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Transformación

Cuando llegué a casa del trabajo estaba allí, inocentemente asentada en el porche trasero donde la dejó el hombre del correo. Sonreí de anticipación al recogerla. "Si sólo supiera lo que estaba entregando", me dije para mí. Entré la caja y la puse sobre la mesa. La dejé allí a propósito y me obligué a hacer otras cosas pero el conocimiento se mantenía –¡finalmente estaba aquí! Terminé de hacer mis labores caseras rápidamente de forma que era tiempo de una recompensa. Recogí la caja y mentalmente sopesé lo que contenía. No era tan pesada pero aún así me hacía sentir poderosa el sólo sostenerla. Deslicé el cuchillo que había traído de la cocina bajo la tapa en la esquina. Afanosamente corté el resto de la cinta adhesiva que me alejaba de mi premio. Abrí la caja y ahí estaba, dispuesto entre bolitas de icopor. Mi recompensa, que esperaba sería de mi novio, ¡el trato con Jordan!



A Jordan y a mí nos encanta el erotismo, leemos los relatos y vemos ocasionalmente películas. Yo había notado que parecía amigo particularmente de los relatos en que los personajes tenían actividades anales. Le pregunté si estaba interesado en que lo penetraran y actuó como si no fuera algo importante, pero sus ojos estaban calientes y sospeché que podría gustarle más de lo que admitía. Jordan es muy entregado a dar placer. En los cuatro meses que hemos estado juntos siempre se asegura de que esté satisfecha y de que disfrute todo lo que hacemos antes de permitirse correrse. Eso resulta maravilloso para mí, pero a veces desearía que no fuera tan consagrado. Sólo por una vez me gustaría verlo tan excitado que no pueda contenerse. Sólo una vez me gustaría verlo perder su calma igual a como él me hace perder la mía.



Hace un par de semanas vimos una película en que la pareja invitaba a una amiga a unírseles. Durante el curso de la película, una de las chicas jugó con el ano del tipo mientras se follaba a la otra mujer. Aquella se puso un condón en dos de sus dedos y procedió a darle una jodienda tal por el culo con los dedos que pronto hizo que el tipo le soltara toda su carga a la otra chica. Jordan no dijo una sola palabra durante la película pero se le puso muy dura y soltaba líquido preseminal mucho antes de que se acabara. Piensan que podía haber comprado una buena dotación de condones e imitar lo que hacían, ¿cierto? De alguna forma eso no me parecía suficiente. Quería concentrarme realmente en darle el tipo de placer que me da. Quería estar involucrada directamente y, ¿qué podía ser mejor que un arnés? Sólo pensar en hacerle perder el control a Jordan me puso cachonda.



Me decidí por un arnés de cuero tras investigar algo por internet. De acuerdo al anuncio, podía ser asegurado firmemente para que las manos pudieran quedar libres para divertirse. ¡Las manos libres eran definitivamente lo que tenía en mente! Jordan tiene una hermosa polla. Tiene unos 20 cm. de largo, unos 4 cm. de grosor, y créanme, sabe qué hacer con ella. Escogí una polla que fuera más o menos del mismo tamaño. Una botella de lubricante completó mi compra. Me llevé todo al cuarto en busca del espejo de cuerpo entero y rápidamente me desvestí. Quería ver cómo se veía y asegurarme de podérmelo poner sin hacer mucho ruido cuando llegara el momento de intentarlo. Me observé en el espejo. Pasé la mano por mi nueva verga. La presioné contra mí y me di cuenta de que se acomodaba justo sobre mi clítoris. El anuncio decía que tenía un estimulador de clítoris y ¡vaya que lo tenía! Casi no podía esperar a que Jordan llegar a la casa!



Me puse un pequeño traje sexy y terminé de arreglar la cena. Después de comer, sugerí que fuéramos al sofá a ver televisión. No habíamos estado allí ni quince minutos cuando ya nos estábamos molestando como adolescentes. Finalmente le separé las piernas y me senté en su regazo. Nuestros labios estaban calientes y hambrientos para el momento que le desabotoné la camisa. Su pecho es amplio y pasé mis dedos por encima mientras le chupaba la lengua. Lo podía sentir endureciéndose debajo mío. Tomé sus manos y se las sostuve a los costados cuando empecé a darle besos hacia abajo por su cuello. Tomé una de sus tetillas en la boca. Gemía y supe que quería tener las manos libres para tocarme. Rechacé el rendirme y finalmente se mantuvo quieto dejándome hacer. Le di a la otra tetilla un baño con la lengua mientras que me frotaba contra su erección.



