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Algunas veces uno se pone a analizar ciertas cosas que suceden en la vida, pensamos, pensamos, pensamos… el tiempo se pierde mientras nosotros tratamos de analizar el ¿por qué? De algunas cosas que han marcado nuestras vidas de alguna u otra forma. Pero a pesar de todo ese esfuerzo, siempre terminamos en la misma respuesta: "No se porque pasó"…
Ahh, ahh… los gemidos de Camila inundaban el salón de la casa mientras José penetraba fuertemente y gritaba que era el hombre más feliz del mundo. La mesa era el lugar donde se desarrollaba el acto y la situación cada vez comenzaba a calentar y a tomar más fuerza.
-Quítate la camisa – fue lo único que se entendió de la boca de Camila, José ni corto ni perezoso obedeció, pero el precio a pagar fue que disminuyera un poco la velocidad de las embestidas, que no tardó poco en pagar cuando perdió el protagonismo de la cogida, dando paso a que Camila con esa cara de furiosa sexual, se repusiera de la posición de perrito, agarrara y tumbara a José en la mesa para luego montarse de espaldas y clavarla toda hasta el fondo, sin dejar lugar a lamentos, machismo, o cualquier factor que alterara el acto que estaba por comenzar, encabezado por la furia de Camila, más bien por el caliente coño de Camila.
La lubricación terminó de quitar cualquier sentimiento de culpa en el acto, ya que al cabo de unos pocos segundos, esa boquita ya estaba engullendo todo lo que tenía al frente, subía, bajaba, subía, bajaba. Todo iba y venía, el mundo se convirtió en ese momento en algo tan básico, tan fácil pero increíblemente excitante y sexual. El tatuaje en el seno derecho era egoísta y no se dejaba ver, pero la penetración hacia olvidar por los momentos el dulce delirio que era chupar esos pequeños pero duros senos con el morbo extra de estar besando un corazón que decía "Te quiero" ¿Quién sabe cuantos habían besado ese tatuaje y los tontos pensaban que serían los últimos". Camila era un chica muy hermosa, de una estatura que rondaba los 1.60, de piel muy clara, cabello negro, una nariz que parecía sacada especialmente y sin errores, unos senos pequeños pero increíblemente sexuales y todo terminaba en un trasero que era la delicia de unos, la envidia de otras.
La fornicación continuaba y ahora era el suelo el que tenía que sufrir la fuerza con la que Camila bajaba, el sudor, el olor, el ambiente de sexo daban un toque especial a aquella fría sala que siempre había aburrido a los habitantes de la misma, siempre rutinaria, la mesa siempre en el mismo lugar, el sofá como tratando de cobrar vida e irse de aquel lugar. Pero en este momento, todo estaba cobrando la vida que hace algunos años perdió la casa de José, el amor de su esposa nunca fue para él y la salita cada vez recibía más lágrimas del solitario hombre…
El tatuaje dejaba el egoísmo y se dejaba ver, la razón era que Camila estaba volteada, solo apoyaba sus manos en la casi barriga de José, y con movimientos de cintura, metía y sacaba la herramienta que se encargaba de hacerle sus días de aburrimiento felices… -me llenaste el coño de leche – la siguiente frase que se entendió luego de la follada – es que no pude aguantar – la respuesta a esa segunda frase…
500 km más adentro en un lugar que no viene al cabo, la fiesta comenzaba a dar lugar, las mujeres iban y venían, contoneándose y demostrando sus atributos sexy, Laura tenía ganas de tirar, hacía tres meses que nadie la hacía ver estrellas con una comidita de coño, y ella quería volver a mojar su tanga otra vez, quería sentir la carne de nuevo y la artificialidad de su dildo. Esa era la noche y no la dejaría ir tan fácilmente.
Ve al hombre que le gusta, su nombre era Carlos, desde hacía tiempo estaba tratando de llamar su atención pero el hombre parecía o estúpido o engreído. Ya se habían agotado los posibles ligues formales, y la técnica que utilizó Laura era su arma más letal, había escuchado que a Carlos le fascinaba la ropa interior femenina "En ellas, claro está"…
Laura arrimó un poco su apretado jean hacia abajo, sacó los tirantes laterales de color negro y el pequeño triángulo que formaba en la parte de atrás, salió mostrando su capacidad seductora, Laura fue cuidadosa en los detalles y de cada tanto en tanto, pasaba por el frente del joven, el coño de Laura estaba húmedo, quería sexo, quería ser devorado, el sudor se apoderaba el cuerpo femenino, los pezones estaban duros como piedras, el rosado intentaba cubrir la excitación de aquellas dos aceitunas duras apoyadas sobre esas grandes montañas. Laura era un rubia alta, de senos muy grandes y piernas un tanto contorneadas, su culo no era la gran maravilla, pero tenía un atractivo que siempre lo hacía objeto de las miradas indiscretas.
