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Cuando perdí a mi esposa de una repentina enfermedad hace varios años, me encontré con la difícil tarea de criar a dos niños y llevarlos a la madurez. Antes de que la tragedia sobreviniera a nosotros, Sandra había mantenido una norma firme sobre los niños y muy hábil en difundir las rivalidades entre hermanos y volverlas a un nivel manejable. Cuando esa tarea recayó en mí, inmediatamente me hice un lío de ella, cayendo en la trampa de defender a mi dulce, inocente Nancy contra todas las actitudes predadoras, reales o fingidas, de su hermano, Andrés.
Esto fue manifiestamente injusto para Andy. Pero después de un año o más en el hogar me di cuenta del tipo de infierno, que me había labrado. Tomé una página a partir de mis días en el ejército, adopté una política de auto imposición. Para cualquier problema entre los dos para los cuales no certifiqué personalmente, simplemente castigué a ambos. Rápidamente optaron en la idea de minificaar sus diferencias entre sí y enterarme de ello. La armonía fue restaurada y sin que tuviera que tomar partido. Todo parecía ideal realizan bien las tareas domésticas.
—Si no se hace, ambos pagarán el precio.
La casa limpia, ropa lavada, la aspiradora por los pisos, platos lavados... ningún problema; fue hecho y sin que estuviera sobre cualquiera de ellos. Me sentí bastante orgulloso de mí... padre del año. Como mis hijos se hicieron más grandes, me convencí de que mis habilidades paternales eran excepcionales, que lograron la casa perfecta. Esa opinión cambió repentinamente un día. Porque descubrí o al menos me di cuenta que había otro operador en el juego... el sexo.
Sandra y Andy llegaron a él de excelente forma porque llegaron juntos... sexualmente. No atendí a nada de esto hasta que casi eran adultos cuando menos Andy, Sandra era dos años menor. Un ligero accidente ocurrió mientras yo estaba en el trabajo, un soleado y hermoso viernes. Acudí al servicio médico lamentablemente había mucha gente esperando y se hizo muy tarde para regresar a trabajar, así que me fui a casa. Mi cochera estaba demasiado llena, tirada para meter mi auto, no fue algo que me incomodara, mi costumbre era estacionarlo fuera de ella. También era costumbre, caminar y entrar por la puerta de atrás, hacia tanto calor que fue un verdadero agasajo deshacerme de mi calzado y entré en la cocina. No escuche nada anormal y de inmediato me fui al refri y tomé una cerveza fría. Casi bebí la mitad del contenido entré en la sala y casi me ahogó de sorpresa. Allí estaban Sandra y Andy, desnudos en el sofá, Andy con las manos sujetando la cabeza de su hermana y ella chupando su verga.
—¡mierda! —Exclamó Andy, arrojando a su hermana al piso.
Sandra me vio y ella también trató de hacer algo, cualquier cosa, pero no había ni una prenda, nada de ropa en la habitación para cubrir su desnudez me resulto cómico observar como in tentando cubrir sus tetas descubría su panochita, no había cualquier cosa para cualquiera de nosotros excepto el estado de shock. Las expresiones de sus caras, ambos pensando lo mismo, “Somos muertos.” Vamos a recibir la paliza más grande de nuestra vida, a que espera para empezar. Hice lo que había aprendido que era más eficaz para hacer en situaciones difíciles... nada. Mantenerme en un lugar fresco, no decir nada y no hacer nada hasta que tuve la proporción de pensar las cosas... sudé un poco y, en seguida, relajación total. La situación es bastante clara, mis hijos eran sexualmente activos el uno con el otro. ¿Qué hacer? Esa era la pregunta. Así que me quedé allí, mirándolos, serenamente bebiendo mi cerveza. Por último, Sandra termino con sus nervios, para de prisa retirarse a su habitación a la seguridad relativa de su dormitorio. Mientras tanto Andy, con su cara pálida, tímidamente se sentó en espera de su castigo.
—¿Dónde están tus pantalones? —Le pregunté con calma.
—No… lo sé —Tuve que reprimir la risa, él también corrió de prisa a su habitación.