Cuando empezó a gemir más y sus caderas se empezaron a mover supe que era el momento de ir al cuarto. Me puse de pie y me quité el top por encima de la cabeza. Arrojé mi falda quedando en el sostén que sólo cubría la mitad de mis pechos y en las pantaletas. Me doblé para ofrecerle un vistazo de mis pechos por entero y luego me giré y me alejé corriendo hacia el cuarto. Se levantó de un salto y se quitó la camisa, dejándola caer por el pasillo. Cuando llegó al cuarto yo me sentaba en la mitad de la cama. Se quitó los zapatos y se bajó el cierre de los pantalones. Lo llamé con el dedo mientras los botaba donde estaba.



"Ven aquí, sexy", dije mientras se acercaba a la cama sólo con sus boxers y calcetines. Puso una rodilla sobre la cama y me haló hacia él. Le abrí mis brazos y caímos sobre la cama. Nuestras bocas estaban calientes y húmedas al besarnos. Su lengua se internó en mi boca y gemí. Sus manos ya estaban liberando los pasadores de mi brassier. Mis manos erraron por su espalda y hombros mientras él frotaba mis senos. Sus dedos encontraron las sensibles puntas y él les dio vueltas con su pulgar e índice. Él sabía exactamente lo que hacía y casi sucumbí al deseo de dejarle hacerlo a su manera. Cuando se acostó a mi lado mirándome recordé mi plan de seducirlo por ver un cambio.



Lo empujé hasta que quedó completamente boca arriba y le pasé mi pierna por encima. Me levanté de manera que quedé encima suyo y me incliné de forma que su polla apenas tocara el exterior de mi coño. Me moví hacia abajo y dejé su polla atrapada entre nuestros cuerpos. Intentó mover su pelvis contra mí pero no se lo iba a permitir.



"Relájate, amor", le susurré mientras nuestros labios se volvían a encontrar. Pasé mi lengua por el interior de su boca y por sus dientes. Me la mordió con suavidad. "Mmmmm", gemí. Froté mi chocho contra su polla y sentí la respuesta moverse en él mientras seguía besándolo. Sabía que estaba tan excitado como yo. Deposité pequeños besos por su mandíbula y lo mordí en el lóbulo de la oreja. Gimió y supe no pasaría mucho antes de que intentara tomar el control de nuevo. Mantuve sus brazos contra la cama y le di una lluvia de besitos por el pecho hacia su tetilla. Era un pequeño bultito duro para cuando cerré mis labios sobre él. Lo chupé e ignoré sus intentos de levantar los brazos. Me mantuve lamiéndolo y chupándolo y finalmente lo mordí.



"Ooooo, amor", dijo sin aire mientras lo llené de más besos. Su polla se frotaba entusiastamente contra mis bragas. Me estaba poniendo más mojada con cada uno de los movimientos de su dureza contra mí. Pasé a la otra tetilla y le di el mismo tratamiento. Logró zafar sus brazos y tomar mis tensos pechos con las manos. Haló uno de forma que tuve que inclinarme y dejarlo caer sobre su rostro. Jugueteó con la dura punta mientras yo me abrazaba a él encima suyo. Abrió su boca contra mí y chupó tanto de mi seno como pudo. La otra mano ya tenía al otro pezón duro y ansioso para cuando se movió hacia él. Cuando su boca empezó a chuparlo sus manos se empezaron de nuevo a mover. Las bajó por mi espalda y trasero. Sus dedos empezaron a desplazar mis glúteos y entonces se metieron a mis bragas contra mi trasero. Otra vez, casi se me olvidó mi propósito al comprar el arnés.



Me estiré sobre su cabeza hacia el cinturón de tela que había asegurado a la cabecera temprano. Tomé una de sus manos y mientras sus labios estaban ocupados con mis pechos, deslicé el nudo sobre ésta. La aseguré mientras sus ojos se abrían de sorpresa. Atar a alguien tiene que ver del todo con la confianza y la anticipación de la razón tras las ataduras. Lo miré a los ojos para ver si confiaba en mí lo suficiente como para dejarme hacerle esto. En silencio levantó su otra muñeca para que yo la atara. Le sonreí y me deslicé por su cuerpo para volverlo a besar.



Antes de que pudiera distraerme con lo delicioso de sus labios, me seguí moviendo. Arrastré mis anillos ligeramente por su pecho y escuché la aguda inhalación de su respiración. Sus ojos me lanzaban chispas al acercarme a su cintura. Separé sus piernas y raspé con los dedos por debajo de la cintura de sus interiores. En un movimiento se los bajé hasta las caderas. Ni siquiera tuvo tiempo para levantarse y su polla rebotó contra su estómago cuando saltó en libertad.



