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Categoría: Lésbicos

Tres compañeras de deporte disfrutan de sus conchitas

Yo, dominanta y tú, sumisa

Sarah pensaba en lo cansada que estaba mientras yacía metida en el bañera con agua caliente… Todo su cuerpo le dolía por los golpes que había recibido en el entrenamiento de esta tarde.

Jugaba como base en un equipo femenino de baloncesto profesional de Chicago, el Chicago Sky, y su entrenador Tom Satten las había machacado hasta agotarlas tras la vergonzosa derrota que sufrieron en casa ante Detroit Shock.

Tenía derecho a estar molesto… Realmente lo habíamos avergonzado y el entrenamiento de tres horas había sido un justo castigo.

Sin embargo, mañana sería mucho más fácil, ya que sólo iban a tener una sesión ligera y explicar en la pizarra las tacticas para prepararse para el próximo juego contra Filadelfia.

Después del entrenamiento, subirían a un autobús y se dirigían directamente al aeropuerto para tomar su vuelo directo a Filadelfia… La temporada se había convertido en una rutina, por lo que el equipo estaba deseoso de una noche de cortesía en la Ciudad de amor fraternal.

El avión 737 despegó exactamente a la 16 h… Era un vuelo charter de sólo dos horas de duración, por lo que Sarah decidió leer algo, mientras que la mayoría de sus compañeros de equipo observaban la película en vuelo o dormían… Lo bueno de un vuelo charter fue que siempre había mucho espacio para moverse e incluso para estirarse.

Antes de que ella se diera cuenta, la azafata les decía a todos que se abrochasen el cinturón de seguridad y que se preparen para aterrizar en cinco minutos.

El avión aterrizó en un aterrizaje perfecto y llegó hasta la terminal donde poco más tarde Sarah y sus compañeras recogían sus cosas y se dirigían a la puerta de salidas abordaban por chicas de todas las edades hasta el autobús que los esperaba para llevarlas a su hotel en el centro de la ciudad.

A Sarah le gustaba Filadelfia porque había muchas cosas históricas para ver y tenía algunos de los mejores restaurantes que recordaba… El autobús se detuvo frente al hotel y todas se apresuraron y entraron para registrarse.

Es un hecho poco conocido pero cierto que en la mayoría de deportes femeninos las jugadoras a menudo son perseguidas por lesbianas para citas nocturnas, y la mayoría de las veces intentaban contactar con las chicas en el aeropuerto o en los hoteles en los que se alojan los equipos para disfrutar con ellas, si lesapetecía a estas.

Filadelfia no era la excepción… Esto sucedía en todas las ciudades a las que iban… Después de que las chicas del equipo recibió las llaves de su habitación, de la nada, ocho o nueve mujeres parecieron materializarse y mezclarse con las miembros del equipo.

Siempre habían mujeres esperándolas en cada ciudad en la que jugaban y algunas de las compañeras de equipo de Sarah tenían conexiones permanentes en Filadelfia y en otras ciudades… Rápidamente se las veía saludándolas y yendose con sus ellas.

Sarah no estaba prestando atención a nada de esto en esos momentos y se fue directa a los ascensores.

De pie frente a la caja del ascensor había una mujer alta y delgada de pelo corto vestida con pantalones caqui y una camisa azul claro… Miró directamente a Sarah y le preguntó:

– “¿Eres Sarah Danew, verdad?”, dijo con voz era clara y fuerte y un toque de contundencia.

– “Sí, soy yo… ¿Qué deseas?”, respondió Sarah.

– “Deja esas cosas en tu habitación y tómate un trago conmigo”, respondió ella.

La forma en que lo dijo hizo que Sarah se sintiera muy vulnerable, y aunque en realidad no quería estar con esta desconocida mujer, sintió presión para cumplir con sus deseos.

Antes de que Sarah pudiera responder, la puerta del ascensor se abrió y la señora tomó a Sarah del brazo y la llevó adentro y le preguntó:

– “¿¡Qué piso?!?”

– “Habitación 1801”, dijo Sarah.

La mujer pulsó el número dieciocho y la puerta del ascensor se cerró y comenzó su ascenso… En el camino, la mujer se presentó como Lynn, y cuando llegó a la habitación 1801, Lynn tomó la llave de Sarah y abrió la puerta.

– “Bonita habitación”, dijo Lynn cuando ambas mujeres entraron en ella.

Sarah estaba muy nerviosa, pero se sentía impotente para hacer algo al respecto.

– “Me gustan las rubias”, dijo Lynn, mientras miraba a Sarah de pies a cabeza, haciendo que Sarah se sintiera aún más consciente de sí misma mientras la extraña mujer la miraba con ojo crítico… Cuando Lynn alargó la mano y cerró la puerta, Sarah supo que no iban a tomar una copa.

Caminando hacia Sarah, Lynn pasó su mano por su brazo y acercó su boca a la oreja de Sarah y le susurró suavemente:

– “¿Te gusta que te coman el coño?”

En ese momento, la mano de Lynn la había palpado por todos lados y le estaba masajeando ligeramente el pecho de Sarah.

