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Todo ocurrió por un dedo

Este relato es 99% real y ocurrió el domingo, 22 de agosto.

Cuándo llegué a mi casa no tenía ganas de nada.

Por la tarde fui con mi familia a la inauguración de la nueva vivienda de unos amigos y aunque no lo pasé del todo mal, ya que había gente muy agradable, música y sirvieron un aperitivo de tortilla de patatas, empanada gallega, aceitunas y refrescos yo estaba un pelín enfada porque antes de irme estuve conectada más de dos horas al msn esperando a un amigo muy especial para mí y el muy capullo (por llamarlo de una forma suave) no apareció.

Cuándo llegué eran casi las 21:30 y decidí no volver a conectarme. Si él me estaba esperando, que lo siguiera haciendo...

Fui a mi habitación y me desvestí. Llevaba puesto un vestido de tirantes anchos en algodón color lila –me cubre por debajo de las rodillas- abrochado por delante con tres botones y de calzado unas sandalias negras abiertas con un pequeño tacón. La ropa interior era un conjunto de braguita y sostén blanco salpicado de corazones...

El pelo lo llevaba suelto. De complementos lucí mi reloj CASIO, una pusera elástica plateada, unos pendientes de plata con forma de corazón y una gargantilla que me regaló en un viaje a Mallorca mi ex novio Marcos.

No me maquillé demasiado: me hice una raya en los ojos, me pinté los labios y las uñas y me perfumé un poco. Muy natural...cómo a mí me gusta.

Cogí mi pijama, mis queridos y fieles lectores ya sabeís como es: un short y camiseta que llevo sin sujetador y me lo puse, me calzé las chanclas de "andar por casa" y guardé todas las cosas en el armario. Otra cosa no seré, pero a ordenada no me gana nadie. Y apagué la luz.

Entré al baño un momento; encendí un foco y me lavé la cara y después de secármela me recogí el pelo con dos graciosas coletas. Me senté en el water para hacer pis y a pesar de que a punto estuve de meterme un dedo en el chocho, no lo hice por falta de estímulo. En fin, en otro momento...

Me limpié, tiré la descarga y antes de salir del aseo miré la hora: las 21:57 minutos. Apagué el foco y cerré la puerta.

Me dirigí a la cocina y miré el teletexto, el cuál anunciaba para dentro de un rato y por la segunda cadena la final de los 100 metros lisos masculinos –en los Juegos Olímpicos de Atenas-; así que elegí ese canal y mientras esperaba a que empezara, fui al frigorífico, cogí un yogurt de sabores (de macedonia de frutas), una cuchara y cuándo iba a sentarme a la mesa para comérmelo tocaron en la puerta.

Cómo en ese momento me encontraba sola fui al recibidor a abrir. El inesperado visitante era Pepe...

Pepito –cómo lo llamo afectuosamente- es un hombretón de cincuenta y tantos años, muy alto (casi 2 metros), no muy gordo, pero con una barriga equiparable a la de Papá Noëll y unas manos grandísimas, fuertes y callosas con dedos gruesos y largos. Él es camionero...

Se nota a la legua que me estima mucho, es muy amable conmigo y siempre me mira con ojos de cordero degollado; yo de verdad que no le doy falsas esperanzas, lo único que hago es hablarle, sonreírle y cuándo lo veo darle un par de besos en sus carnosas mejillas. Yo también lo aprecio.

Cuándo me vio con el pijama –con las piernas desnudas- el pobre empezó a tartamudear y me dijo que venía a traerme las fotos que le encargué en las fiestas del pueblo –fueron en julio-.

Según me comentó el fotográfo estuvo de vacaciones y por eso tardó tanto tiempo en traer las copias...

Le dije que no se preocupara y le pregunté cuánto le debía; al principio no quería cobrarme las fotos, pero tras varias intentos e incluso –me puse seria- una amenaza (¡o me dices cuánto es o no te hablo más!) me dió la factura. Lo hice pasar y le ofrecí una cerveza. Se sentó en una silla y me preguntó por mi familia y que estaba haciendo?.

Le expliqué que mi padre fue al bar y que mi madre y mi tía estaban guardado al rebaño –tenemos ovejas- y que estaría sola por lo menos media hora...y también le comenté que iba a ver deporte en la tele. Él me dijo:

Pues si quieres te acompaño hasta que vengan y así no estás tan sola.

