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"Las clientas se divierten con el aprendiz de fontanero."
Hace un par de veranos estuve ayudando a mi tío durante las vacaciones. Mi tío trabaja como fontanero y técnico de instalación de aire acondicionado.
Recuerdo que un día fuimos a una peluquería de señoras a hacer unas reparaciones en el equipo que había instalado en la trastienda.
Mi tío tuvo que volver al taller a buscar unas piezas que faltaban, y a mí me dejo tumbado y en mala postura serrando unas tuberías que había en un rincón debajo del lavabo.
Se abrió la puerta que daba a la peluquería y entró una señora de mediana edad. Sin percatarse de mi presencia, se dirigió hacia una especie de cabina, se desnudó dejándose solo las bragas puestas. Se las estiro bien para meterlas en la raja del culo y por delante dejando salir por ambos lados su abundante pelambrera.
Me quede inmóvil y en silencio, incapaz de hacer nada que indicara mi presencia. Sin esperarlo, tenía delante de mí una mujer de un cuerpo voluptuoso y sensual.
Tenía un culo grandote y bien dibujado. En la cintura se le hacía un pequeño pliegue por sus kilitos de más y sus pechos medianos coronados por un pezón oscuro.
Se recogió el pelo con una especie de cinta, se manoseo los pechos mostrando una sonrisa de satisfacción la sentirlos todavía duros y erguidos. A continuación se metió en la cabina que resulto ser de rayos uva.
Tras unos minutos, salió de la cabina con cara de acalorada. Se quitó las bragas, se rasco el culo y se aliso los pelos del coño.
Va hacia el rincón de la habitación y se da una ducha muy rápida sin llegar a mojarse el pelo.
Se viste con cierta prisa y sale hacia la peluquería.
Tras unos instantes se oyen risas y carcajadas de las clientas. Algunos gritos alocados hacen pensar que algo las ha conmocionado y divertido en extremo.
Deduzco que mi presencia ha sido finalmente descubierta y es motivo de diversión.
Continúan las risas y carcajadas mientras algunas hablan a gritos. No puedo entender lo que hablan pero la situación me resulta muy embarazosa y no sé si salir o continuar cortando los tubos que me ha encargado mi tío.
Se abre la puerta de nuevo y aparece otra señora de similares características. Esta es algo más alta, con unas piernas bien torneadas y un pecho bien exuberante.
Las risitas continúan pero parecen contenidas, esperando algún desenlace. Yo espero que la señora me diga algo. Sin embargo, hace como si desconociese mi presencia y se dirige hacia la cabina.
Se desnuda igual que la mujer anterior, pero esta se entretiene en darse unos buenos majases en sus hermosos pechos y untarse bien con una especie de aceite.
Cuando llega a las piernas, se mete la mano en la entrepierna y me parece que durante unos instantes sus dedos juegan con sus labios y su hoyito.
Con mucho descaro se pone de espaldas a mi para enseñarme su culo, al tiempo que se pone en posturas de lo más provocativas delante de un espejo.
Yo sigo sus evoluciones en silencio, con un empalme de campeonato y sin saber muy bien si deseo seguir contemplando esta visión inesperada o es mejor que se vaya y me deje la oportunidad de hacerme una buena paja a su salud.
Se ducha haciendo chorrear abundante agua entre sus piernas y frotando la mano insistentemente sobre su pubis. Tiene unos pechos enormes y siento unos deseos inmensos por tomarlos y llevarlos a la boca.
De vez en cuando se escuchan risitas y comentarios procedentes de la peluquería.
La mujer presuntamente ajena a cualquier anormalidad, se viste con diligencia y sale contoneando el culo satisfecha por el baño de rayos uva y de agua.
Tras abrir la puerta el silencio anterior se torna en risotadas y voces.
Estoy seguro que se lo estan pasado pipa a mi costa… pero que puedo hacer yo a mis 18 años con estas mujeres que dominan la situación como pocas?
Las risas y comentarios son tan diversos como clientas hay en ese momento en la peluquería.
Espero que no entre ninguna otra, pues no puedo aguantar mas la erección. Ya me duelen los huevos y estoy deseando poder levantarme de la postura tan incómoda en la que estoy y así poder liberar mínimamente algo de presión debajo del pantalón.
