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Categoría: Masturbación

Un buen postre

Os voy a contar una historia que espero que os haga ir a comer más animados a todos/as.

Todo empezo un día de verano, hacía mucho calor, así que cogí el coche y me fui a comer a un restaurante de un centro comercial, donde tuviesen un buen aire acondicionado que me calmase el calor (no sabía lo que se avecinaba...).

Entré en el restaurante y después de echar un vistazo a las mesas, me decidí por una que estaba enfrente de otra en la que había dos mujeres hermosísimas. Al sentarme, descubrí que una de ellas llevaba una minifalda cortísima, tenía las piernas cruzadas, pero casi se le veían las braguitas.

Intente por todos los medios no mirarle las piernas, ni la minifalda, para que no creyese que soy un mirón, ...pero era imposible, tenía unas piernas deliciosas.

Al cabo de un rato, se dió cuenta que la miraba. Yo me moría de vergüenza. Seguro que me iba a decir algo y se iba a enterar todo el restaurante. Pero no. Miró para otro lado y siguió hablando con su amiga, como si nada.

De repente, descruzó las piernas y pude ver sus bragitas. Eran blancas y un poquito trasparentes. Se podía distinguir el negro de su bello púbico.

Durante un rato estuvo cruzando y descruzando las piernas. Yo no sabía si comer, beber, mirar o qué. El caso es que me empezó a subir otra vez la temperatura. Daba igual el aire acondicionado.

Cuando me terminé el primer plato, vi como su amiga se levantaba. ¡¡Oooohh!!, se acabó la buena vista. Sin embargo, su amiga se fue sola. Nada más irse, la mujer de la minifalda, me miró y me sonrió picaronamente haciéndome una seña para que mirara hacia abajo. Hice lo que dijo y la ví con las piernas entreabiertas mostrando totalmente sus braguitas.

Me trajeron el segundo plato, por lo que tuve que apartar los ojos de tan hermosa vista. Cuando volví a mirar, estaba acariciándose lentamente por encima de las braguitas. Me estaba mirando y con un dedo metía un poco de esas braguitas en su rajita.

Yo no podía reaccionar, ella había acabado de comer y estaba ahí acariciandose el coño y mirándome. Nunca mo podía haber imaginado que me pasase algo así.

Fue incrementando el ritmo de las caricias, y yo estaba apunto de atragantarme, me estaba comiendo un filete a toda prisa, sin apartar la vista de ese espectáculo.

De repente, vi como se bajaba un poquito las braguitas, dejando ver parte de su monte de venus, para introducir la mano y acariciarse directamente el chocho. A mí me daba la impresión de que todo el restaurante estaba mirando como se masturbaba esa mujer bellísima, y eso me ponía cada vez más cachondo.

En ese momento, dejé de comer, me levante y me acerque a ella. Le dije que eso que estaba haciendo, sólo me hacía pensar dos cosas; o era una calientapollas, y en ese caso habría que aplaudirla porque lo hacía de maravilla, o estaba esperando que la ayudase a quitarse un picor que tenía muy adentro. Ella dejó de masturbarse, me miró y me enseño la mano con la que se había estado acariciando la rajita. Tenía los dedos húmedos y me iba a decir algo, pero me anticipé y la dije que si era lo segundo, la esperaba en el servicio de chicos en 10 minutos.

Pagué la cuenta y me fuí al servicio. Entre en uno de los habitáculos donde están los retretes y me quite los pantalones y los calzoncillos, dejando al aire mi polla, que en esos momentos estaba totalmente dura, caliente y a punto de explotar.

Mientras esperaba, imaginaba que venía y se desnudaba, dejándome ver sus pechos, sus pezones duros como garbanzos, su trasero y su coño húmedo y deseando ser penetrado. Eso me ponía más cachondo y estuve a punto de masturbarme, pero me contuve. Miré la hora y habían pasado ¡¡2 minutos!!.

La espera va a ser larga, pero merecería la pena. 5 minutos. No podía quitarme de la cabeza la imagen de esa mujer acariciandose su sexo delante de mi y en medio de todo el mundo. 7 minutos. Imaginaba como serían sus pechos, como los acariciaría, como los mordería, cómo pellizcaría sus pezones.... 9 minutos.

... alguien a entrado en el servicio.

... mi polla va a estallar.

El que sea, se ha ido. Han pasado 3 minutos. Vuelvo a oir la puerta del servicio. Oigo unos pasos débiles. Oigo una voz de mujer que dice '¡Oiga!, ¿Esta usted ahí?' Abro un poco la puerta y veo que se asoma la mujer de la minifalda.

Según entra, mira fijamente mi polla erecta y me dice: 'Por fin vas a ver lo que tantas ganas tienes de ver'. De un solo movimiento se quitó la minifalda y las bragas, dejando a la vista ese hermoso coño, completamente mojado.

Me levanto, le quito el resto de ropa y también la mia. Estamos totalmente desnudos y por un momento pienso en cómo se ha podido fijar en mi una mujer tan perfecta, tan hermosa... Sin decir nada, me cojió la polla y se la introdujo en la boca, subcionando el glande como si intentase extraer petróleo.

Después de un rato disfrutando de cómo se comía mi polla, la dije que parase, que no me quería correr en su boca. Se apartó de mi y entonces me puse yo a comerle el coño. Teníamos poco sitio, pero eso hacía más excitante la situación. Tenía el chocho ligeramente afeitado, haciéndo un triángulo casi perfecto donde seguro que iba a naufragar mi barco. Sus jugos eran muy suaves y poco ácidos. Era una delicia comerle el coño.

La situación ya estaba al rojo vivo. Ella se separó de mí. Me empujó para que me sentase en el retrete, y ella se sentó encima de mí, metíendose toda mi polla en su coño. Estabamos tan cachondos que la polla entró sin problemas y hasta dentro. Empezó a mover sus caderas, primero lentamente y después más rápido. Sus movimientos me volvían loco. Estaba a punto de estallar, cuando noté como empezó su orgasmo. Como arqueó su espalda hacia atras y su coño se contraía fuertemente. En ese momento yo también me corrí. Me vacié por completo.

Ella siguio moviéndose un ratito y cuando se levantó, me chupó de nuevo la polla, limpiándola de mi semen y de sus jugos.

En seguida, se vistió y salió del servicio.

Yo me vestí también corriendo, aunque tenía un calor tremendo y salí del servicio, pero ella ya no estaba.

Me dí una vuelta por el centro comercial y por el parking pero no la encontré. No se como se llama, sólo se que tenía unos pechos firmes deliciosos, un culo redondito y un coño dulce y caliente.

He seguido yendo a comer allí todos los días de esta semana, pero no la he vuelto a ver. Al menos me queda el recuerdo de un postre delicioso.

Besos.
Datos del Relato
  • Autor: Currante
  • Código: 3002
  • Fecha: 12-06-2003
  • Categoría: Masturbación
  • Media: 6.04
  • Votos: 69
  • Envios: 6
  • Lecturas: 2922
  • Valoración:
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Comentarios


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1 comentarios. Página 1 de 1
roxanna
invitado-roxanna 11-12-2003 00:00:00

muchas veces me han dado ganas cuando estoy en algun lugar pero nunca, NUNCA me he dejado llevar asi como tu dices que ella se dejo. bueno, y eso de andarle enseñando tu coneja a otros esta horrorosamente mal, pobre chica.

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