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Tenía frío y el me calentó

~~Como no es indispensable que les diga mi nombre, me pueden llamar Leidy. Resulta que soy toda una profesional de las comunicaciones, quiero decir para aclara y que no se preste a malas interpretaciones, tengo una maestría en lo que antiguamente de forma genérica se le llamaba Periodismo. Me desempeño como, Directora de Relaciones Públicas de la filial de una empresa transnacional con su base principal en Inglaterra, por lo que me veo en la obligación de preparar y supervisar todas las distintas faces de contacto entre nuestra empresa el gobierno, los proveedores, clientes y público en general. Por lo que en ocasiones, no me confió de mis empleados y personalmente verifico hasta el último detalle cuando la empresa prepara algún tipo de actividad, sea la que sea. Por lo que con motivo de una donación, a una pequeña escuela rural, me vi en la obligación de viajar a una de las regiones más apartadas y altas del país, por suerte decidí a última hora revisar todo, y me encontré con que mi subalterno había (por decirlo de manera fina) saboteado todo, no se ha ciencia cierta con que oscuro proposito. La actividad se dio, y salió todo a pedir de boca, hasta el Gobernador del Estado se presentó, al finalizar despedí al desgraciado, y me quedé charlando un buen rato con el personal de la escuela, luego que todo hubo terminado recogí el material que se había quedado regado, al salir me encontré con la desagradable sorpresa de que una de las ruedas de mi vehículo se encontraba totalmente desinflada, tontamente pensé en cambiarla yo misma, pero me di cuenta que era algo que jamas en mi vida había ni tan siquiera visto hacer a otra persona. De inmediato pensé en el hijo de puta que despedí, cuando busqué ayuda para cambiar la llanta, me di cuenta que me encontraba únicamente acompañado por una anciana, encargada de la limpieza de la escuela, la cual ya estaba por irse a pie para su casa, cuando le pregunté quien podía ayudarme, me indicó que uno de los obreros de la escuela vivía con su familia a corta distancia, por lo que yo debía caminar hasta la casa de él, ya que ella iba en dirección contraria, y con una sonrisa me dijo que más valía que me apurase ya que estaba por llover. Cuando la señora me dijo, que el tipo vivía a corta distancia, yo pensé que serían unos cinco o ha lo sumo unos diez minutos a pie, pero ya tenía yo como más de veinte minutos caminando por una estrecha vereda de tierra, ya había comenzado a oscurecer, el camino se encontraba en pésimas condiciones para andar con tacos altos, como los que yo usaba ese día. Para colmo, la lluvia que la vieja me había anunciado, comenzó ha caer de golpe, en ese lugar me encontraba yo sola, mojandome completamente, sin un sitió donde guarecerme del agua, mi auto se encontraba lejos como para ir corriendo hasta el y esperar que pasase la lluvia, por suerte divise a lo lejos una pequeña vivienda y dentro de ella una tenue luz, por lo que decidí continuar caminando hacía ese lugar con la esperanza de encontrar quien me ayudase. Para llegar hasta la casucha, había que subir por una empinada cuesta, por la cual cuando ya me encontraba por llegar al tope, pisé en falso por lo que perdí el equilibrio y me resbale, rodé cuesta abajo cayendo a la orilla del camino, terminé ensuciandome todo mi traje nuevo, de barro. Me levanté llorando de la rabia y el intenso frío que sentía, pegué unos cuantos gritos con la esperanza de que los ocupantes de la casa viniesen en mi auxilio para ayudarme, pero al parecer el ruido de la fuerte lluvia cayendo sobre las laminas de zinc que usaba como techo, no les permitieron escucharme. Maldiciendo ese día me levanté y nuevamente subí la empinada cuesta, mis zapatos habían perdido sus tacos, mis uñas se partieron al yo tener que apoyar mis manos sobre la tierra, para no caerme nuevamente, de momento pensé que