Supongo que la mayoría de los padres hubiera enfurecido, y en el peor de los casos los hubiera agredido violentamente. Yo no. Pensé que era divertido, o al menos que la reacción de mis hijos era divertida. Sexo incestuoso... asumo se diga que tengo predisposición hacia ese tipo de cosas, así que la actividad sexual incestuosa no perturba particularmente mi mente. Sé lo que están pensando "Aquí viene otro cansado pretexto." Pero no, no estoy culpando a mis padres, un lascivo tío o un pederasta vecino, pero cuando yo era un joven, quizá de la misma edad que Sandra, no me ha molestó. No fue una mala experiencia, en realidad, yo más bien disfruté la atención mostrada de mis dos hermanas mayores. Rebeca era la más antigua, cuando empezó todo. Ella fue la más dominante de las dos. Gaby fue sólo un año y medio más joven que Teresa con más arrojo y fuerte personalidad. Fui el producto de la excesiva bebida de un sábado en la noche, cinco años más joven que Rebeca. Una vez que empecé la escuela, mamá fue a trabajar y Rebeca, con la ayuda de Gaby, se hizo cargo de mí. Mamá era muy tierna y buena conmigo, pero Rebeca era un verdadero predador. Muy pronto asimilé que no debo quejarme con mamá acerca de Rebeca, como mamá dependía de ella siempre, Rebeca tenía el poder de hacer grata o miserable mi vida. Era mejor para mí hacer lo que quería Rebeca.
Después de algunos años, acostumbrado a hacer lo que mi hermana mayor me pidiera. Al ser convocado a la habitación de mis hermanas y ser obligado a quitarme toda mi ropa, este hecho, sin hacer preguntas. Y al parecer aparentar más edad de la que en realidad tenia. Parece que Rebeca y Gaby estaban muy interesadas en averiguar lo que los muchachos ocultaban bajo el pantalón. Salvo ocasionalmente ver a mama desnuda en el baño ellas no tenían más conocimiento, así que esto era nuevo para ellas. Aún recuerdo sus caritas como miraban con curiosidad mi verga caída falta de estímulo y yo un tanto apenado curiosas comenzaron a manipularla y mi verga respondiendo poco a poco a sus toqueteos exploratorios. También era nuevo para ellas. En un tiempo muy corto aquello se convirtió en una práctica muy grata, un grato juego que surgió de una simple curiosidad. Igual que todos los varones, jóvenes o viejos, me encantaba jugar con mi verga, pero que alguien juegue con mi verga era mucho mejor. Cuando Rebeca se hizo cargo de mí, Rebeca era la ley. Mamá y papá claro, pero se habían desatendido de mí. No tenía ningún derecho a oponerme. No podía cuestionar su derecho. Si Rebeca me quería desnudo y quiso jugar con mi verga, es lo que sucedió. Por supuesto Rebeca y Gaby rápidamente se aburrieron de todo y las caricias llegaron a su fin. Esto hasta que Rebeca tuvo la gran idea de presumir con sus amigas. De pronto me vi obligado a desvestirme completamente una vez más, esta vez frente a amiga mi hermana. Con lo cual fui me vi acariciado por otras chicas curiosas. Esto ocurría generalmente después de la escuela, pero a veces también sucedía cuando Rebeca tenía amigas para una fiesta de pijamas. No importa que mamá y papá estuvieran abajo y supuestamente alertas, si Rebeca me ordenaba desnudarme, tenía que desnudarme y era recompensado con caricias de muchas suaves manos.
No tengo ni idea que sucedió para ella, pero un año dejo de molestarme, Rebeca decidió que ella quería saber cómo masturbar a un chico. Ella me utilizó para la práctica. Esto fue mejor ¡Mucho mejor! Gaby practicaba conmigo también. Ambas se llenaron de alegría al verme sacudir de un tirón en la agonía de un seco orgasmo. También querían verme correrme rápido y lo hice a pedido, no con la idea de ser un espectáculo. Afortunadamente para mí, nunca perdieron interés en masturbarme, o al menos Gaby nunca perdió interés. Creo que Gaby disfrutaba más de mí que ir a la escuela. Rebeca se convirtió en un martirio nunca dejaba de molestarme, pero ella empezó a ir a fiestas donde puso en práctica lo que aprendió conmigo. Se notaba feliz hablaba de gigantescas vergas y deliciosas mamadas tema por demás popular entre su círculo de amigos, así las cosas han mejorado para mí, Rebeca decidió aprender a mamar, según ella porque llegado el momento no podía quedar mal con ningún chico. La cantidad de chicas que se juntaban con mis hermanas creció ya eran diez en total. Rebeca me dijo lo que debía hacer y afirme yo.
