Parada en una vidriera de un almacén la guapa asistente administrativa de la sala de profesores muy vestida de espalda se le aproxima y se le planta un hombre en que le esta hablándole a su oído derecho unas palabras dulce, siguiéndole la atención y la corriente le dice soy una mujer casada no ve mi anillo sonriéndole al ser tomada de los brazos al besarla apasionadamente por el mismo enamorador. Caminando pegados como sumamente abrazados los dos hiendo a un sitio inusual inimaginable en donde sueltan sus pasiones y excitaciones; dentro de un sanitario del baño de damas sentado el enamorador al follarla apasionadamente con fervor glorifican te y espectacularmente a la guapa asistente administrativa de la sala de profesores que jadea y gime con todo orgullo a los cuatro vientos por el sexo que le esta propinando y ejerciendo vigorosamente. Doblada con las dos manos sobre el piso frio del baño es cogida en todo su ser con todo el fervor que le provoca el pené erecto como eyaculador, formidable, sabroso, excitante, aventurero, ardiente, colosal, poderoso, dominador, parado, duro, gigantesco, en fin todas las ocurrencias que venga al plano en sus delicias de contacto en carne propia.
Entregándole en su boca los senos para que juegue y se los pruebe para mamárselos exuberantemente a pedir de boca por el anhelado enamorador que está loco, derretido, deseado, deleitado y glorificado por el sentimiento de atracción como revolucionario por el atesoramiento que es la guapa asistente administrativa de la sala de profesores en su vida en el presente como en el futuro de su destino de hombre que encontró a su media naranja para la eternidad bendecido y bautismal por la obra y gracia divina como celestial del Todopoderoso en su inmensidad gratificada y consagrada.