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Categoría: Maduras

Todo el mundo tiene un precio (3)

Después de sacar en el cajero algo más del precio de la virtud de Maria, fui a toda prisa a la botica,. Ya en la puerta mi morbo me volvió a traicionar: me había pedido un laxante... así que laxante.



Mi memoria ayudó a que me volviera a cargar de testosterona. ¡Una buena lavativa, como me hacían ella y mi madre cuando yo estaba en la pre-pubertad!. Para mí no fue una experiencia erotizante, más bien lo contrario, en cambio ponerla (¡¡¡Guau....!!!), me ponía salidísimo. Compre lo necesario y regrese a casa de Maria.



Abrir la puerta de madera del viejo piso pensando en dejarle el culo como un bebedero de patos. Solo vi encendida la luz del cuarto de baño. Me encaminé allí tratando de hacer el menor ruido posible, me asome al baño y me encontré a Maria sentada en el “trono”, con los faldones de la bata, que se habia vuelto a poner, enrollados en la cintura. Tenía la cara un poco enrojecida, supongo que por el esfuerzo.



-Puedes ser tan sigiloso como quieras: te he oído abrir la puerta – me dijo, tras tomar una bocanada de aire y dar un suspiro, y volviendo a enrojecer tras decirlo.



-Hola guapa. ¿Que? No sale nada ¿no?. Pues yo tenia caquitas tuyas en el pulgar.



-¡Cochino!... Todo lo que tu quieras.. pero no sale. ¿Me has traído el laxante que te he pedido?



-Estooooooo... no, pero he traído algo con lo que suelo tener un juego agradable con mi mujer – mentiroso, mentiroso – a ella le gusta mucho – dije, mientras depositaba la bolsa de plástico de la farmacia en el lavamanos.



-Este problema no es para andar con ju... - no terminó la frase.



Vio como extraía el irrigador de 2 litros de la bolsa.



-¿Un enema?, no me pongo ninguno desde que cumplí los 30 y no lo recuerdo como un “juego” agradable – hablo en voz baja, pero con una media sonrisa que trataba de disfrazar su miedo.



-Como todo: depende de como se haga. Deja de esforzarte, que cada vez estás más roja. Lavate un poco, y esperame sentada en la cama de tu dormitorio. Yo voy a prepararlo todo.



Me llevé el irrigador a la cocina, cogí un poco de agua tibia la mezcle con jabón neutro del baño y lo puse en el deposito de la lavativa y me preparé psicologicamente para cumplir una de mis fantasías de toda la vida. De camino al dormitorio de Maria pasé por el baño y cogí la leche corporal.



Cuando llegue al dormitorio, ella estaba sentada al borde del lado derecho de su gran cama de madera antigua. Tenia la bata cerrada con el cinturón anudado y miraba fijamente a la pared. Mi llegada la hizo salir de su ensoñación.



-Pero ¿De verdad quieres ponerme una lavativa?



Me vacié mis bolsillos en la mesilla de noche más próxima, saqué mi cartera del bolsillo trasero de mis jeans, y le mostré los once billetes de 100 € que había sacado del cajero automático, le cogí su mano derecha con la palma hacia arriba y deposite el dinero en ella.



-Si, quiero ponerte una lavativa



Miro unos segundos los billetes y sin contarlos los puso al lado de mis cosas en la mesilla, alzó la mirada al techo y dijo:



-Que caprichos más raros tienes. Bueno así seguro que vaciaré el vientre. - al mismo tiempo que empezaba a desanudar el cinturón de su bata.



-No, no te la quites. Espera un momento.



Me desnudé completamente, retiré un cuadro de Santa Rita de la pared dejándolo apoyado en la mesilla. En su lugar colgué el deposito del enema que estaba lleno de agua jabonosa hasta el borde.



-¿Como quieres que me ponga? - preguntó



-Lo haremos como cuando era niño y mamá y tu me las poníais a mi – dije mientra me sentaba a su lado pero más próximo al cabezal de la cama.



-Quieres decir que me tengo que tumbar boca abajo en tus rodillas... - dijo mientras se ponía en pie



-Si claro mmmmmm



-Poner el culo en pompa....



-¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!!!



-Y.... empezar a berrear y a patalear haciendo casi imposible que me la pongas.... jajajaja



-Jajajaja... no... jajajajaja... tampoco es eso – me reí de la broma que ayudaba a que ella se relajara, el ansioso era yo



-Te he entendido



Y se tumbó boca abajo sobre mis rodillas



-Bien empecemos – dije al notar el calor de su coño, que atravesaba la bata y daba de lleno el mi polla.



Levanté la bata y mi sorpresa fue que se había vuelto a poner las bragas.



-¿Por que te has puesto las bragas? - pregunte tan intrigado como cachondo



-Porque soy así de mala. No quieres castigarme por ser tan mala – resultaba que Maria era tan morbosa como yo



-Mala no eres, eres una cochina cachonda – ¡¡¡ZAS!!! cachetada encima de las bragas.



