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Un caso de necesidad extrema

Estábamos mi beba y yo completamente desamparadas, el padre de la niña
había desaparecido sin dejar trazas, para peor, menor e ilegal en España.
Me encontraba en la terminal ferroviaria, sin dinero, ni techo que nos cobijase, hojeando un diario olvidado, en el banco donde me encontraba sentada. Hurgué la página de clasificados, allí había un anuncio bien remarcado. Este rezaba así: - Venda leche materna -, hombre necesitado paga buen precio por entrega recién ordeñada”. Dr Roux 25, Barcelona, España, cod. Post. 08017 Te 93 203 5468.
Ante la imperiosa necesidad de conseguir dinero, sin otro recurso a la vista,
busqué entre mi ropa el último euro y me dispuse a llamar por teléfono.
Disqué con atención, mientras repasaba las consecuencias, “¿habría suficiente leche para amamantar al desconocido y al bebé?”, o tal vez eso no fuera lo peor y detrás del aviso se encontraba una red de prostitución encubierta.
Del otro lado del teléfono una voz masculina me inquirió: “hola, ¿quien es?”
Dudé un instante y respondí: -“llamo por el aviso, señor”.
-“¿Por el aviso?”......
- “El aviso de La Vanguardia... El de la leche”... -"¿Cuánto piensa pagar?".
Pagaré 100 euros, si me satisface la entrega, si le interesa vaya a la rambla
Cataluña, hotel Italia y alquile un cuarto a nombre de Annie Milk que el
conserje entenderá, allí aguarde, llegaré al poco tiempo y nos pondremos de acuerdo.
Caminé hasta el subte, subí a él, bajé en plaza Cataluña, comencé a caminar, estaba ya cansada y llegando a la plaza real, cuando de pronto un cartel de
neon resplandeció ante mis ojos – ¡Hotel Italia!.
Entré al hotel, una antigua casona devenida en alojamiento familiar, allí me atendió el conserje, hombre pequeño, calvo, de mirada torva, pero de modales gentiles: -“¿En que puedo servir a la señora?”
-“Soy la señora Annie Milk” respondí inquieta.
-“Es un placer señora Milk, pase, la estábamos esperando”. –“¿debe estar usted cansada, verdad?, -“permítame la maleta, la acompañaré a su habitación, cuando llegue el señor Alberto, llenaremos las formas”.
La habitación era amplia y confortable, tal vez un poco antigua y descascarada, pero dadas las circunstancias, nada despreciable.
Mil preocupaciones asolaron mi mente, pero100 euros me vendrían realmente bien en este momento angustiante.
Una vez que quedé sola, amamanté al bebé y le cambié los pañales. Luego me
di un duchazo, estaba recién acomodada sobre la cama, cuando golpearon la puerta.
-"¿Hola, está Annie?". Un hombre de apariencia afable preguntó al tocar la puerta, bien vestido, quizás entre 55 y 60 años de edad.
-“Sí”, contesté. –“ aguarde un minuto que le abro”.
"Por favor apresúrese, no quiero que el conserje me observe hablando a través de la puerta”.
Yo abrí, el hombre entró y cerró rápidamente detrás de él, miró alrededor, comprobó que no había nadie mas que el bebe, luego se tranquilizó algo.
-"¿Lo que debe estar pensando usted de mi...?”, le dije, y no terminé la frase.
-"Oh, nada por cierto... –“¿puedo sentarme en la cama?”, -¿Ésta bien aquí?" preguntó.
Lo miré nerviosa desde la cabecera de la cama y le dije: “Quizás debiéramos
hablar primero”.
-“De acuerdo, tiene razón”. Él sacó su billetera y me extendió dos billetes de cincuenta euros. Sin querer pude observar que su billetera estaba repleta de
billetes; haciendo caso omiso del detalle me apresuré a guardar lo mio en el bolsillo trasero del jean.
-“De acuerdo” dije, comenzando a desabrocharme la blusa hasta la cintura, levanté las tazas del sostén y las tetas con sus pezones hinchados lucieron espléndidas.
-“¡Mmmm!”, -“parecen estar exquisitos”, relamiéndose anticipadamente.
-“¿Y el sostén?"
-“ Aguarde que me quito la blusa y el sostén” le contesté sentada delante de él
-“¡Parecen excelentes!”, dijo él, asiendo mis pechos y apretando suavemente. –“¿Sientes algún dolor cuando el bebé mama, no quisiera causarte daño”.
-“Nada que ver, el bebé los muerde normalmente, sin causarme ningún dolor”.
Él apretó ambos pezones y tiró de ellos.
-“Uhhh, así no vas a conseguir el inicio”, y tire de mi pezón izquierdo con el pulgar y el índice de la mano derecha, pellizcando debajo de la aureola, tiré