Cuando ya pasó un tiempo, el tímido o estúpido Carlos no pudo evitar la tentación, el sofá, cómplice en la discoteca, hacía lugar para que se desataran las pasiones más prohibidas. Pero todo a su tiempo, todo a su tiempo…
La conversación comenzó con trivialidades, pero cada vez el ambiente sexual comenzaba a tomar forma, el calor envolvía la zona, aunque estaban solos en esa parte, algún tipo de tensión llegaba, quizá la vibración de la música daba lugar al vacío en el estómago, pero no, eso no era hambre, al menos no hambre de comer comida, había era un hambre de comer, de comer coño, de disfrutar una buena chupada, de dar, de recibir, el tira y encoge comenzó, dio paso al coqueteo, pero de alguna manera comenzó a parar, ya que el último paso Carlos no se atrevía a darlo – un virgen o poco experimentado, me excitan más – la caliente mente de Laura estaba maquinando, sin dejar pasar más tiempo, ya una mano se colaba dentro de la entrepierna de aquel hombre: alto, moreno, cara un tanto misteriosa, quizá era eso lo que volvía loca a Laura, quizá no. El tema era que ya la cosa estaba en camino de irse a más que un simple beso, con el detalle de que el beso apenas es que se iba a producir, tuvieron que pasar algunos minutos para que Carlos comenzara a responder a las caricias, un torbellino de lenguas jugaban dentro de una u otra, ninguna se sentía visitante, a veces eran una sola, a veces se separaban para poder disfrutar individualmente, el egoísmo tomaba su protagonismo, pero la sexualidad tapaba cualquier evidencia. Las lenguas se tuvieron que separara, debido a que cada una comenzaría a realizar algunas actividades.
El sofá cada vez era más cómplice de los gemidos de Laura, el jean estaba a mitad de camino, más bien amarrado en las bellas piernas de la rubia, el tanga acompañaba la lengua de Carlos adentrarse en ese sitio que solo la fina tela de la prenda conocía por los momentos, el clítoris esperaba ansioso ser atendido mientras que los dedos de el hace poco "tímido" penetraba ese orificio del placer… el clítoris tuvo su premio al comenzar a ser atendido y levemente mordisqueado, los gemidos de Laura ya eran más que notorios, la música era el otro cómplice de lo que allí sucedía, pero esta estaba más involucrada ya que tapaba la evidencia con ritmos y cánticos que distraían a los tontos bailarines, ignorantes de lo que sucedía en la pequeña sala de estar para dos personas, la ubicación no pudo ser mejor, estaba escondida de la vista… Laura no era ninguna tonta. La mentada humedad se hizo presente, pero de una manera más notable, el lugar fue la boca de Carlos, la sustancia fue el líquido que emanaba esa ardiente conchita que quería comer, la lengua se encargaba de traer a la boca del huésped, el vital líquido, los dedos eran los que traían cualquier restante, el sexo oral estaba dando y afianzándose más bajo el nombre de "Una de las cosas mas ricas del mundo sexual".
Luego de unos minutos, el descanso y placer se notaban en la cara de Carlos, estaba apoyada en el sofá y la dejaba caer hacia atrás, pero desde atrás no se veía lo que sucedía, la visión mejoró al enfocar la pelvis del susodicho, ya que ahí se estaba desarrollando una particular actividad, una boquita subía y bajaba mientras que una mano comenzaba a juguetear con los testículos del afortunado joven. Las manos de Laura dejaban libre el glande de Carlos, su traviesa lengua daba movimientos en zigzag, de arriba abajo, tanta atención en esa pequeña pero hinchada parte del pene de Carlos, lo hizo perder el control, la poca vergüenza que le quedaba se fue a la basura. Viendo que ya estaba siendo un poco notoria la situación y que había unos cuantos espectadores viendo desde una distancia prudente, Carlos tomó por la cintura a Laura, y con medio pene afuera recorrió tres metros para llegar al baño de damas.