—por mi está bien Beca, pero quiero verte desnuda, eso es bastante justo ¡claro que es justo! También quiero tocar y besar tus tetas.
Rebeca se vio sorprendida por mi súbita demanda de equidad, no era que fuera a prescindir del juguete que representaba su hermano menor, ella lo sabía podía negarse si así lo deseaba. Mas Rebeca urdió el plan “B”.
—qué tal si Gaby se desnuda para ti y tocas y besas sus tetas.
Todavía no entiendo la actitud de Rebeca sabía que lo que hacía estaba mal poquito o mucho lo que hacía con nosotros estaba prohibido. Como dije anteriormente, Rebeca era la ley y Gaby otro subordinado, a mí esto no me importo, al contrario, Gaby era un magnifico manjar. A Rebeca nunca pude espiarla por más que me empeñe, en cambio a Gaby le había sorprendido en múltiples ocasiones totalmente desnuda, la primera ocasión es algo que nunca voy a olvidar. Ella tenía el más hermoso par de tetas que nunca haya visto en mi vida, el recuerdo de sus casi perfectos pechos, cerraron el trato para mí. Obviamente Rebeca accedió me desnude y demande de Gaby lo mismo de tal forma que estuvimos desnudos a la par. Gaby de pronto se vio agredida por mis ansiosas miradas, recorriendo con lascivia cada palmo de su cuerpo. Gaby mi preciosa Gaby cerro sus ojos cuando mis manos frotaron sus senos y se estremeció al sentir la frescura de mis labios en ellos, me sorprendió gratamente al darme cuenta que no mostraba pudor ante mí. Y más aún cuando tuvo a bien aficionarse a mamarme la verga, más a menudo de lo que se pueda imaginar, me permitía besar y chupar sus pechos. A poca distancia Rebeca miraba llena de lujuria la forma en que Gaby y yo nos complacíamos gemía y suspiraba desesperada cada vez que Gaby lograba deslechar mi verga. No transcurrió mucho tiempo en el que Gaby me estaba poniendo unas mamadas sensacionales, cuando Rebeca tuvo otra genial idea.
En realidad, ella deseaba que lamiera su puchita pero su renuencia a desnudarse delante de mí se lo impedía, así que el espectáculo lo presencio ella porque era tan delicioso lo que Gaby me provocaba, que desde el primer momento ansié mamar su panochita, estaba encantado del sabor y aroma de mi Gaby era increíble lamí y frote su clítoris hasta hacerla derramar Rebeca pudo observar las muecas de desesperación y dicha de mi Gaby cuando logre su primer orgasmo. Al verla tiritar y respirar fatigada, Rebeca se desnudó sin vacilar. Al fin pude ver a Rebeca desnuda en toda la dimensión de su portentoso cuerpo, Rebeca era preciosa a pesar de considerarla mi verdugo tuve que rendir pleitesía a tan admirable belleza sus pechos más grandes que los de Gaby no por eso más bellos pero tampoco despreciables anchas caderas y enormes nalgas, era realmente impactante la cantidad de rizado pelo que cubría la panocha de Rebeca sensual como ornato de costoso regalo le aplique una mamada a mi hermana que puedo jurar que nunca la va a olvidar en su vida, un enorme charco dejo entre las sabanas de muy grato aroma, junto con su aliento y fuertes suspiros de placer. La historia se repitió Rebeca corto de tajo nuestras gratificantes prácticas. Ella dijo:
—si continuamos pronto desearemos coger y no quiero coger con mi hermano eso no está bien, que no quería tener una oportunidad y mucho menos un bebe malformado.