Con una voz más fuerte, Lynn volvió a preguntarle:

– “No oisté… ¿Te gusta que te coman el coño?”

Sarah solo pudo asentir con la cabeza un sí, mientras lamujer seguía palpándola.

– “Vas a ser mi muñeca… ¿Lo entiendes?”

Con una voz apenas superior a un susurro, Sarah respondió:

– “¡Sí, lo entiendo!”

Sabiendo que ahora tenía el control completo, Lynn le dio a Sarah la orden de desnudarse:

– “¡Déjame ver tu cuerpo desnudo!”

Lentamente, Sarah comenzó a desvestirse mientras Lynn se sentaba en el borde de la cama mirando fijamente a la joven atleta cómo se quitaba la ropa.

Sarah tenía un cuerpo delgado y semi musculoso… Lynn prestó especial atención a sus pechos cuando Sarah dejó caer su sujetador al suelo y le dijo:

– “Buenas tetas tienes, perra… Ahora quítate las bragas.”

Sarah se las quitó y quedó completamente desnuda bajo la ardiente mirada de Lynn.

Sarah tenía un espeso de vello púbico rubio y rizado que mantenía corto y pulcro, ya que pasaba mucho tiempo en traje de baño, por lo que los labios de su coño se podían observar fácilmente porque los exhibía totalmente depilados.

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Sarah… No podía ocultar, la humedad que se acumulaba a lo largo de la abertura de su coño… Así que cuando Lynn se acercó y pasó el dedo por el coño ahora goteando de Sarah, ella comentó:

– “Me encanta el olor a coño fresco que exudas.”

Se lo dijo mientras clavaba su dedo en Sarah y luego lamía el jugo cuando se lo sacaba y lo llevaba a su boca.

Sarah ahora estaba muy excitada por el magreo que le estaba dando Lynn… Envalentonada por lo caliente que estaba le preguntó a Lynn si podía ver su cuerpo.

Lynn se puso de pie y comenzó un lento striptease, quitándose primero la camisa, enseñandole unos pechos que eran pequeños pero muy sexy, con unos grandes pezones… No llevaba sujetador.

Sarah notó que Lynn no se afeitaba bajo sus brazos y no se sorprendió al ver que sus piernas también estaban sin afeitar y las bragas de bikini que usaba Lynn no cubrían el espeso y oscuro vello púbico que sobresalía alrededor de las piernas y de su ropa interior.

Al mostrarle su entrepierna, al quitarse las bragas, Sarah vió el coño más peludo que jamás había visto… Y con sólo mirarlo hizo que sus rodillas se debilitaran con el deseo de estar saboreándolo.

Las dos mujeres se movieron juntas dejando que sus tetas se tocasen mientras Lynn abrazó a Sarah y le dio un profundo beso, sondeándose la boca con la lengua, haciendo que Sarah gimiera mientras era arrastrada por un torbellino de lujuria.

Lynn empujó a Sarah hacia la cama y comenzó a chupar su coño caliente hasta que su cara brilló con el jugo que segregaba el coño de Sarah.

Encontrando su clítoris, Lynn lo mordisqueó y chupó como si fuera lo último que jamás se pondría en la boca… Y justo cuando Sarah sintió que su orgasmo le llegaba, Lynn se apartó y deslizó su coño sobre la cara de Sarah mientras le decía:

– “Cómeme, pequeña perra… Chúpame mi puto coño.”

El aroma que emanaba del coño de Lynn era intoxicante, por decir lo menos, y la lengua de Sarah se deslizó entre la masa de vello púbico rizado hasta que encontró un clítoris muy erecto tratando de abrirse paso a través del enorme arbusto de vello púbico.

Lynn tenía un clítoris verdaderamente grande… Mucho, pero mucho más grande que el suyo… Y los labios de Sarah lo acariciaban con tiernos besos y lamidas.

Mientras Sarah lamía el coño de Lynn, sintió que de nuevo esta le lamía el suyo… Estaban haciendo un 69 intentando alcanzar el orgasmo las dos al mismo tiempo.

Ambas estaban gimiendo… Una en el coño de la otra y viceversa… A Sarah le gustaba el coño de Lynn… Más que gustarle, le encantaba y le enviciaba por lo que se entregaba asatisfacerlacon toda su lujuria.

Cada una de ellas alcanzó su punto máximo exactamente al mismo tiempo y sus dos coños palpitaron al unísono mientras el alivio sexual recorría sus doloridos coños.

Luego cayeron agotadas una encima de la otra y ninguna de las dos se movió… Quedaron inhalando el olor del coño empapado que habían lamido y chupado.

Lynn fue la primera en moverse… Y lo hizo pasado más de cinco minutos… Se puso en pie con las piernas temblorosas y le preguntó:

– “¿Qué tal una ducha rápida y luego tomamos esa bebida?”

– “¿He de elegir una?”, respondió Sarah.

– “Si… Cuál prefieres, ¿la bebida o la ducha?”, preguntó Lynn.

– “Ambas… Las necesito las dos… Pero no más sexo que mañana juego y tengo que recuperar fuerzas… Me dejaste agotadísima!”, respondió con risa Sarah.

F I N

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