debía estar hecha un asco, ya que me di cuenta, al llevarme una de mis manos a mi rostro, que mi maquillaje se debía haber corrido por completo, y sentí que mi peinado con el agua de la lluvia y el barro se había desbaratado. Por fin dando tumbos, llegué hasta la puerta de la casucha de madera y zinc, en una de las esquina de la fuera de la casa, se encontraba tirado en el suelo bajo unas laminas de madera que lo protegían de la lluvia un gran perro de color negro, el cual al verme levantó su cara y comenzó a ladrar , pero rápidamente guardó silencio. Temblando y titiritando de frío pude darle unos cuantos golpe a la vetusta puerta, casi de inmediato la puerta se abrió, y hay se encontraba parada una chica como con siete u ocho meses de embarazo, que calculé debía tener entre veinte y veintidós años, delgada de baja estatura, vestida con una sucia bata casera, como las que usa mi sirvienta los días de limpieza, además tenía una abundante y larga cabellera de color negro que se encontraba sin peinar adecuadamente, y en su cara no tenía ni pisca de maquillaje, pero a pesar de ello su rostro me era muy llamativo, en sus brazos cargaba una criatura desnuda de menos de un año, en el fondo de lo que era la sala comedor o quien sabe que, sentado en un destartalado sillón se encontraba un viejo, de momento pensé que era el padre de la joven, pero casi de inmediato me di cuenta de mi error, cuando otro pequeño crio desnudo de casi dos años más o menos, se le pegó a la pierna de la chica. Casi de inmediato, él al tiempo que se levantaba del sillón, en ese momento pude apreciar lo alto y fornido que era, luego de observarlo y echando a un lado la tupida barba con grandes manchones blancos calculé que debía tener más o menos unos cuarenta y cinco años. Él me invitó a pasar, ya dentro le ordenó a su mujer que me buscase algo para secarme, ella sin decir palabra se retiró cargando a la criatura, mientras el otro niño salió corriendo para esconderse de tras de su padre, yo me comencé a secar sin quitarme la ropa, mientras lo hacía le fui contando mi odisea al hombre, hasta que llegué a la puerta de su casa. Generoso que es como se llama el tipo, me dijo que él se encargaría de cambiar la llanta del auto, pero para eso, lo más mejor (palabras de él) era esperar al día siguiente, ya que las tormentas como esa eran muy peligrosas por los rayos, yo pensé que era una escusa barata y pensaba rebatirsela ofreciendole una pequeña cantidad de dinero, cuando a pocos metros de la casucha cayó un rayo y partió un árbol por la misma mitad, su resplandor y fuerte estruendo me dejó sin habla por un buen rato, jamas en mi vida me había asustado tanto un fenómeno atmosférico, cuando Lina su mujer me trajo una tasa de algo caliente que parecía café pero sabía a como si fuera una mezcla de ron, canela y anis, eso me calentó un poco el cuerpo a medida que bajaba por mi garganta. Luego que pasé el susto, él me invitó a sentar, tras ver como aun titiritaba de frío Lina se me acercó cargando continuamente la niña pequeña, y me ofreció prestarme algo de ropa para que me cambiase y no me fuese a dar una pulmonía. En esa única habitación había una especie de cortina, que la dividía en dos, de un lado se encontraba una vieja cama sin sabana y con un alijo de ropas y cobijas revueltas junto con unas almohadas con las fundas sucias. Del otro lado se encontraba lo que sería el salón de estar o sala, una pequeña mesa de comedor cuadrada acompañada de tres sillas viejas y maltrechas, un cajón de madera que servía de cuna a la nena y una pequeña cama de metal, que es donde yo supuse dormía el varón, una pequeña cocina de Keroseno, el sillón donde se encontraba sentado Generoso, y más nada. Al preguntarle a Lina, donde me cambiaría de ropa ella me señaló el otro lado de la habitación, yo me levanté y caminé hasta al lado de la cama, donde luego de que Lina corrió la cortina me comencé a desnudar