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Tengo marido y suegro y ambos me nutren de esperma

Alfredo es un mulato dominicano de 49 años que trabaja como conserje en el edificio donde vivo. Roberto es su hijo, tiene 21 años y como buen latino súper sexual, carga un rabo delicioso con dos bolas enormes que desafían toda ley física -envueltas en una bolsa negra- que da gusto metérsela en la boca. Yo, Eduardo, 35 años, puto de pies a cabeza, siempre con ganas de macho y casado hace dos con Belén, mi bella esposa que desconoce (o eso creo) que su flamante marido es maricón.



Pasa que con Roberto mantenemos relaciones sexuales desde hace un año aproximadamente, en la intimidad soy su mujer y me pone como quiere, suelo subir a casa bien preñado y con el culo escocido. Me gusta muchísimo, además de ser un semental en la cama es bello. Siempre está dispuesto y su cuarto independiente del de sus padres es muy discreto aunque está junto al de los contadores de luz, cosa que me da un morbo tremendo pues en varias ocasiones entran a hacer la lectura o a revisar los medidores mientras me está haciendo hembra a cuatro patas o en posturas muy de amantes cachondos.



Los días en que Belén no está en casa pues suele viajar a menudo por trabajo, Roberto se sube a dormir conmigo y puedo hacer uso de la ropa interior de mi mujer, cosa que me enloquece y que a mi "marido" le excita a lo bestia.



Pues hace una semana, el lunes pasado, llegué como de costumbre a las cinco. Roberto me estaba esperando como suele esperarme, a pelo y con el asta tiesa en su cama, tocándose para servirme el plato fuerte de inmediato, (tengo llave de su cuarto), me desnudé y retozamos hasta que entre apasionados besos me planté todo el tarugo por el ojete y empecé a cabalgarlo insistente notando cómo sus cojones a cada embestida me acariciaban la raja del culo. Su verga mide 23 centímetros. Si bien mi "marido" tiene novia y se la monta cada vez que puede, también le hace a la mariconada pero únicamente como macho-macho.



Esa tarde estaba motivadísima y quise en mi celo de hembra luego de embarazarme de él, pedirle que me hiciera una lluvia dorada o ir un poco más lejos, quería que me meara dentro -la noche anterior vi un video donde el macho orinaba en el culo de su hembra- y así sentirme "marcada" por mi hombre, empezaba a sentir algo más que deseo sexual y estaba dispuesta a ser su perra.



Roberto tiene un aguante fascinante, tarda lo suyo y yo me siento halagada de recibirle por lo general una hora sin detenerse. Sus orgasmos me idiotizan y me hacen temblar. En esas estábamos, yo empitonada hasta el estómago y él sin apenas vistas de correrse cuando a mi espalda y mi culo relleno de verga sentí una mano que azotaba ricamente mis muslos. Mi "marido" las tenía apoyando su cabeza y todo temeroso me giré para ver a Alfredo, el padre de mi amante en estado de excitación total, desnudo y pelándose el rabo con una mano y ahora magreando mi carne con la otra. Intenté desamarrarme de Roberto pero éste me detuvo en seco de los hombros y bajándome hasta su boca me susurró que me tranquilizase para después morrearme y masajearme hasta la campanilla con su lengua prodigiosa.



Alfredo entonces se las arregló para ponerme su herramienta grotesca en la cara quedando encima de Roberto con sus piernas pegadas a los hombros de su hijo. -Venga putita -dijo todo salido- chúpamela bien...



Si tragar lo de Roberto me resulta complicado, eso era imposible. Mamé su capullo y su sabor me volvió loca. Procuré abrir todo lo que pude la boca y conseguí engullir la mitad de polla pero haciendo trabajar extra a mis mandíbulas. Aún no entendía nada, Roberto me seguía dando fuerte por el culo y estaba complacido de que su padre estuviera allí, en nuestro lecho dándome por la boca como si tal cosa.



Lo rico estaba por llegar.



En el febril amarre con Roberto y la mamada que estaba haciendo a su padre sonó mi móvil. Era Belén. -Cari, estoy de viaje y no regreso hasta el miércoles, tranqui, vale? de vuelta te cuento, un beso...



Me detuve en el trabuco y paré la felación. -Vamos arriba -dije- con una felicidad de hembra deseada.



Sin que nadie estuviera en el portal y dejando todo tal cual en el cuarto, los tres nos abalanzamos al ascensor. Con las llaves en exclusiva dimos al quinto y mientras subíamos les agarré por la manguera a ambos. Roberto me besó y Alfredo me hundió un dedo por el coño para decir luego que aquello estaba como un horno.