-Esa tanga me tiene loco, te voy a follar como nunca -, no había terminado de decir cuando ya Laura estaba apoyada en uno de los lava manos, con las piernas bien abiertas, la tanga apartada hacia un ladito y un duro pene entrando y saliendo de esa estrecha vagina. Las largas piernas de Laura le permitieron apoyarse sobre una de las paredes del baño, en medio de ellas quedaba Carlos gozando del placer que daba ese simple, pero magnífico orificio que a todos los hombres y algunas mujeres derrite. Laura gemía como una auténtica posesa y sus senos iban al duro compás de la cogida, las manos de Carlos tuvieron que dar auxilio a aquellas dos montañas con pezones rosaditos hinchados, esas suaves manos apretaban y masajeaban esos ricos senos y luego la boca, con esa lengua divorciada de la de Laura, comenzó a estimular toda la extensión de esa maravilla de la genética, pero el que Carlos estuviera prestando atención a esos senos, no evitaba que las embestidas fueran cada vez más fuertes, el orgasmo acompañado de gritos se hizo presente en la sensual mujer. La posición vario y luego de unos segundos, el duro culo de Laura estaba apuntando al pene de Carlos, primero se intentó introducir en el caminito viejo, pero dada la prisa y el deseo, Carlos prefirió seguir con lo tradicional. Comenzó un ritmo salvaje, la pelvis parecía ser de acero, es la única parte de la piel que le gusta pegarse con fuerza con otra semejante.
Los movimientos de cintura de Laura hacían más intensa la situación, sus caderas eran un manjar de deseos, el restriego impregnaba la piel de Carlos de su olor, Laura quería marcar a su macho, no quería que otras zorritas en celo lo tomasen, ella ya había conseguido estar con él y no iba a dejar perderlo fácilmente – follame duro, métela bien rico – las palabras se interrumpieron cuando por la pierna de Laura corría el semen caliente, su coño estaba inundado y Carlos daba unas últimas embestidas para hacer que la linda mujer, tuviera el placer de sentir otro orgasmo…
El olor a sexo, se apoderó del baño, la ropa casi no se movió, simplemente la pelvis y la lengua hicieron su trabajo. Las lenguas de los dos seres se reconciliaron y sellaron el encuentro con un caliente beso que transformó esas dos partes independientes en una…
… en unos edificios de alta sociedad, el piso número 28, es terreno para el deseo sexual contenido por dos mujeres… Susana comienza a besar a Ninoska, las dos van como uniformadas, deben ser trabajadoras de algún banco, su lesbianismo lo irradia la fuerza y deseo de sus besos, las lindas y pequeñas lenguas comienzan a jugar una en la boca de la otra y viceversa, las chaquetas ya están tiradas y acaban de pasar por un cuelo gratis por toda la sala de la casa, sólo quedan en camisa, se nota que habían estado con sus jueguitos en su lugar de trabajo, o es que acostumbran a vestir sin sujetador, el caso es que ya se notaban unos pezones erectos, desafiantes, pegaban unos de otros, y las cabelleras de esas mujeres ya estaban sueltas.
La vista se opaca y luego se vuelven a ver ese par de siluetas entrando a un cuarto, las ventanas abiertas facilitan la visión…
Las camisas ya estorban para esa altura, los sujetadores poco pudieron aguantar la fuerza producida por el deseo y la lujuria de dos mujeres excitadas, 4 pezones era una energía muy fuerte, cuando se rozaban unos con otros, los gemidos eran intensos, la boca de Susana había bajado y comenzado a comerse el rico cuello de Ninoska, tenía que bajar un poquito, ya que ella rondaba el 1.85 y Ninoska apenas y alcanzaba el 1.64. la pareja era de lo más sensual, porque Susana, la más alta, era la más delicada, una total pareja dispareja…
Los labios de Susana comenzaron a saborear los negros pezones de Ninoska, los agarró suavemente, pellizcaba y jugueteaba, la lengua se encargaba del pezón abandonado por las manos, la saliva era abundante, el sudor embriagante…
Ninoska no tuvo ni fue con rodeos, bajó directamente al coñito pequeño de Susana y con un rápido movimiento de manos, bajó el tanga de su amiga, su lengua tampoco quiso andar vacilando y fue directamente al clítoris, el famoso abcdario comenzó a hacerse presente en el caliente coñito de Susana, ella estaba parada en con las piernas levemente abiertas, la lengua de su amiga profanaba su intimidad, pero el placer que eso causaba producía inmunidad en cualquier crimen… los gritos y gemidos daban aviso del primer orgasmo, uno que seguro iba a ser el primero de muchos, de mucho placer, de sexo lésbico… la iglesia católica no puede detener el amor o el deseo entre dos mujeres en celo.