para quitarme toda mi ropa que aun se encontraba húmeda, incluso mi ropa intima que era toda de algodón y había absorbido mucha agua y a pesar de que la exprimí con mis propias manos, finalmente decidí quedarme sin ella puesta y dejar que se secase con el resto de mi ropa. Al terminar de vestirme, salí y me senté en una de las sillas, mientras me secaba aparecieron un par de mocosos más de cuatro y cinco años vestidos únicamente con unos pequeños pantalones cortos todos rotos y extremadamente sucios. El y ella no me quitaban la vista de encima al igual que sus hijos, realmente no hablamos mucho, pero dicha situación me hacía sentir incomoda, por lo que para romper el hielo me puse hacerle cariños al crio que se encontraba gateando por el sucio piso de madera de la casucha, no me había dado cuenta pero cuando me agaché para levantarlo, mis senos quedaron por completo expuesto ante la pareja, como luego me lo hiso saber Lina. Me levanté de la silla con el niño en mis brazos y al dar unos cuantos minutos me di cuenta que la bata que yo vestía, realmente me quedaba más bien como una camisola ya que la diferencia de estatura entre Lina y yo es bastante considerable, para colmo cuando levanté a la criatura y tenerlo en mis brazos parte de la tela de la bata se recogió, quedando todo mi cuerpo de la cintura para abajo desnudo ante la vista atónita de la pareja. No fue hasta que los vi, como me miraban que me di cuenta de mi situación, como pude me las arreglé para bajar la bata al tiempo que colocaba de nuevo el crio en el suelo, en ese momento mis senos volvieron a quedar expuesto ante la vista de la pareja, en esa ocasión yo si me di cuenta y discretamente procuré cubrir la desnudes de mis senos, en esos momentos me pareció ver un algo moviendose entre las piernas de Generoso, pero me hice la desentendida. Realmente eso me hiso sentir mucho más incomoda de lo que me encontraba, fue cuando Lina y su marido se dijeron algo al oído el uno al otro, yo procuré no darme por enterada y me levanté para asomarme a la puerta y continuar viendo la lluvia caer, si recuerdo que en esos momentos me puse a compararme con ella, quiero decir Lina era apenas una adolescente delgada y casi sin carnes a pesar de estar embarazada, ya que como les dije soy mucho más alta que ella, y por mucho más voluptuosa, sin entrar en hablar de nuestras medidas, ya que ella sencillamente se puede decir que es una campeona de natación, o sea nada por delante y nada por de tras. Realmente no es por nada, pero no se que le vio un hombre adulto como Generoso a una niña como Lina, pensaba yo en esos momentos muerta de frío, mientras miraba la lluvia por la ventana. Mientras oscurecía, Lina hiso algo de comer, yo realmente no tenía hambre, y lo que realmente me preocupaba era donde pasaría la noche, calculó que serían cerca de las siete u ocho de la noche cuando la pareja me comentó que se pensaban acostar, Generoso había acomodado el viejo sillón para que yo pudiera dormir, me dieron una pequeña sabana y desaparecieron tras la improvisada cortina, los críos se habían dormido una vez que comieron y la madre le dio el pecho a la menor, que de paso era lo único grande que tenía Lina en esos momentos, aparte de su barriga. Yo me encontraba algo incomoda y comenzó a bajar la temperatura, lo que me hacía más difícil conciliar el sueño. Ya había yo logrado arroparme, cuando comienzo a escuchar a Generoso y a Lina hablando en voz baja, él le estaba pidiendo que abriese las piernas y ella se negaba rotundamente, aduciendo que estaba cansada por todo el trabajo del día, por cuidar y alimentar a los niños, y que además que pensaría la visita, o sea yo, pero él continuó insistiendo diciendole que el verme desnuda lo dejó caliente, a lo que su mujer le respondió, pues si es por eso ve donde ella para que se te pase. El hombre se lo siguió pidiendo hasta que al final ella aceptó, que se le pegase por de tras pero