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Muy buenas!! Espero que os gustase mi primer relato. Ahora os voy a contar la historia que pasó con una chica que le llamaré Carlota.
Un día iba paseando por el puerto, era un día de marzo, con sol pero con un frío y un viento que invitaban a ir bien abrigado. Acercándome al borde del muelle, donde varios señores largaban sus cañas al mar, puede ver a una chica bajita, refugiada en la capucha de su sudadera. Tan solo pude verle sus ojos, una mirada profunda tras unos ojos castaños intensos y unos labios gruesos.
Al llegar a casa, comenté con varios compañeros si alguien la conocía. Al rato recibí respuesta. Era una chica de un pueblo cercano de nombre Carlota. Tenía la misma edad que yo y, rápidamente la busqué en las redes sociales. Al poco, acepto la solicitud. Estuve cotilleando y, de repente, una ventanita se abrió y era ella. En ese momento no sabía que decir, tan solo me limité a contestar y que fuera fluyendo.
Con el tiempo, entablamos una buena relación. Hablábamos todos los días, nos comentábamos las cosas que nos iban pasando, intimidades...
Un día de verano salimos varios compañeros por el pueblo donde vive ella. Fuimos a varios garitos donde tonteábamos con las chicas, bailábamos y pasamos una buena noche. En uno de esos cambios de lugar, nos vimos a lo lejos, nos acercamos y comenzamos a pegarnos mientras movíamos nuestros cuerpos al son de la música. Como es lógico, en dos personas que se gustan: roces, besos, caricias... Estuvieron toda la noche así hasta que las luces se encendieron, la música dejó de sonar y cada uno se fue con sus amigos.
Continuaron hablando pero nunca se decidieron a dar un paso más.
Ella comenzó a estudiar en una ciudad pegada al pueblo donde él vivía. Uno de los primeros días en los que se había mudado, comenzaron a hablar y salió el tema de aquella noche en la discoteca.
- Carlota: Oye! A ver cuando repetimos unos bailes un jueves de estos eh? (los universitarios salíamos los jueves)
- Yo: Hombre pues cuando quieras eh! Lo pasamos bien ese día
- C: Si pasó todo muy rápido y se acabó enseguida... Creo que... Nos dejamos algo en el tintero
- Y: Si... jaja... pero ya sabes, cada uno se fue por su lado y no se pudo
- C: si...y quedo..
- Y: Tensión sexual no resuelta?
- C: jajajaj si... por mi parte si...
- Y: Pues habrá que resolverla
En ese momento comenzamos a planear una noche de locura. Acordamos que fuera al piso que compartía con otras estudiantes. Sus compañeras los jueves volvían a casa pero ella se quedaría para poder vernos. Como después de aquella conversación nos liberamos, hablamos de muchas más de nuestras intimidades por lo que acordamos preparar algunas cosas para nuestro encuentro.
Ese día no dormí apenas pensando en cómo sería y que llegara ya.
Dieron las 10 de la noche… timbré a su piso y me abrió la puerta con una sonrisa. Nos sentamos a la mesa y tímidamente empezamos a cenar. Conversamos como de costumbre, tomamos el postre y nos sentamos en el sofá. Empezamos a vernos, a ponernos nerviosos y tontorrones hasta besarnos. Ahí se desató la tormenta de sentimientos reprimidos. Nos pusimos de pie, me llevó a su habitación y cerramos la puerta. Apoyados todavía en ella, nos despojamos de nuestra ropa hasta quedar completamente en cueros.
Carlota era una chica bajita, de piel morena, media melena ondulada, una piel tostada, unas caderas anchas con un culo como si fuera de latinoamericana y... unos pechos que debían ser una 120, sin exagerar, algo que me encantó y se lo hice saber. La llevé a la cama y comencé a sobarla.
Recorrí su cuerpo con mis labios y mis manos haciéndola disfrutar y sufrir a la vez. Disfrute lamiendo en medio de sus pechos, eran como bolsas de agua que envolvían casi cualquier cosa. Entre tanto deje caer mi mano a su sexo y pegó un suspiro intenso. Estaba húmeda, comenzaba a lubricarse preparándose para lo esperado. Descendí y comencé con un juego de lengua y manos que... le encantó… pero más me gustaba a mi. El sabor de su flujo me encantaba, sentirla temblar y suspirar me estaba volviendo loco. Comencé lamiendo y apretando con los labios su botón mientras mis dedos se introducían en su culo y su vagina. Poco a poco metí más mi mano en su sexo donde comencé a estimular su punto G con mis dedos cosa que no soportó. Tuve que agarrarla para evitar que con sus movimientos provocados por el placer, continué estimulándola hasta que no pudo más y entre gritos llegó al cenit y se corrió.
Cuando se recuperó, se hizo a un lado y me pidió poder hacer lo mismo. Me tumbé y comenzó a volverse... sensual, lasciva... se volvió loca y me volvió a mi loco también. Recorrió mi cuerpo, me excitó, me hizo sufrir hasta que me comenzó a masturbar y hacer una felación que me volvió loco al tocarme con su pircing.
Estuvo a punto de hacerme acabar pero la detuve. La aparté y la penetré sin compasión. Estaba ido. La embestí poseído haciéndola disfrutar, que era lo que yo quería. Me pidió ponerse encima, dudé pero accedí. Que gozada!! Me cabalgó como una amazona y pude disfrutar mientras amasaba sus pechos y me dejaba llevar. Con sus piernas cansadas, me dejo volver a mandar, la puse a 4 patas y le estampé, golpee su vagina tan fuerte que hasta me dolía a mi, tenía rabia dentro y quería transformarla en placer para ella. Azotaba su culo que me encanta hasta que noté que quería terminar. Aceleré el ritmo, aguantando mis ganas de acabar. Me pidió que la hiciese terminar sin hacerlo yo. Así lo hice, no deje de rozar rápidamente dentro de ella hasta que no pudo más, sus fuerzas fallaron, sus brazos se vinieron abajo, se sostuvo sobre su cabeza, con la cadera en alto estalló en júbilo, dejando fluir su corrida por las piernas, gritando agitada y desolada.
Tras recuperarse, me tumbó, comenzó a lamer mis genitales, a masajearlos mientras introducía mi miembro en su boca. Tan caliente estaba que no tardé en eyacular ferozmente. Corriente pasaba por mi espalda y no podía reaccionar. Ella seguía lamiendo y limpiando lo que había provocado.
Tras eso, ambos fuimos a la ducha para, tal vez volver a empezar...
Espero que os guste, comentar lo que queráis. Un saludo.
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