07/31/01
Nos conocimos en una confitería, el se acerco y me invito a salir, era muy serio, muy formal, de mucha conversación, tendría unos 50 años, bastante alto, de cabello negro, con algunas canas, espeso, una nariz griega, ojos negros y labios sensuales, ¡cómo me excito ese hombre! Lo poco que sabía es que era divorciado, y que casi no convivía con nadie, sobre todo con las mujeres, era bastante retraído.
El y yo salimos y hablo, hablo…y yo lo escuchaba embelezada.
Yo soy delgada, mas bien alta, cabello castaño a los hombros y ojos color miel, aunque me considero una mujer bastante fogosa, a mis 43 años suelo aparentar total seriedad y formalidad para sobrevivir en este mundo.
Una de esas noches, ya era bastante tarde, estaba sentada junto a él, casi no cruzábamos palabra, sólo guardábamos silencio como a el le gustaba. Cada tanto reflexionaba sobre temas filosóficos con la mirada perdida, casi ausente, pero llena de vida interior.
De pronto sentí su mano libre sobre mi muslo, me sobresalté pero no dije nada... ni el. Yo llevaba una minifalda negra, sin medias, y una blusa blanca de seda, de botones al frente.
El seguía con la mirada ausente, haciendo comentarios sobre diferentes culturas y la incidencia que tenían en el hombre. Yo trataba de seguir el hilo de la conversación mientras sentía su mano subir por mi muslo hasta mi entrepierna, aguanté la respiración cuando noté cómo sus dedos abrían mis labios e introducía un dedo suavemente entre mis vellos.
Era increíble, lo había deseado tanto tiempo y ahora estaba ocurriendo, pero el no me miraba, seguía hablando, era como si fuera otra persona la que me acariciaba y no el.
Rozó mi clítoris arrancándome un suspiro, al notar mi reacción, aceleró el movimiento de su dedo provocándome un placer intenso, mi respiración era agitada, mi pecho subía y bajaba al ritmo de sus caricias, pronto introdujo un dedo en mi vagina provocándome más placer, y empezó un mete-saca formidable, yo estaba totalmente húmeda, excitada y a punto de un orgasmo, era una situación totalmente morbosa, el había vuelto su Mirada hacia mis ojos excitados, acariciando con una mano mi rostro y con la otra provocándome un placer enorme.
Casi no podía respirar, tenía mis ojos cerrados y gemía con desesperación. Sólo podía mover mi espalda hacia adelante y hacia atrás sintiendo su mano invadir mi intimidad.
Pronto alcancé un orgasmo intenso, mis gemidos inundaban la habitación, estaba totalmente empapada de mis jugos. Lentamente sacó sus dedos, dejándome desconcertada, exhausta y al mismo tiempo maravillada y satisfecha.
De pronto escuché su voz, algo ronca debido a la excitación:
-"Es demasiado tarde, te llevo a tu casa (me había olvidado que estaba en una confitería, aunque un poco oscura)
Me levante como hipnotizada sin decir palabra mientras el pagaba y guardaba su tarjeta de crédito.
Sin decir mas palabras salimos, nos metimos al auto y puso en marcha el motor. En la oscuridad miraba su perfil iluminado ocasionalmente por las luces de algún otro auto que pasaba frente a nosotros, estaba intrigada, el no reflejaba ninguna emoción, me sentía confundida y mas al descubrir que sabia exactamente donde vivo, se estaciono frente a mi casa, mire extrañada alrededor al comprobar que habíamos llegado sin decirle yo que rumbo tomar.
Le dije "gracias" y baje del auto, el bajo también y Dijo: "invítame un sándwich, tengo un poco de hambre"
Introduje la llave en la cerradura, abrí y entre con el siguiéndome los pasos, ni siquiera me dio tiempo de encender la luz, cerro la puerta tras de nosotros y prácticamente se me abalanzo, me rodeo con sus fuertes brazos y me empezó a besar, estaba excitada terriblemente por lo que había pasado no hacia ni media hora.
Sus manos recorrían toda mi espalda y mi trasero con desesperación, me besaba la boca, el cuello, las orejas...
Era un arrebato pasional intenso, yo no podía decir ni hacer nada, solo reaccionar con entrega a sus caricias, pronto sus manos desabrochaban mi blusa y acariciaban mis pechos "aahh como me gustas" me dijo "me encantas, tienes un cuerpo delicioso" mientras chupaba mis pezones sus manos subían mi falda y me acariciaba el trasero, me apretaba contra él y podía sentir su enorme erección.
Cuando me di cuenta ya estaba recostada en el sofá, totalmente desnuda con el sobre mi acariciándome y besándome todo el cuerpo, ¡Amor! que delicia, era un experto que sabía exactamente que hacer para excitarme.
Nunca supe en que momento se desnudo, recuerdo vagamente haber visto nuestras ropas regadas por toda la sala en la penumbra de la habitación.
