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Categoría: Masturbación

Trilogía de una masturbación (2)

Hola, mi cielo!:



Espero que el primer correo te gustara, si con el conseguí que te calentaras, aunque sólo fuera una pizca ya me conformo.



Me gusta mucho "verte" contento. Eres un hombre muy importante para mí.



 



Cuando entré en mi habitación, mi coñito estaba cómo loco por seguir recibiendo placer. Notaba como seguía derrando flujo vaginal; era lo mismo que las Cataratas del Niágara...



Me quité el reloj, lo miré –las 12:05- y lo dejé sobre la mesita.



Quité mis peluches de encima de la cama (mi osito TEDDY, mi perrito husky JACKY y un simpático diablito de color rojo que me regaló el año pasado mi buena amiga Carmen). Eché la colcha y la sábana hacía atrás, dejé la chanclas debajo y me metí en mi camita.



Mi alcoba es de madera de cerezo y consta además de un amplio armario empotrado, un gran tocador con espejo y una coqueta mesita de noche.



Como siempre esperé un ratito a que mi madre se fuera a dormir. Vino, me dio un beso de Buenas Noches y se marchó cerrando la puerta.



Cuando ella se acostó, me "preparé": me quité todo. Me quedé totalmente desnuda...



Como hago todas las noches, cogí un bote de crema hidratante del cajón de la mesa de noche y me frote todo el cuerpo con ella: los brazos y las manos, las tetas, duras y redondas con mis pezones marrones ya erectos, mi estrecha cintura, el vientre, mis anchas y curvadas caderas, mis muslos llenitos, las piernas flexibles y los pies, muy pequeños como los de una geisha.



Me acaricié el cuerpo otra vez, imaginando que eras tú quien lo hacia y noté otro de los mayores orgamos que he tenido en mi vida. Me estremecí de arriba a abajo.



Apagué la luz y levanté y abrí mucho las piernas, y sepárando los labios vaginales me froté el clítoris dándome pequeños y suaves pellizcos, luego me mojé el dedo corazón en saliva y a continuación me penetré con él; como estaba tan mojada entró muy fácil, no tuve que hacer ninguna fuerza.



Lo metí entero en mi agujerito (hasta la última falange), el cual estaba sorprendentemente abierto sin parar de soltar jugos. Apuesto mil euros a qué te hubiera gustado probarlos...A mí también me hubiera encantado sentir tu boca y tu lengua...



Comencé a meterlo y a sacarlo y lo moví varias veces y cuando lo saqué todo pringado lo llevé hasta el culito y lo rocé contra el ano haciendo círculos y sentí tanto placer que tuve que morderme los labios para no gritar.



De nuevo deslicé el dedo hacía mi vagina y volví a penetrarme otra vez. Seguía igual de dilatatada. Tiene el tamaño perfecto para tu pene...



Lo saqué super pringado, lo llevé a la boca y lo chupé de nuevo mientras pensaba: que buena está tu polla! y tuve otro orgasmo brutal.



Estaba bastante cansada, y decidí terminar ya.



Encendí la luz, cogí el reloj y vi la hora: las 02:00 de la madrugada.



Me miré en el espejo y me admiré gratamente; estaba muy bella: con el pelo alborotado, la carita sudorosa y caliente, los ojos muy brillantes y los labios tan rojos como una fresa madura.



Así pues me puse la braguita, la camiseta y el short, me tapé, apagué la luz y me quedé profundamente dormida boca arriba, con las piernas separadas y los brazos a lo largo del cuerpo.


Datos del Relato
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