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Tienda de campaña para cinco

~Me desperté sofocado por el calor que hacía dentro de la tienda de campaña. La luz era intensa y a través de la tela se intuía que el sol estaba alto. La tienda era amplia, pero éramos 5 tíos durmiendo dentro, por lo que ocupábamos todo el espacio entre nosotros y parte de nuestras cosas. Lo primero que noté fue el fuerte olor: olía ligeramente a sudor, a alcohol y… a semen. Al reconocer este último olor fue cuando me acordé de lo que pasó la noche anterior.

Habíamos ido a un pueblo donde había fiesta varios días seguidos, instalándonos en un camping barato. En total éramos 5 amigos, y decidimos dormir juntos en una misma tienda porque era más económico pagar una parcela que dos, evidentemente. Esa noche bajamos al pueblo. Ellos no paraban de hablar de a cuantas se querían tirar o con cuantas querían liarse, que si españolas o de fuera, rubias o morenas… lo típico. Yo comentaba por comentar. Llegamos a la discoteca y pasamos dentro. Como pasaba siempre, se fueron dispersando en busca de tías y yo me quedé solo bailando y perdido en mi mundo, esforzándome al bailar por hacerlo bien y no hacer el ridículo debido al alcohol que había bebido antes con los amigos. Cuando ya llevábamos bastante rato apareció uno de mis colegas para reunir a todos y salir un rato a fuera a tomar el aire y que se fumasen un cigarro.

Salimos y paseando acabamos en la playa, así que nos sentamos en la arena. Estuvimos hablando de como nos había ido en la disco y  Martín dijo que había conseguido liarse con una guarra que se había estado restregando y le había dejado todo palote, pero no había querido hacerle nada. Para remarcar sus palabras, se agarró el paquete y todos pudimos ver como se le marcaba un bulto más grande de lo que estaría una polla en reposo. Seguimos hablando y diciendo lo puta que era la tía por calientapollas y tal, y Martínseguía tocándose de vez en cuando el paquete, que no bajaba. Javi le dijo que dejase de sobarse de una vez, pero Martín dijo que estaba demasiado caliente. Entonces yo propuse de darnos un baño, a lo que todos accedieron. Nos fuimos a la orilla, nos quitamos la ropa y en calzoncillos nos metimos. Antes de entrar pude observar que Martín seguía con un empalme considerable, y me pareció que algún otro la tenía un tanto… alegre.

Estuvimos charlando en el agua, hasta que Víctor se metió con Javi en plan coña, y recibió una aguadilla como réplica. Entonces empezó una batalla campal de todos contra todos intentando hacer aguadillas, mediante agarrones y tirones. Los cuerpos se unían unos con otros frotándose y a mi se me empezó a poner dura, cuando Víctor, que forcejeaba con Martín le dijo que dejase de clavarle ya en nabo en la pierna que no iba a dejarse follar, y Martín se puso a su espalda restregándose a un más inmovilizándole los brazos y diciéndole que seguro que lo estaba deseando. Víctor se acabó cabreando y dijo que se salía del agua, pero nosotros nos quedamos un rato más. Jose le dijo a Martín que era un maricón por restregarse así, y Martín se acercó a él, y a menos de medio metro se sacó la polla del gallumbo empapado y le dijo que se la chupase. Tenía la polla brillante porque estaba mojada. Era una polla morena, muy recta y fina, larga y sin circuncidar. Jose se la quedo mirando unos momentos antes de decirle que se fuese a la mierda. Yo, por contra, tenía un empalme importante que ocultaba porque me cubría el agua justo por encima.

