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~~-¿qué pasó Santi, no te gustó mi amigo?- preguntó, yo aún ni respondía cuando ya me estaba diciendo más cosas –te presento a mi primo entonces! …Poncho! Ven- yo no podía creer aquello
Llegó el otro chavo gay que los acompañaba
-¿qué pasó?- preguntó
-mira, él es Santi, no dejes que se aburra- le dijo Eduardo
-Hola Santi, ven vamos a bailar- el chico me jaló y empezamos a bailar, casi enseguida se pegó demasiado a mí y me empezó a hablar al oído para que lo pudiera escuchar
-¿y qué tal Guanajuato?- preguntó
-pues muy bien, me encanta… aunque estoy un poco nervioso, digamos que no vengo seguida a antros gay.
-ay pero si se te ve que eres del bando- dijo riendo
-jaja pues igual pero eso no quiere decir que ande mucho en bares gay- respondí
-pues tu suéltate- dijo para enseguida meterme tremendo beso con lengua y todo
Por unos segundos me quedé inmóvil, sin saber qué hacer, me tomó por sorpresa todo aquello.
-espera- le dije apartándolo de mi con un empujón en sus hombros –tengo… novio.
El solo me miró y sonrió.
-¿y qué importa?, no ve ahora- dijo mirándome a los ojos y nuevamente se acercó a mí para besarme
Mientras estábamos en el beso abrí los ojos y vi como uno de los chicos que estaban con el de rayas grises y rosas que me había dicho Lau, le daba un codazo a esté, el chavo de rayas se giró y me vio, sonrió, movió la cabeza y algo le dijo al que le había dado el codazo, por su reacción creo que Laura tenía razón, le había gustado.
Yo baile un rato con Alfonso, después terminó una canción y se fue asentar tomándome de la mano y camino conmigo hasta el sillón, se sentó y me sentó en sus piernas, yo me removí un tanto incomodo, Laura estaba ya en el sillón de al lado comiéndose con Eduardo.
-¿te incomoda?- me preguntó, con un tono un tanto sugerente y con ojos divertidos
-la verdad un poco, ya te dije, tengo novio, me siento extraño de hacer esto.
-ah, tienes novio pero vienes en plan de soltero a putear a un bar gay.
-no!- dije intentando justificarme –no viene en plan de “putear” como dices, es solo que hace tiempo quería venir a un bar y ya está, no vine con ninguna otra intención- le dije mientras el empezaba a pasar sus manos por la parte baja de mi abdomen
-¿y dónde dejaste al novio?- pregunto pegando su nariz a mi nuca
-se fue de vacaciones con su familia- le contesté un tanto apático
En ese momento llegó la chica que iba con ellos, era hermana de Fernando, prima de Alfonso, nos miró y alzó las cejas un tanto sorprendida, me sonrió y movió su cabeza a modo de saludo.
-Mira- gritó Alfonso a la chica –él es mi novio… con novio- dijo divertido, ella solo miró hacia arriba haciendo una mueca como diciendo “ay estos weyes”, Alfonso se levantó y me miró –voy al bañ, ¿me quieres acompañar?- me dijo con mirada entre lasciva pero a la vez divertida
-no- dije y gire mi cabeza de un lado a otro para enfatizar mi respuesta, el solo sonrió
Laura me habló y fui a su lado, estaba aún con Eduardo.
-Dice qué si la seguimos en embajadoras- me dijo
-ni siquiera sabes donde es eso- le dije mirándola con recelo
-es aquí cerca, ahí está mi casa- contestó Eduardo –anda Santi, vamos!.
-no, la verdad preferiría irme al hotel, es más ya vámonos Lau, mira, la mesera ya está empezando a cobrar, e igual estoy mareado, vámonos.
Laura me miró condescendiente, se acercó la mesera, sacamos dinero para pagar y se levantó del sillón, le dijo a Eduardo que ya nos íbamos, en ese instante llegó Alfonso, le dio una tarjeta de crédito a la mesera quien regreso unos minutos después.
-bueno pues nos vamos- le dije a Alfonso
-¿no los invitaron a embajadoras?- me pregutó
-sí, pero preferimos irnos ya al hotel a descansar, estoy muy mareado y Laura no se ve mucho mejor que yo, hasta luego- finalicé levantándome un poco para despedirme con un beso en la mejilla
-espera, ¿dónde están hospedados?, al menos los acompañamos… ¿los acompaños al hotel, no?- dijo gritando para que Eduardo lo escuchara, el hizo un gesto de afirmación y algo le comentó a Lau en el oído –entonces, ¿dónde se hospedan?.