-Ay... controlate un poco... tienes las manos más duras que mi difunto



-Calla pendón - ¡¡¡ZAS!!! esta vez aun le di más fuerte



-Aaaaaaaa... me haces mucho daño... espera ya me las quito – e hizo el intento de levantarse



-¡¡Quieta!!... Tu no te vas a quitar nada.. - ¡¡¡ZAS!!! le cogí las bragas y levantándola a ella un poco por la cintura se las bajé de un tirón casi hasta las rodillas.



En esa postura y pese a la luz mortecina de la lamparilla de la mesita, pude ver claramente el enrojecimiento de sus nalgas. Notaba más claramente que antes el calor que desprendía su pubis pelón.



-¿Que? A tu marido le gustaba también darte azotes ¿Eh?



-Si... pero el no me hacia tanto daño... me arden las nalgas



-Tranquilizate, si te portas bien no te azotaré más – y le separe las nalgas de forma contundente.



Ante mi apareció nuevamente un ano precioso, algo irritado que se contraía espasmódicamente cuando ella cerraba un poco su esfinter. Se lo acaricié un poco y soltando las nalgas agarré la botella de leche corporal y empece a embadurnar el sonrosado agujero que tantos placeres prometía, e hice lo mismo con la cánula del enema.



Le abrí el ano con el pulgar y el indice de mi mano izquierda y puse la punta de la cánula en el mismo , comenzando a hacer presión. El plástico de la cánula fue entrando suavemente en el recto, mientras ese ano atascado lo abrazaba. Lo introduje hasta más allá de lo recomendable haciendo que el grifo de la cánula presionara contra el ano.



-Aaaaah... uf... no... uf... si...



-Ya tienes la manguera dentro – dije yo, casi babeando – tu difunto nunca que curó el vientre ¿eh?



-Uf no... desde... uff – yo no dejaba de sacar y meter la cánula en un claro movimiento de enculáda – que era... aaaaah... uf... niña que no.... mmm.... uff... mmmme ponia nad... aaaaah... nadie una lavat... aaaaaah... lavativa... uff... abre el grifff... uff... grifffo... aaaaah... que mmmmm.... me esssss...toy pon.... poniendo muy malit... malita... aaaaag... uuuf...



Notaba la humedad de su coño sobre mi polla que debido a la reciente actividad se negaba a ponerse en son de guerra, pero eso era lo que menos me preocupaba.



Maria empezaba, nuevamente, a mover su imponente culazo arriba y abajo, en una clara señal de que se estaba poniendo como una moto. Deje que se pusiera tan cachonda como quisiera durante un par de minutos, entonces de un solo movimiento certero, abrí la espita de el enema al mismo tiempo que le hundí el duro plástico hasta tan adentro como pude. En ese momento ella apretó las nalgas con fuerza, haciendo desaparecer entre ellas todo el plástico de las cánula y sujetando tres de mis dedos con fuerza



-Aaaaagggg... me has cortado todo el royo – musitó



-Tranquila, relajate... - pero ella seguía con las nalgas apretadas



Di un tirón y liberé mis dedos, comenzando a acariciar sus nalgas mientras le hablaba suavemente.



-Shhhhh, tranquila... pasará pronto... así podremos disfrutar sin miedo a ensuciarnos...



-Si ya sabia yo que al final... mmmm... me querrías dar por el culo... con ese pedazo de chorra.... aaaag...



-Shhhhh, no pienses en ello ahora y relajate, si no ya sabes que el liquido entrará más despacio.



Poco a poco fue relajándose y aflojando las nalgas. Podía ver claramente como su esfinter abrazaba aquel tubo invasor. Sus nalgas empezaban a estar brillantes por el sudor.



-¿falta muchoooo?... aaag..



-Shhh... ya casi está...



-Aggg ¿te gu.... gusss-ssta hacerme essssto? Aaaag... uuf ¡¡¡Cochinooooo ogg!!!...



-Me encanta – dije y aprovechando su relajación pasé mi mano entre sus piernas y coloque mis dedos entre mi instrumento y su empapada vagina.



Notaba las articulaciones de mis dedos en mi capullo cuando empece a pellizcar el clítoris.



-Nun.. nunca mmmmm... aaag... mm-me lo haaaaaaaaaaaaaag... habian hecho assssssssssssssi... ¡¡eres un cer... cerdo!!!



A la vejez viruelas. El chocho se estaba empapando de flujos, los notaba en mis dedos, resbalando a mi badajo.



En el momento que ella empezaba a mover su posaderas otra vez, la lavativa se terminó. Así que retiré la mano de su chocho.



-Ya se a terminado – dije



Cerré el grifo, cogí la manguera y ¡¡¡ZAS!!! al mismo tiempo que daba un tirón seco del tubo de goma le di una sonora palmada en su nalga izquierda



-Ayyy... ¡¡¡Bruto!!! - gritó, al mismo tiempo que apretó otra vez las nalgas.



-Pues yo lo estoy disfrutando de lo lindo.