También fue muy tajante al advertir a Gaby de dejarse coger por mí, y con eso hasta a mí me corto las alas, sin embargo, Gaby seguía obsesionada con mamarme la verga, y mi verga siempre estaba disponible para ella, y yo más que dispuesto para lamer sus deliciosa puchita, cuando Rebeca pregunto porque me la mamaba tan seguido Gaby cándidamente contesto:
—me encanta sentir la textura de su verga en mi boca, porque provoca que sienta punzadas en mi vagina.
Rebeca se echó a reír con más burla que sonrisa y le dijo: espera a que conozcas una verga real. Sus palabras fueron hirientes y lograron que Gaby dejara de buscarme durante días, la muy perra de Rebeca estaba cogiendo, pero solo con chicos mayores, me sentí usado y despreciado, Gaby me la chupaba a diario y ahora solo de vez en cuando. Me torturaba pensar a Gaby cogiendo con alguno de sus amigos, salían viernes y sábado por la noche, yo solo podía aspirar a masturbarme pretendiendo sentir su boquita pegada a mi verga. Corrió un año ese tiempo me enseño que Rebeca era caprichosa y calculadora pero también había perdido su atención algunas veces y solo por venganza desee penetrarla violentamente hasta destrozarle la panocha.
En cambio, Gaby era botín fácil, debía insistir un poco estaba seguro que cedería, ella ya me hubiera permitido coger si no es por la intromisión de Rebeca, cuando llegamos a estar a solas sin la perversa y lujuriosa mirada de Rebeca, nunca se opuso a dejarme devorar su hermosas tetas, pegar mi verga en su cara o mi rostro en su puchita incluso apuntar mi verga entre sus piernas percibiendo la cálida humedad de su tesoro, no tenía duda que podría haber copulado con Gaby siempre que yo quisiera. Fortuna mucha fortuna Rebeca se graduó y se fue a continuar sus estudios lejos de casa. Gaby y yo de pronto quedamos solos sin la incómoda presencia de Rebeca. Ese día fue el día más largo de mi vida había decidido una visita nocturna a la habitación de Gaby. Me tenía sin cuidado lo que mi hermana haya aprendido fuera de casa. Era ya un año mayor y me había desarrollado bastante. Estaba bien decidido no podía rechazarme o las delataría de sus pillerías y las que habían cometido conmigo, pero eso no fue necesario. En cuanto vi apagar la luz de la recamara de mis padres raudo me fui al cuarto de Gaby, la luz estaba apagada, pero Gaby no dormía.
—¿qué haces aquí?
—¿qué te imaginas que quiero Gaby de mi alma? —tal vez fue el tono de mi voz lo que logro convencerla o ablandarla no lo sé, pero Gaby no contesto se incorporó y se iba a acomodar para mamármela como siempre lo hacía y entonces le dije— No más mamadas para mí! No Gaby quiero coger contigo y nada me lo va a impedir.
La atraje hacia mí y la recosté con suavidad, era el ser más dichoso volví a tener entre mis manos sus lindos senos sentí deseos de apretarlos, pero me conformé con besarlos y chuparlos hasta que las quijadas me dolieron. No podía esperar más me deshice de mi bóxer y me instalé entre sus piernas. Tome el elástico de sus pantaletas y se las quite con ansiedad, por un instante tuve sus piecitos en mis manos y los bese lleno de devoción después me tendí encima de ella y coloque mi estoque en la entrada de su vagina, lleno de ansiedad le metí mi verga con desesperación hasta que sentí que su pubis me impedía anidar más, después deje que Gaby hiciera lo demás después de todo sabia más que yo, solo sé que fue tan grato ese momento que aun a la distancia lo recuerdo y me excito. Ese fue el inicio. después no deje una sola noche y odie con todas mis fuerzas los días de su periodo. Fuimos muy afortunados, Por supuesto, ella me insistió en el uso del látex cosa que no siempre hicimos y yo le agradecía que lo permitiera.
Fui discreto y nunca hablé de lo que Gaby y yo hicimos juntos. Posteriormente Gaby se fue junto a Rebeca y hasta ahí llego nuestro tórrido romance.