sin meterselo, ha todas estas el estar escuchando dicha conversación, a tan corta distancia y sabiendo que se referían a mi, además quisas por el intenso frío que yo sentía, en esos momentos envidiaba a Lina. Como para consolarme yo misma comencé a jugar con mi clítoris, y a los pocos momentos ya me encontraba completamente excitada, pero el frío era insoportable. Fue cuado los escuche discutir de nuevo, Generoso estaba intentando de meterselo a su mujer y esta no se dejaba, mientras que yo me moría por estar metida en la misma cama, con ellos dos por el frío que tenía yo en esos momentos. Yo continué poniendo atención a lo que se decían el uno al otro, y a cada rato ya fuera él o ella se referían a mi, a el marido por lo visto le impresionó el ver mi coño completamente depilado, ya que en varias ocasiones hiso referencia a ello, me supuse que si su mujer no se depilaba las piernas ni la axilas desde luego que menos se iba a depilar su coño. Ellos continuaban discutiendo, cuando Lina le volvió a repetir a su marido que si yo lo había puesto caliente, que fuera donde mi para que lo enfriase, y luego ella le dijo algo que realmente no se si era verdad o mentira, según Lina yo me le había quedado viendo fijamente el bulto de él, lo que pareció complacerle a él mucho. Fue cuando ya no pudiendo soportar más el frío que tenía a consecuencia de la lluvia, me levanté procurando hacer el ruido suficiente como para que ellos se dieran cuenta de que me encontraba despierta, me cubrí con la pequeña sabana, y di unos cuantos pasos hacía una de las ventanas, ya había dejado de llover pero debido a la neblina imperante no se podía ver casi nada fuera de la casa, el olor a tierra mojada me embriago y decidí salir fuera de la casa por unos instantes. Estando parada en ese lugar y con el frío que tenía me dieron unas enormes ganas de orinar, por lo que al salir fuera de la casa y a unos pocos metros me agaché y me puse a mear tranquila y confiada mientras miraba el cielo estrellado, así agachada permanecí por un largo rato, en eso me di cuenta de que a mi lado se encontraba un cubo lleno de agua que de seguro era de lluvia, la cual use para lavarme el coño, luego me sequé con una de las punta de la sabana decidí regresar a la casa, ya que el frío era insoportable, yo no se como esa gente puede vivir en esas condiciones, fue cuando me estaba levantando del suelo, que siento que soy observada. Al dar la vuelta para regresar a la casucha de madera, que me encuentro de frente con Generoso, que me observaba desde la puerta, yo estaba roja de vergüenza, no es que nunca un hombre me hubiera visto orinando, era el hecho de que yo no esperaba ser observada. Al dirigirme hacía la casa sentí su caliente mirada por todo mi cuerpo, aunque el tío no era ningún Adonis, no se veía mal. Cuando pasé a su lado sentí el calor de su cuerpo, en especial el de su erecta verga, que me comenzó a rosar las nalgas por encima de la tela de la bata que yo usaba y del sucio pantalón que él tenía puesto en esos momentos, mientras que yo lentamente cruzaba la puerta de la casa, levanté la vista me di cuenta que Lina se había acomodado con uno de sus hijos en el sillón donde se suponía que yo me acostase, ella me miró con una sonrisa de complacencia en su rostro, en ese momento siento las callosas manos de Generoso, agarrandome las nalgas por debajo de la bata, al yo voltear la mirada, él me señaló con la su boca el sitio donde se encontraba la destartalada cama. Quisas en una situación diferente lo hubiera mandado para buen sitio, pero con ese frío que me calaba hasta los huesos, y el hecho de que su mujer aparentemente lejos de molestarse, daba la impresión de que le estuviera haciendo un gran favor, decidí acostarme con su marido. Al pasar al otro lado de la cortina me encontré con la agradable sorpresa de que Lina le había puesto una sabana limpia a la cama, además de cambiarle las sucias y manchadas