"Oooo", dijo tragando más aire. Estoy segura que esperaba que colocara la boca sobre ésta pero eso no era parte del plan. Me bajé de la cama y le pasé los dedos por las piernas hacia abajo y luego de vuelta por el interior. Al acercarse mis manos a su entrepierna pareció aguantar la respiración. Me doblé y lamí la parte interior de una rodilla. Separó las piernas para invitarme a ponerme en medio pero, otra vez, eso no era parte de mi plan. Humedecí mis labios y recorrí con la lengua su piel, por su rodilla, su muslo y alrededor de sus caderas. Su polla empezaba a moverse con cada respiración. No se la toqué pero le dejé sentir mi aliento cálido por encima al lamer su vientre. Abrí la boca por sobre su cadera y chupé su carne hasta que dejé un bello chupón de amante allí. El lugar sobresalía oscuro sobre su piel y él se movía contra mí para cuando terminé. Observé una gota de líquido preseminal formarse en el glande.



Sabía que estaba listo para la siguiente fase. Le empuje con manos y labios hasta que se puso de costado. Había suficiente espacio en las ataduras para que se volteara sin herirse las muñecas. Las había probado en mí misma para asegurarme. Lo seguí empujando hasta que quedó boca abajo. Me moví hacia el extremo inferior de la cama y me aseguré de que su verga estuviera atrapada entre su cuerpo y la cama. Sabía que si disfrutaba lo que le hacía, la fricción de su pene repleto contra la cama aumentaría su excitación.



Me alargué y saqué el arnés de su escondite. Escalé por la cama sobre su piernas. Las aseguré entre las mías y me puse mi polla nueva. Él me podía oír pero no intentaría tratar de ver lo que hacía. Solté la tapa del lubricante y lo puse tras nosotros sobre la cama. Puse mis manos en sus rodillas y empecé a presionar y frotar sus músculos mientras ascendía. Se relajaba en la cama y me dejaba hacerlo a mi modo. Continué por sus muslos y sobre su firme trasero. Mantuve la polla de goma lo suficientemente lejos como para que no la sintiera. Me moví por su espalda hasta sus hombros. Me arrastraba de forma que mis piernas quedaron a los lados de su cintura. Me incliné y dejé que la polla reposara entre sus hombros. Estaba fría al tacto y supe que se preguntaba qué sería.



Empecé a devolverme con las rodillas y dejé que el falo de goma se deslizara por su espalda. Finalmente la curiosidad lo arrastró y estiró el cuello para ver lo que yo tenía. Observé su reacción al ver la polla de color carne suspendida en mis caderas. Sus ojos fueron a los míos. Miró mientras me la soltaba de la cintura. Me la llevé a los labios y abrí la boca. Parecía fascinado mientras me la pasaba por los labios y la mamaba. Me la metí y saqué de la boca un par de veces. Luego me la volví a poner.



Sus ojos parecieron abrirse más incluso cuando tomé el lubricante. Vertí una poca en mi mano y empecé a frotarlo por la superficie de mi juguete nuevo. Adelanté mis caderas imitando a un hombre follando. No pudo quitarme los ojos de encima al poner mi atención de vuelta en su culo.



"¿Sabes lo que haces?" preguntó un poco sin aire. Le hice un guiño. "Estás listo para el viaje, amor", le dije sonriendo. Derramé un generoso chorro por el surco entre sus nalgas. Me doblé y coloqué los labios contra un firme glúteo. Lo besé y lamí por todo lado mientras el lubricante se asentó entre el surco. Empecé a presionar contra su trasero y a separar las nalgas lentamente de forma que el lubricante corriera por el surco. Suavemente empujaba el trasero contra mis manos mientras seguía acariciándolo. Mis dedos describían círculos aún más amplios. Empecé a pasarlos entre el valle que estaba resbaloso por la lubricación. Cuando mis dedos rozaron su ojete sentí un definido empujón de sus caderas. Dejé que mis dedos permanecieran por periodos de tiempo cada vez más grandes mientras jugaba.



Cuando escuché el primer gemido proveniente de él, presioné un dedo contra su agujero. Mantuve la presión y sentí que halaba como respuesta. Seguí usando el dedo con suavidad estirándolo y haciendo entrar el lubricante. Finalmente coloqué mi pulgar contra este y cuando el haló, lo dejé deslizarse al interior.



