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Un viernes más que el calendario marcaba 17 de enero, un cumpleaños y una celebración más, todo parecía ser igual a otros años, pero mi mente, mi cuerpo e inclusive me atrevería decir mi alma sabían que no era así, dentro de mí se vivía un mar de sentimientos, me sentía como en una montaña rusa, bajadas y de repente subidas interminables que provocaban que las pendientes se maximizaran, sentía esa inquietud latente que te provoca delirios que te sales de ti misma; esa necesidad inmensa de sentir, de ser explorada y explorar, de entrega, de darte sin ningún perjuicio o señalamiento alguno, solo ser tu misma y sentir.
Cerré los ojos, a repasar todo, en efecto todo estaba preparado, desde el vestido hasta el perfume que usaría, cada detalle estaba controlado, ¡entonces! ¿Qué me tenía así? Alisté la bañera, encendí velas aromáticas, me preparé un Martini y me sumergí, como lo estaba desde que me levante está mañana, sumergida en pensamientos lujuriosos y en Él.
Lista para todo, sin miedos, sin dudas, sin nada más que un vestido que cubría mi cuerpo, salí tome un taxi, le indiqué: al club Vértigo, se puso en marcha, veía las luces de la calle, me parecían me indicaban el camino, conforme nos acercábamos eran más brillantes y luminosas, en fin se me hizo eterno llegar.
Al entrar al club, las preguntas me venía una tras otra, la ansiedad me provocaba un desconsuelo jamás sentido…
¿Qué me tiene inmersa en esta sensación?
¿Será la música?
¿Los cuerpos en movimiento?
¿Su olor?
Era algo embriagante, adictivo, todo me daba vuelta, mi cuerpo sudada, se balanceaba involuntariamente, parecía sin rumbo, era como si el camino me los indicase otra persona, obediente a otros impulsos, sólo tenía claro que debía seguir mi instinto, ese ardor que me quemaba mi piel, torturaba mi alma, que me delataba, la transpiración provocaba que desvariara, además la mezcla de olores me volvía loca, hacía que me transportará casi involuntaria a dónde sin duda he sentido el mayor placer de mi vida.
Mi respiración era entrecortada se me secaba la boca, inconsciente de mis movimientos sacaba mi lengua para humedecer mis labios, aquel aire caliente que salía de mis adentros eran parte de un juego de sensaciones, pues por momentos la boca se llenaba de saliva, cual perra en celo, jadeante y deseosa, entre más me acercaba a aquel lugar podía sentir su olor, aquel olor fresco que tanto me provocaba, que se adentraba en lo más profundo de mi ser, mi coño se humedecía, palpitaba, caliente e hinchado.. uffff cada bocanada producía que me mojase más!
Pase cerca de él, se me dibujó una sonrisa picarona, mis ojos eran insinuantes y mi boca húmeda era una pincelada de cómo podía estar mi coño, de mi brotaba un olor embriagador lo podía sentir y cada vez me ponía más deseosa, mi lenguaje corporal me dejaba al descubierto, solo deseaba que me usaran pero no cualquiera, nunca había deseado a alguien como a Él… Mi Amo.
Sólo basto una mirada para que lo siguiera, camine detrás de Él, cada segundo se me hacía eterno, el pasillo parecía que pronunciaba mi nombre en el estado de alucinación que me encontraba, sus paredes se achicaban haciendo que me faltara un poco el aire, eran mil sensaciones en instantes, hasta llegar a una pequeña oficia cerca de la cocina.
Al cerrar la puerta, caí a sus pies, los besé; Él imponente, exquisito, sugerente, sublime, no hacía falta que pronunciara palabra alguna, yo sabía que hacer, me sacaba la ropa, el vestido me estorbaba, ¡Me asfixiaba! no llevaba bragas tenía prohibido usar bragas cuando lo visitaba.
Me tomo del cabello jalándolo hacia atrás sólo para dejar en descubierto mi rostro, lo escupió mientras me preguntaba:
-¿Quién eres?-
A lo que sin pensarlo le respondí, soy tu sumisa, soy tu perra, tu puta fiel…
En ese instante me arrastro tirándome del cabello, llevándome a otra habitación, me empujo, y caí al suelo más excitada que nunca, pues sabía que pronto mi Señor me usaría.
Sujetó mis manos hacia la espada, quedado arrodillada a sus pies, me exigió me levantase y quedara viendo hacia la pared; es ahí cuando el placer y el miedo se unen, provocando un estado de inquietud latente, los minutos se te hacen horas, mi ser y mi piel solo desean complacer, me siento incapaz de mover un solo músculo.
De pronto, puedo escuchar que se acerca, mi corazón late se acelera, mis pechos se encuentran hinchado, firmes y exquisitos, el estado de excitación es incontrolable, sólo deseo decirle que necesito ya servirle, que me use y rogarle que lo haga, que no aguanto más, necesito sentirlo, cada segundo a su lado me hará recordarme que vivo para Él y le pertenezco.