Jose salió del agua y Martín detrás, con el rabo guardado pero aun empalmado. Javi y yo nos quedamos un poco más. Me dijo que Martín era un gilipollas a veces, y me confesó que aquella noche andaba caliente por culpa de las tías de la disco y se le había puesto dura. Yo le dije que también la tenía dura por eso, y entonces me preguntó si quería compararlas. Miramos a la orilla, pero los otros no nos estaban mirando, así que fuimos a una zona donde cubriese menos para verlas. Él llevaba un calzoncillo de tela que se enganchaba del todo a su cuerpo, dejando ver el contorno de una polla bastante gruesa. Mis bóxer no se ajustaban tanto, pero también me la marcaban bien. Las sacamos y cada uno miró la del otro estudiándola bien. La tenia más gruesa que yo, venosa y con bastante pelo. Unos huevos grandes, y un capullo sin piel que lo cubriera. No nos poníamos de acuerdo con cual era más larga, así que me la agarré en horizontal apuntando a él y le dije que hiciese lo mismo. Me acerqué hasta tocarle con mi punta en su pubis, y la suya no tocaba por poco el mío, pero a él no le convencía. Se la agarró y midió a base de dedos. Me dijo que me tocaba, y sin miramientos me la agarró y empezó a medir, superándole por casi un dedo. Sin dejar de agarrármela me dijo que era una suerte no haberse jugado nada porque habría perdido, y yo le dije en coña que aun no habiéndonos jugado nada era el perdedor y por tanto le tocaba mamar, a lo que me miró a los ojos y de golpe se arrodilló para meterse mi polla entera en la boca.

Mi cara de asombro fue desapareciendo a medida que mi polla entraba y salía de su boca y notaba su nariz en mi pubis, y como su lengua jugaba con mi glande y mi frenillo, dando paso a una cara de placer. Se notaba que tenía experiencia y no era la primera polla que se comía, lo hacía bastante bien y en ningún momento rozaron sus dientes. Tras un par de minutos en los que también degustó mis huevos, salados por el agua de mar, le dije que nos podrían ver, que era una locura, a lo que accedió a parar.

Volvimos a la orilla, y nos vestimos. Martín, Víctor y Jose estaban charlando y no se fijaron en nuestras erecciones, por suerte. Cuando nos acabamos de vestir y vimos que era tarde y estábamos cansados decidimos volver al camping. El camino de vuelta fue tranquilito, salvo por algún comentario de Martín a Víctor pellizcándole el culo y diciéndole que sabia que echaba de menos su polla ahí. Todos reíamos, Víctor hacía como que se cabreaba y Martín le lanzaba besitos en plan coña. Llegamos al camping y nos metimos en la tienda. Hacía calor, así que empezamos a quitarnos ropa. Además, los calzoncillos estaban mojados, por lo que había que cambiarse. Martín empezó a desudarse y fue el primer en quedarse sin nada. Estaba de pie en la tienda, encorvado, mientras los demás nos íbamos quitando ropa, y al hablar todos miramos automáticamente a su polla un poco morcillona y cómo se balanceaba de lado a lado. Nos dijo que él quería dormir en bolas, que total se pondría una sabana por encima y era mas cómodo. Javi le dijo que sin problemas, que lo veía bien, y se acabó de desnudar. Víctor y Jose hicieron lo propio, y yo también por no ser el único con ropa. Yo dormía entre Javi, que dormía en la punta, y Martín, que dormía en el centro. Martín tenía a su derecha a Josey por último Víctor. Nos acostamos pero ninguno podíamos dormir. Al rato, me puse de perfil mirando hacia Martín y en la semioscuridad se intuía su mano sobándose el paquete. Me quedé mirando como esa mano manoseaba su polla, que no podía ver bien pero suponía ya dura. Estaba embobado mirándolo cuando sentí como una mano me la agarraba por encima de la sábana, y noté a Javi pegándose a mi y su erección contra mi culo. Me empezó una paja lenta al ritmo que restregaba su polla contra mi raja. Comenzó a morderme el cuello en silencio y mi respiración se agitó pese a que procuraba no hacer ruido y alertar a los demás. Al mismo tiempo, Martín había incrementado el ritmo de su mano, igual que Javi con el ritmo de la paja y las embestidas.

