Habíamos llegado de celebrar mi cumpleaños, le abrí la puerta de el auto, le ayude a incorporarse, la intercepte y la atrapé contra el automóvil y la portezuela abierta, la bese; ella correspondió apasionadamente, nos acariciamos mutuamente. Nuestras manos empezaron a explorar nuestros cuerpos, nuestra turbación llegó a su punto de excitacion.
Mis besos se convirtieron en mordiscos en su lóbulo y le besaba su cuello, ella con un suspiro y echando su cabeza hacia atrás, anuncio que su turbación habia aumentado.
En mi mente destellaban imágenes de la celebración que me esperaba, si es que llegaramos a entrar a la casa.

….durante la cena en el restaurante, ella muy discreta y diestramente se masturbo, culminó en un suspiro ahogado, ella llevo sus dedos empapados hacia mi boca y me los ofrecio para que yo con mi lengua se los limpiara de sus emanaciones orgasmicas; en ese mismo instante la mesera llegó para surtir nuestras copas de vino, en frente de la mesera ella deslizó su mano entre mis piernas me deshizo el cierre y dejó libre mi pene, acariciandolo me dijo al oído, esto es sólo el comienzo de lo que te espera en casa…

Ahí la tenía atrapada entre mis besos y el auto, le bese lentamente su cuellos, sus hombros, sus pechos, hasta que me encontré prácticamente hincado, le bese sus rodillas, sus muslos, su entrepierna, me cedió acceso a su vulva, abriendo sus piernas. Mi lengua empezó a explorar su entrepierna y a lamer sus fluidos que escurrían hacía sus muslos. Me saboree y seguí el cause de el flujo vaginal hasta donde emanaba, su dulce origen, mi lengua empezó a jugar con su clítoris ya erguido y erecto. Ella suspiraba entre cortadamente y murmuraba palabras imperceptibles que me guiaban e indicaban cuanto más prolongar mi estimulación y cuanto más aumentar la intensidad. En un gran suspiro, dijo vamos adentro, se incorporó y me jaló de la mano apresurándose a entrar a la casa.

Ella me pidió que llevara una botella de vino para nuestra habitación, cuando subía a encontrarme con ella, note por la ventana que el vecino desde su casa espiaba nuestra habitación, yo sabía que mi esposa se estaría cambiando su vestido por un negligé, al entrar en la habitación la encontré parada en medio de la habitación modelando un negligé negro muy revelador, y vi las cortinas de la ventana abiertas de par en par. Le serví una copa de vino, brindamos por mi cumpleaños. Me abrazó; le dije al oído que el vecino la había estado espiando, cuando ella se había cambiando. Se asomó por la venta pero no vio a nadie y no me creyó.

Nos besamos y nos acariciamos nuestros cuerpos semidesnudos sin inhibiciones volví a ver la silueta de el vecino semiescondido desde su ventanal. Le dije:
-nos están espiando

ella aún incrédula, se paró enfrente de nuestro ventanal y empezó a bailar muy eróticamente, esto a mi por supuesto siempre me encantaba y no me importó que la estuvieran espiando.

Le dije “imaginate, estas bailando para el deleite de dos hombres cachándos” Estas palabras parecieron haberla encendido y comenzó a hacer un strip-teas. La cadencia de su baile se tornó más erótico.
Desde dónde yo estaba sentado aún veía al vecino, ahora descaradamente asomándose desde su ventana, la posición de nuestra habitación me favorecía para permanecer oculto de la vista de el vecino…ahora cada vez que le anunciaba a mi esposa que él también se estaba deleitando de su “show” ella dejaba escuchar un leve gemido de gozo.

Ella completamente desnuda se acercó al ventanal, dónde su baile erótico se transformó en poses y movimientos pélvicos muy explícitos. Para entonces ella ya pudo ver al vecino espiándola, como que le produjo algo de vergüenza, por que paró aquel espectáculo y se ocultó, le vi que su respiración se tornó jadeante y le pedi que continuara, diciendole
- ya me tienes con tremenda erección y a punto de “venirme” y de seguro a él lo tienes en la misma situación.
Acto seguido, busco su vibrador con forma falica, con él en mano abrió totalmente las cortinas y efectuó un acto de masturbación indescriptible, nunca la había visto tan cachonda, ni con tanta excitación.
Le anuncié que el vecino claramente se veía que se estaba masturbando, inmediatamente se puso de frente al ventanal y se introdujo su vibrador en su vagina completamente empapada, al unísono los tres nos masturbamos, yo estaba muy excitado e incrédulo por el resultado de este triangulo de masturbación inimaginable. Alcance a percibir que el vecino culmino en clímax, se lo anuncié a mi esposa, enseguida ella se desbordó en un orgasmo descomunal, se dejó caer sin fuerza sobre la cama, luego yo alcance el clímax más intenso que había experimentado dejando caer mis descargas de semen sobre los pechos de ella que solo se los frotaba sobre su piel. Me recosté junto a ella que aun jadeaba y fuera de si, entre palabras cortadas me dijo que esa experiencia había sido lo máximo por que se dio cuenta que podía incitar y excitar a otros hombres al clímax.
Fin.