Me dio un beso apasionado en la boca, con su lengua dentro jugueteando, excitándome aún más, bajo a mi cuello, a mis senos, beso palmo a palmo mi vientre y siguió su camino hacia abajo.
Mis manos acariciaban su cabello con frenesí, era una verdadera delicia el momento que estaba viviendo.
Sentí su labios sobre mi clítoris, suavemente, besando con gentileza, abriendo camino poco a poco hasta lo mas profundo de mi intimidad, pronto su lengua empezó a darme placer, acariciando, chupando, mordisqueando, que placer. Alcance un orgasmo intenso, maravilloso, el lo noto apuro los movimientos de su boca.
"Quiero tenerte toda - me dijo - ¿Tomas alguna precaución?"
"No, - le respondí con algo de timidez - no tengo pareja desde hace mucho así que no lo consideraba necesario".
Me dio un beso tierno en la boca.
Se acerco de nuevo a mí, volvió a abrazarme, a acariciarme y besarme, sus manos recorrían todo mi cuerpo y yo estaba de nuevo embriagada por el placer.
Pronto sentí su miembro rozar mi sexo, me estremecí y enterré mis uñas en su espalda, el se fue abriendo camino poco a poco hasta lo mas profundo de mi intimidad, suave y gentilmente, como para darme tiempo a acostumbrarme a su enorme pene.
De mi garganta salían gemidos apagados. De pronto, de una sola embestida llego al fondo con fuerza, ambos dejamos escapar una exclamación y nos quedamos mirando fijamente a los ojos
"Eres muy dulce - me dijo - espero no lastimarte"
"Mátame si quieres" le respondí en un susurro.
Eso debió excitarlo porque empezó sus acometidas con fiereza, llenándome totalmente en cada embestida, mientras me besaba con frenesí la cara, el cuello, los senos, los hombros...
Yo gemía como loca, pasaba mis manos por su espalda clavando mis uñas en su piel en cada envite.
Ambos gritábamos, estábamos empapados en sudor, pronto alcanzamos un orgasmo tremendo.
Dejo caer todo el peso de su cuerpo sobre mí mientras descendíamos de la vorágine de placer que nos había arrebatado.
Nuestra respiración agitada poco a poco se fue normalizando mientras mi vagina aun sentía espasmos rodeando su pene.
Poco a poco salió de mi cuerpo, pero sin soltarme de su abrazo. Lo miré a los ojos como preguntándole que seguiría ahora.
Debió entender mi mirada porque me dio un tierno beso en los labios y me dijo
"Eres mucho más bella de lo que te había soñado, descansa, ya hablaremos después".
Me dormí casi inmediatamente entre sus brazos.
Al otro día un rayo de sol que se coló entre las cortinas me dio de lleno en la cara, desperté desconcertada, estaba en mi cama, sola, cubierta con mis sabanas, y mi ropa perfectamente acomodada sobre una silla.
"¿Fue un sueño?" pensé... Yo me había dormido con el en sofá de la sala, jamás fuimos a mi habitación.
La duda y el desconcierto se adueñaron de mí.
Mi cuerpo sentía en mí las marcas de su posesión. Me levanté a tomar una ducha, aun sentía mi clítoris dolorido por los sucesos de la noche anterior; hacia mas de 6 meses que no tenía relaciones con nadie.
Me vestí, bebí un café y salí rumbo a mi trabajo. Así que fue un juego, pensé decepcionada, me usaste y ya esta.
Seguí el día como si nada hubiera pasado, pero me sentía vacía, rota por dentro. Estaba por guardar mis cosas para retirarme. Cuando de pronto abrió la puerta, sonrió a todos y me dijo a mi
"Ya que terminaste... ¿me invitas un sándwich? tengo hambre".
"No, - le respondí firmemente con la mirada erguida - Se me acabó el pan, no hay mas cenas para ti".
Se me quedo viendo con una mirada seria, profunda, me dio algo de miedo; de pronto avanzo a grandes zancadas hacia mi.
"Jamás - me dijo con voz grave mientras me levantaba la barbilla con su mano - pero jamás, me vas a negar mi cena a partir de hoy, y a nadie mas le podrás dar de cenar ¿entendido? tu eres solo mía." Y me planto un beso profundo en la boca.
Escuche sus palabras mientras entre lágrimas le correspondí a su beso. Aun conservamos nuestra relación, mi aparente hombre de hielo es un volcán en la intimidad, tuvimos 10 anos casados viviendo juntos, con enorme amor, con todo mi cuerpo, mi alma, mi propia vida, hasta con dolor, el me enseño todo lo que yo ignoraba sobre el sexo, me dio placer y me ha enseño a darle placer a el como jamás pensé que era posible. Sigue siendo hombre de pocas palabras, pero no hace falta que hable...hace tiempo que estamos separados pero lo amo y lo amare, y en las noches cuando alguna lagrima recorre mis mejillas, pienso porque se, que el también me suena aun en otros brazos, el me hizo sentir lo que nadie podría y jamás lo olvidare….aunque me tengan otros brazos…