Entonces, una voz aguda de extraño acento me ordena:
-¡¡Cuenta perra!!-
Siento el primer azote en mis nalgas, se me escapa un pequeño gemido y mi cuerpo se estremece del dolor y me dispongo a contar.
Uno… Cierro los ojos pues el placer que me provoca, me hipnotiza.
Dos… un grito se me escapa ahogando mi piel.
Tres… fue más fuerte, lo que acelera mi respiración.
Cuatro… es notable el dolor y placer en mi semblante.
-¡Cuenta más fuerte perra!- (Me ordena)
¡¡Cinco!!… sudor, lágrimas y gemidos se mezclan.
Seis… Ufff sale de mí un gritillo agudo.
Siete… me deja temblando, ya la sensación es muy intensa.
Ocho… -¿De quién eres?- Y me sale una vocecilla entrecortada ¡Soy tu perra! ¡Le pertenezco mi Señor! No pare por favor le suplico.
Nueve… Puedo sentir como por mi rodilla baja mi flujo, caliente, muestra de lo fuera de mi que me encuentro.
Diez…. Ufff por mis mejillas brotan las lágrimas.
Es cuando siento su caricia, su roce es inconfundible el calor de sus manos es intenso, excitante, me acaricia las nalgas, seguidas de un golpe a mano abierta, el solo sonido del golpe… ¡Plas! ¡Plas! Me pone como perra en celo, más deseosa, inquieta, desesperada por su embestida, de sentir su polla dura y rica dentro de mí, sintiendo que soy suya, entregada, viva y mujer.
Mi Amo empieza a acariciarme el culo, siento algo frío y metálico; Mi piel se eriza y por instinto hago a quitarme, lo que provoca que mi Señor me tome del cabello, sujetando de tal manera que no pueda moverme, ordena me tumbe sobre la mesa, abre mis piernas, las amarra una a una a las patas, luego con otra cuerda, ata mis manos y las estira, lo que hace poco a poco quede de puntillas, tanto mi coño como mi culo queda a su disposición, siento sus dedos, los pasa por mi coño empapado, caliente y sensible, le da palmaditas suaves pero rápidas, pican, luego pasa sus dedos por mi culo mojándolo, siento como juega con movimientos circulares, se acuesta sobre mí, lo siento, siento su polla dura, su pecho sudoroso, su olor, su aliento caliente por mi nuca.
Comienza a darme pequeños mordiscos por lo largo de la espalda, uffff brota de mi boca gemidos, jadeo sin control -¡Dime que eres mi perra! Ruega que te use ¡pídelo! ¡Anda! ¡Ruega!- El deseo hace que se me entrecorte la voz, pero no dudo en decirle que muero por sentirlo todo dentro de la mí, que vivo para y por Él, que me haga sentir quién es mi Señor y es cuando me penetra con un dildo por mi coño ufff!!!! Se me escapa un pequeño grito acompañado de gemidos, mientras lo hace me pide que repita lo puta que soy y que le pertenezco, en cada embestida deja claro quién es y quién soy yo ante Él.
Inmóvil, dócil y más deseosa que nunca, siento como me embiste, de mi coño sale más fluidos espesos, calientes, corren por mis piernas y una dulce sensación de humedad me reconforta, luego dejando el dildo en coño y me sodomiza por el culo.
- ¡Di que eres mía, perra! ¡Dilo!- Ya no puedo, mi cuerpo tiembla, entonces le digo: Señor por favor ¿me puedo correr? -¡¡No, no puedes!! ¡Aguanta! ¡Suplica perra!- Mi AMO por favor, mis fluidos son suyos, soy suya, soy su puta, su zorra y su perra… le suplico tome mis fluidos, ¡Deme más polla!, sienta lo puta que soy para Ud.
Siento su peso sobre mí y suelta en un grito de placer -¡Córrete Perra!!!!- Uff salen de mi gemidos, mi cuerpo se contrae, mis piernas y brazos se endurecen, es como si me tomasen me elevaran y me dejasen caer de una y de pronto ¡exploto! Siento como sale de mi cuerpo todo, es tanto lo que siento que me provoca llanto, mi cuerpo tiembla, mi respiración es muy acelerada y es cuando mi AMO se convierte en mi TODO, besando mi espalda, mi nuca, mi cuello es cuando empieza a desatarme, acariciando mis muñecas susurrando a mi oído - Mi niña, tranquila estoy a tu lado- En un acto espontaneo, involuntario, casi instintivo busco sus brazos y sin querer alzo mi cara y puedo ver el placer en su semblante, lo miro y le doy las gracias por permitirme ser parte de Él
¡Qué más regalo que eso! Sigo siendo su sumisa y el Mi Señor.
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