No con mucho agrado le dije el hotel, se vio un tanto… ¿contento?
-ay está muy cerca, vamos- me dijo tomando mi mano y entrelazando mis dedos con los suyos, así empezamos a avanzar entre la gente
-ey!- gritó la hermana de Eduardo –¿a dónde van?- preguntó un tanto extrañada
-vamos a llevarlos a su hotel- contestó Alfonso
-no mames, ¿y yo qué?
-pues vente.
-no mames Alfonso!- contestó, notablemente enojada
-oh pues! Entonces quédate con Bry o has lo que quieras- le respondió para enseguida seguir caminado conmigo hacía la salida
Cundo salimos a la calle me siguió tomando de la mano, no sabía yo que hora era, pero había muy pocas personas, que ni se inmutaron por nosotros, cuando llegamos al hotel, Lau y Eduardo avanzaron casi hasta la entrada, Alfonso y yo permanecimos algo atrás de ellos.
-pues vénganse- dijo Laura mirándonos a Alfonso y a mí
-no mames, Laura, no nos van a dejar pasar- contesté yo muerto de pena
-sí, no creo que nos deje- replicó Eduardo
-qué sí, mira vamos- dijo ella
-bueno por si no, quiero besarte por última vez- me dijo Alfonso tomando mi cara con sus dos manos, me empujó contra la pared, se agacho y me beso incluso con más pasión y lascivia que en el bar.
Yo me sentía que ya no podía respirar, estaba aprisionado entre la pared y su cuerpo y sin poder respirar muy bien por el beso, así que como pude logré empujarlo un poco y despegarlo de mí.
-vengan!- gritó Lau, yo me giré a verla, estaba en la entrada con Eduardo, y casi me muero de la vergüenza, el tipo de la recepción estaba igual ahí parado, estoy cien por ciento seguro que nos vio besándonos
-vente- dijo Alfonso, sin señal de preocupación
Ya en la recepción el señor un tanto sacado de onda nos dio las llaves, seguimos hasta las habitaciones que estaban una frente a la otra, en la entrada Alfonso le preguntó a Eduardo que si llevaban condones. “Noooo, no haré nada de lo que estás pensando” grité para mí mismo. Eduardo dijo que no y Laura me dijo que Alfonso y yo fueramos por ellos, yo me negué.
-pues ya, vamos nosotros- dijo Eduardo a Laura
-ten- dijo Alfonso sacando su cartera –igual me traes un lubricante por fa- finalizó diciendo, le dio un billete a Eduardo, quien tomo a Laura y se fueron
-¿y bien?- preguntó expectante, mirándome y señalando la puerta con las manos
Por un instante, me quedé inmóvil pero terminé abriendo la puerta, la cual apenas cerramos tras entrar cuando Alfonso ya me había rodeado con sus brazos y de nuevo me estaba besando, se separó y de inmediato se quitó el suéter con todo y playera, enseguida hizo lo mismo con su pantalón y calzones, me miró y me empujó contra la cama, me empezó a besar el cuello mientras con sus manos desabrochaba los botones de mi camisa, cuando me la quitó reaccioné.
-espera, es que… Mateo- le dije
-ay! ¿Mateo qué?- contestó sin parar de besar mi cuello
-es que es mi novio- aunque sabía yo que es algo más, no sé por qué no fui capaz de decirle “es mi ESPOSO”, quizá me habría tirado de a loco –no me siento bien de hacerle esto.
-a que la chingada- contestó, dejándome y tumbándose al lado boca abajo
Yo no supe que hacer, tímidamente levante mi mano y la pase por sus hombros, él se sacudió como para que lo dejara.
-¿te enojaste?- pregunté apenado
-por favor, ¿tú qué crees?- dijo en tono enfadado
-es que entiéndeme, Alfonso.
-ya, no digas nada, ahí estas chingue y chingue con tu novio… ¿y él qué?- preguntó después de un suspiro de fastidio
-pues ya te dije, se fue con su familia- contesté
-pero en general, ¿se ven diario, vive cerca de tu casa, qué?
-pues somos del mismo lugar, pero yo estudio en Pachuca y el en Monterrey.
