~~Trabajaba para aquella ocasión en una oficina de asesorías contables y jurídicas en la ciudad; en esa fecha se presentaban con mucha fluidez personas en busca de asesorías para la liquidación de sus impuestos anuales, lo que traía como consecuencia que mi trabajo se redujera un tanto, en vista a que mis funciones principales se dirigían a las asesorías jurídicas, como estudiante que soy de Derecho en una prestigiosa Universidad de la región, incluso durante algunos días podía marchar a casa sin haber hecho nada más que firmar el libro de asistencias y saludar a todos mis compañeros de trabajo. Había llegado el Jueves, y la semana había transcurrido en la más grande de las monotonías que nunca jamás había visto en la oficina, incluso en algunas ocasiones colaboraba con compañeros en el campo fiscal para las asesorías contables, con lo cual procuraba hacer algo más en las oficinas. Al llegar el Viernes a la oficina, pude notar que Betty ya se encontraba en su escritorio, mi oficina era compartida con aquella joven que igualmente cursaba estudios en mi Universidad, sólo que un salón distinto, en vista a aquello y al trabajo llegamos a entablar cierta amistad; además de que debo manifestar que era una hermosa mujer que me traía un poco distraído desde hace varios días, lo que había generado que en distintas ocasiones la invitase a salir para los fines de semana, con tan mala suerte que siempre tendríamos inconvenientes para cumplir tal cita. Decidí ese día no buscar otras oportunidades a las que me brindaba el trabajo, por lo cual la invité a almorzar; durante aquella velada no pasamos a mayor término, sin embargo alcancé a notar cierto brillo en sus ojos que me dejo algo inquieto, cuando quise entablar una conversación algo profunda en torno al sexo. Al llegar a la oficina, ambos nos tendimos sobre la butaca en la cual solíamos sentar a los clientes que esperaban, allí estabamos solos en aquel cuarto, entonces pensé que no podría haber mejor oportunidad para buscar lo que estaba anhelando, obtener a aquella mujer. Nuestra conversación era amena, sin embargo no tardé en llegar al mismo punto que había tocado en el Restaurante, había preguntado por su vida amorosa, exactamente por su novio, a lo cual me indico no tenía desde hace mucho tiempo, entonces luego de algunos rodeos pregunté directamente que en qué manera satisfacía sus apetitos sexuales sin tener compañero, su respuesta fue un hermoso rubor en sus mejillas y algo de timidez en sus ojos; desde que terminé con él no he tenido sexo!, vaya sorpresa estaba allí con una mujer que debería estar desesperada por disfrutar de la vida, incurrí en muchas preguntas más, con las cuales ella fue soltándose y tomando el hilo con más naturalidad; mientras preguntaba mis manos no estaban totalmente quietas, toda vez que yo tenía mi cabeza sobre sus piernas, aprovechaba para alzar mis manos y comenzar a acariciar su barbilla, cuello y toda su cara, al instante puse uno de mis dedos sobre sus labios, ante lo cual ella bajo la mirada y comenzó a besarlo, luego tomó el dedo anular de mi mano y lo metió a su boca, empezando a chuparlo, se notaba que aquel calor que tenía atrapado desde hace algunos días estaba saliendo en gran cantidad de su cuerpo, levanté su blusa para comenzar a besar su abdomen y en ocasiones le adentraba la punta de mi lengua en su ombligo. Mientras este juego avanzaba a gran ritmo, las preguntas se iban acabando, o mejor, apenas si yo realizaba alguna pregunta como tratando de insinuar naturalidad a aquello, suponiendo que nada de aquello estaba pasando; me levanté sobre mi codo izquierdo y comencé a besar su cuello, mientras hacía aquello notaba como abría sus labios esperando tener los míos junto a los de ella, me parecían los labios más provocativos por lo cual no dudé en besarlos, nuestros besos fueron largos y apasionados, instantes después sentí como tomaba mi verga por sobre el pantalón, entonces bajé para comenzar a chupar sus tetas por sobre la blusa, en verdad eran preciosas y grandes, mientras sucedían estas caricias con mis manos comenzaba a levantar su blusa para que en últimas pudiera observar ese par de melones que se mandaba, eran inmensos con unos pezones delicados y rosaditos, para ese momento estaban lo más de erectos al igual que mi pene, el cual ya no se encontraba en su jaula, estaba abierta mi cremallera y ella me pajeaba en una manera fenomenal, mientras que yo chupaba sus tetas. En cualquier instante pareció recapacitar de lo que pasaba y dónde lo hacíamos, por lo cual se quiso detener, sin embargo yo no podía parar, además de que con sólo pegarle un par de chupones largos y algo violentos se volvió a calentar, muy a pesar de ello yo sabía que ella tenía razón y que esto debería terminar pronto, por lo cual le solicité que me pegará una mamada, entonces se arrodilló y empezó a darme la mamada del siglo, al llegarme se abstuvo de beber mi líquido lo cual generó una gran cantidad de aquello en la butaca, para suerte era de cuero y sólo tuvimos que buscar un par de servilletas para limpiar todo. Minutos después de haber limpiado comenzamos a hacer algunos chistes de la manera en que había pasado, y pude enterarme además de que no era el único que esperaba aquella oportunidad, y que además ella esperaba mucho más al igual que yo, entonces aquel viernes si salimos aplazando incluso un par de visitas que deberíamos realizar el sábado muy temprano a unos clientes, puesto que lo que vino después fue bárbaro e inolvidable. Hoy estamos a punto de terminar nuestras carreras, lo increíble es que ninguno de los dos trabajamos en aquella oficina, sin embargo de vez en cuando organizamos salidas, ella con sus compañeras de curso y yo con los míos, de alguna de aquellas también salió una buena historia.