Se vuelve a abrir la puerta. Reconozco a la dueña del local. Esta vez se dirige directamente hacia mi. Desde el suelo le miro las piernas. Lleva la bata bastante abierta y se le adivina el color negro de las bragas.
- “Como va eso?… parece que cuesta mucho de cortar esos tubos, verdad?”, me dice con cierta ironía.
- “Las clientas dicen que quizás no sabes manejar bien las herramientas y por eso te cuesta tanto acabar la faena…”, “… yo les digo que hay que tener un poco de consideración con los aprendices… y si no les damos la oportunidad, nunca aprenderán”.
Como veo que tiene ganas de conversación, me incorpora un poco y me queda la cara casi a la altura de su coño. Siento un fuerte olor desconocido y excitante.
Ella me ayuda a levantarme. Una vez de pie me dice:
- “Vaya mocetón que estas hecho, casi no me había dado cuenta cuando has venido…. Así no me extraña que te cueste tanto trabajo cortar esos tubos en un lugar tan estrecho…”.
- “no me explico cómo puedes estar agachado con este bulto tan grande que tienes…..aquí….”, dice mientras pone su mano sobre mi polla que ya está a punto de explotar.
- “Mira que son malas estas clientas que tengo… te provocan la enfermedad y no te dan ningún remedio… menos mal que estoy yo aquí”
Me desabrocha el cinturón y tira del pantalón hasta que lo hace caer hacia mis tobillos.
Sorprendida y caprichosa, vuelve a poner su mano sobre el bulto y lo recorre desde la base hasta la punta, un tanto incrédula ante la dimensión.
De un rápido tirón me desprende del calzoncillo y libera mi polla para que se alce orgullosa hacia el cielo.
- “Vaya regalito tan rico…. Menudo cipoton tiene el nene… deja que la mami le de una chuapada!… uhmmm ¡que buenoooooo!”
Va diciendo con tono vicioso mientras pasa la lengua por mi polla desde la punta hasta los huevos y a la inversa.
Cuando ya lo tiene todo bien humedecido, coge la polla con la mano y sube y baja el pellejo varias veces.
Esta maravillada con la visión de un capullo grande, brillante, ardiente que le pide ser engullido por su boca.
Con la otra mano juega y amasa mis huevos que parecen inflados y a punto de reventar.
Yo no me puedo resistir y me dejo hacer lo que ella quiere.
Creo que desde la puerta alguien nos observa pero no me atrevo ni a mirar con tal de no perder detalle de los que me hace la dueña. Oigo los cuchicheos y las risitas.
Pasa la lengua por el borde del capullo, luego la lleva hasta la punta y sitúa esta delante de sus labios. Lame con mucho placer unas gotas de líquido que empieza a salir de la polla.
Abre la boca lentamente y empieza a engullir toda mi polla.
Al principio despacio, luego más deprisa y acompañado con un movimiento de su mano que parece retorcer el pellejo mientras lo baja.
Yo me siento desfallecer, las piernas me tiemblan como si fueran de goma.
La dueña se ha vuelto loca… chupa…lame…me pajea…me aprieta el culo…me soba los huevos… se mete la polla hasta la garganta… es …es… una máquina… me ordeña igual que una ordenadora mecánica…
Yo solo puedo responder de una manera…. corriéndome como un caballo… La leche sale a borbotones en varias andanadas… me retuerzo de gusto… y ellas sigue ordeñando hasta sacar hasta la última gota.
La leche ha ido a parar a su cara, a su cuello y sobre sus pechos. Siento como un mareo y necesito apoyarme para no caer encima de ella.
Cuando abro los ojos la veo que se está repartiendo mi leche por su piel como si fuese una crema milagrosa. Se la pone por el cuello, por los pechos, por la cara…
- “No sabes lo bien que va para el cutis…mejor que ninguna otra cosa… en verdad hace milagros… ¿no crees?… ¿a qué parezco más joven?”, me pregunta mientras se sigue extendiendo mi leche sobre su piel, y yo todavía no me he recuperado de la emocionante corrida.
En verdad, no sé si surte efecto o no…pero yo me presento voluntario como donante para mantenerla joven y hermosa.
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