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Tío y sobrino me dieron por el culo el mismo día II.

Tío y sobrino me dieron por el culo el mismo día II.

Entonces aquella tarde un compañero de clases me había cogido, pero él tenía tantas ganas que apenas me clavó se vino dentro de mí. Su tío (el Mandingo) me llamó en la tarde, diciendo que pasaría a buscarme luego, pues yo tenía que darle lo ofrecido.

Llegó pasadas las 6, pasó buscándome y me llevó a su sitio de trabajo, un viejo “gimnasio” donde se practicaba boxeo.

Era un galpón viejo en una zona no muy buena, tenía un cuadrilátero, sacos, peras y esas cosas de boxeo y para entrenar. Era un lugar de doble altura, al fondo estaban los vestidores y luego las duchas, sobre esa estructura una pequeña oficina, digamos una especie de segundo piso. Tenía ventanas de media pared hacia arriba y una escalera de metal conducía hasta ella.

Había varios tipos entrenando allí, uno como de 60, era entrenador-asistente, saludo al Mandingo quien era el encargado del lugar.

En fin, subimos a la oficina, era digamos mediana, con un escritorio atiborrado de papeles, un sofá viejo, un par de poltronas de mimbre bastante deterioradas, una neverita ejecutiva y una TV. En general parecía una oficina de un taller mecánico de mala muerte.

El Mandingo se sentó en una de las poltronas y me pidió que cerrara la puerta. Para mi sorpresa, se sacó la verga y me dijo, ven a mamar.

Como la oficina quedaba sobre los vestidores, digamos un piso arriba, desde abajo no se podía ver si no de la mitad de la pared hacia arriba, donde había una serie de ventanas, es decir, estando sentado no se veía a la gente, sólo si podía mirar digamos de la cintura para arriba a quien estuviera dentro de la oficina de pie.

Dije pero alguien puede venir, el dijo que no nos verían, para vernos tenían que subir y que el vería a cualquiera que estuviera subiendo mucho antes de que esa persona advirtiera algo.

Entonces me arrodillé y comencé a chupar esa pinga con mucho gusto, estaba hinchada y dura, cabezona y brillante. Como temprano no me habían cogido bien, yo estaba muy deseoso de que el Mandingo me cogiera, aun cuando no veía donde lo podríamos hacer en aquel lugar. Entonces pensé en conformarme con mamar.

Luego de un rato mamando, el se puso de pie, se dirigió a una puerta pequeña en la oficina, al abrir, daba a un cuartito muy pequeño, con una cama angosta (de unos 80 cms), al lado una mesa de noche vieja y a los pies de la cama un estante abarrotado de cosas.

Me ordenó entrar allí y luego me dijo desvístete completo.

Una vez totalmente desnudo, yo estaba nervioso porque alguien podía subir, el me dijo que me quedará tranquilo, que la oficina estaba cerrada, luego cerró la puerta de aquel cuartito.

Me coloqué de rodillas en el piso con el cuerpo apoyado en la cama. Me escupió el culo y introdujo uno de sus largos dedos, luego, unto un poco de vaselina, me pareció muy poco, le pedí que me pusiera un poco más, el respondió ya deberías saber que no me gusta tanta grasa, la vaselina es para ayudar, pero me gusta sentir la fricción piel con piel.

Sin más apuntó su verga y la introdujo lentamente, así hasta estar casi todo dentro, siendo un macho experimentado, ya me tenía bien calculado, sabía hasta donde llegar sin lastimarme, comenzó a moverse lentamente y yo a suspirar y gemir suavemente de gusto. Una vez mi culo se dilató bastante aceleró el ritmo.

De cuando en cuando me lo empujaba completo, cosa que sabía me hacía sufrir, cada vez que me embestía así, yo me quejaba de dolor, pero no oponía ninguna resistencia. A decir verdad, comenzaba a gustarme ese control que el ejercía sobre mí, me daba placer o me hacía sufrir a su antojo. También, la clavada profunda, si bien me laceraba, hacía más placentero todo, porque me hacía tener distintas sensaciones.

Estuvimos así un rato, en ese cuarto encerrados y con aquella faena estaba bañado en sudor. Yo estaba temblando de gusto muy cerca del orgasmo. De pronto escuche que tocaron la puerta (de la oficina, no del cuarto) el me dejo clavado y afinamos el oído, era el asistente, le llamaba porque había llegado un material que bebía recibir. Aún sin sacar el miembro de mi recto, respondió, ya voy, dame un minuto.

Me sacó la verga y dijo déjame recibo esto y ya seguimos. Se dispuso a salir y cerró la puerta. Escuché cuando pasaba cerrojo a la puerta y luego apagó la luz. Como estaba todo cerrado no había nada de luz, apenas un poco que se colaba por debajo de la puerta, a tientas traté de hallar mi ropa pero no la encontré. Luego, más tarde me di cuenta la ropa había quedado fuera del cuartito.

Me senté en la cama a esperar, pero en verdad con un poco de miedo y nerviosismo, por un lado estaba encerrado allí, todo oscuro, totalmente desnudo y con ese culo abierto.

Escuché cuando entró el asistente y otro hombre, le entregaban algo, el Mandingo preguntó qué si eso era todo y donde firmaba. Allí, justo al otro lado de la puerta había unas personas, pensaba, quien se imaginaría que estoy aquí y en estas condiciones.

Luego le ofreció un par de cervezas, se tomaron las cervezas y hablaban cosas sin importancia. Finalmente se fueron. Cada minuto allí se me hizo eterno, mil cosas pasaron por mi mente.

Entonces el abrió la puerta, se bajó los pantalones y me dijo mama, trágatelo, lo tenía semi parado, con un par de lamidas se puso erecto. Me acosté boca arriba y él me puso los pies al hombro, lo empujo de golpe y comenzó el mete y saca. Unos minutos después yo acababa (por el ano) con mucha intensidad. Unas cuantas clavadas más y él eyaculo dentro de mí dejándome lleno de su leche. Me masturbó así empalado y mi semen cayó sobre mi propio pecho.

Cuando salimos ya todos se habían marchado, me pidió que bajáramos a darnos una ducha, así lo hicimos, me hizo lavar su verga con abundante agua y jabón, en contrapartida él lavo mi culo.

Camino a casa me preguntó, te gusta? Yo dije que sí. El dijo bueno, este jueves te vuelvo a zarandear.

Así termino aquel día, cada vez me entregaba más a sus exigencias, gozaba al mismo tiempo que aceptaba sus abusos.
Datos del Relato
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1 comentarios. Página 1 de 1
Carlos
invitado-Carlos 19-10-2008 00:00:00

Con ese tipo negro, tuviste varias emociones encontradas en el acto,eres muy pasivo y eso motivo mucho al negro, yo me identifico contigo, ya que soy igual de pasivo que tu, pero solo lo he hecho una vez, me gustaria exprimentar eso... Me gustaria saber como siguio esa relacion torura-placer con el chico y su tío.

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