Le contesté con una sonrisa que sí, que me parecia bien. Pasé por su lado para ir a coger dinero para pagarle y noté sus ojillos sobre mi cuerpo; me acerqué al mueble dónde guardo el monedero y cómo está un poco alto y yo soy bajita y mis chanclas son planas, me puse de puntillas para alcanzarlo.

Al hacer esa acción el short se me pegó mucho al cuerpo y marcó mi redondo culito, la camiseta se subió un poco, con lo cuál me vio la cintura y se apretaron mis tetitas...

Pepito dio un suspiro y en menos que canta un gallo, se puso muy cerca de mí y sin dejar de mirarme me dijo:

Quieres que te ayude con algo?. Estás muy bonita...

Y acto seguido me acarició primero el pelo atado en las coletas y luego cuándo estaba casi a punto de rozarme la cara, me estiré lo máximo posible y cogí el portamonedas; y para despistar le dije que iba a empezar la carrera...

No era verdad, aún estaban presentando a los participantes y para "romper el hielo" le comenté que mi favorito para ganar el Oro era Maurice Greene.

Miré la factura, le pagué los once euros con quince céntimos y con una sonrisita le agradecí que me las hubiera traído. Me quedé parada frente a él a una prudencial distancia.

El hombre no dejaba de mirarme: mis piernas, mis pechos, mi boca, los ojos...yo comenzaba a ponerme nerviosa y las manos empezaron a sudarme...

Decidí que lo mejor era sentarme y tranquilizarme. Yo sé que él me respeta y que no me haría ningún daño, pero por supuesto es un hombre y tiene deseos carnales y yo soy una mujer y bueno, y sin ánimo de ser vanidosa algo guapa sí que soy.

En fin, me senté, cruzé las piernas por debajo de la mesa y cómo los atletas estaban listos para correr le dije que dejara de mirarme y animara a Mr. Greene.

Al final ganó Justin no sé qué, el otro representante de U.S.A. Maurice quedó tercero y se llevó la medalla de Bronce.

En tono de broma le acusé de no haberlo animado suficiente, empezó a reirse a carcajadas y a gesticular con las manos muy abiertas; estábamos separados por unos palmos y a pesar de que he visto sus dedos en otras ocasiones me quedé pasmada al verlos tan de cerca.

Cómo dije antes son largos y gruesos –cada dedo suyo son dos míos- y que decir del pulgar: es enorme y super gordo, pero a pesar de todo eso sentí mucha excitación y noté cómo mi vagina se humedecia de gusto.

Imaginé que un dedo de aquellos me penetraba y tuve un orgasmo de 10 puntos, digno de una medalla de Platino.

Di un salto de la silla y casi me caí al suelo de la impresión; inmediatamente sentí un calor sofocante en todo el cuerpo y en el momento en que iba a levantarme para coger un vaso de agua, llegó mi madre. Saludó a Pepe y él dijo con una risita y guiñando un ojo:

Bueno Piliña, me voy ya. Ha sido un placer acompañarte este ratito...

Le acompañé a la puerta, le di un besito y textualmente le dije: "Para mí también, no sabes cuánto".

Volví a la cocina y mi madre que de tonta no tiene ni un pelo, me preguntó a qué vino; le enseñé las fotos, las miró y me dijo:

Saliste guapísima, pero eso es muy normal....

Con una carcajada le respondí que eso es amor de madre y lo demás son tonterías y le comenté que iba al baño un momento. Me preguntó:

Estás bien?. Estás muy roja...No te habrá hecho daño?. Por si no te has dado cuenta, tú le haces tilín!, bueno a ése y a otros muchos...

Le contesté que no me hizo ningún daño, al contrario que fue muy amable y le expliqué brevemente, (eliminando algunos detalles) que sólo me hizo compañía y que vimos la carrera.

Enfilé por el pasillo directa al baño; al llegar ahí encendí la luz, atranqué la puerta e hice mi ritual mañanero (mis fieles lectores sabeís cuál es, verdad que sí guapetones?, pero por si acaso tú eres un lector novel te recomiendo una lectura al relato titulado CARTA CALIENTE).

Al terminar y quedarme casi satisfecha, me lavé la cara otra vez, apagué la luz, abrí, salí y de nuevo cerré la puerta. Una regla del Feng- Shui aconseja cerrar las puertas del cuarto de baño para evitar peleas y tener un Ying –energía positiva- elevado. A mí me funciona. Intentarlo vosotros también.

Muchos besitos.

Datos del Relato
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