Así que cuando descubrí que mis hijos se complacían sexualmente, no me sentí consternado, tampoco asumí conducta hipócrita sobre ello. Todos los niños hacen esas cosas, es el despertar a la vida, quizá muchos lo satanicen, pero eso es normal, es parte de su evolución, no me arrepiento mis hermanas y yo lo hicimos muy divertido. Mi preocupación radicaba en saber si Andy había obligado a su hermana, eso no sería bueno para todos, y si así fue, tenía que pensar que hacer, si lo había hecho, hecho esta y no hay gran cosa que hacer, pero debía asegurarme de su discreción, no necesariamente en casa, pero si con todos los que fueran extraños a ella, además debía saber si habían llegado más allá del sexo oral. Mis hijos continuaban oprimidos en sus habitaciones llenos de terror, esperando que caiga sobre ellos una tonelada de golpes, termine mi cerveza y saque algunos alimentos para la cena, con la cena sobre la mesa, tranquilamente llame a sus puertas invitándoles a cenar. En la mesa ambos con su vista abajo mirando sus platos, casi sin probar su alimento, yo tenía un hambre atroz y comí con bastante voluntad. La charla por lo general animada permanecía en silencio, prácticamente nos ahorramos de muchas tonterías que siempre se decían. Terminada la cena mis hijos limpiaron la mesa y la lavaron la vajilla mientras veía las noticias en el televisor, era evidente que lo que no querían era cerca de mí por eso parecía que no terminarían el aseo. Y entonces llame a Sandra.
—vamos a charlar un poco —le dije señalando mi dormitorio, Sandra me siguió hasta mi cuarto me pare frente a ella, era el vivo retrato de mi hermana Gaby, a menudo la gente pensaba que Sandra era hija de mi hermana algo que a mí me hubiera encantado desde luego.
—papi —me dijo casi en susurro— lo siento papi.
—-Sandra hija. Como explicarte que no estás en ningún problema, pero debo saber realmente que pasó entre Andy y tú, debes contestar a mis preguntas con la verdad, ¿cuánto tiempo tiene que Andy y tu mantienen relaciones sexuales?
—como dos años.
—¿dos años, pero eso es terrible son muy jóvenes? Ahora dime ¿Andy te ha forzado?
—no señor.
—alguna vez te ha forzado a hacer cosas que tú no deseas?
—no papa Andy realmente es muy lindo.
—creo que es un gran alivio para mi escucharlo te gusta chupar su verga —parece que mi pregunta fue muy fuerte, pero a las cosas hay que nombrarlas por su nombre y la verga se llama verga. Sandra permanecía con su cabeza agachada— mírame Sandra eso es mejor, ahora responde la pregunta ¿te gusta mamarle la verga a tu hermano?
—supongo.
—¿adivinas acaso? O bien disfrutas chuparla o no se hace ¿entonces qué es esto?
—Me gusta, mucho Papá. Y a Andy lo enloquece.
—eso es lo importante, que te guste ¿qué importa de quien se trate si de Andy o de otros cincuenta tipos?
—¿Estás loco papa? —pregunto asombrada por el curso de los sucesos.
—no, no estoy loco cariño, si realmente quieres fastidiarme hazlo a mis espaldas. No debe haber secretos en esta casa cuando se trata de cosas importantes y el sexo lo es, creo que sería mejor si fueran un poco más maduros, pero así también es aceptable, las chicas lindas como tú, deben saber la forma correcta de succionar una buena verga —no podía intuir su expresión en ese instante, pero ella me escuchaba atentamente, ella esperaba verme molesto por lo que descubrí, pero verdaderamente no lo estaba. Sandra no imagino que yo quería parte del botín, en algo debía salir beneficiado tenia mis aventurillas, pero casi siempre tenía que pagar para tener una vagina húmeda y caliente. Que tenia de malo que alcanzara una rebanada del pastel— Solo me encantaría saber si habría por ahí una chica linda que quisiera chupar mi verga hija, estoy solo y no tengo quien me le de atención con dos o tres veces por semana sería suficiente, ¿tú no sabes de alguna chica guapa que quiera hacer eso por mí? —mi provocación surtió un efecto que ni en sueños pensé que fuera tan efectiva, el rostro de mi hija de pronto se ilumino y estallo en una sonrisa traviesa, ella joven pero no tonta, mirándome justo a los ojos me dijo:
—creo que se dé una chica papa, una chica que estaría más que feliz de poder complacerte.
Sonreí sincero tomándole sus manos, mostrando gratitud anticipada.