-hmmta, entonces tú eres el único fiel en esa relación- me dijo en tono serio
En ese momento no sé, sus palabras me hicieron pensar en Mateo, en Emiliano, el chico de Chile con el que estoy completamente seguro que salía, aún ya casado conmigo, pensé en la llamada que un dia le entro al celular y que se puso demasiado nervioso, en por qué tiene dos celulares y uno no me permite verlo, en porqué tiene un álbum de fotos en Facebook que se llama “feliz” y está bloqueado y en cuanto le pregunto por ese álbum se enoja y solo dice “son fotos de mi hijo”, si eso fuera cierto ¿por qué lo tiene bloqueado y por qué se enoja cuando le pregunto?.
No sé exactamente si fue correcto pero al pensar rápido en esas cosas y otras más pensé que era verdad lo que había dicho Alfonso, y a excepción de lo que había pasado con Adrián, de lo cual me arrepiento horriblemente, yo era el único fiel en la relación, al menos el más fiel… o el menos infiel?
Pase un brazo por encima del cuerpo de Alfonso y comencé lentamente a besar su cuello.
-¿qué?- me preguntó un tanto sorprendido
-quiero hacerlo- susurré
-¿y Mateo?- preguntó mirándome expectante
-ya no hablemos de él ahora.
Me sonrió y nos besamos de nuevo, los besos y las caricias se hicieron demasiado pasionales en muy poco tiempo.
-mámamela antes de que vengan con las cosas- me ordenó
Yo sin pensarlo fui bajando hasta dejar su pubis a la altura de mi nariz y sin demasiado titubeo me introduje su pene en la boca, comencé a meterlo y sacarlo de mi boca mientras al mismo tiempo jugaba con mi lengua, su erección no estaba lograda aún, no del todo… no hay nada que me guste menos en el sexo oral que mamar un pene no erecto, es… feo.
Algún tiempo estuve haciéndolo, su pene se endureció un poco más sin embargo la erección completa no se lograba, en un momento dado tocaron a la puerta, me separé del pene de Alfonso y él se levantó abrió y algo dijo a Eduardo, enseguida regreso a la cama, me abrazo y tocó mi erección, nos besamos de nuevo mientras yo lo tocaba intentando masturbarle pero su pene no reaccionaba por completo, después de unos minutos lo sentí más duro, se estiro hasta el buró, donde había dejado las cosas que Eduardo había traído… noté que sacó condones, ¿Quién será qué? Me pregunté a mí mismo.
-toma, úntatelo- me dijo dándome una botella con lubricante, eso respondió a mi pregunta, el abrió el condón y se lo puso, se recostó y me dijo que subiera en él y me sentara en su pene.
Lo hice, en cuclillas me coloque sobré el, con una mano tomé su pene y lo dirigí a la entrada de mis ano, su pene era más pequeño que el de Mateo, aunque de una base más gruesa, comencé a sentarme pero no podía meterlo, tampoco es que Alfonso pusiera mucho empeño… noté como a pesar de que se erección era mayor aún no estaba completamente lista.
-no, no puedo- dije bajándome de inmediato y acostándome a su lado, el me jaló hacia sí recostando mi cabeza en su pecho.
-ni hablar- dijo besando mi pelo –me gustas- susurró
-ajá- contesté después de un rato de silencio
-¿no me crees?- inquirió él
-la verdad no- contesté susurrando mientras seguía acostado en pecho y él abrazándome, con nuestras piernas entrelazadas
-¿por qué no?- preguntó
-no sé, me parece que esto es una de esas veces donde el chiste es coger, no importando con quien… así me imagino los spring breakers- comenté con una ligera risa al final
-pues sí me gustas, y mucho, yo no cojo con alguien que no me gusta- me dijo nuevamente besando mi pelo
-pues no hemos cogido- le dije
-porque estoy algo pedo, pero espera un rato y no te escapas.
Reí ante su comentario.
-¿allá en México donde viven ustedes?- preguntó cambiando el tema
-no somos de México, somos de Querétaro, ya te había dicho- contesté dándole un ligero golpe en el pecho
-pues hablan como los del D.F. por eso creí.
-¿qué te pasa!? No hablamos así- le dije golpeando de nuevo, él se rio
-entonces eres de Querétaro, estudias en Pachuca y te vienes a coger a Guanajuato! No pues tu sí que sabes!- me dijo divertido, yo solo reí ante su comentario –¿ya has cogido con Mateo?.