"Uhhhnnnnn", gimió. Lo saqué un poco y lo metí un poco más. "Ohhhh", dijo en un quejido otra vez mientras levantaba su trasero hacia mí. Entré y salí ensanchando la abertura. No se resistió en lo absoluto. Me le acerqué más y puse mi polla de goma contra su caverna. No pude resistir el acostarme contra su espalda y dejarle sentir la presión de mi cuerpo contra el suyo. Moví mis caderas, batiéndolas suavemente contra la firme curva de su culo. Se sentía tan bien que los dos gemimos. Sentir su excitación me dopaba. Mis pezones eran pequeños puntos duros y mi cueva estaba tan mojada como jamás había estado. Me levanté y pasé de nuevo las manos por su espalda. Cuando alcancé su trasero tomé un glúteo con cada mano.



Levanté una pierna y la usé para separar sus piernas. Estaba muy dispuesto a abrirse para mí. Me puse entre ellas y usé mis manos para separarle las nalgas. Presioné la cabeza de mi arnés contra el agujero que había manejado apenas unos minutos antes. Presioné con firmeza y observé que la cabeza empezaba a abrir su pequeño ojete estrecho. Jordan respiraba con fuerza y gemía un poco al empezar a desaparecer. Yo estaba tan excitada que tuve que forzarme a ir despacio. Sabía que él lo disfrutaba y yo realmente quería que se corriera con fuerza. Mantuve la presión y sentí que sus caderas se alzaban para encontrarse con las mías. Supe el momento exacto cuando la cabeza finalmente se deslizó más allá del estrecho anillo de músculos en la entrada. Jordan pareció quedar sin aire un momento antes de dar un largo gemido.



"¿Está bien, amor?" pregunté. "Oh, vaya que sí", susurró. Me mantuve en calma unos cuantos segundos para dejarle ajustarse a la sensación de estar lleno. No pasó mucho antes de sentir que su trasero se alzaba hacia mí. Me deslicé un poco hacia adelante y escuché un ruidito lastimero de él. "Oh, vaya", gimió otra vez. "Por favooor", suplicó. Halé hacia atrás y entré un poco más. "Uhhhhhhnnnn".



Tenía casi la mitad de mi juguete dentro suyo y él quería aún más. Podía escuchar cómo contenía su respiración cada vez que entraba. Agarré sus caderas y me adentré aún más. Cuando halé hacia atrás lo sentí empujar contra la cama y esta vez subió para enfrentarse a mi ataque. La fuerza combinada enterró mi vara de goma completamente dentro suyo. Haló sus piernas hacia adelante para apalancarse y empezó a subir contra mí. Rodé mis piernas hacia adelante hasta que estuvimos en posición para follarlo como un perro por lo que empecé a hacer exactamente eso.



¡Qué sensación de poder! No había duda en quién tenía el control y cuánto quería él que las cosas fueran así. Me arqueé sobre su espalda y busqué entre sus piernas. Gimió profundamente cuando mi mano se aferró a su polla dura como el acero. Sentí la tibia humedad de su excitación en la mano. ¡Fue glorioso! Podía sentir la polla contra mi clítoris y podía sentir como él despedía líquido preseminal. Tuve que soltarlo y quedarme quieta para sostener sus caderas. No requirió muchos movimientos el establecer el ritmo perfecto y al poco me suplicaba que lo follara.



"Oh, amor, me vas a joder hasta que me ordeñes", gimió mientras enviaba atrás sus caderas hacia mí. "Eso es precisamente lo que intentó hacer", gemí en respuesta. Mi clítoris estaba hinchado y latía. Cada vez que adelantaba las caderas empujaba la polla en su culo y empujaba mi clítoris contra su base. Era lo mejor de los dos mundos. Su voz se ponía tensa y supe que él estaba cerca. Sus caderas empujaban frenéticamente contra mí. Mis bragas estaban empapadas de mis jugos mientras lo jodía más duro y rápido a cada golpe.



"Voy a hacer un reguero", me advirtió. "Oh, no puedo evitarlo", su voz me suplicaba entendimiento. "¡Me voy a correr! Oh, fóllame el culo", me rogaba. "Oh, oh, oh", emitía quejidos con cada golpe. "Ohhhhhhhhhh". Con eso perdió el poco control que le quedaba y empezó a disparar su leche por toda la cama. Quería ver pero eso era imposible. No podía detenerme hasta estar segura de que él había acabado. Vaya, se sentía tan bien meterle esa polla y sentirla frotarme el clítoris. Al empezar a calmarse disminuí el ritmo de los golpes a unos cuantos enviones suaves. Finalmente se dejó de mover y descolgó su cabeza sobre sus brazos. Podría decir que intentaba volver a poner en control su respiración. Halé hacia atrás y dejé que se saliera del todo la polla.