-¡¡Cerdo!!,¡¡Cerdo!!,¡¡Cerdo!! - repitió sin moverse



-Si.... y me encanta serlo. Ponte en pie y ya sabes: a esperar a que haga efecto



Cuando estuvo de pie le quité la bata y pude mirar su cara fruncida y cubierta de sudor. Sus tetorras también se veían sudadas y con los pezones endurecidos. Los pocos pelos de su pubis estaban perlados de flujos y orina. Seguía con las bragas por las rodillas. Los labios mayores se veían hinchados y brillantes de humedad, entre ellos se adivinaban los labios menores, no pude evitar acariciarlo con los dedos y empezar a pellizcar el botoncito de la parte superior.



-Dejame el chocho... mmmm... se me va a salir... la lavativa... - no hice le ningún caso.



Seguí masturbando el clítoris y poniéndome detrás de ella, flexionando las piernas, le estuve sobando las tetas, pellizcando los pezones y restregando mi cipote, que a estas alturas estaba más duro que una piedra, por sus nalgas apretadas. No sé exactamente el tiempo que estuvimos así, pero no fue mucho.



-Aaaaag... ¡¡¡me lo voy a hacer encimaaaaaaaaaaaaagggg!!! - salio en dirección al WC tan deprisa como le permitía el esfuerzo de mantener las nalgas cerradas y sus bragas por las rodillas.



Camine detrás de ella viendo como se movía ese culazo casi setenton, con las nalgas apretadas para mantener dentro el enema. Era tan excitante como divertido. Fui dándole pequeños cachetes en las nalgas mientras caminaba.



-¡¡Me cago!!,¡¡Me cago!!,ufffffff.... aiiiiiii... ¡¡Que me cago!!



-¡Ni se te ocurra! Aguanta un poco siéntate en la taza, pero espatarrada y deja que te frote el totito. ¡Que antes de jiñar te tienes que acabar!



Se sentó a vaciar su vientre, pero separó la pierna tanto como pudo. Con el pulgar y el indice de mi mano derecha empece a masturbar su clítoris como si fuera un pequeño pene, al mismo tiempo que le cogí su mano y la llevé a mi cipote.



-No pe puedooooooo ooooj... aguantarrrrrrrr.... yaaaaaaaaaaa..... saleeeeeeeeee..... - abrió los ojos de par en par – yyyyy...... aaaaaaaaaaaaaaaahhhh.... mmmmm... me corr..... corrooooooooo..... - suspiraba mirando fijamente mi polla erecta sujetandola fuertemente.



Al mismo tiempo que oía los ruidos típicos de su culo al cagar, noté como movía sus caderas a delante y atrás.



-Que gus... gustooooooooooo.... porrr.......... todosssssssss.... aaaaaaahhh.... miiiiii......



Seguía evacuando y estaba orgasmeando al mismo tiempo. Con el movimiento de sus caderas y de mis dedos empapados, pequeños chorros de orina salían a presión fuera de la taza mojando el suelo. Ella solo tenia ojos para mi rabo, el cual asía con una fuerza casi dolorosa.



-missss.... oooog.... uuuuf... agujeros..... - seguían sonando los ruidos del ano liberando el contenido de su colon.



Cuando observé que sus caderas ya no se movían, solté su pipita y aparté mi mano acariciando su pubis, su vientre, sus tetas y su cuello con las dos manos. Ella seguía mirando mi polla en su mano, pero ahora empezó a pajearme.



-Esto nunca lo.... había hecho con... nadie... uf... - “yo tampoco” pensé – que venida más... más bestia. - su ano seguía sonando. - ¿No quieres correr... mmmm... correrte tu?.



-Siiiiiiiii, pero ni aquí ni ahora. - soltó mi polla a desgana - Mientras vacías del todo el culo yo me vuelvo a duchar.



Mientras me duchaba podía seguir escuchando los ruidos de su ano. La veía a través de la cortina de baño, con los codos en las rodillas, la cabeza apoyada en sus manos y la vista fija en el suelo.



Cuando terminé de ducharme, Maria, seguía en la misma postura. Estaba entre radiante por la actividad sexual y agotada por la misma causa. Su cuerpo estaba totalmente sudado, ademas, la parte superior de las piernas la tenia mojada de su corrida y sus descargas de orina, el pelo negro teñido con media melena rizada, estaba tan mojado que el sudor goteaba delante de ella.



-Te espero en tu cama. – dije levantado su barbilla – Cuando termines, te aseas y vienes. Cuando me vacíe los huevos daré la noche por terminada. Esbozo una tímida sonrisa



-No... no puedo más, en serio



-Veremos – susurré mientras me secaba.



Mientras esperaba tumbado en la vieja cama pensaba en lo cabrón que estaba siendo: Ninguna puta habría aceptado todo lo que le había hecho a Maria. Además estaba cumpliendo fantasías que jamas creí cumplir. Sobre la mesilla aun estaban dos cosas que me hicieron dejar mi sentido del bien y el mal a un lado: el dinero y la leche corporal. A fin de cuentas, pensé: las ocasiones están para aprovecharlas. Una acabada más y después... ¡¡¡quedaban 3 noches!!!.



CONTINUARÁ


Datos del Relato
  • Categoría: Maduras
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