Todo iba bien hasta que en una embestida de Javi contra mi culo su polla presionó justo en mi entrada al tiempo que mordía mi cuello, y no pude evitar que un gemido escapara de mi boca. Martín se incorporó y miró hacia nosotros, viendo comoJavi me tenía agarrado el empalme y me marcaba el cuello. Sonrió y en voz baja dijo “vaya par de mariconas…”. Me miró entonces y acercó su rabo a mi boca entreabierta poniéndose de rodillas. Un olor a líquido preseminal y a agua de mar lo precedía, y me incorporé para meterme aquel rabo tieso en la boca. Javi me quitó la manta de encima y me agarró la polla dándole unas cuantas sacudidas y restregándose más bestialmente, ahora carne con carne no sólo en mi parte trasera. El rabo que me follaba la boca de manera que sus huevos casi golpeaban mi barbilla y me costaba contener las arcadas, ahoga los gemidos que se me escapaban cada vez que Javi pasaba la punta de su polla, ya húmeda, por la entrada de mi culo, sin dejar de morderme y besarme el cuello ni de darle pasadas a mi también pringosa polla. La tenía a tope en la mano de Javi, pero la soltó para ponerse de rodillas, poniendo su gorda polla junto a la de Martín, y quedando encima de mí. Me agarré al culo de Javi (bien duro, por cierto) y empecé a mamar ese par de pollas alternando entre una y otra, metiéndomelas hasta el fondo, jugando con ambas a la vez haciéndoles unir las puntas y pasando la lengua degustando la fusión de los fluidos de ambos, o incluso metiéndome ambas a la vez como podía en la boca. Ellos, mientras, me agarraron la cabeza y empezaron a acariciarse sus respectivos cuerpos. Martín tenía un cuerpo envidiable: sin un solo pelo en el pecho y el abdomen, tenia unos pectorales duros y algo abultados, y una tableta que no era impresionante pero estaba marcada. Al agarrarle el culo lo noté duro y suave. Javi era más moreno, y tenía algo más de pelo. Su cuerpo no estaba marcado, pero era delgado igualmente. Yo, pese a no estar gordo pesaba algo más que ellos y por tanto no lucía tan buen cuerpo.

En un momento dado, mientras mamaba la sabrosa polla de Martín (su sabor me ponía muchísimo), Javi me agarró con una mano la cabeza marcando el ritmo de la mamada y con la otra mano agarró la polla de Martín pajeándole a la vez que yo la chupaba. Éste le agarró de la cabeza y la empujó lentamente hacia su polla, por lo que Javi se recolocó en la tienda y su cabeza acabó junto a la mía para mamar esa polla. Sin yo dejar de chupar, se incorporó a la mamada, por lo que nuestras bocas se iban encontrando de vez en cuando. Recorrimos toda la extensión de aquella dura polla con las lenguas, entrecruzándolas y juagando con la punta, con los huevos y con cada centímetro de polla, yMartín empezó a gemir. Cuando seguía en plena tarea, con la polla tiesa sobre mi abdomen y formando un charco, noté como una lengua pasaba desde la base hasta la punta, provocándome un estremecimiento. Acto seguido, una segunda boca se unió a la primera, y entre Víctor y Jose se dedicaron a hacerme una mamada de lujo. Me encontraba mamando una polla junto con Javi mientras 2 tíos degustaban mi tranca, y estaba cachondísimo. Martín me la sacó de la boca y me dijo que esa noche me iban a usar todos, y le dije que eso no salía nada barato. Me incorporé hasta quedar sentado, mientras los otros dos seguían con su tarea de dejarme bien limpio el rabo. Entonces miré a Martín y les dije a los demás que me ayudasen con él.

Después de un poco de forcejeo y unos cuantos insultos le teníamos inmovilizado con el culo bien expuesto y la cabeza en el suelo, diciendo que se iba a vengar. Me ensalivé bien 2 dedos y se los introduje ambos a la vez, haciendo que perdiese la voz por la sensación. Empecé a bombearle el culo con esos 2 dedos, sintiendo las contracciones que hacía, y a Martín cada vez le costaba más hablar, y su respiración no paraba de acelerarse. Entonces dejé caer un buen lapo en la punta de mi húmeda polla y le dije que se preparase, que le había avisado que el precio era alto. Se la fui metiendo pese a sus quejas de dolor, hasta que mi cuerpo chocó contra su culo y ya no entraba más. Empecé entonces un mete-saca lento, para facilitarle la adaptación, pero estaba muy cachondo así que pronto aceleré el ritmo. Martín respiraba rápido y ya no se quejaba ni insultaba, y cuando fui a agarrarle la polla noté que estaba dura y empapada, por lo que comenté que al parecer no le disgustaba tanto como decía. Aumenté el ritmo y la dureza de mi follada y efectivamente Martín empezó a gemir de placer, por lo que Víctor aprovechó que estaba así para agarrarle la cabeza y meterle su polla, la más grande de todas, de unos 19-20 centímetros, blanca y sin circuncidar, en la boca a Martín, que no sólo se dejó hacer sino que le puso ganas a chupar ese pollón. Teníamos sometido y gimiendo al más chulito del grupo, y creo que eso nos calentó a todos todavía más.