de fundas de las almohadas por unas limpias, sin contar una gruesa cobija que se notaba que era completamente nueva. Esa parte de la habitación se encontraba iluminada por la luz tenue de una pequeña lampara de keroseno, al meterme a la cama de inmediato Generoso se acostó a mi lado, quitandose el sucio pantalón que cargaba puesto, yo me pensaba arropar pero sus manos impidieron que lo hiciera, fue cuando me dijo que me quitase la bata que me quería ver la pájara, eso me causó una gracia tremenda, ya que yo hasta yo misma en ocasiones he usado ciertos eufemismos para referirme a mi coño o al de alguna otra mujer, pero jamas había escuchado que le dijesen pájara. Lentamente me fui subiendo la bata mientras observaba el rostro de ese hombre, era como el de un niño pequeño que tiene ante si su postre favorito, una vez que me quite la ropa él acercó su rostro como para poder observarla mejor, fue cuando me provocó preguntarle, quieres tocarla? A lo que él algo confundido y excitado respondió que si. Sus callosas manos se dirigieron a mi depilado coño, pero antes de que lo tocasen las detuve con mis manos, diciendole, si quieres tocarla no lo hagas a lo bruto, y agarrando una de sus manos con la mía, la fui guiando lentamente sobre mi coño, de seguro de haberlo dejado a él solo me hubiera lastimado de seguro, sus grueso dedos comenzaron a rozar mi piel, y lentamente los fui introduciendo dentro de mi, su rostro reflejaba una gran emoción, y yo por mi parte disfrutaba de ese contacto. Su cara a medida que pasaba el tiempo se fue acercando más y más a mi vulva, hasta que sentí su respiración sobre mi coño, lentamente sacó su lengua y comenzó a pasarla sobre mis labios vaginales, hasta ese momento Generoso se encontraba bajo control, pero a partir de ahí en adelante se volvió como un animal loco, repentinamente hundió su rostro en mi depilado coño y comenzó a lamerlo y chuparlo con una fuerza y de forma desesperada, tal fue su ataque que yo creo que en cosa de segundos me hiso alcanzar más de un tremendo orgasmo, me chupaba completamente mi clítoris cuando no era que me enterraba su musculosa lengua dentro de mi vagina, su peluda barba me molestaba y creo que hasta me produjo cierto salpullido, pero la verdad sea dicha, jamas en mi vida me habían mamado y chupado el coño de la manera tan brutalmente sabrosa que Generoso lo había hecho en esos momentos. A medida que él me daba esa tremenda mamada, yo me fui colocando de forma y manera tal que a los pocos segundos yo tenía su verga íntegramente dentro de mi boca, mientras Generoso me mamaba mi pájara, yo le chupaba de igual forma su pájaro, su verga era de las que se pueden considerar grandes gruesas y muy llena de venas, es verdad que Generoso no olía a rosas precisamente, pero eso me excitaba más aun, su olor y sabor era a hombre, nada de perfumes o falsas fragancias, como les dije me produjo varios orgasmos mientras me la mamó, hasta que al fin sentí como una gran cantidad de su espeso y caliente semen entraba en contacto con mi boca, a diferencia de otras mamadas que he dado, por lo general termino escupiendo la leche en algún envase, cenicero o hasta en el piso directamente, pero no se que me pasó, que no me quedé tranquila, hasta que me tragué hasta la última gota que produjo su erecta verga dentro de mi boca. Luego de eso los dos nos quedamos acostados uno al lado del otro, yo pensé que después de esa refriega lo más seguro sería que él se quedase dormido profundamente hasta el día siguiente, y que quisas en la mañana pudiera ser que se levantase con las energías suficientes como para metermelo. Pero que equivocada me encontraba yo en esos momentos, con razón la pobre Lina se la pasaba preñada, creo que no habían pasado ni tan siquiera media hora cuando comencé a sentir a mi espalda el calido cuerpo de Generoso, y casi de inmediato su verga se abría paso entre mis piernas para alojarse divinamente