—¿crees que eso sea posible cariño?
— ¿no sospechas de quien se trata papa?
—en verdad no tengo idea.
—cierra tus ojos déjame ayudarte.
Cerré mis ojos y sentí sus manitas desabrochando mi cinturón, sostuve mi aliento para no inhibir su intención, le deje hacerse dueña de la iniciativa tenia verdadera curiosidad por conocer las habilidades bucales de mi Sandra, instantes después mis pantalones y bóxer estaban atorados e mis rodillas.
—¡guau papi! estas tan enorme que apenas puedo creerlo.
De pronto sentí sus dedos alrededor de mi verga, al instante comenzó a estirarse más ante los ojos azorados de mi hija. Mi chiquilla me miró fijamente y doblo sus rodillas al piso sin dejar de mirarme, inicio aquel escarceo besando la roja testa de mi tranca, sonrió y envolvió con sus dulces labios mi palpitante punta, mi verga ya estaba tan dura como el acero. Sus frescos labios se amoldaban a la perfección para albergar en toda su circunferencia mi vigorosa estaca, su lengüita traviesa arranco mi primer gemido.
—oh baby se siente tan delicioso.
Mantenía mis ojos cerrados por eso no me di cuenta el momento en que Andy se paró en la puerta y miraba asombrado a su hermana mamando como una cría, apurado como estaba forcé una sonrisa en mi rostro indicando que no había de que preocuparse. Al momento la preocupación de mi hijo desapareció de su rostro al darse cuenta que no estaba en problemas después de todo. Me quité mi camisa y froté mi pecho sin dejar de suministrar mi verga a la boquita de mi hambrienta Sandra.
—esto es fenomenal Andy —le dije a mi hijo sonriendo— eres un muchacho afortunado de tener una hermana como Sandra y un padre como yo —lleno de contento me incline y tome la playera de Sandra por la bastilla y tire de ella hasta quitársela, para hacer esto tuve que arrancarle mi verga de sus labios— te quiero desnuda baby cuando te chupe tu puchita.
Cuidadosamente le ayude a perder sus pantalón corto y sus pantaletas, mientras Sandra se quitó las pantis yo me deshice de los zapatos y termine de quitarme el pantalón Desnuda se sentó en mi cama le mostré la posición que debía tomar y que seguramente sería muy familiar para ella, entre mis rodillas, me incline hacia atrás y me dispuse a disfrutar de la mejor mamada desde la navidad cuando disfrute de la boquita de Gaby por última ocasión, mi hija no era una improvisada no en balde los dos años que llevaba mamándole la verga a su hermano, Andy le había enseñado bien, o era por instinto. El caso es que Sandra estimulaba desde la parte inferior de mi verga de una manera tan deliciosa que su aliento caliente era percibido por mis testículos, con lascivia incontrolable luche por aguantar mi orgasmo, tome la cabeza de mi hija y mantuve mi verga dentro de su boquita, hasta que sentí la exquisita emoción de descargar mi semen, mientras Sandra seguía succionando hasta extraer la última gota de mi lechosa descarga, sudoroso y exhausto exclame.
–-¡carajo! que deliciosa mamada, nunca antes había sentido nada mejor.
Sandra tuvo que dejar escapar algunas gotas de sus boca, mi descarga había sido más abundante de lo que hubiera esperado de su viejo padre, con el desgaste normal de aquel delicioso lance, acostado sobre la cama intentando retomar el ritmo de respiración y muy satisfecho realmente lo necesitaba, Sandra se recostó junto a mi acurrucándose entre mi pecho, tenerla a mi lado desnuda era una gran tentación, mi mano encontró la manera de posarse en su desnudo y atractivo trasero, al sentir mi mano sobre su piel Sandra tomo en la suya mi verga húmeda y flácida y la envolvió con su cálida y tersa piel.
Andy continuaba parado en la puerta observando con deseo como su hermana acababa de complacer al autor de sus días. Le hice una Señal para que se acercara. Cuando estuvo parado al lado de la cama, pregunte a bocajarro.
—¿Andy te has cogido a tu hermana?
Mostrando cierto temor contesto:
—sí.
A Sandra le pregunté:
—¿es bajo tu consentimiento que Andy te coge?
