían gozando con aquel chico.
El día de cancha no podía haber sido más perfecto, encima el equipo había triunfado detalle no menor. La pija de Euge empezó a escupir semen sobre el estomago de Pepe que gozaba de la vista y con su mano terminaba de darle placer al joven enculado por los dos.
Euge bajo su rostro y se prendió en un beso interminable con Pepe que dejaba que su lengua recorriera a fondo la boca de aquel chico, Nacho no pudo soportar y largo su leche vaciándose dentro el joven Pepe no tardo más que unos segundos para dejarse ir también dentro del joven Euge que lloriqueaba gozando de aquellos machos maduros dentro de su cuerpo caliente y joven.
Nadie escucho cuando había dejado de llover. Solo se acostaron con el joven en medio, y los viejos machos le prodigaban caricias, besos, lamidas, al cuerpo de Euge, así lo mantuvieron despierto casi toda la noche.
Lo cogieron dos veces más antes de que amaneciera. Luego en la mañana se despertaron muy tarde. Euge todo adolorido. Su culito le ardía.
Agradecido, quedaron en encontrarse a los quince días cuando su equipo jugara de local.-