dentro de mi vulva. Yo que me estaba a punto de quedar dormida, abrí un poco más mis piernas, y eso nada más bastó para que aprovechando lo lubricada que me encontraba, me enterrase por completo su buen pedazo de carne, yo a medida que él me lo permitía me iba acomodando acostada boca abajo, mientras que Generoso me enterraba y sacaba su miembro una y otra vez, yo casi de inmediato comencé a responder meneando mis caderas a la vez que el me lo enterraba o sacaba. Generoso de momento se detuvo, y me levantó como si fuera una muñeca de papel, lo sacó y una vez que lo tenía fuera de mi, me tendió boca arriba y sin decir ni una sola palabra me lo volvió a enterrar, sus manos acariciaban mis senos, o mejor dicho me los agarraba con fuerza para luego colocar su boca sobre uno de mis pezones y comenzar a chuparmelo como un desesperado. Luego se las arregló para que levantase las caderas lo suficiente como para que una de sus manos se fuera enterrando dentro de mi culo, los gruesos de esa mano se fueron deslizando por la raja de mis nalgas hasta que sus dedos comenzaron de manera individual acariciar mi esfínter, al tiempo que continuaba metiendomelo y sacando con fuerza. Hacía tiempo que no me daban semejante revolcada así como esa, a la sazón yo había vuelto a tener otro delicioso orgasmo, y comencé a pedirle que me diera más duro, Generoso se fue arrodillando sobre la cama al tiempo que me no se como me fue levantando las piernas y colocandolas sobre sus hombros, el continuaba metiendomelo y sacando hasta que de momento me lo sacó por completo, yo me quedé como paralizada, su siguiente embate fue directo contra el hueco de mi culo, me agarró totalmente desprevenida, y me lo enterró sin miramiento alguno, yo lancé un grito de dolor, de tal manera que cuando abrí los ojos a un lado de la cama se encontraba Lina observandonos detenidamente, Generoso me lo seguía metiendo y sacando dentro de mi culo, el dolor al principio fue algo casi insoportable, hasta me rompió el muy desgraciado, pero como lo disfruté. Lina me continuaba observando y pasó su mano por mi frente como para calmar en algo mi dolor. Con razón ella no quería que él se lo metiera, creo que de haberlo hecho la hubiera obligado a abortar esa misma noche. Por mis mejillas corrían un par de lagrimas, por el dolor sentido y ella me las secó luego al tiempo que su marido me daba por el culo Lina acercó su rostro al mio, y me preguntó si me continuaba doliendo, pero el perro de Generoso, eso como que no le importaba en lo más mínimo, él continuaba dandome de lo que yo momentos antes le había pedido con tanta vehemencia, ella me dio un beso en mi rostro y acto seguido se quitó la sucia bata que tenía puesta, quedando completamente desnuda, yo no podía quitarle mis ojos de encima, a pesar de lo delgada que era se veía hermosa completamente desnuda y con su barriga al descubierto, al igual que sus esponjados senos. Se volvió acercar a mi rostro, y me dio otro beso pero en la boca, me pareció tan tierna he indefensa que deseé abrazarla, en pocas ocasiones me he acostado con otra mujer, por que realmente debo sentir algo para hacerlo, contrario a cuando me acuesto con un hombre, lo hago por como decía mi abuela materna sobre mis tías , que lo hacían por nada más ver la leche correr. Mi hueco y yo nos estábamos acostumbrando a la inmensa verga de Generoso, mientras el continuaba metiendome hasta sus pelos por el culo, y sacandolo casi del todo, como pudo Lina se trepó sobre la cama, y a medida que su marido me daba verga, ella se fue colocando frente a él, lentamente fue abriendo sus piernas y bajando su cuerpo hasta que su peludo coño se posó sobre mi boca, al principio no sabía que hacer por lo que me limité hacer lo que me gusta que a mi me hagan, a ella como que le agrado mucho ya que comenzó a restregar su coño contra mi cara una y otra vez. A todas estas tanto ella como yo habíamos alcanzado quien sabe