Jordan se giró hacia su costado y yo me solté el juguete nuevo y lo deposité en el suelo. Los dos miramos las manchas oscuras que había dejado su leche sobre la cama. Estiré un dedo y lo hundí en un pequeño charco que todavía no había sido absorbido. Sus ojos siguieron mi dedo al levantarlo hasta mi boca y chupar el cremoso depósito de mi dedo. Los ojos de Jordan aún brillaban de lujuria al encontrarse con los míos. Se me acercó y frotó mi pierna con una de las suyas. Cuando se deslizó abrí las piernas para pudiera poner las suyas entre las mías.



Empujó su muslo hacia arriba de manera que quedó estrechamente contra mi coño. Sabía que podía sentir lo mojadas que estaban mis bragas. Me estiré e intenté soltar sus muñecas. Tuve que acercármele más para liberar los nudos.



"¿Dónde aprendiste a joder así?" preguntó al tomar su boca un gran pedazo de pecho. "¿Quién dijo que alguien me enseño nada? Sólo hice lo que me pareció bien", respondí al liberar una muñeca. Trabajé la otra mientras su pierna empezó a frotarse más estrechamente contra mí.



"Eso fue increíble", dijo. Su otra mano estaba libre y de inmediato las uso para ponerme de espaldas. Su pierna se deslizaba arriba y abajo entre las mías. Sujetó mis brazos a cada lado de mi cabeza y acercó su rostro al mío. Su lengua lamió mis labios y cavó en medio de ellos. Abrí la boca y chupé su lengua. Su pierna se sentía tan bien frotándose contra mi conejo que pensé que me iba a venir justo en ese instante. "Oooooo", dije en un quejido al trazar sus labios un camino de los míos hasta mis pechos temblorosos. Sentía su aliento cálido sobre mis pezones. Intenté alzar mi pecho hacia él pero se empecinaba en juguetear conmigo como yo lo había hecho con él. Su lengua lamió mis aureolas pero no quiso tocar los pezones. Su pierna seguía con su movimiento contra mí. Yo quería sentir su peso sobre mí. Quería sentirle la verga dentro mío. Si tan sólo se moviera un poco más rápido, sabía que me correría en su pierna. Él también lo sabía. Su polla empujaba con suavidad contra mi estómago con cada movimiento de su pierna.



Sin advertencia mordió uno de los túrgidos pezones. Grité ante el dolor que me atravesaba, yendo de mi pezón hasta mi clítoris. Yo era completamente incoherente pidiéndole que me jodiera. Soltó mis brazos y agarró los bordes de mis pantaletas y las bajó por mis piernas. Intenté ayudar alejándolas con los pies pero su mano me agarró el coño. No me preocupé por si alguna vez se salieron. Sólo lo necesitaba para hacerme correr. Estaba tan sobre–estimulada que todo mi ser estaba concentrado en mi conchita. Él frotaba el exterior pero se rehusaba a entrar.



"Oh, Jordan", susurré. Mis ojos se cerraron y mi cabeza empujó contra la cama al arquearme contra su mano. "Oh, por favooor", rogué. "¡Tócame, ámame!" Dejó que un dedo se deslizara entre los labios de mi coño y este tocó el pequeño dedo duro que lo ansiaba. "Me vengo", grité. "Uhhhhnnnn, uhhhhhnnnn, uhhhnnn", gemí al chocar contra mí cada espasmo. Él sabe lo sensible que se pone mi clítoris después que me corro por lo que movió sus dedos hacia mi agujero. Entró dos dedos en mí y supe que podía sentir que mi conejo los absorbía al menguar mi orgasmo. Su tacto era gentil en contradicción total con la forma en que sus ojos me miraban cuando abrí los míos. Me observaba con una lujuria no oculta. Me complací en ella. Esa era la mirada que había estado esperando. Sus labios estaban ligeramente separados y respiraba rápidamente. Lamí mis labios y el gimió en voz alta. Sus labios se enfrentaron a los míos. Su lengua entró bastante. De inmediato sentí que mi cuerpo se ponía caliente.



Sus dedos se empezaron a mover más rápido, entrando y saliendo, entrando y saliendo. Los sacó y los pasó sobre mi cadera para agarrarme el trasero. Me haló con fuerza contra él y sentí su polla latir contra mí. Estaba tan dura y caliente. Me moví hacia él y sus caderas se alejaron. Eramos como adolescentes saltando con frenesí en la silla trasera de un auto. Era muy excitante. El educado y sensible Jordan se había ido. Este Jordan sexy e incontrolado era el que había estado esperando.


Datos del Relato
  • Categoría: Masturbación
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