hacia atrás mas fuerte y el líquido blanco apareció de repente.
El hombre lamió mi pezón mojado, saboreando con su lengua.
-“¡Ohhh esto si que es bueno!”dijo. –“Usted no sabe cuánto tiempo llevo queriendo hacer esto”.
Su boca se prendió hambrienta sobre mi pecho, y él chupó apasionadamente. Pronto sentí como una corriente de placer se apoderaba de mí y empecé a disfrutarlo realmente.
Sin querer empiezo a gemir –“Oh, Dios”. Él hace un alto al chupar y me pregunta. “¿Te pone cachonda que te chupe la teta?”. “algo”, admito.
-“Esto me está haciendo calentar a mí también” dijo. Y su boca se cerró de nuevo sobre mi pezón izquierdo, lactó por espacio de varios minutos en silencio. Mientras yo hacía esfuerzos desesperados por mantenerme calma.
-“¿Deseas quitarte los pantalones?”, preguntó, después de una última chupada bien fuerte. –“Si”, admití rápidamente.
Me quité los zapatos, el jean, quedando solo con mi braga de algodón blanca.
-“Tu leche es realmente buena.”, me dijo. “¿ alguna vez la saboreaste?”.
- “solo un poco, cuando la chupo, para que el bebé después tenga más cantidad.
Pienso en el dinero que vi en su billetera, le pregunto si quiere que le guarde un poco todas las mañanas. –“Quizás, dice dudosamente”. –“Ahora déjame terminar la leche de hoy”, -“después hablamos”. –“¿Cómo quieres seguir, sentado o acostado?. –“Ya chupé sentado ahora me gustaría hacerlo acostado”.
-“¿Deseas echarte en la cama?”.- “de acuerdo”. Yo quise tenerlo bajo control pero el estaba realmente ansioso.
Una vez que me acosté, él acarició mi cuerpo entero con su mano resbalando dentro de mis bragas.
-“Nosotros hablamos solo que te daría leche”, protesté. Sin responder, tiro para abajo del elástico, dejando ver lo que estaba deseando. Abro las piernas ligeramente. –“Usted es deliciosa en todas las partes” me dice, y de repente me besa en la boca.
-“·¿Hago bien el tacto?” pregunta entre succiones.
-“Síii”, le digo, casi en un gemido. Alcanzo abajo y dirijo mi mano a su entrepierna cuando siento el tamaño de su erección le susurro: - Quiero otros cien euros”.
“¿Cuánto mas puedo quedarme? preguntó.
-“Sólo otra hora”, respondo.
-“Entonces te pagaré cincuenta”, me dijo.
Era la primera relación en meses, cuando el me penetró bien, bombea
furiosamente y termina dentro. Luego se puso a descansar a mi lado, de repente me besa la frente.
-“¿Te gustaría vivir en casa?” pregunta. “ Soy soltero empedernido y necesito una ama de llaves”.
-“ Quizás tu puedas proporcionarme la leche, y yo te proporcionaré una habitación privada para ti y el bebé”.
-“¿Pero tendré que pasar la noche en tu cama?”?. –“O solamente te interesa la leche”, pregunto.
-“Quien sabe, depende la noche”, replicó él, -“Te pagare mil euros a la semana”, siempre que sigas produciendo, si no te pagaré menos.
Con él protegiéndola se terminarían los problemas de casa y dinero, podré vivir tranquila con mi bebé a cambio de leche y tal vez de sexo.
Yo me acurruco, enrollando mis brazos alrededor de él, rindiéndome.
Quizás hubiera debido venderle solo la leche, pero después comprendí el porque de no hacerlo, si él, acababa de comprar la lechería entera.

martamarques
Datos del Relato
  • Categoría: Fetichismo
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Comentarios


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3 comentarios. Página 1 de 1
leo
invitado-leo 06-08-2017 18:55:49

el padre de tu hija estaba siempre orgulloso de ti y puede trabajar para sacar adelante esa familia

Esteban
invitado-Esteban 13-03-2017 03:36:20

Me parece interesante porque hay algo más que solo un relato erotico, es una realidad de muchas mujeres en muchos países aún desarrollados como Perú

JMT
invitado-JMT 14-09-2004 00:00:00

Me parece que es un relato excelente, me gusto mucho porque yo tambien tengo deseos de chupar leche de una mujer lactante. Con tu forma de redacción me parece que te ira muy bien. Si te pudiera sugerir un relato, me gustaria que escribieras sobre una embarazada, pues también es una de las fantasias que albergo. Un beso desde Bogotá.

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