Se va el automóvil del esposo y del padre que se dirige hacia el aeropuerto en viaje de trabajo por once meses, el madrastra manda a la servidumbre de vacaciones con la excusa normal que irán a la cabaña ella y el hijastro para conocerse un poco más al limar las asperezas que le han costado sangre y lagrimas a los dos los últimos meses en que comenzaron con el pie izquierdo, al irse la van con toda la servidumbre llama por blackberry al hijastro ya voy saliendo de la mansión espérame en el lugar acordado que estaré dentro de unos minutos para irnos sin problema alguno a la cabaña tu y yo sin que nadie nos ose interrumpir, molestar, distraernos y especialmente descubrirnos in fraganti te mando muchos besos y te deseo cariño llamándolo así al hijastro.

Efectivamente, lo cumplido es un hecho que no se le puede negar ni discutirle a la madrastra que para el automóvil para que se sube el hijastro al besarlo profunda como extrañándolo mucho al marcharse con dirección a la cabaña, abren la cabaña al dejar los equipajes abrazándose en que la toca al dejarle las manos puestas deliciosamente debajo de las nalgas en que anda luciendo una minifalda de cuero muy ajustada como ceñida inclusive entalallada como apretada por todas partes de la cintura de su madrastra; en que se golosea igualmente devora como un autentico condenado a muerte al probar las exquisiteces sexuales de los senos que los tiene como los tiene exquisitos y divinos hasta suculentos parecidos a unas formidables danesas por la boca del hijastro que tiene la cara metida en toda la blusa de la madrastra que ríe y jadea asimismo gime por todo lo alto con muchísima fuerza, ganas, ánimos, deleite, deseos, delicia asimismo excitada y que tiene una erección notable e ilustrada en las mismas tetas por la incitación y calentura que emana dentro de ella por el clímax e inundadísima a tutiplé por doquier a más no poder de múltiples orgasmos que van cocinándosele desde que andaban en el volante del automóvil que no paraba de manosearla como acariciarla la entrepierna derecha el hijastro que es un soberano travieso, juguetón, sinvergüenza, apasionado y lujurioso como morboso hasta vigoroso más que el padre y esposo en tópicos del amor y sexo que se entrega totalmente en cuerpo y alma al venirse varias veces en grandiosas cantidades industrializadas de paja y polvo al dejar bien satisfecha a una mujer como es el caso propiamente de la madrastra. Continuara.