-Quiero una explicación y me la vais a dar ya mismo -dije-



Alfredo asomó la cabeza. No había nadie. Salimos y abrí rápidamente. Belén se había dejado las bragas en el sofá pues la noche anterior follamos en el salón. Roberto las cogió y las olió. -Uf!, esto huele a perra -dijo- Póntelas. Luego fue hasta la habitación y trajo consigo ropa de mi mujer. Yo estaba de rodillas tragando verga madura y recibiendo saliva para lubricar mi boca. Tras vestirme de mujer mi "marido" y mi "suegro" sentados en el sofá me ofrecieron sus rabos erectos. No lo soñé. Empezaron a morrearse con ansias mientras yo de rodillas mamaba como Belén me suele mamar antes de tirármela. Mi suegro se puso encima de mi marido y éste traspasó su culo hasta dejar fuera sus huevos colgando. El morbo era tremendo, en mis narices tenía una follada y cachonda como estaba lamí ese coito demasiado original. Chupé sus huevos, lamí el culo de Alfredo, recorría con mi lengua el anillo dilatado de mi suegro y hasta lamí el ano de mi marido. Aquello era una orgía depravada de campeonato.



Mi marido se desamarró de su padre y vino a por su esposa. Me culeó a cuatro patas asido al sujetador que llevaba puesto. Alfredo fue por detrás de Roberto y le taladró el ojal. Un "trenecito" de putos. Qué rico es coger así...



Mi bello semental se echó de espaldas en la alfombra y me ordenó cabalgarlo. Mi suegro se posicionó entonces tras mío y acuclillado agarrándome por la cintura taladró mi coñito intentando entrar en un agujero ya ocupado. Me dieron ambos a la vez. Grité como una loba, chillé y me retorcí de dolor y placer. Ambos machos trabajaban al mismo tiempo el orificio de su hembra y entre bufidos y tensiones viriles, eyacularon al unísono dentro de mí.



Estaba exhausta, adolorida pero feliz y encantada de haber sido el juguete sexual de dos hombres, de haber sido follada como una verdadera perra y de haberme quedado embarazada de ambos, uff!, embarazada de mi marido y de mi suegro!!! qué sensación más deliciosa...



Alfredo y Roberto me dieron una clara explicación de lo sucedido mientras descansaba en mitad de los dos y reteniendo el mar abundante de esperma en mis entrañas con las piernas en alto. -Necesito otra explicación más -dije- Si tú, marido mío y tú, suegro rico habéis llenado a vuestra hembra de semen, de cuál de los dos estoy embarazada?... Ambos rieron y nos besamos los tres, con lengua, con saliva, con pasión y amor pleno.



Entonces recordé lo que quería de Roberto y se lo dije, se los pedí a los dos. -Eres una sucia -dijo mi marido.- según nos levantábamos los tres de la cama y yo con reparo de que se me vaya a escapar su leche del culo. En el baño me coloqué de espaldas a ellos y esperé ansiosa los chorros de sus vergas.



Creo que para pertenecer a alguien debes recibir algo de su cuerpo que no sea su semen. Beberse la leche de un hombre es rico, pero no. Beber su saliva es delicioso, pero no. Lamer el sudor de la piel de un macho de verdad es intenso pero tampoco. En cuanto empezaron a mear por mi cara, boca, pecho y después en todo el boquete de mi feminidad sentí la gloria. Acababa de ser suya en propiedad.



Tras ducharnos los tres y de excitarlos una vez más, mojados como estábamos hicimos el amor nuevamente. Me hicieron gozar como una mujer de verdad, lloriqueé mientras me decían que era bella, que era su esposa, que era su nuera, que me iban a dejar embarazada mil veces, que no me iba a faltar mi ración diaria de verga, en fin, que fui y sigo siendo la reina de ellos y ellos, mis reyes, mis amantes, mis maridos, mi esposo y mi suegro.



Belén sigue con sus viajes, hace poco descubrí un mensaje en su móvil de una tal Carla. Yo creo que igual que a mi le va el bollo, la mariconada vamos y que sus viajes son encuentros con tijeras y todo con su novia. Cuando está en casa cogemos bien, le gusta que le dé por el culo, le gusta tragarse mi leche y todos felices. Yo como travesti me siento segura y encantada, me gusta tener dueños y ofrecerme deshinibidamente como una perrita sumisa. De Roberto y Alfredo estoy perdidamente enamorada y ellos me complacen a diario. Los amo...



Mi marido y mi suegro me han propuesto una orgía con más hombres. Estoy pensándomelo aunque la verdad creo que les voy a dar el sí. Adoro estar con hombres...


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