Jose soltó a Martín para colocarse detrás de mí, dispuesto a follarme. Se llenó de saliva los dedos, y me pringó bien el culo y su polla, y empezó a metérmela. Su polla era la más pequeña del grupo, y apenas se había puesto húmeda, pero lo que destacaba de él eran los enormes huevos que tenía. Debido al ritmo al cual estaba follando a Martín yo mismo me fui follando el culo con la polla de Jose, y con la calentura que llevaba pronto me adapté y empecé a gemir de placer por tener una polla en mi culo y la mía reventando el de mi amigo. Javi, que hasta ahora no había participado en la orgía que estaba teniendo lugar, me dijo que quería reemplazarme, así que saqué mi polla, pero Martín quería vengarse. Nos empujó, por lo caí tumbado encima de Jose, aun empalado. Entonces Martín me levantó las piernas, dejando a la vista mi culo con la polla de Jose clavada en él, y me dijo que iba a cumplir como putita, y empezó a metérmela él también. Que me llamase así no me hizo mucha gracia, pero tampoco quería desperdiciar la oportunidad de sentir dos rabos dentro. Costó un buen rato que lograse entrar, durante el cual todos estábamos pendientes de lo que pasaba, aunque yo sufría un tanto por el dolor.

Finalmente las dos pollas estaban dentro, y tras un rato de sufrimiento mi culo logró adaptarse. La sensación de mi culo abierto totalmente y dos pollas follándomelo era indescriptible, y pronto mis gemidos era bastante audibles, igual que los de los dos que me follaban. Javi se puso detrás de Martín y se la metió, por lo que Martín tuvo que coordinarse con la follada en mi culo con Jose y la que le daba Javi a él (tarea que tardó un rato en conseguir), y Víctor me metió su enorme rabo en la boca y se agachó para chupar el mío, quedando él a cuatro mientras hacíamos un 69. La tienda apestaba a alcohol, sudor y sexo, y el sonido de los gemidos y de pollas entrando y saliendo de agujeros lo llenaba todo. Cuando estaba a punto de correrme empecé a gemir más fuerte, y Victor se sacó mi polla de la boca y se la quedó mirando sin tocarla. Empecé a correrme sin que nadie tocase mi polla, que se descontrolaba lanzando trallazos en todas direcciones. Al ver eso, Víctor la agarró y empezó a mover hacia todos lados, de modo que los disparos salieron como un aspersor en todas direcciones, pringándome mi cara y pecho, el suyo, y también a Jose que seguía debajo de mi.

Entonces Martín me la sacó para correrse y les dijo a los demás que se corriesen todos sobre mí. Jose salió de debajo y yo me quedé tumbado exhausto pero aun caliente. Víctor se empezó a pajear al máximo y Martín fue junto a él. Hicieron un cambio de mano y se hicieron una paja el uno al otro apuntando a mi cara. Se corrieron casi a la vez, y mientras se corrían se morrearon gimiendo y mordiéndose los labios. Regueros de caliente corrida, no muy espesa, me llenaron la cara y parte de la boca, pringando también mi pelo y el suelo de la tienda. El sabor no me acababa de gustar pero por la calentura me lo tragué todo sin problemas. Tras esa imagen, poco tardaron Javi y Jose en acabarse sus propias pajas y llenarme el pecho y el abdomen de corrida. La de Javi era muy espesa y apenas saltó, pero Jose lanzó 7 disparos que llegaron hasta mi barbilla desde su posición (de rodillas entre mis piernas).

Ya por la mañana, después de recordar todo lo sucedido y comprobar que tenia el cuerpo lleno de semen reseco decidí dejarles durmiendo (totalmente desnudos todos, y Javi con la mano sobre la polla tiesa de Víctor) e irme a dar una buena ducha fría, que me hacía falta.

Datos del Relato
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