Hola, mi nombre es Sandra, actualmente tengo 22 años y estudio enfermería en la universidad, soy española de nacimiento y soy una chica de lo más normal, tengo pareja desde hace 5 años, se llama Rodrigo y tiene 26, soy una chica de pelo negro ondulado, llevo flequillo, mido 1,60 dentro de la media, pero me considero bajita, aunque siempre tuve mucho éxito con los hombres jamás fui una chica fácil ni nada parecido, además hace unos años estaba más gordita y eso me causaba bastante complejo, ahora estoy delgada aunque conservo mis curvas.

Desde hace un año más o menos mis padres se han separado, vivo sola con mi padre que se pasa el día trabajando por lo que generalmente paso el día sola en casa exceptuando ir con mi novio, en cuanto a mi vida sexual... No me puedo quejar aunque no es nada del otro mundo, algún polvo con mi novio de vez en cuando y nada más... O al menos así era antes, ahora digamos que mi vida ha cambiado un poquito por culpa de mi vecino.

Vivo a las afueras de mi ciudad, al norte de España, en un edificio de pisos bastante moderno pero modesto, desde que nos vinimos a vivir aquí nunca hemos tenido problema alguno con nadie, con casi todos los vecinos mantengo una relación educada, saludos y poco más, exceptuando a los vecinos de al lado, un matrimonio con un hijo pequeño al que a veces tengo que cuidar cuando sus padres trabajan, ya que su madre la señora Lucia trabaja a turnos en un hospital donde a veces yo voy a hacer prácticas de mis estudios, su marido Manuel es un hombre normal que trabaja como albañil, por eso cuando su hijo Pablo sale del colegio le paso a recoger y lo llevo a su casa donde le doy la comida y le ayudo con los deberes hasta que llega su padre hacia las 5 de la tarde, después ya suelo irme por ahí con mi novio casi todos los días.

Hace ya tiempo que noto en el señor Manuel una actitud bastante extraña hacia mí, me habla siempre con palabras bonitas, se interesa por mis estudios, le pregunta a mi padre que tal llevo la separación de mis padres... Y aunque creo que son paranoias mías, también noto que me mira mucho cada vez que nos cruzamos, o cada vez que llega a casa y estoy con su hijo. No sé si es mi imaginación, lo que si se, es que desde que esto sucede me pongo cachonda y fantaseo con como será hacerlo con un hombre maduro, no es algo que me atreva a hacer... Lógicamente tengo novio y el señor Manuel me parece muy mayor para mí, tiene 47 años y además es un poco gordo y muy peludo cosa que no me pone nada... Pero las fantasías me vienen igual... Nunca olvidare el lunes 18 de enero, ese día no fui a la uni ya que había una huelga de estudiantes a nivel nacional, por lo que me quede en casa, a eso de las 12 de la mañana mi vecina Lucia me llamo al timbre, acudí a la puerta y abrí, quería preguntarme si podría quedarme desde las 3 con Pablo.

Continúa en 2ª parte.