Tino no tiene raza definida, es mediano, blanco con manchas negras y fue encontrado hace dos años en la calle.
Quirita en una hembra de 23 años, muy calentona,con experiencias lésbicas, pero zoofílica desde siempre. Y esa soy yo.
Dormimos juntos todas las noches y hacemos el amor demasiado seguido. Mi vagina y mi culito pueden dar fe de ello.
Les cuento lo que fue anoche:
Comenzamos a besarnos, él está muy ducho en mimarme y cojerme.
Comencé a sobarle el forro de su pija y comenzó a aparecer, roja, puntuda, muy húmeda, yo con le yema del dedo mayor le fricciono su culito y más se le para. Me la he arreglado para que hagamos un 69, recibiendo su lengua áspera y golosa en mi concha mientras le chupo esa hermosa pija.
Después de chuparnos un rato, Tino comenzó a desesperarse, tanto como yo. Me puse en posición de perra putísima y sin ningún miramiento me la metió hasta el fondo. Qué placer, sentir su pija dentro mío, su peso en mi espalda, su baba corriendo por la espalda, las costillas y las tetas, hasta llegar a la cama.
Sin necesidad de tocarme la concha me acabé, no una sino dos veces. Comencé a sentir, dentro de mí como crecía esa bola gorda y sabrosa en su pija, sabía que quedaríamos abotonados sobre la cama, culito con culito, haciendome fuerza y produciendome un dolor delicioso. Así estuvimos un rato, no se cuanto, hasta que con ese ruido que parece una botella de champán me la sacó. Las sábanas quedaron empapadas de su leche, dulzona, caliente, exquisita, así dormimos, pegaditos, enamorados. Hoy las llevé al lavadero
como hago tan frecuentemente.
No se si tener de marido a un perro está bien o mal, pero si se que me busqué una casa para vivir solitos los dos y gozar de este romance que nos enloquece
bueno..llamame y te hago de jardinero...te riego el cesped..... cómo debes tener la concha, no..? muy buen relato..!! medio cortito, eso si..