-sí.
-¿la tiene más grande que yo?- preguntó quitado de la pena
-no te voy a decir eso!- le dije entre extrañado por su pregunta y divertido por su curiosidad
-anda dime- insistía
-no lo sé.
-ay, como no vas a saber!... y yo que creía que te iba a estrenar- comentó abrazándome más fuerte
-pue no- susurré riendo, seguido de un ligero bostezo –¿a qué edad fue tu primera vez?- pregunté
-a los diecinueve, con un holandés, me dolió un chingo- respondió –oye, la mamas muuuy bien.
-pues… ¿gracias?- le dije sin poder evitar sentirme un tanto orgulloso
-voy a publicar en face que Santiago que es de Querétaro y novio de Mateo me la mamó bien rico, y que no me lo pude coger porque por borracho no se me paró.
-con eso no quedarías tan bien ante tus amigos- le dije riendo
-ay, saben hasta que me he drogado- dijo mientras yo me ahogaba con mi propia saliva por la sorpresa –entonces no sería tan malo el que supieran que no se me paró… oye, en serio es de las mejores mamadas que me han hecho.
-¿Cuántas veces te la han mamado?
-muchas- dijo riendo divertido -¿cuántos años crees que tengo?
-hmmm 25, 26… .?- le dije esperando la respuesta, mientras reía más
-tengo 35!- dijo aun divertido
-no mames!, le dije golpeando de nuevo su pecho mientras sus risas se avivaban –no mames que tienes 35!!!
Yo me quedé sin saber qué hacer, jamás me hubiera imaginado que me ganaba con 16 años!!! Suena horrible cada vez que lo digo… di hubiera sido un heterosexual precoz y descuidado quizá hasta podría ser mi papá! Que horror, pero total, ¿ya qué podría hacer?
Seguimos hablando de nosotros, vi el reloj y ya iban a ser las 5 de la mañana.
-creí que serían como las dos, ya vamos a dormir- le dije
-pues si salimos del bar casi a las 3, ¿cómo iban a ser las dos?... ¿ya no lo vamos a intentar?- me preguntó
-no, de verdad tengo mucho sueño- dije dándome la vuelta, el me abrazó por detrás y me quedé dormido.
Estaba en mi sueño cuando me despertó la sensación de su pene contra mi espalda, lo sentía comverse y tallándolo contra mí, moví mi mano y lo toqué, ahora sí que estaba completamente erecto, Alfonso notó que me había despertado, me giro para acostarme boca abajo, y en cuclillas se colocó sobre mí, estiró la mano lo más que pudo para alcanzar un condón, lo abrió y deduje que se lo estaba colocando, agachó su tronco para alcanzar mi nuca con su boca y me beso allí.
—Te haré sentir lo que no has sentido, lo que nadie te ha hecho sentir Santiago, por Dios que sí…jugaré con tu cuerpo tanto, tu placer será extremo- me dijo susurrándome a la oreja
Yo solo cerré los ojos y gemí un poco
—Quiero estar adentro tuyo y hacerte sentir vivo— volvió a susurrar –sentirte mío
Deje de sentir una de sus manos que estaban en mi espalda, de pronto su pene se encontraba introduciéndose en mí, lenta, muy lentamente, gemí ligeramente, seguía empujando con sus caderas mientras sus manos buscaban las mías, a las cuales tomaron por el torso para entrelazar los dedos. Cuando terminó de introducir su pene comenzó a mover sus caderas de forma circular, a la misma velocidad que había hecho la penetración… se movía, deliciosamente, debo admitir que mejor de lo que Mateo lo hace.
Segundos más tarde empezó a embestirme de forma sutil, mientras para mí era más difícil respirar, por le excitación y por el peso de su cuerpo sobre mí, mientras me embestía con suma lentitud me besaba la nuca, la espalda. Después de algún tiempo seguía al mismo ritmo, yo empezaba ya a desear que la velocidad aumentara.
-¿no te aburré este ritmo?- preguntó susurrando a mi oído
-ahora un poco.
-solo tienes que pedir más- me incitó lascivamente
-quiero más… quiero más rápido, con más fuerza- pedí, casi suplicante
Alfonso no dijo nada, se incorporó quedando de rodillas en la cama, sin sacar su miembro de mí, me tomo por la cintura y me atrajo hacía el con mucha fuerza, todo su pene quedó clavado en mi sacándome un grito, por el dolor, por el placer, ambas cosas a la vez.