cuantos orgasmos, al final sentí como Generoso sacaba su verga de mi culo y regaba su semen por entre mis nalgas y mi depilado coño. Al despertar a la siguiente mañana, sola me encontraba yo en la revolcada cama, tenía el hueco de mi culo ligeramente lastimado, cuando reuní la determinación de levantarme me encontré con una nota que decía salimos a trabajar regresamos al medio día. Yo no tenía ni idea de que hora era, me levante y me cubrí con la pequeña sabana, con la idea de lavarme en el cubo de agua que había usado la noche anterior, y que se encontraba fuera de la casa. Ya de día pude ver el paisaje que había a todo mi alrededor, al caminar cubierta por la sabana me di cuenta que no había un alma en todos esos lares, por lo que cuando llegué al cubo en lugar de llevarlo para la casa decidí darme un baño en ese mismo lugar, ya que como no había más nadie me provocó el hacerlo ahí mismo. Coloqué la sabana a un lado para luego usarla como toalla y secarme con ella, en eso siento algo frío y húmedo que me tocaba las nalgas, no me había dado cuenta de que el perro se encontraba tras de mi, meneando su cola y husmeando con su fría nariz dentro de mis piernas, yo pensaba espantarlo cuando me dio un profundo lengüetazo que me corrió como un choque de corriente por todo mi cuerpo, casi como por reflejo abrí las piernas y el chucho continuó lamiendo los rastro del semen que Generoso me había regado entre mi vulva y mis nalgas, en eso me acordé de que una amiga mía me comentó en cierta ocasión borracha como una perra, que su mejor amante lo era un gran perro sato que ella tenía en su casa. Posteriormente en una ocasión la visité y hasta esos momentos pensaba que así se refería ella a su marido, pero al ver el inmenso perro que ella tenía, decirme que hacía más de un año que estaba divorciada, y ver la forma en que el perro la olisqueaba entre las piernas no dude de lo que me había comentado la otra noche en la disco. El perro negro de Generoso continuó lamiendo entre mis piernas y el morbo se me despertó rápidamente, por lo que sin pensarlo mucho me senté en la tierra y me puse a jugar con el can, manoseé un poco su instrumento y me di cuenta que era bastante desarrollado en comparación con los de algunos hombres que he conocido, pero no tanto como para rechazarlo por eso, el continuó lamiendo mi coño y yo lo disfruté una enormidad, luego cometí el gran error me puse en cuatro, el animal casi de inmediato me ensartó con su verga dentro de mi vulva, y comenzó a darme placer, cuando más inspirada yo me encontraba sentía que eso como que estaba creciendo dentro de mi, lo que me produjo mayor placer por un buen rato el perro me continuó dando, hasta que sentí su semen correr por entre mis piernas, fue cuando comenzó mi calvario. Por lo excitada que yo estaba no me di cuenta o no le di importancia a sus patas delanteras con las que me aruño casi toda la espalda, pero eso era lo de menos, la cosa era que luego no me lo podía sacar, a cada intento que yo hacía me producía un gran dolor a mi y al pobre animal, decidí quedarme quieta hasta que su cosa regresase a su tamaño normal. Creo que debió pasar como media hora hasta que al fin me pude soltar, tomé el cubo de agua que estaba extremadamente fría y como pude me lave todo mi cuerpo, luego entré a la casa y me puse la bata que Lina me había prestado, y decidí encaminarme al lugar donde se encontraba mi auto. Al llegar a carro ya Generoso le había cambiado la llanta, yo saque de mi cartera una fuerte cantidad de dinero y se la di a él, al principio no quiso aceptarla, pero al decirle que con eso podía comprarle algo bonito al niño que les venía en camino cambió de parecer, yo le dejé mi vestido a Lina se que ella una vez que lo lave le dará buen uso. Ahora cada vez que tengo una oportunidad, me acerco por esos lares a compartir con tan bella gente.

Datos del Relato
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