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Categoría: Confesiones

Tráfico Lento

Hoy he tenido un día de mierda, me repetía en mi cabeza una y otra vez en mi largo trayecto del trabajo a casa, ¿cómo podía estar tan cansada? El atardecer brillaba en la luna de mi coche, el lento tráfico, las constantes y largas paradas y yo cada vez más aletargada, buscaba la comodidad del asiento de mi coche, me recostaba en él, el sol ya bajaba hasta mi cara, ¿mis gafas de sol? ¿dónde las puse? Cerré los ojos mientras me daba descanso el angustiado tráfico, repose mi cabeza en el asiento, acariciando mi pelo y recogiéndolo sobre el reposacabezas, deslizando mi cuerpo por el asiento hasta doblar mis rodillas,  mi cuello, mm m como podía estar tan tenso? mmm me gusta apretar mi hombro ese dolor placentero, pensé  en David, como me gustaría tenerlo aquí ahora, en mi cuello, el botón de pantalón empezaba a molestarme, lo solté, David sabría qué hacer para que me relajara, es mi marido, hace unos masajes deliciosos, me hace sentir tan bien, mmm solo podía pensar en sus manos recorriéndome toda, ahh la cremallera empieza a lastimar mi mano, pero me gusta estoy mojándome de placer, mis ojos siguen cerrados, me está gustando, mi otra mano deja de darle importancia al volante y no puedo evitar acariciar mi pecho, juego con mi pezón izquierdo por encima de mi blusa, se endurece, me gusta, la brisa acaricia mi nuca, ladeo mi cabeza chupo mis labios, dios voy a correrme si!! Mmm el claxon nervioso de los coches que se encuentran a mi alrededor interrumpen mi orgasmo...la mirada de aquel hombre me hizo estremecer... ¿me he estado masturbando en el coche en medio del tráfico? 

¡Ya ya joder! ¡Arranco! el nerviosismo de los coches pitando a mi alrededor, no consigue calmar mi acelerada respiración, ¿qué paso? ¿Qué? Dios no me lo podía creer estaba tan excitada...como pude perder el control de esa manera, sacudía mi cabeza mientras pensaba en David, cuanto hace que no follamos...

Al llegar a casa él me miró, ¿estás bien? Creo que notó que mi mirada era diferente, lo bese haciéndole retroceder, mi intención era llevarlo hasta el sofá, él me besaba con unos ojos abiertos de sorpresa, ¿hace cuánto que no le besaba así?, segundos más tarde quiso tomar el mando, pero no iba a dejar que lo hiciera, quería llevar yo la situación ...mmm ¿que te pasa? ¡Me estás excitando mucho! y me agarró del culo para subirme pero no le dejé...shshshshs...¡quieto! no quiero que hagas nada. Lo tiré sobre el sofá sus manos a ambos lados de sus caderas, las queria ahí, quietas… le susurré al oído quieto, no debes tocarme, sé que puedes pero no lo harás, quiero que te portes bien y obedezcas...el asintió con su cabeza, su mirada ahora era intensa me hizo arder en deseo, mis manos recorrieron su pecho, mi boca en su cuello, mi lengua recorriendo su boca, me quería besar, ¡noo! mordí su labio, chupé su nuez, sus pezones, su vientre mientras mi manos presionaban su polla, ¡estaba tan dura, podía sentirla, sus tensos muslos, no pude evitar morder suave la cara interna de su muslo... gimió, lo miré intensamente mientras mi lengua acariciaba su glande, notaba sus latidos ahí , me gusta mucho, la lamí y la introduje en mi boca, no podía parar de succionar, ocupaba toda mi boca hasta mi garganta mmm deje de respirar unos segundos y volví a mirarlo sin dejar de lamer ya no podía encontrar sus ojos, su cabeza estaba mirando el techo, su nuez subía y bajaba al ritmo de mi lengua, su boca se abría, se iba a correr, no podía dejar que lo hiciera la quería dentro de mí, subí a besarlo debía calmarlo, sus manos apretaban fuerte el tejido del sofá, había obedecido, no me tocó y acabé a horcajadas sobre él, sin dejar de besarlo metí su polla dentro de mí, pudo sentir que mojada estaba y gimió, agarró mi culo con fuerza, ahora si necesitaba de sus manos, mis movimientos intensos, el roce, su cogida fuerte a mi culo, mis manos apretándome el pecho ¡dios! estaba a punto, mi ojos buscando el techo, mi espalda curvada dejaba que mi pelo acariciara sus rodillas,  mi vientre temblaba y el me embestía con fuerza, hacía tanto que no veía esa mirada, ¡dios! ¡voy a correrme siii! sujetándome a sus rodillas sentí como me deshacía, su explosión me hizo gemir fuerte y acabé desecha sobre su pecho, su respiración, sus manos acariciando mi pelo... y esa mirada... quiero que siempre me mires así, le dije. Él solo dijo... te amo.
Datos del Relato
  • Categoría: Confesiones
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