Ninoska se tira en una cama y un consolador hace presencia, las habilidosas manos de Susana comienzan a meter y sacar ese pedacito de artificialidad dentro de la cukita caliente de su pareja, el olor a coño con ganas de comer drogaría al más fuerte, la habitación se impregna…
Gritos, puteadas, rezos, bendiciones avisan que ha llegado el orgasmo de Ninoska, ahora el placer es de las dos, ya que como el amiguito es largo, se puede compartir, luego de un pequeño tiempito, luego de un magnifico 69 en el cual los coñitos quedaron empapados, comenzó la fiesta doble, Ninoska se movía de derecha a izquierda y Susana al revés, cada vez que los dos coños ardientes chocaban, una descarga eléctrica corrías por las columnas vertebrales de aquellos ángeles del deseo prohibido. El lubricante que habñian comprado camino a casa no sirvió de nada, ya que ese par de almejitas hirviendo eran capaz de lubricar cualquier cosa sin necesidad de una ayudita extra. Cada una agarró los senos de la otra, el mar de brazos, pezones, dedos, olores, sustancias hacían del lujoso cuarto en un lugar que excitaría al más duro. El ritmo aumentó, el consolador parecía que iba a estallar en llamas, el orgasmo se aproximaba, Ninoska fue la primera en comenzar a gritar, putear, rezar, bendecir, aumentar, disminuir ritmo, aflojar, agarrar… los gritos y luego el silencio, pero no, ese silencio no duró mucho, ya que Susana tenía algo preparado, luego de dar un tímido gemido, el sonido aumentó y cuando Ninoska acercó su boca para chupar ese caliente coño, un chorro de liquido salió de esa cuevita para parar en lo más profundo de la garganta de la sorprendida mujer, esa impresión y la excitación hizo que no apartara la boca mientras salía más y más flujo. Luego de unos minutos de descanso, se proponían a comenzar de nuevo, cuando algo cayó del armario, era el hermano menor de Ninoska. El deseo, excitación y ganas de cometer incesto, hizo que las dos chicas se acercaran lentamente al chico de 15 años, y luego de unos pocos segundos, una cabalgaba la verga del joven mientras que la hermana ponía a su sangre, su hermano a chupar del líquido prohibido, manchado por el incesto, pero increíblemente sexual, rico y con ganas de repetirlo si se presentaba la oportunidad.
De seguro ese chico no tendría que masturbarse nunca más, al menos viviendo bajo el mismo techo que su hermana, ¿Quién sabe?...
De seguro se preguntarán el por qué se todo lo que les relato, simplemente le respuesta es que soy detective privado, me contratan para buscar parejas infieles, los busco, reúno pistas y luego las dejo en la pareja para ver que hace, ese será su problema…
Tengo que admitir que en este caso el sorprendido fui yo…
José es esposo de Laura, Carlos es marido de Camila, Yo soy hermano mayor de Ninoska, el espectáculo lo presencié llegando de mi trabajo, pero unas buenas pajas no caen mal, así sea mi hermana, me excitó, que puedo decir…
Volviendo al tema de los esposos, cada uno pensó que era infiel, seguro en su mente se decían a si mismos que eran grandes o que se sentían sucios, pero si observamos desde un punto crítico, nadie salió perdiendo, todos salieron o con leche en su coño con el pene desgastado de las sendas folladas "Lo que es igual no es trampa" dicen algunos sabios, si es verdad o no, pues dejenlo a su imaginación… yo quiero es mi paga y ya, no me interesa, bueno, en verdad si me interesaria ver por un huequito que irá a pasar con esas 2 parejas… pero bueno, ahora tengo trabajo, estoy viendo a mis futuros clientes justo al frente de la ventana de mi cuarto:
Se ve que son una pareja joven, no pasan de los 35 años, desde que comenzaron a supuestamente tener relaciones, no hubo besos con pasión, ni comidas de coño o pene, solo meter y sacar en la clásica posición misionera, la única variante fue que ella se colocó arriba, pero igual un misionero, no hay ganas, me corto una bola a que me acerco y ni escucharía gemidos ¡Porque no existen!...
En la cara de la mujer veo que ya se ve con otro, se nota en como ve y cierra los ojos, parece que quisiera sentirse penetrada por esa otra persona, ansiar ese olor, ansiar cuando entra la punta para dar paso al resto, sentir placer, gozar…
En él veo que la mujer con que se ve a escondidas toma el control, lo folla como se debe, es sexy, sabe hacer de todo, hay lengua, hay piel, hay contacto, HAY DESEO…
Simplemente uno o los dos al mismo tiempo vendrán a mi, mi fama de uno de los mejores no la hice sentado viendo tv, por algo se lo que se… y tengo intuición, me atrevería a decir que esa pobre pareja, se sienta a hablar y hacen un trío, variando si sea hombre o mujer cada cierto tiempo, y se mantienen juntos, renace el deseo, pero eso lo verán son ellos…
Quizá algún día me anime a contar algunas otras historías, pero eso se dará lugar en otro tiempo y si me llegan nuevos clientes, el incentivo no es la paga, no lo es, más bien es la sensación de hacer algo correcto, pero como todo, aquí el sorprendido soy yo, lo repito…
Me despido mientras sigo observando a la pareja rutinaria y sigo escribiendo la historia de los encuentros sexuales de las parejas antes mencionadas, "Que ganas de escribir tengo".
Hasta Siempre. Carluch0
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