-tú lo pediste- me dijo para enseguida sacar todo el cuerpo de su pene de mí, dejando solo el glande, enseguida se dejó ir dentro con toda la fuerza y velocidad que pudo, enseguida estaba fuera de nuevo y otra vez dentro, se movía con fuerza y velocidad cada vez mayor.
El golpeteo de su pubis contra mis nalgas era audible y un tanto doloroso, yo gemía por lo bajo a la vez que el soltaba sonoros gruñidos, la fuerza con la que me penetraba era brutal, tanto como para terminar eyaculando sin siquiera tocarme… eso me ha pasado ya, sin embargo no muchas veces.
Casi en seguida el estalló con un grito para dejarse caer sobre mí, seguía moviendo poco sus caderas y sus piernas apresaron las mías.
Cuando hubimos recuperado fuerzas salió de mí, se levantó y se dirigió al baño, yo caí rendido de sueño.
Desperté, la luz del día ya asomaba en la ventana, Alfonso estaba acostado al lado, me estiré y tomé mi celular, eran las 8:30am, tenía whatsapp, de Lau, Claudia, Camilo y… Mateo, eran 38 mensajes en total, solo leí el de Lau, hacía 5 minutos que me lo había mandado.
“Santi, apúrate, bañate y te veo a las 9 para irnos a desayunar”
Al instante hice por levantarme de la cama pero Alfonso ya estaba despierto y me jaló hacia él, abrazándome detrás de mí.
-ya son las ocho y media, deberíamos levantarnos ya- le dije
-hmmm cinco minutos más- me dijo no del todo despierto y recargando su cabeza en mi hombro
Le hice caso, nos quedamos ahí cinco minutos abrazándome él por detrás y yo pensando en lo que había pasado.
Cuando los cinco minutos pasaron me levanté y aunque Alfonso pedía otros cinco minutos, no cedí. Él se levantó enseguida de mí, se vistió en seguida.
-bueno- me dijo mirándome con una sonrisa –me voy, ha sido todo un gusto conocerte y pasar la noche contigo, eres increíble, y recuerda, aunque no me creas, me gustas, me gustas mucho- concluyo.
Se acercó más a mí, que estaba de rodillas en la cama, me tomo la cara con ambas manos y me besó, después me soltó me sonrió y se dirigió a la puerta, sin mirarme de nuevo salió de la habitación. Yo me desplomé sobre la cama, tome una toalla que estaba en el closet y me dirigí al baño, abrí la regadera y comencé a bañarme, tenía emociones encontradas, me sentía mal por nuevamente fallarle a Mateo, pero por otro lado me sentía bien, satisfecho… no podía creer tampoco que me hubiera acostado con un hombre dieciséis años mayor!!!
Me duche muy rápido y a las nueve estaba ya tocando la puerta de Laura, me abrió con la cara de fastidio.
-¿y esa cara?- pregunté entrando
-ese pendejo de Eduardo… no se le paró, me dijo que se lo “animara” y no quise, me metió la mano con descuido, me arañó horrible, le pegué y lo corrí- me dijo ya sentada frente a mí en la cama
-wow- fue lo único que pude decir, a parte de quedarme boquiabierto
-pues igual me paso que a Alfonso tampoco se le paraba, pero él se quedó y hace rato… ya pudo- le dije con cierta vergüenza, ella solo sonrió
Salimos a desayunar, fuimos de compras y a las dos de la tarde ya estábamos rumbo a Querétaro, llegamos más o menos a las cinco.
-Santi, nunca creí que iríamos a zorrear juntos- me dijo divertida –ahora sí no cabe duda que eres mi mejor amigo en todo el mundo mundial.
Le sonreí, nos abrazamos y nos despedimos.
Cuando llegué a casa de mis papás les conté un poco del viaje, comí y enseguida me fui a mi cuarto, contesté hasta ese momento los whatsapps de Mateo y caí rendido eran apenas como las 8, de verdad estaba muy cansado, no desperté hasta el otro día a las 8 de la mañana!!!
Ese sábado me la pasé estudiando casi todo el día, el domingo a las 4 me regresé a Pachuca, Mateo estaría en Querétaro hasta las 6 así que no lo ví… tendría que esperar una semana más para verlo, quizá en una semana mi culpa por lo que había hecho se disminuyera.
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