Ella acepto, sin mostrar temor, acompañada de una traviesa sonrisa.
—Bien eso me queda muy claro. Ahora escuchen los dos. Pueden coger y mamar si así lo quiere su corazón, solo que de hoy en adelante será abiertamente, Andy usaras condón con tu hermana… ella no debe embarazarse no quiero accidentes que después serian difíciles de explicar, de la misma forma es vital la discreción no quiero golpes bajos. Nadie debe saber lo que pasa en la intimidad de nuestro hogar. Esto significa que absolutamente a nadie. De ninguna manera, me cojo a mi hermana y se lo cuento a mis amigos, porque puede no ser un buen amigo en el futuro... mantener la boca cerrada. Es lo mejor.
Volví a dar mi atención a Sandra.
—Así que coges con tu hermano —podía forzar a Sandra, pero yo deseaba que fuera por su voluntad— desde que murió tu madre no he tenido una compañera y si muchos deseos, no habrá entre tus amigas alguien que quiera coger conmigo, quizá tres o cuatro veces por semana. No sabes de alguna chica que quieren hacer eso por mí.
Sandra sonrió y respondió:
—¿decirles a qué, papá, creo que no sería conveniente? Pero creo tener la solución.
Sandra aún me tenía entre sus manos y con ellas comenzó a revivir mi verga. Cerré mis ojos y la deje hacer lo que quisiera, con tal de levantar la gran verga de su ardiente padre, Conmigo no había problema mi abstinencia me tuvo listo completamente tieso en cuestión de segundos, Sandra acomodo su pequeño cuerpo extendió su amplio trasero y se sentó en mi verga... se movió sobre ella y sentí la humedad de su puchita cubriendo mi tranca.
—hay papi estas muy grande —dijo con un tanto preocupada.
Le dije un tanto jadeante.
—how, no tienes que coger nena, es solo si tú lo deseas, con tan solo sentarte ahí y menearte como lo haces es suficiente.
—creo que todo estará bien —contesto con voz casi apagada.
En verdad juro que no pensaba penetrar a mi nena si ella no lo deseaba, mi verga lucia imponente demasiado grande para su panochita. Bastaba con aquella sensación que me causaba. Ella prácticamente bruñía con su panochita mi enfurecida verga, ahora estaba batida de los jugos lubricantes de Sandra, su temperatura aumentaba a pasos acelerados, la incontinencia de su sexo tenia empapado el mío. Sin embargo, Sandra no intuyo el efecto que mi verga le causaría, comenzó a moverse más agresivamente deslizando su rajita por toda la longitud de mi verga. Yo mismo sentía enloquecer.
—Oh, nena, eso es delicioso —y es que todo aquello merecía el elogió.
Lo que sucedería era predecible, si mi verga estaba envuelta en una prensa húmeda y caliente, los labios de la vagina de Sandra se separaban para provocar su invasión, estaba instalado en las puertas del placer, pero no estaba en mi dar el primer paso.
— ¡Oh, papá! Es demasiado grande ¡Demasiado!
Ella gemía pues se le notaba el deseo de acoplarse a mi gigante. No había vuelta Sandra empujo sus caderas y alojo como tres centímetros en su interior, enseguida grito, le dije compadecido.
—te lo saco mi amor.
—no, no por favor me lastima, pero me encanta.
—puedo sacarlo cariño no hay problema.
—¡No! Lo quiero en mí.
—Nena, no quiero lastimarte.
—ya no me lastima papa, y pienso guardarte ahí por mucho tiempo.
—¡claro, mi amor, si eso quieres.
Después de eso Sandra dejo caer sus nalgas hasta chocar con mi abdomen, que chica más linda y con una puchita más que apretada, con ella me arrancó los momentos más hermosos de mi vida, Sandra no se movió durante unos momentos mi draga reposaba en los confines de sus entrañas así me percibía y así estábamos, ella totalmente ajustada a mi tranca. Repentinamente Sandra aflojó la presión y de pronto mi verga quedo liberada, ella tenía otra idea y la deje hacer, se tenido de espalda, enseguida me monte encima de ella y la penetre de inmediato. Ella hizo una mueca, pero no alzó la voz. Estaba todavía muy ajustada, pero esta vez no hubo dolor. Segundos después mi lanceta despejó por completo su túnel. Hice una pequeña pausa y enseguida la embestí una y otra vez la puchita de Sandra parecía no quererme soltar y sin embargo casi abandonaba su cosita y después se la enterraba hasta el fondo la estimulación fue total y provoqué en ella una serie de orgasmos potentes y alucinantes. Su cara mostró un gesto de devotó sufrimiento. Igual que yo cada vez que alcanzamos el máximo placer. Me sentí feliz al verla sudorosa y jadeante pensé que todo había terminado pero ella otra vez empezó a saltar sobre mi aguijón hasta lograr otro intenso orgasmo, después de eso ella sufrió un entendible momento laxo y se refugió amorosa en mi pecho, todo aquello era tan fantasioso a pesar de mis 50 mi energía broto con una fuerza increíble no lo podía creer quería más y su cabello rubio y sus rosados pezones me volvieron al ataque, baje de la cama y acomode a Sandra de tal forma que sus pies estaban en mis hombros la penetre y comencé a embestirla si consideración, su puchita tronaba al compás de mi salvajes aguijonazos. Era una copula rápida, la puchita de mi nena estaba rellena de mi verga, y ella gritaba de placer.
—oh papito, papito mi papito.
Hice una pausa y después reanude con más fuerza, el sudor escurría por mi rostro necesite descansar y abandone mi apretada funda. Pero no podía dejar a Sandra con su calor y deseo así que hundí mi rostro en su zona intima, el sabor que percibí era diferente al que esperaba, entonces pude comprobar que Andy se había cogido a Sandra antes que yo, aquello no me importo y comí goloso los jugos de mis dos hijos, Sandra presionaba mi rostro sobre su puchita y yo seguía lamiendo encantado, pero deje de hacerlo porque mi verga reclamaba lo suyo. Busqué con urgencia la entrada de su vagina, penetré en ella hasta chocar con su cerviz. Le sujeté con fuerza por las caderas empecé a bombear otra vez. No tan fuerte como antes, pero firme y hasta el fondo. En eso repare que Andy continuaba observando cómo me cogía a su hermana, sin detener lo que hacía le pregunte:
—¿qué demonios estás haciendo?
—perdón, Papá. Yo solo miraba…
—No me importa que observes hijo. Sino por qué estés allí sin participar.
—papa yo…
—quítate la ropa caramba, acércate a tu hermana y dale de mamar mientras yo me la cojo.
—oh si papa.
El rostro de mi joven hijo se alegró y desvistió en menos de que lo cuento, después volví mi atención a las nalgas de Sandra, esa parte de su cuerpo era la más llamativa, hasta yo me vi tentado a observarla con deseo discretamente desde luego pero nunca me prive del placer de mirar su hermoso trasero, no fui el único hombre que noto su culito encantador, con falda pantalón o bikini siempre mire a alguien admirando sus asentaderas. En realidad, no puse objeción a exhibirla de esa forma, como otros padres, que no permiten a sus hijas exhibir sus encantos, Sandra estaba complacida mientras me la cogía y mamaba la verga de su hermano, y mire una mueca de satisfacción cuando logro que Andy eyaculara en su boca sin dejar de gemir con mi verga dentro de su panochita.
Fue hermoso observar aquello tanto que descargue mi elixir dentro de ella de nueva cuenta, después de lo cual lo tres sufrimos un colapso sudorosos y fatigados. Cuando recobre el aliento reclame Andy haber eyaculado dentro de la panocha de su hermana sin protección alguna. Al momento Sandra lo defendió.
—tú también disparaste dentro de mi papito y vaya que fue bastante.
Mimé mi nena y le dije:
—podría cogerte sin protección cada día de la semana los próximos diez años, vaciar cubetas de semen dentro de tu puchita y nunca estarías embarazada, eso de los próximos diez años pienso hacerlo sin duda. Al llegar tu Sandra, tu madre y yo decidimos que eran suficientes hijos, y me hice la vasectomía ahora mi semen no sirve, nunca podría embarazarte, en cambio Andy si te podría preñar y eso no debemos permitirlo, lo siento hijo solo yo podré cogerme Sandra al natural.
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